ANÁLISIS POLÍTICO Y SOCIAL, MANEJO DE CRISIS, MARKETING, COMUNICACIÓN Y ALTA DIRECCIÓN

Este es un espacio para conceptualizar, analizar, efectuar crítica y proponer estudios sobre política aplicada, marketing, comunicación, educación, métodos aplicados, alta dirección y proyectos sustentables. Contacto:baltasarhernandezgomez1@hotmail.com, baltasarhg@gmail.com

lunes, 27 de junio de 2011

CONSEJO DE UN SAMURÁI MODERNO: vivir sin complicaciones


CONSEJO DE UN SAMURÁI MODERNO
(Existen cuatro cosas que jamás se recuperan: la piedra arrojada; la palabra dicha; la oportunidad perdida y el tiempo pasado).

Por Baltasar Hernández Gómez


Aunque muy pocas personas lo admitan abiertamente, los ciudadanos modernos están sujetos a una intrincada red de relaciones sociales, culturales, laborales, profesionales y afectivas que regulan su existencia de vida. De esto se desprende que si se requiere estar mejor posicionado en el mundo de la vida [como ha estipulado Jürgen Habermas] es preciso cambiar referentes cognitivos y actitudinales, a fin de enfrentar con decisión y prestancia las situaciones que se presenten en la cotidianeidad.

A continuación expongo un “consejo” que puse en la boca de un samurái moderno, uno de tantos que están compilados en el libro de mi autoría Samurái moderno: vivir sin hacerse haraquiri, editorial Corona Borealis, España, 2009:

Todo mundo desea en lo interno que las bondades de la vida terrenal fueran ecos repetibles, para atesorar instantes de victoria que repliquen siempre éxitos. Las personas ansían que los actos, las palabras y sobre todo triunfos regresen controladamente, sin embargo, esto casi nunca ocurre. Por esto mismo es muy recomendable que cuide la roca que arroje contra otros, ya que el daño no será reparado a posteriori por más palabras de aliento que se digan o masajes que se hagan a los cuerpos adoloridos.

Una palabra bien dicha es semilla que germina en campo fértil, trayendo cosechas positivas para el sembrador. Por el contrario, una palabra lanzada con dolo puede ser tumba donde la putrefacción devorará -más temprano que tarde- al que la emite, en virtud de que lo malo que digas puede revertirse en proporción desmedida. Cuide la intencionalidad de sus mensajes hablados o escritos, porque son armas letales que pueden volverse en su contra.

Por otra parte, no deje escapar las oportunidades, ya que jamás vuelven por el mismo camino. Cuando se presente una oportunidad analícela, pero no tarde mucho en tomar decisiones, ya que no por mucho pensar se va a detener el destino. Lo que se recomienda es partir de una base racional, pero abriendo los espacios para la intuición y el sentido común que mucho ayudan a definir futuras actuaciones.

El tiempo pasado empieza en el preciso momento que gira la manecilla del segundero de un reloj. No hay tiempo que vuelva y por eso hay que vivir el hoy y ahora con intensidad sin pensar que habrá otro momento para actuar. Actúe y punto. Actúe con la responsabilidad necesaria para hacer cosas con todo el ser.

La gente cree que el mar y los ríos permanecen inalterables y que son los mismos que nuestros pensamientos recuerdan o que continuamos viendo en un cuadro o fotografía. Nada más falso: los afluentes de agua se renuevan en el justo instante en que el observador parpadea. La persona, el suceso, la oración o la vivencia que experimentamos nunca es la misma que buscamos en el baúl del pasado.

Hay una canción que interpretó José José en la década de los ochenta del siglo XX, que dice en una de sus estrofas: “Porque somos como ríos cada instante nueva el agua…….” Y esto es cierto, pues no existen cosas inalterables. Somos cambiantes e irrepetibles. B.H.G. Ω

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lunes, 20 de junio de 2011

ANÁLISIS DE TEXTO DEL LIBRO EL ACENTO DEL CAMBIO DEL EXGOBERNADOR DEL ESTADO DE GUERRERO, MÉXICO, ZEFERINO TORREBLANCA GALINDO.



ANÁLISIS DE CONTENIDO
Libro
EL ACENTO DEL CAMBIO
escrito por
Zeferino Torreblanca Galindo

[Tercera Parte]

Por Baltasar Hernández Gómez.


“Lo que queremos promover es organización y trabajo. Y el gobierno simplemente es facilitador. Papá gobierno no va a resolver los problemas del pueblo…”. (Página 52).

A Zeferino Torreblanca se le olvidó que un gobierno emanado del voto ciudadano tiene una responsabilidad directa con las condiciones de vida que tienen sus gobernados. Un gobernante emanado del sistema democrático-legal debe anteponer los intereses públicos a los privados y actuar de manera honesta, congruente y decidida para estructurar y poner en marcha programas sociales, obra pública y servicios que tengan como meta elevar el bienestar de todas las clases sociales, sin distingos partidistas, de credo, posición socioeconómica, cultura o raza.

En el pensamiento de Torreblanca Galindo predominó la postura pro-empresarial, es decir, de experimentar a ser gobierno con el menor costo para sus intereses. En esta concepción, el zeferinismo hizo que los tecnicismos, la austeridad administrativa para las masas y la incongruencia fueran los elementos clave para ejecutar acciones públicas con fines mediáticos y paliativos.

En la oración el verbo querer en plural indica el anhelo de promoción de una organización para promover trabajo. La “querencia” viene acompañada de la sentencia: el aparato burocrático, que no gobierno sería simple y llanamente “facilitador”. Zeferino Torreblanca se limitó a “nadar de a muertito”, ya que conservó el esquema continuista de gastar los recursos públicos para el pago de nómina en las secretarías de Educación, Salud, Finanzas y dotar de apoyos exagerados a dependencias que no hicieron nada trascendental para Guerrero: los casos más visibles fueron las secretarías de la Juventud, de la Mujer, entre otras.

Nadie pensó en abril de 2005 que con la “administración zeferinista” habría paternalismo para resolver los asuntos sociales, pero en la visión de Torreblanca Galindo fue más fácil culpar al pueblo de pedigüeño, que realizar programas sustentables para el desarrollo. Haber dicho que “Papá gobierno no va a resolver los problemas del pueblo” es volcarle la responsabilidad a la sociedad sureña que, en la cosmovisión del exmandatario aparece como masa que nunca se cansa de demandar y exigir.

¿Facilitador el gobierno? Para nada. Como botón muestra sólo me permito indicar que hubo cientos y cientos de nombres en el padrón oficial de proyectos productivos inexistentes o estructurados para cumplir con requisitos y luego recibir préstamos con cargo “a fondo perdido”. Muchos nombres fueron inventados y otros pertenecieron a su círculo de amigos para abrir negocios que hoy en día están cerrados por ineficientes o que jamás se abrieron porque los recursos monetarios fueron gastados para otros menesteres. Millones de pesos provenientes del erario público se fueron a un pozo sin fondo. Nada más hay que asomarse a las listas de “empresas beneficiadas” en las secretarías de Economía y de Desarrollo Social, para comprobar el turbio manejo de las finanzas estatales por parte de ZTG y acompañantes. No lo digo yo, comunicadores, legisladores o especialistas, sino las instancias fiscalizadoras del estado y compañías auditoras externas a menos de 3 meses de que Torreblanca Galindo dejara la gubernatura.

►“Quiero ser un gobernador de peso moral, para que la sociedad respalde mis acciones”. (Página 53).

¿Gobernador con peso moral? ¿Cuál? Si las decisiones, cargos administrativos, concesiones, contratos y adquisiciones fueron decididos sin tomar en cuenta la ética política. Cuando Torreblanca Galindo habló de moralidad se refirió a la metamorfosis disfrazada que representó haberse convertido de junior a técnico; de empresario a político y de ahí a gobernante sin escrúpulos.

En el ejercicio de poder, Zeferino Torreblanca se olvidó de la moral. Gobernó para él y sus aspiraciones de formar un clan perdurable (que al final no concretó por incapacidad y soberbia). Gobernó con sus impulsos. Administró con ocurrencias y asesorías foráneas. Gobernó con perredistas denostados, como el caso de Rosario Robles y otros de índole local como Sebastián de la Rosa, que destrozaron al partido negro amarelo en facciones siempre en pugna. Gobernó sin importarle el elemento humano del estado. Las consecuencias estuvieron a flor de piel, en virtud de que su actuación pública no tuvo respaldo social. En las presentaciones y giras jamás se observaron personas que, motu proprio, fueran a respaldar al mandatario. Ni con las masas burocráticas y amistades se llenaron los lugares reservados.

¿”Peso moral”? En los seis años de administración la ética se diluyó a nivel cero: colocó amistades, amantes, familiares, aliados y enemigos sistémicos en la administración regional. Ejerció las finanzas públicas a su antojo, privilegiando los intereses de sus allegados. A 70 días de haber dejado la titularidad del Ejecutivo en Guerrero, la Contraloría del estado encontró lo que Zeferino Torreblanca había querido ocultar: malos manejos y desfalcos en las dependencias donde aseguró había transparencia y resultados contantes y sonantes. La Contraloría del gobierno de Ángel Aguirre Rivero ya tiene los dossiers donde están apuntadas las indecencias, peculado y oscuros movimientos que efectuó el gobierno anterior.

Estoy seguro que en la primera mitad del mes de julio/2011 se observarán los estragos provocados por un sexenio enviciado en prácticas truculentas, como por ejemplo, la compra del terreno donde todavía se está construyendo el supuesto edificio de delegaciones estatales en Acapulco (ubicado en el cruce de Costera Miguel Alemán y Vía Rápida); la renta de equipo computacional y de oficina a empresas propiedad de sus amigos los Bajos Valverde; la concesión de contratos a empresas inmobiliarias y constructoras que otorgaban religiosamente el “diezmo” a los ejecutivos de Desarrollo Urbano para la hechura de edificios públicos, caminos, carreteras y escuelas; la compra de medicamentos al mayoreo que nunca llegaron a las bodegas y mucho menos a los hospitales en las 7 regiones del estado de Guerrero; el traslado de recursos financieros de un ramo a otro, como el caso de helicópteros adquiridos por la secretaría de Salud para la transportación de enfermos de la región de La Montaña, pero que verdaderamente sirvió para viajes personales de Zeferino Torreblanca y como instrumento para favorecer a amigos que lo requerían (como el regidor de Acapulco, Fernando Reyna Iglesias, novio coyuntural de la conductora de televisión Galilea Montijo, quien rompió récord Guiness en ski acuático con el aparato volador destinado para las clases más desprotegidas de la entidad).

►”En Guerrero queremos ayudar a arraigar a nuestros paisanos. Pero no vamos a hacerlo con políticas asistencialistas, los vamos a arraigar con capacitación, con productividad”. (Página 56).

Zeferino Torreblanca olvidó que Guerrero ocupa el octavo lugar de las entidades federativas mexicanas que “exporta” migrantes a los Estados Unidos de Norteamérica. De acuerdo al último censo de INEGI hay 950 mil paisanos radicando en el vecino país del norte, lo cual representa una captación de divisas de 708 millones de dólares (noveno lugar nacional en este rubro). Por esto mismo el anhelo de “arraigar” suena hueco y demagógico, pues la recepción de capitales representa un respiro para las familias guerrerenses y para el gobierno.
Cada año emigran 73 mil guerrerenses a Estados Unidos de Norteamérica, situación que pone el dedo en la llaga: si las cosas en el estado estuvieran mejor habría habido anclaje en las comunidades. La emigración constante refleja el grado de pobreza y nulas oportunidades en las zonas rurales y urbanas de Guerrero. Durante el sexenio zeferinista no hubo políticas consolidadas para arraigar a indígenas, estudiantes, profesionistas y técnicos, pues la capacitación que hubo estuvo vinculada a la actualización de los cuadros administrativos del gobierno, organismos descentralizados y municipios.

¿Arraigar? Falso de toda falsedad, pues en el campo y las ciudades siguieron las vías de comunicación deterioradas, nulas oportunidades reales de trabajo, salarios de hambre, nula atención del gobierno para programas sociales y productivos, inseguridad, violencia, etc.

► “Ojalá y en Guerrero pudiéramos tener hospitales de tercer nivel, que no fuéramos un [E]stado con tanto rezago y marginación (…)”. (Página 58).

El mensaje es claro…….Ojalá (que significa “Alá quiera”) y pudiéramos (que refiere a la pretensión de poder hacer algo sin especificación de tiempo y espacio) no son razones de peso para el “empresario-político-gobernante” que se jactaba de haberse convertido en estadista progresista. La consigna representa un cúmulo de deseos, pero nada más.

Al exgobernador se le borró de la memoria que durante su sexenio no quiso asumir la responsabilidad para que funcionaran los hospitales en Zapotitlán, Atlixtac, Huamuxtitlán y Zitlala, porque supuestamente no fueron planificados por el estado, sino por la Federación. No obstante que pudo modificar la direccionalidad de recursos para apoyar a los 70 mil habitantes que iban a beneficiarse, Zeferino Torreblanca se limitó a quejarse de que no había dinero para ponerlos en operación y que era necesario que el presidente Felipe Calderón “volteara al sur y ayudara más”.

Lo mismo ocurrió con otros hospitales en la entidad, por ejemplo, el que fue edificado a la orilla de la carretera de entrada a Coyuca de Benítez, el cual hasta la fecha no funciona. Otro caso es el relativo a las obras de re-construcción del hospital de oftalmología en Acapulco, cuestionado por la turbiedad en la obra. Desde 2007 está en proceso de construcción y todavía no concluye. El oncólogo Terán Porcayo, titular de dicho nosocomio, nunca presentó la documentación requerida por el Congreso y a punto de ser relevado en abril/2011 armó escaramuzas con el apoyo de algunos subalternos para presionar al gobierno de Ángel Aguirre Rivero, a fin de permanecer como director. Hasta la fecha continúa en su oficina como flamante director.

► “Yo creo que la mejor forma de acabar con la pobreza, no es haciendo a los ricos pobres, sino sacar a los pobres de su postración y darles oportunidades”. (Página 61).

Un merolico se queda corto ante el exhorto de Zeferino Torreblanca. La profundidad de la consigna radica en la aseveración de que la pobreza va a erradicarse cuando los pobres no estén postrados. La tarea entonces hubiera sido sencilla, pues bastaba colocar barras de madera o de metal en las espaldas de los millones de pobres en Guerrero para mantenerlos en posición erguida. ¿Cómo se atrevió a afirmar que para acabar con la pobreza no era necesario transformar a los ricos en pobres? ¿Quién lo asesoró? Seguramente algún discípulo del economista Luis Pazos, quien le habló al oído al coordinador asesores, Humberto Sarmiento.

Más aún… ¿Quién le solicitó esta fórmula anarquista de cambiar la pobreza en rectitud y oportunidades? Lo que se aprecia es el uso de uno de los recursos más socorridos por los políticos en México: la demagogia. Demagogia como distractora y cortina de humo para el ocultamiento de incapacidades. En esta frase pronunciada por el exgobernador se resalta el tamaño de su osadía para atreverse a hablar con ocurrencias sin medida, que ofendieron la dignidad del cincuenta por ciento de guerrerenses que se encuentra en estado de indefensión por su precariedad económica.

En contrapartida a los amigos y compadres los dotó de concesiones y beneficios (las familias Peña Soberanis, Bajos Valverde, Pasta Muñúzuri, Trani, Zuzuarregui, Donoso, Sierra López, Salinas, Ramos, Guzmán Visairo, entre otras). A los ricos los infló con más oportunidades para replicar ganancias (las familias Olguín, Figueroa, Juárez, Torreblanca, etc.). A los pobres les arrojó dádivas, tales como: fertilizantes, utensilios, ropa y juguetes repartidos por su hermana Roxana Torreblanca, cuando fungió como presidenta del DIF estatal [dependencia con múltiples acusaciones por onerosos desvíos, de acuerdo a la información proporcionada por la Contraloría del gobierno aguirrista (2011-2015)].

► “Vamos a ir avanzando. Por eso también queremos dar instrucciones para que cada vehículo oficial, sea perfectamente identificable”. (Página 65).

Avanzando ¿Para dónde? ¿En qué rubros? ¿Medible con qué? La promesa de Torreblanca Galindo fue abarcativa y por lo mismo intangible. El verbo avanzar en gerundio fue utilizado desde 1999 como lema de campaña política y reproducida en sus discursos públicos para alimentar la “esperanza” social. Vendió las cuentas de vidrio como oro molido, pero las consecuencias en lugar de haber sido positivas para la mayoría de los guerrerenses fueron diametralmente opuestas: guerrero continúa ocupando los últimos lugares en educación, salud, vivienda, servicios públicos, nivel per-cápita, etc.

En la segunda parte del enunciado, Zeferino Torreblanca conjuga el verbo querer en plural (tratando de desviar la atención social en su persona y ubicándola en el grupo de personas que lo acompañaron) anunciando que existe la intención de girar indicaciones para que el parque vehicular gubernamental fuera identificable.

En cierta medida los automóviles oficiales fueron identificables con rótulos, calcomanías y placas, pero se siguieron usando para los intereses de choferes y funcionarios que disponían de ellos durante los siete días de la semana. Lo que hubo detrás fue el beneficio calendarizado a las distintas automotrices regionales con contratos millonarios: primero fueron Dodge y Nissan, y luego, Chevrolet y Ford. En todo el territorio estatal se observaron fuertes dotaciones de autos y camionetas adscritas para las oficinas del Ejecutivo, SEG, Salud, secretaría de Seguridad, PGJE y en menor proporción para las demás dependencias.

Sin embargo, muchos vehículos repartidos por su antecesor, René Juárez Cisneros y otros proporcionados por él y colaboradores muy cercanos siguen transitando por las calles de los 81 municipios de Guerrero sin identificación. Directores de medios de comunicación, periodistas, amistades, familiares, funcionarios de organismos descentralizados y agentes del orden siguen usufructuando el patrimonio público sin que los automóviles sean identificados y mucho menos recogidos para fines comunitarios.

► “Yo le voy a Guerrero y no tengo padrinos”. (Página 67).

Zeferino Torreblanca lanza esta frase como si fuera porrista en partido de fútbol. Le va a Guerrero, es decir, apuesta al estado y cree en él. Lo trágico fue que más allá de esta confesión de fe no existió un compromiso responsable para desarrollar el potencial de la entidad.

Cuando el exmandatario aseguró que no tenía padrinos tuvo amnesia por los desvaríos provocados por el poder: 1) Dejó de lado que, como individuo perteneciente a una familia católica, fue bautizado y confirmado. Luego entonces, sí tuvo padrinos; 2) Hizo su primera comunión y se casó. Así que siguió teniendo padrinos, y 3) Para obtener las diputaciones federales, candidaturas a la presidencia de Acapulco y posteriormente la gubernatura tuvo el padrinazgo de líderes perredistas, tales como Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador, Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles Berlanga, entre otros políticos de “izquierda”,.

Asimismo, tuvo padrinazgos priistas que lo ayudaron a llegar a la gubernatura. Los más visibles fueron Rubén Figueroa Alcocer y René Juárez Cisneros, quienes lo apoyaron a desviar votos del PRI y allanarle el camino en todas las regiones, permitiendo la inclusión del grupo cívico zeferinista. Este proceso de [cesión de derechos] para evitar rompimientos bruscos, de acuerdo a la óptica caciquil, se conoció como “la transición de terciopelo negro”.

Así que asegurar que no tenía o no tiene padrinos es una simulación tan grande como querer tapar el sol con un dedo, pues gracias a dichos apoyos, Torreblanca Galindo pudo adquirir presencia política. Estas “personalidades” tuvieron sus recompensas con increíbles concesiones, como la distribución general de fertilizante, carreteras renovadas para el autotransporte privado, etc.

En otro cuadrante Torreblanca Galindo fue generoso con puestos públicos para los herederos del renejuarismo y omitió investigar y condenar judicialmente a funcionarios de administraciones anteriores que se enriquecieron inexplicablemente. B.H.G. Ω

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lunes, 13 de junio de 2011

VIVIR PARA Y POR EL PODER


VIVIR EN EL PODER
[Introducción y consideraciones preliminares
del libro de mi autoría
Tácticas de poder, editorial Pretextos, México, 2008]

Por Baltasar Hernández Gómez.


PODER es la facultad que tiene una persona u organización para influir y determinar el modo de pensar y la conducta de los demás. Constituye la piedra angular por la cual mujeres y hombres se integran a los protocolos y rituales sociales en términos óptimos y favorables. El PODER tiene una relación intrínseca con la dominación, que no es otra cosa que el proceso integral para estructurar, dirigir y hacer que un fin se cumpla a través de los medios humanos, técnicos, materiales y técnicos con los que se dispone.

La dominación adquiere diferentes formas: el padre que ordena a la esposa e hijos; el profesor que direcciona el conocimiento de sus alumnos; el sacerdote que condiciona la espiritualidad de la feligresía; el político que decide los asuntos de interés público en materia económica, social, política y cultural, entre otras muchas maneras de ejercer poder. Es evidente que una de las representaciones más conocidas de PODER es la política, toda vez que el impacto de sus realizaciones repercute en millones de personas.

El PODER se ha convertido en un asunto trascendental para la consecución de todas las actividades sociales, ya que tiene que ver con las aspiraciones tangibles e intangibles del Hombre moderno. Quien no tiene PODER o por lo menos un segmento de mando, para direccionar el comportamiento de otro(s), simple y sencillamente se siente inútil. Para muchas personas la carencia de PODER resulta intolerable, toda vez que los hace sentir desprotegidos para continuar con su modo de vida.

En la dinámica competitiva del sistema de vida prevaleciente los sujetos sociales son convertidos en “jugadores”. En este escenario va a resultar imprescindible que los “jugadores” luchen por cuotas de PODER, que los haga sobresalir o por lo menos sobrevivir a los embates de los adversarios potenciales o concretos. Nadie quiere vivir por siempre bajo la égida de otros: se ansía tener y acumular PODER para llegar a un mejor estadio económico, social, político, de prestigio y mando. Quien lo niegue, miente, pues sin decirlo la gran mayoría de la gente moviliza sus actos por medio de “insumos” promovidos por vanidad, status, conocimiento, fama, dinero, reconocimiento, etc.

El PODER no es un talento innato del ser humano, sino producto del acervo y la experiencia acumulada. El niño no se impone a otros niños por razones puramente genéticas o provenientes de códigos sociales, sino por medio de un desarrollo físico, intelectual y práctico que le permitirá tener hegemonía. El PODER tampoco es una cuestión metafísica, que está a expensas de factores externos, como si se tratase de un don extraterrenal. El PODER aunque muchas veces pareciera etéreo, en la realidad es concreto y puede ser percibido por sus consecuencias.

La capacidad para impulsar acciones de PODER en la vida profesional tiene que ver con la praxis de elementos técnicos, materiales, físicos y educacionales, los cuales tiene que ser cultivados ex profeso para activar racionalmente las potencialidades de dirección y control.

Todos irremediablemente formamos parte del juego de PODER: unos que se evidencian al explayar sus intenciones y otros que emiten subrepticiamente su anhelo, adoptando conductas pasivas, pero sin dejar de estar en la trama. Si se es activo habrá procuración para mantener el PODER. Si se es pasivo añorará buscar los instrumentos para agenciarse PODER. Si alguien se engaña en considerarse neutral sólo sufrirá perjuicios por su indefinición.

Asumir ser jugador en el escenario del PODER no es tarea fácil, en virtud de que se demanda una readecuación de los parámetros cognitivos y de acción con los que se visualiza al mundo. Exige una posición de impecabilidad e implacabilidad, ya que las aptitudes que se despliegan no son naturales o espontáneas, sino resultado de un entrenamiento in situ de reglas para obtener, consolidar y reproducir estructuras de dominación.

Cuando hablo de dominación no me estoy refiriendo a cuestiones maléficas, que puedan promover malestar o destrucción de los otros, sino a la capacidad para conseguir resultados exitosos. Se necesita aprender y manejar sistemáticamente un cúmulo de actitudes y aptitudes, a efecto de aplicar estrategias que asignen roles, funciones y responsabilidades para el ejercicio del PODER en una situación determinada.

Aspirar a tener PODER implica el compromiso interno de controlar conscientemente el entorno de vida, sin que haya reminiscencia de culpabilidad, ya que el proceso de dominación no se implanta tomando en consideración valores axiológicos. El hombre y la mujer que entra al espectro de PODER no puede pensar en parámetros morales, porque esto lo nulifica. La separación de “lo bueno y lo malo” tiene que ver con una cuestión estrictamente dirigida a intereses. No puede haber actuaciones, bajo supuestos de buena voluntad o fe (si un familiar o aliado trata siempre de defenderlo, pero sus actos conducen al fracaso será preciso neutralizarlo a como dé lugar, sin pensar en los lazos sanguíneos o de afinidad que existan).

El PODER es un juego que todo mundo juega, que tiene su origen en el diagnóstico del ambiente donde se desenvuelven los participantes. Las personas -en cualquier medio social/laboral- tratan de imponer sus reglas bajo el precepto de “salir lo menos raspado”. En cada acto que se efectúa está presente el PODER y por esto es indispensable tener una estrategia que optimice la toma de decisiones. Ésta debe ser acompañada por un conjunto de tácticas, que son los mecanismos operativos de la estrategia, para lograr los objetivos trazados al menor costo posible.

Muchos autores sobre el fenómeno PODER recalcan que las personas deben mentir o engañar para tener éxito en su vida personal y profesional, lo cual es una argumentación falaz, pues no es posible sentirse integralmente realizado por medio de prácticas insanas. Integrarse al PODER requiere entrenamiento para potenciar las fortalezas y disminuir las debilidades sin que esto signifique morir en el intento o vivir una representación teatral, que al final vaya en detrimento de la estabilidad psicológica y emocional.

Aprender a conducirse con PODER demanda la adopción y adaptación de un conjunto de normas, según sea la circunstancia que se enfrente. A continuación detallo las más importantes características para afrontar situaciones de PODER:

1. Eliminar los referentes de bondad y maldad.
2. Erradicar actuaciones pasionales (enojo, prejuicio, amistad, enemistad).
3. Incorporar el pensamiento “nada es personal”.
4. Ser objetivo para la determinación de alternativas de ataque y respuesta.
5. Estar siempre en estado de alerta.
6. Diagnosticar el curso de los acontecimientos prevalecientes.
7. Estudiar al adversario y su entorno de desenvolvimiento.
8. Tener una visión ampliada de las cosas.
9. Ajustar las tácticas a los acontecimientos que se presenten.
10. Adoptar tácticas de mimetización y sincretismo.
11. Ser capaz de mostrar y ocultar a voluntad.
12. Ser impredecible.
13. Ser eficiente y eficaz en los cometidos que se realizan.
14. Ser impecable e implacable.

Muchas personas encuentran imposible adquirir PODER, anteponiendo la frase “eso a mí no me importa porque yo no estoy en la política”. sin embargo, reconocer que todos formamos parte de este intrincado “juego” social es atreverse a participar de manera proactiva y no pasiva. La vida no se vive con suerte o pensando que el destino coloca a cada quien con su cada cual. Muy por el contrario, el devenir se construye paso a paso con la firmeza de saber dónde se está situado.

¿Se puede vivir siendo una hoja en medio del vendaval? ¿Es posible conformarse a la categoría de subordinado? Mi opinión es que nadie puede existir sin una postura digna ante la vida. Nadie puede llegar a ser sin saber qué quiere, cómo lo quiere y cuándo activar las potencialidades humanas y profesionales que posee y que se ha ganado en su trayectoria. Hay que dejar de ser simples receptores y convertirse en hombres y mujeres íntegramente realizados. B.H.G. Ω

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lunes, 6 de junio de 2011

SEGUNDA PARTE DE ANÁLISIS DE CONTENIDO DEL LIBRO EL ACENTO DEL CAMBIO ESCRITO POR EL EXGOBERNADOR DE GUERRERO, MÉXICO, ZEFERINO TORREBLANCA GALINDO



ANÁLISIS DE CONTENIDO
DEL LIBRO
EL ACENTO DEL CAMBIO
DE
ZEFERINO TORREBLANCA GALINDO
[Segunda Parte]

Por Baltasar Hernández Gómez.


La semántica del texto.

[El inicio de campaña.]

► “Queremos retomar los liderazgos…..” (Página 31).

Queremos significa yo quiero y otros más igual que yo. La conjugación ubica al emisor del mensaje como parte de un colectivo, sin embargo, el exgobernador no comunicó claramente sus proyectos ni quiénes lo apoyaron. Solamente se conocieron a sus acompañantes-colaboradores.
El verbo querer es un anhelo por cumplir, pero no representa compromiso para efectuar alguna acción en concreto.
No es lo mismo haber dicho “Voy a……Van a retomarse……Van a imponerse o cambiarse los liderazgos”, pues esto hubiera obligado a Zeferino Torreblanca a efectuar actos contundentes y no simplemente amagos y peroratas.
La conjugación del verbo querer y las implicaciones que emanan son factores que se repiten sistemáticamente a lo largo y ancho del libro, por ejemplo: “Queremos cambiar la historia que se vive en La Montaña”, “Queremos hacer historia para que La Montaña….” (Páginas 32 y 33).
En el renglón de la realpolitik, Zeferino Torreblanca quiso tomar el liderazgo del PRD, imponiendo a perredistas afines en la cúpula del partido, Congreso del estado y la Cámara de Diputados Federal, así como en posiciones administrativas clave. No obstante su propósito, el lenguaje discursivo, comunicación kinésica, conformación del gabinete, direccionalidad de programas sociales y aislamiento lo situaron en una posición desfavorable que no le permitió edificar hegemonía, legitimidad y mucho menos apoyo social.

► “Me comprometo a que a partir del 1 de abril de 2005 empecemos una ardua tarea. No estamos prometiendo falsas expectativas ni fórmulas mágicas” (Página 36).

Zeferino Torreblanca no utiliza en su discurso la primera persona del singular cuando conjuga el verbo empezar y prometer. Estructura su discurso en plural, dando énfasis a que forma parte o tiene para sí una cofradía de poder [no deja explícito si es él y su partido, él y su Frente Cívico o él y nada más que él]. Al pluralizar está enmascarando su responsabilidad directa para trabajar por el desarrollo de la entidad, de cara a la sociedad.
Cuando exterioriza que no está prometiendo falsas expectativas o pases mágicos, está estipulando –entrelíneas- que hará lo que tenga que hacer en el gobierno, basándose sólo en la medición de sus fortalezas, oportunidades, recursos y alcances, pero nada más. Algo muy parecido a: “No oigo, no veo ni percibo a nadie más que a mí mismo”.
Teniendo las facultades para cumplir y hacer cumplir la ley con sentido humano, Torreblanca Galindo se extasió en el poder y no se comprometió a llevar cambios sustanciales. Se justificó bajo la creencia de que nunca dio su palabra. Hizo a un lado las necesidades sociales, que bien pudieron haberse constatado en giras de trabajo o por medio de encuestas focalizadas en diversas poblaciones de las 7 regiones del estado. Desde el principio pudo haber basado su plataforma gubernamental en las múltiples y variadas demandas que motivaron a la mayoría del electorado en 2005 a votar por la opción que representó su oferta y no por el PRI o PAN.

[Toma de protesta].

► “Nos proponemos llevar a cabo un gobierno que sea factor de unidad e instrumento civilizado para el acuerdo y el cambio” (Página 39).

Proponer en plural representa poner interés para realizar algo, pero de manera atemporal e indirecta. El verbo simboliza un deseo por cumplir, que no garantiza la concreción del hecho planteado. El concepto unidad fue entendido como concordancia a los dictados verticales provenientes del Ejecutivo sin que hubiera mediación razonada, aceptación de discrepancias y mucho menos críticas.
El término “civilizado” connota que muchas expresiones sociales distintas a su cosmovisión no entraron en el marco referencial de “gobierno moderno”. Civilizado es una categoría utilizada por el positivismo, corriente de pensamiento que propaga nociones de orden, progreso y negociación con “los iguales” (pertenecientes a una posición social-económica-política y cultural similar).
En los hechos Zeferino Torreblanca se rodeó de empresarios, de celebridades del mundo del jet set, espectáculo y las llamadas bellas artes; de políticos con influencia a nivel nacional, de hermanos incómodos, entre otros. Los indígenas, obreros y personas pertenecientes a grupos vulnerables sólo fueron convocados para la fotografía.
Zeferino Torreblanca actuó con desdén y jamás se sentó a palpar, dialogar y mucho menos resolver los asuntos planteados por campesinos, pescadores, indígenas, comunicadores, políticos opositores, partidos, sindicatos, intelectuales, académicos, estudiantes, poblaciones populares, etc. mucho menos cuando éstos tenía un perfil crítico y opositor a las decisiones autoritarias y discrecionales del exgobernador y la cortesanía que lo rodeó.
El exmandatario siempre fue él y nadie más que él. Como Luis XIV de Francia, el famosísimo rey absolutista, sus ojos, oídos y demás sentidos para percibir el latido social fueron sus amistades y familiares. Fuera de este círculo íntimo todo fue intriga y complotismo.

► “La igualdad a la que aspiramos es la que hace posible que florezcan los talentos de los miembros de cada familia, de cada comunidad…..” (Página 40).

La aspiración en plural personifica ansias para lograr algo. En esta frase se alcanza a ver que la igualdad será generada por los talentos que puedan existir en las familias guerrerenses. Por tanto, deja ver que su gobierno sólo sería de promotoría, pero no motor. Su gobierno, luego entonces, funcionó como “jardinero” para hacer florecer programas asistencialistas y paliativos.
Torreblanca Galindo no se erigió en líder legítimo y capaz de acciones que impulsaran políticas de estado sustentables en los rubros educativos, productivos, culturales, deportivos y sociales. Se visualizó como horticultor, asistencialista, promotor, pero no como gobernante proactivo de acuerdos y programas definidos que hubieran generado resultados sensibles, perceptibles y útiles a mediano y largo plazo, para alcanzar mejores niveles de vida en los 81 municipios de la entidad.

► “Alentaremos la participación y responsabilidad de la sociedad civil en el diseño, gestión y financiamiento de las artes y cultura” (Página 43).

Otra vez verbo en plural. Alentar denota incitación o exhortación. Es una intención que no necesariamente significa apoyo real en lo jurídico, técnico, material y financiero para la cultura. La labor gubernamental fue enmarcada en la estimulación, pero no en el diseño, organización, gestión y financiamiento de las propuestas presentadas por la sociedad civil.
El gobierno zeferinista no produjo las condiciones óptimas para poner en marcha programas de impacto social probado, pues su labor giró simplemente como acompañamiento a las voluntades que “anhelaban” hacer algo por las artes guerrerenses. Lo cierto es que los artesanos, pintores, poetas, escritores, danzantes, actores, músicos y escultores siguieron buscando apoyos en instituciones federales y hasta internacionales, porque en el estado sólo a los amigos se apoyó.
El Instituto Guerrerense de la Cultura (IGC) fue depositario de dichas incongruencias, toda vez que en su interior se suscitaron cambios de estafeta, reyertas intestinas y cotos de poder de algunos miembros que dicen pertenecer al selecto grupo de intelectuales y artistas del estado.

El Festival Cervantino en Taxco y otros foros culturales se desarrollaron por inercia y con recursos tan precarios que bien podrían compararse con los que se otorgan a una escuela primaria rural para festejar el día del niño (sin ánimo de demeritar los esfuerzos de las comunidades de escasos recursos).
Nula creatividad, innovación y trascendencia. Olvido al fomento de zonas arqueológicas, cooperativas artesanales, organizaciones culturales y artistas independientes

► “….Tengo claro que es necesario un cambio de mentalidad colectiva, transición cultural indispensable para pasar de una sociedad de contrastes a una sociedad justa…..” (Página 44).

La claridad (si la hubo) la tuvo solamente él, pero no la pudo o quiso reflejar en la realidad de su sexenio. ¿Cambio de mentalidad? ¿Con sesiones de hipnotismo? Fue evidente que el exgobernador quería un cambio de mentalidad al estilo de sus secretarios y subsecretarios de gabinete, como los casos de Jorge Peña Soberanis, César Bajos Valverde y hermanos, José Luis de la Vega, entre otros personajes que actuaban como si estuvieran departiendo en algún campus del Tecnológico de Monterrey o embarcados con magnates en yate de lujo. En lo cotidiano los sectores sociales vulnerables, bajos y medios fueron simplemente carne fresca para la mercadotecnia política, cuando así lo necesitaba transmitir.
El exgobernador habló de contrastes en lugar de referirse a la desigualdad socioeconómica prevaleciente en la entidad. El concepto utilizado da cuenta de un gobernante clasista que no quiso introducirse a fondo en la solución de los fenómenos que verdaderamente originan la pobreza, discriminación, enfermedades, muertes, inseguridad, carencia de servicios públicos, etc.

[Ideario político].

► “Queremos ser recordados como un gobierno con bases distintas, un gobierno que no regala plazas, que no es injerencista…” (Página 48).

¿Con bases distintas? El gobierno de Zeferino Torreblanca funcionó con las estructuras y procedimientos usados por los regímenes priistas, que en innumerables ocasiones del pasado fustigó hasta el cansancio. Muchas de estas anomalías fueron, entre otros factores, detonantes para que éste llegara a la presidencia de Acapulco en 1999. En la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) las plazas siguieron comerciándose o heredándose. Continuaron los otorgamientos de plazas administrativas, operativas y docentes a recomendados políticos, sindicalistas. La SEG fue un mercado donde las mercancías fueron vendidas al mejor postor.
En el ejercicio general de gobierno, amigos, familiares y aliados coparon los cargos públicos, llegando incluso a conferir el nivel de subtitular de la Secretaría de Salud (SS) a su eterna secretaria de oficina (Magali Salinas Serna). Así como éste caso, otras centenas más que se materializaron por recomendación de hermanos, cuñados, esposos, amantes, compadres y amistades en la gran mayoría de las dependencias estatales (PGJE, Finanzas, Salud, Sedesol, Economía, Educación, Semujer, Sejuve, de manera muy visible), ayuntamientos, delegaciones federales, organismos públicos desconcentrados y congreso.

► “Queremos ponerle orden al transporte”. (Página 49).

A lo largo de 6 años de gobierno, la Dirección de Transporte tuvo: 1) Tres cambios de titular; 2) Muertos (como el caso de Salvador Melesio Montiel; 3) Heridos de gravedad, como el subjefe en Acapulco, Simón Zamora García, así como continuos cambios en delegaciones municipales. El transporte público y concesionado fue un desastre, porque no hubo ordenamiento en renovaciones, supervisiones, rutas ni en los procedimientos que deben seguir los propietarios y conductores de taxis, camiones urbanos, suburbanos o camionetas “alimentadoras”.
Quien controlaba Transporte fue uno de los incondicionales predilectos del exgobernador, su amigo César Bajos Valverde. Muchos concesionarios, comunicadores y sociedad civil han documentado que este personaje benefició a empresarios del ramo, amigos y familiares, tal y como lo hizo también en instancias encargadas de la adquisición de todo tipo de materiales para el gobierno, contratos de obras públicas y recursos humanos.
Camiones chatarra, rutas sin atender, concesiones al mayoreo, trato despótico a los usuarios, centenas de muertes por atropellamiento, estaciones de servicio y paradas no autorizadas, clonación de placas, amparos y contubernios en el servicio fueron el emblema que caracterizó el ejercicio gubernamental zeferinista. El antes y después sigue teniendo el mismo escenario de descontrol.
El “monstruo del transporte” continúa aterrando a los guerrerenses. Basta asomarse a las calles, caminos rurales y carreteras para comprobar el deplorable estado del transporte público, tanto a nivel urbano como suburbano y rural. La intención ambigua de “poner orden” se quedó varada en algún escritorio de la ciudad capital Chilpancingo o en alguna sala de “Casa Guerrero”.

► “Quiero ser recordado como un gobernador que se equivocó, que cometió errores; que tuvo luces y sombras, pero que trabajó con la mejor voluntad a favor de Guerrero”. (Página 50).

Se autodefine como hombre-político claroscuro. Torreblanca Galindo quiso ser recordado como un sujeto de carne y hueso, un humano apostado en los linderos de la política “que supuestamente siempre dice la verdad de las cosas”. Gobernó con la consigna de otorgar el mejor servicio a la comunidad, pero con un método sustentado en acierto-error. Hago esto, si estuvo bien, lo publicito y aplausos. Si estuvo mal, se esconde y vuelta de hoja.
Al haberse asumido como “político de la verdad”, mitad técnico y mitad progresista, atemperó su perfil flemático asumiendo la creencia de que estaba transitando por el camino del cambio ¿Dónde se quedaron sus promesas de campaña y su filosofía de mejoramiento continuo? Giras sin contacto social; acompañamiento de políticos y gobernantes federales; aperturas y cortes de listones, fotografías para informar de actos agendados, entrevistas preparadas para lucimiento en prensa, radio y televisión medios pagados por medio de contratos millonarios convenidos en la Dirección de Comunicación Social (oficina controlada por el multifacético César Bajos Valverde)
En su libro La divina comedia, Dante Alighieri acuñó una sentencia que ha perdurado por siglos: “el camino al infierno está plagado de “buenas intenciones” y Zeferino Torreblanca la aplicó al pie de la letra, pues mientras decía por un lado democracia, por el otro lado impulsaba procedimientos autoritarios y concertacesiones en secrecía. Mientras hablaba de la importancia de la educación, la niñez y la juventud, abandonaba a las escuelas en cuestión de infraestructura y se escondieron los apoyos y becas a estudiantes y deportistas destacados. Buenas intenciones, precarios hechos.

► “Vamos a entregar un Guerrero más generoso. Un Guerrero más digno, un Guerrero recuperado, un Guerrero que se sienta digno de su Historia…”. (Página 51).

“Vamos a entregar….” indica responsabilidad y compromiso a toda prueba. Sin embargo, en el ejercicio real del poder esta obligación se diluyó, pues el exgobernador no entregó un estado digno, recuperado ni digno. De acuerdo a los resultados del último Censo INEGI 2010, Guerrero ocupa los siguientes sitios:
El primer lugar del porcentaje nacional de hijos fallecidos de las mujeres de 12 años y más.
El segundo lugar, después de Chiapas, en tasa de analfabetismo de la población de 15 años y más.
El antepenúltimo lugar nacional, es decir, el lugar 30 en el grado promedio de escolaridad de la población de 15 años y más.
El primer lugar en el conjunto de municipios con menor grado de escolaridad (Cochoapa El Grande), que alcanza apenas promedio de segundo año de primaria en la población entre 15 y 64 años de edad.
El penúltimo lugar nacional en cobertura derechohabiente al servicio de salud.
Desafortunadamente, como estos indicadores negativos hay muchos más en los rubros de seguridad, economía, sociedad, cultura, deporte de alto rendimiento, entre otros. Los resultados comprobables del periodo gubernamental 2005-2011 demuestran que el mensaje zeferinista fue retórica pura. B.H.G. Ω
Continúa…….

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