ANÁLISIS POLÍTICO Y SOCIAL, MANEJO DE CRISIS, MARKETING, COMUNICACIÓN Y ALTA DIRECCIÓN

Este es un espacio para conceptualizar, analizar, efectuar crítica y proponer estudios sobre política aplicada, marketing, comunicación, educación, métodos aplicados, alta dirección y proyectos sustentables. Contacto:baltasarhernandezgomez1@hotmail.com, baltasarhg@gmail.com

lunes, 25 de abril de 2011

PODER POLÍTICO Y LA DESAPARICIÓN DE LOS "DÉBILES Y FRACASADOS", SEGÚN LA VISIÓN DE F. NIETZSCHE


ACABAR CON LOS DÉBILES Y FRACASADOS:
La reproducción del poder político y el poder de la violencia a través del pensamiento de Nietzsche.
Por Baltasar Hernández Gómez


En el último tercio del siglo XIX Friedrich Nietzsche armó un cuerpo de reflexiones con la intención de inculcar una actitud despreciativa de los poderosos hacia los desposeídos y la urgencia para reconstruir estructuras sociales, educativas, culturales, con el propósito de procrear lo que él nombró “superhombres”. Estos tendrían la tarea de salvar al mundo de la mediocridad, asumiendo la redención de la humanidad por medio de la eliminación de los preceptos cristianos que influyeron a la civilización occidental.

¡Los débiles y los fracasados deben perecer! fue su grito de guerra para el exterminio de lo que consideraba flaqueza social. El creador de El anticristo y Así habló Zaratustra, entre otras obras, pudo influenciar a muchas mujeres y hombres del siglo XX que estuvieron o están en un entorno de poder. Uno de los discípulos indirectos de sus corriente de pensamiento fue Adolfo Hitler, quien convirtió la doctrina nazi [militarista-discriminatoria-autoritaria-esotérica] en una religión pangermánica durante el periodo 1930-1945.

¿Qué significa dar muerte a débiles y fracasados? El no reconocimiento de las desigualdades en el complejo tejido de las relaciones sociales, pues aceptar que hay fragilidad y desolación en el género humano es lo mismo que validar las múltiples y variadas teorías de superioridad de raza, credo o condición económica. Tal aseveración estuvo dirigida a la defensa del axioma “el pez grande se come al más chico”, tratando de permutar la supervivencia animal en valor supremo de la sociedad. Desde esta óptica muchos Estados contemporáneos y sus instituciones ejecutivas, legislativas y judiciales asienten que la debilidad y el fracaso forman parte de la idiosincrasia ciudadana que no está preparada para solventar por sí misma las diferencias entre los que tienen en demasía, los que tienen lo suficiente, los que tienen poco o los que viven infrahumanamente.

¡Allá ellos! Musitan los tutores o conservadores del sistema de vida prevaleciente, mientras millones de personas se pierden en la miseria. El gran porcentaje de ellos desafortunadamente tienen un proceso de vida corto, pues la muerte llega muy rápido por la falta de alimentos, medicinas y alicientes que nutran su cuerpo, intelecto y espiritualidad. Los detentadores del poder político y económico se han erigido en la “casta divina” que se apropió del derecho a dirigir los destinos de las masas. La clase dominante se apropió de los medios de producción y reproducción social negando el acceso de las mayorías al bienestar, sumiéndolas en dependencia absoluta. Por eso la ideología proyectada desde la cúpula recalca incesantemente que, quienes no pueden educarse, capacitarse, actualizarse y emplearse, ¡Pobres! ¡Ni modo! ¡Así les tocó vivir! ¡No es culpa de nadie!

Lo que es injusticia pura ha quedado incrustado como filosofía que admite que las desgracias personales y colectivas tienen su origen en la ineptitud: la “élite” cree que millones de personas padecen los estragos de la pobreza porque simplemente no quieren ser mejores. Desde esta perspectiva, la sociedad tiene la culpa de sus desgracias, porque si no tienen para comer, vestirse, curarse, cultivarse, ejercitarse, albergarse y divertirse es porque no han tenido las “agallas” suficientes para salir de su mediocridad. A los débiles y fracasados hay que proveerlos de misericordia a través de programas asistencialistas en los tres órdenes de gobierno, que atenúen algunas necesidades básicas, pero no más.

A la fragilidad física y mental se le sobrepone la etiqueta “ecosistema artificial” que funge como parapeto cuya función es la extirpación de elementos dañinos o fuera de lugar. Así pues los autores de la posmodernidad hacen creer que los miserables -más temprano que tarde- enfrentarán crisis existenciales y de sobrevivencia que los llevará a la conformidad total, o bien, al apartamiento y extinción.

A millones de jóvenes y adultos que requieren bienes y servicios públicos sólo les son devueltas pequeñas dosis de propaganda política y programas temporales para tenerlos en latencia (stand by, utilizando un término anglosajón para determinar latencia), que los orille a aceptar incondicionalmente las propuestas de políticos, gobernantes o empresarios. Año tras año el desempleo, la carestía y la falta de oportunidades engrosan los batallones de pobres y extremo-pobres que son moldeados en entidades debilitadas que, al no ver concretadas sus aspiraciones a corto y mediano plazo, hacen suyo el reconocimiento de ser fracasados. A estos -diría Nietzsche y partidarios- no deben dárseles ningún tipo de consideraciones, sino eliminarlos en forma paulatina.

En el caso de México quiero subrayar que Porfirio Díaz Mori [dictador militar que usufructuó el poder Ejecutivo en el lapso comprendido 1876-1911] no cejó en afirmar que el país estaba constituido por adultos ignorantes, ingenuos e improductivos y por ello era imprescindible su figura al frente de la presidencia. Más acá, o sea, desde el inicio del tercer milenio, los presidentes panistas (Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa) han repetido sin cesar que la alternancia, confundida a propósito como transición, debe concretarse poco a poco, remarcando las supuestas bondades del neoconservadurismo que establece que “la fe, esperanza y caridad son los factores que todo lo pueden, a pesar de las adversidades”. Lo único comprobable ha sido que en cien o diez años las desigualdades no sólo persistieron, sino que aumentaron exponencialmente.

En la mente de muchos políticos, gobernantes, empresarios, industriales y financieros, militares, jueces y sacerdotes los pobres y fracasados siempre han sido una constante, una especie de mal necesario en las distintas etapas históricas de la humanidad. Hoy en día son tratados como “daño colateral”, debiendo reconfortárseles con acciones emolientes que disfracen pesares con la premisa de que en una vida futura (más allá de la muerte) podrán encontrar lo negado en el plano físico. En los países del “tercer mundo o en vías de desarrollo” las clases subordinadas son los débiles y fracasados, y hacia ellos están dirigidas las baterías de dominación, con el propósito de que todo transite por el riel del progreso para unos pocos. Las pandemias, el hambre, la inanición, la ignorancia, la segregación, el sentimiento de inferioridad y la desolación es visto como parte intrínseca de la pertenencia de millones de personas a su estado de miseria.

De esta manera los pobres son vistos como problema soportable, toda vez que sirven para dar persistencia al statu quo. “La visión de los vencedores” [parafraseando el título de libro más conocido del historiador Miguel León Portilla La visión de los vencidos, Editorial UNAM, México.] persigue inocular en la psique social la idea de que lo mejor es soportarlos porque son mano de obra barata y siempre disponible. Los poderosos piensan que hay que ayudarlos para que subsistan sin salirse de su indigencia. Hay que dotarlos de lo mínimo para que no exijan más. Hay que idiotizarlos para que no insistan en seguir yendo a las escuelas. Hay que darles cultura a través de productos nacionalistas para que no piensen más allá de sus límites existenciales.

El poder político no sólo es ejercido por la violencia de los aparatos represivos del Estado, por un lado y los grupos del crimen organizado por el otro, sino también por medio de políticas gubernativas que fincan salarios de sobrevivencia; bienes y servicios públicos deplorables, o bien, campañas ideologizantes de temor, conformismo y pasividad. En la élite existe una infinidad de pensamientos torcidos para argumentar que si los débiles y fracasados mueren por enfermedades, hambre, epidemias descontroladas o por las balas de los bandos en guerra (la lucha de los “buenos” del gobierno contra los “malos” del crimen organizado) habrá otros miles y miles más que los suplan.

Esta filosofía elitista se traduce en insensibilidad, omisión, desprecio, deshonestidad, bajeza e irresponsabilidad, en virtud que la miseria material y espiritual, que se puede sentir en lo concreto de la cotidianeidad, trata de ser revertida como representación simbólica de debilidad y fracaso. Claro está que en esto no hay nada de natural como procura imponer la estructura ideológica del Estado y su clase dominante, pues la penuria nunca ha sido ni será condición humana.

Mientras perdure la desigualdad sistémica los pobres seguirán siendo el hilo más delgado de los lazos sociales, sin embargo, cuando las cuerdas se junten no habrá programas gubernamentales que detengan las acciones ciudadanas que transformen la pobreza en abundancia: si esto fuera así, la debilidad y fracaso serán cambiadas por fortaleza y triunfo. En el hoy y ahora lo más seguro es que se seguirán soportando los experimentos de los detentadores del poder, que arrinconan a “los débiles y fracasados” a una guerra sin cuartel donde los saldos son decenas y decenas de miles de cadáveres a consecuencia de balas, granadas, bombas, inflación, desempleo, extorsiones, secuestros, desapariciones, robos y falta de oportunidades. ¿Hasta cuándo? B.H.G. Ω

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martes, 19 de abril de 2011

PRACTICIDAD POLÍTICA AL ESTILO FOUCHÉ. Algunas líneas del libro inédito de mi autoría Seducción Política...Las enseñanzas de Fouché.


IMPRIMIR FUERZA Y LUEGO MODERACIÓN: PARALIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN DE ALIADOS O ADVERSARIOS
(Extracto del libro inédito de mi autoría Seducción política: las enseñanzas de Fouché)

Por Baltasar Hernández Gómez


Cuando Joseph Fouché fue enviado como contenedor político a la ciudad de Lyon, Francia, para dar cumplimiento a un decreto promulgado por la Convención Nacional (1), tuvo como consigna la destrucción de ese centro manufacturero del siglo XVIII. Sin embargo, en lugar de llegar con los jinetes del apocalipsis, prefirió imprimir un método de fuerza selectiva, pero sobre todo de tipo psicológico, porque supo que un discurso, un panfleto, una amenaza y una demostración de poder, era razón suficiente para que los individuos se paralizaran y cedieran ante las nuevas condiciones políticas de la Revolución.

Ante tanto exhorto para defender la pureza republicana, anticlerical, libertades civiles y la presumible riqueza de algunos sectores franceses Fouché tuvo que emplear en principio un método de fuerza con medidas ejemplares en tiempos revolucionarios. Sus acciones infundieron temor, pero en una sola exhibición, las cuales le permitieron fortalecer su poderío en Lyon (2) y, al unísono, su imagen en la ciudad capital, París.

Los saqueos y la destrucción de las propiedades industriales y habitacionales de Lyon fueron operados con el poderío de la movilización que producen las masas ávidas de cambios. Definitivamente este pasaje fue explicado por Fouché como un episodio que estuvo obligado a realizar, debido a las órdenes de los líderes revolucionarios, a fin de desmarcarse y asentar el sello de que dicha actuación no fue producto de sus deseos o intereses personales. Ante las multitudes francesas, diputados, líderes y funcionarios mostró su eficacia de cumplir y hacer cumplir los más altos preceptos de “libertad, igualdad y fraternidad” con hechos pragmáticos que nadie, hasta ese instante, utilizaba para afianzar la revolución frente a los intereses de la monarquía y la alta burguesía.

Pese al éxito momentáneo, Fouché detectó cambios imperceptibles en la composición de liderazgos en la convención francesa y supo que era momento de presentar otra faceta política: la moderación. Empezó a movilizarse en los espacios cercanos a políticos menos extremistas, como el caso de Dantón y promulgó edictos para transformar su fama de radical. Fouché se reinventó y apareció como político duro, leal a la causa, pero sobre todo pragmático y eficiente. Así pues, comenzó a suprimir batallones de ejecución, oponiéndose a los partidarios de la guillotina y del fusilamiento, pues con ello -insistió- se acabaría con el remolino de incertidumbre, desconfianza, separatismo y caos.

El viraje a la moderación provocó la suma de empatías de muchos convencionistas de París y también de los aterrorizados ciudadanos de Lyon, que observaron el cambio de Fouché como una bendición -tardía, pero reconfortante-. En contrapartida, los revolucionarios lo acusaron de traición a la causa, carente de energía y de estar retardando los intereses de Francia. Después de todo, el político logró fama, prestigio y situarse en un lugar preponderante en la mente de los detentadores de poder.

Las facetas de fuerza y moderación utilizadas por Fouché en el ejercicio de la realpolitik sirvieron, en momentos de conveniencia, pues desde el punto de vista maquiaveliano esto no resulta malo o bueno, porque sólo es un procedimiento de control y ajuste en la aplicación de acciones que resuelvan brotes de insubordinación.

En la actualidad el término fuerza no debe ser empleado como vía primaria para la obtención y robustecimiento de los niveles de poder político. Al contrario, éste debe ser traducido en estrategias consolidadas que hagan sentir contundencia en la toma de decisiones, las cuales deben alejarse de excesos. El ejercicio del poder es, sobre todo, una mixtura equilibrada de programas que otorguen autoridad, a fin de que se establezca la idea en el tejido social de estar concretando bienestar general sin distingos ni variaciones.

Cumplimiento de la ley, acercamiento orgánico con las bases sociales y movimientos inmediatos darán efectividad a quienes participan en el terreno práctico de hacer política. Fouché subraya que no tiene que existir parálisis al ejecutar una acción de poder, pues se caería en la ineficacia, retardamiento o pérdida de oportunidades. Nada puede surgir de la vacilación provocada al discernir si algo es ético o moral (conforme el rasero valorativo en boga) y sí por el contrario, hacer perdurar el pensamiento de si es correcto o incorrecto para los fines políticos.

La lección -si así queda determinada- aplica para la concreción de planes revolucionarios o para la operación de políticas de preservación de una estructura liberal, conservadora o de transición. Lo primero es definir claramente el proyecto de municipio, estado o nación que se requiere. B.H.G. Ω.

Notas a pie de página:

(1) El manifiesto fue firmado por la Convención Revolucionaria Francesa, decretándose una sentencia de “destrucción” para la ciudad de Lyon: ruina material de edificios, casas y lugares públicos; desarme de las fuerzas del orden y ciudadanía atrincherada; confiscación de las riquezas de los ricos y muerte masiva de contrarrevolucionarios.

(2) De acuerdo a Nicolás Maquiavelo, cuando un Príncipe haga uso de la violencia, ésta debe realizarse en forma contundente, en una sola manifestación, a fin de que no se le catalogue como político perverso, que disfruta la desgracia ajena. La violencia debe ser ejecutada en forma eficaz y ser ejemplo en una sola exposición.

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martes, 12 de abril de 2011

POR QUÉ LA INMOVILIDAD SOCIAL FRENTE A LA VIOLENCIA


¿POR QUÉ LA INMOVILIDAD FRENTE A LA VIOLENCIA?
*Enajenación posmoderna frente a actos violentos*
*Homo Videns y realidad*
La violencia rompe el tejido social*
*¿Cuántos muertos más somos capaces de aguantar?*
*La Generación Omega*

Por Baltasar Hernández Gómez


Cuando se observan cuerpos mutilados, robos, secuestros o decapitaciones, el homo videns, es decir, la mujer y el hombre que ve, oye y forja opinión sobre la realidad a través de los medios masivos de comunicación sin que haya aparición de sensibilidad y racionalidad, piensa que la violencia animalesca producida por las instituciones del Estado mexicano y el crimen organizado no le pertenece. Para ellos lo que ocurre no le es propio, le es ajeno porque en su percepción enajenada solamente “afecta a los otros”.

Desde hace un decenio y cada vez con mayor magnitud, la apreciación social ha sido convertida en un flash ininterrumpido de imágenes terroríficas, sonidos estruendosos y relatos macabros sobre la desaparición, muerte, violación o asalto a niños, jóvenes, adultos, personas de la tercera edad, funcionarios públicos, policías y miembros de las fuerzas armadas. La capacidad de asombro parece haberse borrado del pensamiento ciudadano, para dar paso a un recuento inagotable de crónicas fatídicas, donde no importa la pérdida física, material o la certeza de vivir para quienes permanecen de pie, porque lo único “relevante” es conocer el grado de salvajismo con el que asesinan las fuerzas provenientes de los recovecos más oscuros del espíritu humano.

Cuando le toca al amigo del amigo de un conocido, no pasa nada. Cuando el muerto no es de la parentela, no hay muestras de solidaridad. Cuando se incendia, roba o destruye la casa o negocio de alguien que está más allá del perímetro vecinal, tampoco sucede nada. Cuando el descuartizado no es conocido, sólo se alcanza a musitar u oír “pobre, ni modo”. Así de insoportable es vivir como parte de la Generación Omega *, que no sufre ni se acongoja mientras el terror no toque los linderos personales (familia, amistad, relaciones laborales, etc.). Los cinco sentidos ya no son el parámetro para sentir y hacerse sentir en esta realidad que se exterioriza como surrealista, pero que resulta infamemente realista, pues las fibras sensibles han sido permutadas en amasijos de desapego.

Bajo esta consideración el cuerpo societal es metamorfoseado en masa que adopta la idea “si yo, mi familia y amistades no han sufrido una acción criminal, que el mundo ruede”. Sin embargo, ninguna persona, familia, empresa pública o privada puede estar seguro de poseer blindaje, porque más temprano que tarde (sin que esto sea una premonición o deseo) se verá enfrentado a situaciones de violencia, debido al estado de cosas prevalecientes en el país.

El recuento oficial de 40 mil muertes derivadas de la llamada guerra contra el crimen organizado (cifras proporcionadas por las instituciones mexicanas en el periodo 2006-2011) no es vitrina fiable para registrar los cientos de miles de atracos, desapariciones, violaciones y muertes. Hay una completa desolación en millones de mexicanos que ven volar helicópteros, transitar tanques artillados, patrullas policiacas, convoyes militares y spots propagandísticos, pero que en su vida cotidiana enfrentan la violencia intimidatoria de gente armada o en actitud por demás beligerante.

En suma cuenta todos nos hemos vuelto sospechosos. Al voltear, al acercarse y al convivir con los demás, la constante de pensamiento es ¿Quién es? ¿A qué se dedicará? ¿Seré la próxima víctima? Entre pandemias virales y crímenes hemos vivido los mexicanos en los últimos 4 años, reduciéndose al mínimo las áreas de relaciones humanas, profesionales y laborales, ya que nadie está seguro “de los otros”. La vida diaria es un traslado de la casa a la escuela y al trabajo. Las salidas de recreación son rápidas y con los ojos bien abiertos para no caer en ningún nicho de violencia. Los autos, los bolsos, la casa, el dinero, las tarjetas de crédito o débito, las pertenencias y los hijos menores son “pertenencias” que están siendo resguardadas hasta con las uñas, para que no sean arrebatadas por el horror que producen los grupos delincuenciales.

Aún con amuletos, oraciones a San Judas Tadeo, crucifijos bendecidos o con el ánimo hinchado por recomendaciones positivas de decenas de iglesias cristianas, budistas o mahometanas, la violencia en México persiste y va en aumento. No hay a la vista virajes, readecuaciones, acuerdos ni acciones comunes para detener de una vez y por todas el clima de violencia generalizada. Los códigos de honor, las zonas protegidas, las treguas o la reconciliación de intereses no aparecen por ninguna parte. La guerra oficialista, los balazos, granadazos y asesinatos son vistas, hasta cierto punto como “naturales”, que nos refunden en el caos más espeluznante.

¿Cuánto años más? Los siete u ocho que pronosticó en la primera semana del mes de abril/2011el secretario de seguridad federal, Genaro García Luna, frente a representantes mundiales en una cumbre de análisis. No sé a ciencia cierta cuántos años más, pero sí es indiscutible que tiene que suscitarse algo por parte de las autoridades para frenar la ola de terror impuesta por la lucha contra el crimen organizado y al mismo tiempo una lucha social de carácter amplio.

La pregunta es clara ¿Nosotros? Hasta ahora sólo ha existido la llana emisión de condolencias y frases de solidaridad alejada, pero hasta ahí. Es necesario ir pensando que “los otros” no lo son tanto, en virtud de que nadie sabe cuándo el taladrar de un arma, retén, robo, secuestro o asesinato aparecerá adentro del ámbito personal o familiar. Dejemos de autolimitarnos lanzando únicamente epítetos contra “los malos”. Abandonemos las muestras de solidaridad lejana a Marisela Escobedo, Javier Sicilia, Miranda Wallace, Martí y a los miles y miles de víctimas de la violencia, porque es hora de hacer algo -mucho- que trascienda el instante de morbo o preocupación en que abrimos un diario, revista o que estamos frente a la información proporcionada por noticiarios radiofónicos y televisivos.

Hay que dejar atrás la crítica de sobremesa y convocar y unirnos a marchas, plantones y exigencias, porque si todavía nos queda algo de humanidad es imprescindible cambiar la brutalidad reinante. De cualquier manera si no hacemos algo que verdaderamente traspase los bordes impersonales nos tocará padecer algo negativo. Es mejor hacer y no permanecer impávidos. ¿Comenzamos? ¿Quién se une?............................B.H.G. Ω

* La Generación Omega es un término acuñado por el que escribe, para tratar de diferenciar el modo de pensamiento y vida prevaleciente en los albores del tercer milenio de la denominada “Generación X” de la década de los noventa del siglo XX que, según sociólogos norteamericanos, estaba compuesta por jóvenes tecnócratas sin definiciones culturales o apegos sociales.

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viernes, 8 de abril de 2011

CONSTRUIR UN GOBIERNO EFICAZ Y COMUNICANTE. Caso del estado de Guerrero, México.


AHORA VIENE LO BUENO PARA EL ESTADO DE GUERRERO, MÉXICO.
Abril 2011.
Por Baltasar Hernández Gómez.


Pese a que los emisarios del pragmatismo político afirman que sólo con el derrame de dinero se ganan campañas electorales y se soportan acciones de gobierno, estoy convencido que el factor humano, personal y la capacidad organizativa que contemple competencias, habilidades, sinceridad, proyecto definido y creatividad son los que verdaderamente captan y refuerzan la voluntad de la sociedad. La llegada de Ángel Aguirre Rivero (AAR) al gobierno del estado de Guerrero [1 de abril de 2011)] trae consigo esperanzas renovadas, espíritu emprendedor y entusiasmo colectivo para trabajar en tareas específicas que abatan el rezago social y económico de los surianos. Los cinco ejes rectores explicados por el nuevo mandatario, desde su campaña, no fueron los que cautivaron la psique y apoyo de los guerrerenses, sino principalmente la contundencia de la imagen y estilo incluyente que ha desarrollado AAR durante su trayectoria de vida. Por esto resulta prometedor que en los próximos 55 meses exista la posibilidad histórica para efectuar cambios sustanciales en las formas y contenidos del arte-técnica-ciencia de ejercer el poder con un perfil popular, que no populista, el cual penetre favorablemente el destino común de tres millones 388 mil habitantes.

Mientras que el candidato priista que contendió a la gubernatura, Manuel Añorve Baños, concentró baterías político/electorales negativas hacia la coalición encabezada por AAR, atrayendo aspectos repudiables de la llamada guerra sucia y propaganda negra, el actual gobernador constitucional recorrió las siete regiones de la entidad impulsando propuestas sustentables para avanzar por la ruta del crecimiento sostenido en los rubros de desarrollo económico, seguridad, servicios públicos, atención a grupos vulnerables, educación, becas, salud y cultura. El carisma y las razones de peso de AAR vencieron a los personajes más intolerantes del PRI y arrancaron el voto mayoritario de la mayoría. Con esta muestra de altura política la entidad se apartó, años luz, de los claroscuros zeferinistas y administraciones estatales del pasado.

Desde el primer día como gobernante, AAR no desenvainó la espada vengadora. No dio muestra de ser capitán de una cacería de brujas ni verdugo de la inquisición. Evitó mencionar el ayer como fundamento para gobernar a futuro. El discurso del gobernador está centrado en reivindicar -una y otra vez- los programas y acciones para sacar a Guerrero del atraso que tanto lacera a la ciudadanía de centros urbanos, suburbanos y rurales. El revanchismo sin ton ni son y la persecución fueron dejados al escrutinio y revisión objetiva de la supuesta labor del sexenio que acaba de terminar su encargo. Ya se verá, como dicen los empíricos-positivistas, más temprano que tarde, la evaluación técnica que realicen los despachos públicos y privados de auditores. El juicio político de la sociedad ya fue emitido y es, a todas luces, de señalamiento y crítica en contra de Zeferino Torreblanca y sus acompañantes.

Ante una sociedad anhelante de cambios, en su toma de posesión AAR insistió sobre la importancia de la concreción de obras públicas que impriman mejores grados de bienestar; eficientación en procuración de justicia; coordinación de esfuerzos para atraer y vincular planes productivos; apoyos a grupos indígenas, amas de casa, estudiantes, prestadores de servicios, senectos y profesionistas. Así pues, desde su llegada atrajo la certeza para visualizar un escenario de compromiso y responsabilidad con la intervención de todos los sectores sociales, económicos y políticos.

Sin embargo, las prospectivas deben aterrizar, a fin de definir una visión práctica de convertir lo macro en micro. Por tal razón, desde mi posición de observador y analista, formulo algunos vectores que pueden coadyuvar a que la sociedad aprecie en toda su magnitud las tareas que emprenderá el gobernador AAR. Dichas líneas tienen que ver con los requerimientos más sensibles e inmediatos de la población, que están situados en el cuadrante de solución, desde lo más simple, pero no por ello carente de validez global:

1.- El transporte público concesionado.
Tiene que haber una clara y contundente readecuación del transporte colectivo en Guerrero, con el propósito de erradicar los agravios acumulados por los ciudadanos de a pie, automovilistas, visitantes, empresarios y la indiferencia hacia las instancias gubernamentales. Es indiscutible que se debe normar este rubro, pues en el ambiente persisten fobias fundadas, enconos arraigados y saldos pendientes por una infinidad de ofensas, muertes, atropellamientos con lesiones, bloqueos, tardanzas laborales y accidentes de todo tipo que han perjudicado la dinámica social en los 81 municipios que integran al estado y por tanto es imprescindible que haya innovación, hoy y ahora. Proponérselo, planificarlo y llevarlo a cabo sería un primer “boom” del gobierno aguirrista.

Es innegable que los guerrerenses observan unidades del transporte concesionado contaminantes (por emisión de bióxido de carbono, música estridente, luces de neón, etc.), rotulados sin acato a reglamentos, operadores insolentes y sin preparación, contubernios con las autoridades de verificación y tránsito, que provocan congestionamientos viales y una sinfín de muertes, asaltos, llegadas tarde al trabajo, entre otros ultrajes. Por lo mismo, AAR debe girar instrucciones precisas y estar muy al pendiente de lo que pasa en el estado, a fin de resolver dicha problemática y devolver con ello armonía a la convivencia societal.

2.- Coordinación interinstitucional.
El área denominada Guerrero Cumple es el primer esfuerzo integrador del nuevo gobierno para atender las necesidades, quejas y propuestas de la ciudadanía y por ello tiene que ser uno de los centros neurálgicos de la administración estatal, a efecto de que la gente se sienta atendida y cercana con AAR. Para ello es indispensable que exista una coordinación entre todas y cada una de las instancias estratégicas y operativas no solamente en Chilpancingo, sino en las siete regiones del estado, con el propósito de recibir, procesar y vincular los recursos óptimos para otorgar solución a conflictos y ofrecer respuestas a la demanda social.

El enlace entre secretarías, congreso, municipios, comisarías, dependencias federales, organismos civiles, asociaciones ciudadanas dentro y fuera de Guerrero es elemento primordial para que Guerrero Cumple no sea una oficina de denuncia y archivo, sino la vía concentradora para sistematizar métodos y procedimientos que hagan llegar a la sociedad los alicientes y satisfactores necesarios que empiecen a elevar sus niveles de vida. Luego entonces, las instituciones guerrerenses tienen que actuar y estar al pendiente a través de un esquema organizador de llegada-salida de peticiones, sugerencias y solicitudes, a efecto de que haya respuestas oportunas, que se sientan y perciban.

A esto se debe aunar la capacidad de conexión de esta coordinación, para que todas las áreas gubernamentales estén enteradas y con posibilidades de brindar asesoría y recursos materiales, humanos y técnicos para alcanzar un estadio de trabajo continuo con las comunidades urbanas y rurales del estado. Por tanto, es imperativo que se recepten, sistematicen, procesen y radiquen las peticiones sociales, con la finalidad de contestar con hechos y no palabras a las expectativas de un estado necesitado de cosas buenas en su entorno.

El cumplimiento, supervisión y evaluación de las tareas será el fundamento que dé continuidad retroalimentadora a este programa, que seguramente traerá resultados positivos al gobierno de AAR, pero sobre todo que vaya en el sentido de beneficiar en lo real-concreto a los sectores sociales que todavía carecen de bienes y servicios.

3.- Comunicar, comunicar y comunicar más.
La escuela anglosajona ha establecido que hacer política es saber comunicar y esta es la base para que los gobernantes puedan establecer una relación de legitimidad con la sociedad. En los últimos años los gobiernos estatales no pudieron ni quisieron desplegar una táctica integral de contacto directo con la ciudadanía y en lugar de ello se limitaron a distribuir boletines informativos y spots promocionales de lo que el Ejecutivo quería que se supiera. Hubo, eso sí, una saturación de anuncios audiovisuales e impresos plagados de textos alejados de la realidad que no dijeron nada sobre los resultados, pues estos estuvieron consignados en actividades administrativas y tramitología que no impactaron en el bolsillo y ambiente de vida de las familias guerrerenses.

Sumado a lo anterior, los gobiernos anteriores desarrollaron autismo comunicacional, es decir, no escuchaba ni aceptaba sugerencias, reclamos, críticas fundadas, pero sobre todo, los ecos de una realidad lacerante para la mayoría de los sectores sociales, políticos y económicos de la entidad. Oídos sordos, ojos con hipermetropía, bocas mudas fueron coronados con una piel muy sensible que se limitó a desdeñar las voces societales. Por lo mismo, el gobierno se disoció de la plataforma ciudadana, cayendo en la vorágine de inactividad, que centró su visión en demagogia y complicidades.

El gobierno de AAR tiene que permutar esta debilidad en oportunidad para acercarse a la gente. Comunicar debe ser eje sustantivo para el apuntalamiento de las tareas gubernativas que conlleven a expresar primero y luego tomar tierra los planes que cambien el estado actual de cosas por las cuales cientos de miles de ciudadanos optaron conscientemente por evitar la llegada del priismo más autoritario y verticalista, a través de una alternativa unificada de fuerzas más progresistas.

La comunicación del gobierno del estado no debe surgir desde la oficina de comunicación social, sino de un despacho que posea la capacidad de integrar datos y resultados institucionales, con la finalidad de verter en la sociedad los logros, paso a paso, del ejercicio administrativo, político, económico, humano y cultural. No debe continuar la perspectiva de ser más reactivo que propositivo, pues se caería en el enfrentamiento permanente con medios de comunicación, grupos de presión, partidos políticos inconformes, ONG´s y asociaciones de profesionistas, intelectuales, académicos o corporaciones federales. El golpeteo resulta innecesario y desgastante, por lo cual tiene que activarse una estrategia de comunicar lo que se realiza sin caer en saturaciones.

Enlisto algunos puntos cardinales para que sean tomados en cuenta: 1) El gobernador no debe salir a contestar para “justificar” trascendidos o críticas sin soporte ni mucho menos “remediar” equívocos u opiniones de colaboradores; 2) Las dependencias y sus titulares no tienen que salir a la luz pública tratando de minimizar a otros y mucho menos “brillar” con una intensidad tal que opaque al Ejecutivo; 3) Los funcionarios deben dejar a un lado liderazgos o consignas de grupo, para trabajar de manera institucional; 4) El equipo de AAR tiene que coordinar todo asunto que se vaya a transmitir sin caer en contradicciones y mucho menos inducir ataques difíciles de “reparar”; 5) Evitar al máximo agendas creadas por opositores o caer en entrevistas “banqueteras” que desvirtúen posturas, y 6) Mostrar propuestas y no reacciones negativas ante un evento nuevo o de difícil solución cortoplacista.

4.- Un gobernador a la mano y con capacidad de gestión y solución.
El mandatario no debe ocupar un porcentaje significativo de su tiempo y espacio en el encierro administrativo, sino ser proactivo en los 81 municipios de la entidad. Estar cercano a la gente es ponerse “a la mano”, captar atención, empatía y mayor fuerza. Que la sociedad guerrerense vea y sienta que su gobernante está presente es plus para que los programas y actividades se lleven a cabo con eficacia y teniendo un efecto positivo en la percepción que luego se traduzca en apoyo solidificado en los cuatro años y siete meses de gestión.

El gobernador debe propagar una imagen fresca, de intercambio social, preocupado por la situación prevaleciente en cada región de Guerrero y al mismo tiempo trasladar este esquema a todos y cada uno de los funcionarios públicos. No se vale interpretar y dar puntos de vista de lo “que quiso decir” AAR, sino comunicar sabiendo los propósitos, objetivos y alcances del gobernador, para no tergiversar datos, poniendo en predicamento la estrategia gubernamental. Todos, en forma entrelazada, a las calles, colonias, ciudades y comunidades, para que las personas observen un trabajo que aumente confianza y certidumbre en que el nuevo gobierno está encaminado a proporcionar beneficios tangibles.

A manera de colofón insisto que el gobernador debe estar visible sin comprometerse con ofertas que en el corto y mediano plazo no sean realizables. Escuchar y no decir más de lo que se pueda. Ofrecer soluciones específicas y remitir necesidades para su pronta solución, que no queden en cajones de escritorio. Finalmente, debe insertarse amablemente en los hogares por medio de un marketing institucional que imprima cercanía y no haya descrédito ni alejamiento por hartazgo.

P.D.
Cuando la violencia llega a la puerta y se presenta de frente, de carne y hueso, no hay teorizaciones. Sufrí en vivo y a todo color la violencia del robo. Unámonos y hagamos una y mil acciones para devolver la dignidad y seguridad a nuestra ciudad, estado y nación ¡Ya! No por mí, sino por todos. La patria y el mundo necesitan de nosotros. B.H.G. Ω

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