ANÁLISIS POLÍTICO Y SOCIAL, MANEJO DE CRISIS, MARKETING, COMUNICACIÓN Y ALTA DIRECCIÓN

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lunes, 27 de septiembre de 2010

PERVERSIDAD POLÍTICA DE MANUEL AÑORVE BAÑOS


LA PERVERSIDAD POLÍTICA DE MANUEL AÑORVE BAÑOS
¿Para qué competir por la gubernatura del estado de Guerrero en 2011?
Por Baltasar Hernández Gómez


Las proposiciones emitidas por el candidato del PRI a la gubernatura del estado de Guerrero, Manuel Añorve Baños, durante su anticipadísima campaña electoral, están plagadas de sentencias condenatorias a todo lo que no sea tricolor o proveniente de las facciones más añejas de la política regional. Él y sus “estrategas” apuestan al olvido de compromisos sociales y la denostación de los opositores, en específico de su antiguo impulsor y aliado, Ángel Aguirre Rivero que, al no encontrar cabida en la estructura supuestamente renovada del partido que está recuperando cargos de elección desde 2006, prefirió liderar una coalición conformada por el PRD, Convergencia y PT. Los mensajes comunicacionales transmitidos desde el mes de agosto del año en curso muestran una severa preocupación por la salida del exsenador y exgobernador, toda vez que cambió los ejes del escenario de triunfo estatal, el cual pronosticaba una elección sin disputa, debido al debilitamiento del PRD (organismo que desde 1999 ha tenido la supremacía en municipios, congreso y la gubernatura).

A continuación enlisto cuatro postulados que a mi juicio sintetizan la columna vertebral proselitista de Añorve Baños:

1.- Nada ni nadie tiene la capacidad para detener la fuerza avasalladora del PRI remasterizado.

2.- Él representa la democracia, avance y desarrollo armónico de la entidad.

3.- Los opositores -principalmente Ángel Aguirre- son malignos, egoístas y proclives a las bajas pasiones, pues añoran privilegios y riquezas del ayer que ya se les fue.

4.- Dios es el motor de su lucha para instaurar el bien en Guerrero. Se considera arcángel de luz que pelea contra el ángel caído del reino institucionalizado.

El PRI y su estandarte acapulqueño creen que las ganancias obtenidas en otras coordenadas geopolíticas son reproducibles en automático, sin embargo, en Guerrero las condiciones políticas no son las mismas que en el centro, sureste y norte de México y mucho menos el tipo de experiencias que guardan los sureños después de haber vivido decenios de autoritarismo, muerte y pobreza extrema hasta llegar a la más cruda ceguera y sordera del gobernador Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, quien supuestamente es perredista y progresista, pero que durante su mandato operó programas que ni la misma derecha hubiera imaginado poner en marcha, privilegiando la administración y las negociaciones en petit comité para obtener ganancias en adquisiciones, plazas administrativas y docentes, pero principalmente en obras urbanas y carreteras.

Como al actual jefe del Ejecutivo estatal se le vincula con los clanes encabezados por Figueroa Alcocer, Juárez Cisneros, Manuel Añorve Baños y hasta el mismo PAN, al electorado se le abrió la alternativa de sufragar por alguien que en su trayectoria política conformó grupos de apoyo en las siete regiones del estado y no por otros favorecidos por éste u otro partido satelital. Atrás del candidato priista hay una cauda de preguntas no contestadas y agravios sin resolver y por tal motivo la creencia de que Guerrero es “pan comido” para el PRI por el efecto dominó derivado de victorias obtenidas en otras entidades y el “carisma prefabricado” de Añorve Baños, es una declaración falaz, que solamente puede ser sustentada con lemas cargados de emotividad enajenante y ataque a los contrarios.

Las cartas credenciales de Manuel Añorve son eminentemente burocráticas y tenebrosas, confeccionadas con cargos obtenidos por favores y recomendaciones de políticos en el estado de México, Distrito Federal y Guerrero. Su trayectoria ha sido una continua carambola de tres bandas donde su protagonismo es lo más reluciente [basta recordar su intromisión a forciori en la toma de posesión de Felipe Calderón Hinojosa, cuando se apersonó en primera fila, en medio de empellones, codazos, vallas e insultos]. Hace poco más de un año y medio alcanzó la presidencia de Acapulco y desde ahí se limitó a fabricar una plataforma proselitista sin sentarse a gobernar. El municipio no fue el objetivo, toda vez que fue el peldaño que tenía que pisar para buscar los aposentos de Casa Guerrero.

Durante su corta estadía en la administración local se inventó giras de trabajo, aumentando el culto a su figura; gastó recursos públicos para fortalecer su posicionamiento político; manejó convenientemente a los medios de comunicación y negoció su candidatura para contender por el gobierno de Guerrero. En pocas palabras: él es el elemento principal de una táctica mediática que combina la imagen de hombre activo y ocupado, la cual es acompañada con un tono de voz casi parecido al de un pastor de iglesia protestante. Como aderezo tiene la presencia de su esposa, Julieta Fernández, que reúne todas las características de mujer con perfil caritativo y que ahora muchos aseguran posee dotes de “chamana-sanadora” al poner sus manos en las personas que la saludan. Si a esto le sumamos que lo sigue una cauda de funcionarios que no son más que amigos, socios, aliados, familiares e imposiciones políticas, el círculo se cierra dejando un hedor de inmundicia a su paso.

El resultado de su gestión no se queda en el espacio subjetivo de apreciaciones negativas, que obliga a pensar que su gobierno fue totalmente ineficaz, sino que remite a hechos tangibles, tales como: cientos de colonias sin agua, baches al mayoreo, desatención del sector turístico, contaminación por desechos sólidos y líquidos en calles, ríos y la bahía de Santa Lucía; obras de relumbrón sin impacto social, inseguridad, despotismo administrativo, extracción del erario municipal y corrupción en oficinas, entre otras docenas de servicios que están sin atender.

Los postulados esgrimidos desde su toma de posesión como presidente de Acapulco y luego como abanderado priista a la gubernatura, chocan con la realidad concreta, pues su perfil está compuesto por un juego perverso de palabras y gestos “esperanzadores”, que no tienen sostén cuando se confrontan en la cotidianeidad del municipio más importante del estado. Luego entonces, ¿Por qué hace uso de la religión en su actuación política? Para introducir a la ciudadanía -que vive en crisis profunda desde hace dos años- en una catarsis donde él se quiere erigir como vía de escape. Se presenta con su cónyuge como pareja mesiánica que rescatará al estado de la ignorancia y la miseria, mientras en las giras se deja acompañar de personas non gratas enquistadas en la praxis política retorcida que apuesta a la desmemoria y la inmovilización por terror.

¿Por qué él es el bueno y los demás malos? Porque con esto quiere ocultar la mezquindad de su aspiración a la gubernatura. Recuérdese que cuando llegó como presidente sustituto en 1997 [apoyado por el entonces gobernador Ángel Aguirre, después de la salida de Rubén Figueroa Alcocer por el caso de Aguas Blancas], cuando Juan Salgado Tenorio dejó abruptamente el cargo por su deplorable actuación ante el huracán Pauline, se limitó a gastar los presupuestos nacionales destinados a solucionar los problemas generados por este fenómeno meteorológico, muchos de los cuales continúan in crescendo. Añorve Baños trata de ser vendido como producto aséptico que evitará el regreso de los malos (¿¿¿???). Vociferando tal axioma está escondiendo las ansias de adjudicarse, junto con su grupo de cortesanos, de gran parte de las cuotas de poder en Guerrero, reasignando jugosas tajadas a sus promotores, quienes tienen el control de los hilos que mueven las marionetas.

Viendo con rayos X los postulados de Añorve Baños se percibe engaño, pues Acapulco significó un trampolín para la preparación de estrategias de reposicionamiento priista a nivel regional. El rostro benévolo que dejó ver, los contenedores de agua repartidos en colonias populares, las despensas y los sermones cristianizantes fueron simple y sencillamente una obra teatral. Sin embargo, las ineptitudes de su labor desenmascararon este tinglado y la sociedad se autovacunó: las actuales circunstancias pusieron en su dimensión exacta el estado de cosas latentes en Acapulco y la entidad, y pusieron a flor de piel las mentiras de sus frases cimentadas al amparo de su enfermedad psicológica de poder y las pretensiones de su grupo compacto para llegar -pésele a quien le pese- al máximo cargo político en Guerrero.

Basta recordar que su perversidad, disfrazada de audacia, ha llegado a los extremos de pactar con enemigos y hacerlos “amigos o cómplices”, como es el caso de su actual apego, por razones todavía desconocidas, con el actual gobernador Torreblanca Galindo, después de que tuvieron un terrible desaguisado donde hubo ataques verbales y zarandeos en un sitio público de Acapulco. Su política de pelea/reconciliación también rindió frutos con los exgobernadores Juárez Cisneros y Figueroa Alcocer quienes ahora parecen perdonar que trabajara en sentido contrario al PRI en las elecciones estatales de 1999. El colmo es que a su protector, Aguirre Rivero, lo traicionó y en estos instantes pretende exterminarlo, pese a los convenios políticos acordados en tiempos de bonanza. En la percepción ciudadana quedó grabada la idea de que el apodado “muñeco diabólico” representa deslealtad, soberbia, demagogia y hambre de influencia, ya que sólo persigue la conquista del sensus y no el razonamiento de los votantes para fines personales y de su camarilla.

¿Quién logrará el mayor número de sufragios? Aquel que otorgue certidumbre, proyectos sustentables y por lo menos una porción de honestidad, responsabilidad y compromiso para incrementar la calidad de vida de los guerrerenses, principalmente en los municipios más atrasados. En el proceso electoral que se desarrolla en la entidad existen sólo dos sopas: Ángel Aguirre y Manuel Añorve, en virtud de que el candidato del PAN [Marcos Efrén Parra Gómez, quien ha sido movido de un cargo federal a otros por su militancia e institucionalidad al blanquiazul y bajo perfil] no tiene nada que ofrecer, ni siquiera un partido que le reúna cinco mil votos efectivos. Los otros institutos políticos danzarán al compás del candidato más fuerte, de manera formal o fáctica……en forma abierta u oculta. B.H.G.

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lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Debemos festejar el Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución en México?


¿DEBEMOS FESTEJAR EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA Y CENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN?
[Conferencia impartida por Baltasar Hernández Gómez en el Centro de Actualización del Magisterio, el día 13 de septiembre de 2010].


La fiesta programada en 2010 no es gratuita y mucho menos patriótica. El presente año es una especie de remolino institucionalizado generado por un gobierno ampliamente cuestionado por su ineficacia e insensibilidad. El carnaval pseudo patriótico nos ha costado hasta el momento, un poco más de 3 mil millones de pesos, sí, tres veces mil millones de pesos, lo que equivale aproximadamente a dos años y medio de presupuesto anual para el municipio de Acapulco. El bicentenario del movimiento independentista y centenario de la revolución es pretexto para inculcar en la mente de millones de mexicanos la idea de que México ha sido y sigue siendo un monolito histórico, social y político que se liberó progresivamente de la esclavitud, opresión, inequidad, autoritarismo, corrupción, despotismo y antidemocracia por obra y gracia de héroes criollos, peninsulares y mestizos que han actuado -en una cadena continua de eventos- desde hace dos siglos. En los libros de historia oficial y en los mensajes de los detentadores del poder político en México, todo es una línea progresiva para ponernos en donde estamos ahora.

Desde la perspectiva del Estado mexicano, el país tiene que ser apreciado con ojos distintos, es decir, con ojos de esperanza soñadora, ya que todos los males económicos, sociales y políticos presumiblemente fueron desterrados en las dos últimas centurias y no hay nada más qué hacer, más que sentarnos a esperar, porque ya todo está escrito y es necesario seguir por la senda del acatamiento de disposiciones legales y culturales de los regímenes avalados por peleas que llegaron a negociaciones para acabar con las diferencias. Leyendo entrelíneas, el segundo gobierno panista que preside Felipe Calderón, quiere trasladar al imaginario colectivo que, con la llegada de la alternancia (que no transición democrática), la Nación está circulando por el sendero del bienestar común, el cual no se logra percibir -dice la clase poderosa- debido al golpeteo de las crisis recurrentes del sistema capitalista globalizado. Todos los de afuera, los traidores, los críticos o simplemente “los malos mexicanos” son culpables de las desgracias, nos repiten sin cesar.

3 mil millones de pesos, innumerables horas de spots en los medios de comunicación electrónicos; ríos de tinta en desplegados inscritos en los diarios y revistas; miles de correos por internet para hacer presencia en hogares y centros de trabajo, y movilizaciones de funcionarios, intelectuales orgánicos, comunicadores, bailotean para justificar con palabras la desigualdad de las luchas libertarias que se suscitaron desde el siglo XIX. Hay un bombardeo permanente sobre el rescate, revisión y paseo de osamentas que presuntamente pertenecieron a los próceres de la patria; galerías, banderas y productos para ser consumidos sin crítica por los ciudadanos del tercer milenio y ensayos en el autódromo “Ricardo Rodríguez” para mostrar al mundo la organización del bicentenario y centenario, que por cierto es pésima e improvisada, casi casi como un homenaje de lunes en la secundaria federal número 1.

Asumo el pensamiento de Miguel León Portilla cuando estipula que la historia la escriben los vencedores y no los vencidos: en el caso de las luchas de 1810 y 1910, éstas deben ser reconocidas como crisoles de muchas luchas, en virtud de que no hubo concepciones y mucho menos acciones para desarrollar una sola independencia o una revolución, sino muchos movimientos con distintos objetivos, métodos y perspectivas. El grito de Dolores no fue de libertad, autonomía y democracia, pues arrancó como un desconocimiento a la ocupación francesa del reino español, para luego, poco a poco, ir transformándose en autodefiniciones nacionalistas, que no se originaron por un ideario político único, sino por la idea de las clases dominantes de la Nueva España para erigirse en los detentadores del poder real en los ámbitos sociales y económicos.

Los héroes independentistas tenían diferentes procedimientos, intereses y tácticas para desenvolverse con simpatizantes y militantes y fue José María Morelos y Pavón quien tuvo el proyecto más elaborado y objetivo para la construcción de una Nación, teniendo en mente cambios paulatinos y radicales del estado de cosas legales y políticas de lo que hoy conocemos como México (remembranza de la visión de poder de los mexicas del altiplano central y de lo que posteriormente asimilaríamos como la “raza de bronce”). Los estudiosos de las ciencias sociales asumen que las revoluciones son políticas o sociales: las primeras son traspasos del poder instaurado hacia una nueva facción dominante que se abre paso para desterrar las estructuras caducas que le impiden su crecimiento y hegemonía. Las segundas, las sociales, son cambios profundos en donde tendrían que suscitarse readecuaciones para que todas las fuerzas políticas y económicas funden un nuevo modelo de vida.

Los movimientos de independencia y de revolución fueron acciones acaparadas y conducidas por una élite, que veía en los regímenes caducos de su época un obstáculo para desarrollar las nuevas formas capitalistas de acumulación de riqueza a favor de sus intereses políticos y económicos. De españoles pasamos a estadios históricos protagonizados por criollos y mestizos pudientes que, con la fuerza de nuevas legislaciones, poder de las armas y supraestructura cultural, tuvieron las condiciones materiales para dirigir a la base societal. De terratenientes afrancesados, incipientes empresarios despóticos y autoritarios comandados por las milicias y científicos porfiristas se pasó a la supremacía de los “militares y latifundistas del norte”, que supieron colocar las consignas de cambio agrario y democrático en la esfera del control presidencial, legislativo y posteriormente en instituciones gubernamentales y de un partido único, comandado por caudillos, líderes de masas, sectores populares y empresarios que supieron acomodarse a las nuevas condiciones del entorno nacional y llegar a ser los dirigentes del Estado mexicano.

¿Quién festejará el bicentenario de la independencia y centenario de la revolución? Citando algunas cifras proporcionadas por el rector de la UNAM, José Narro Robles: a dos siglos de la independencia la mitad de la población nacional vive en pobreza y de ella 19.5 millones tienen una estrato de hambruna severa; existe una altísima mortalidad infantil, parecida a las situaciones que se viven en los países más atrasados de África y Asia; 6 millones de analfabetas y otros tantos de analfabetas funcionales, que no tienen entrada a los servicios de educación especializada e internet, así como inequidades sociales y económicas entre municipios, las cuales podrían compararse a las distancias entre un país del primer mundo y el planeta Plutón.

Éste es el tamaño de las inconsistencias producidas por una estructura de poder que ha preservado los retrasos colosales en materia de salud, educación, trabajo, vivienda y de un nivel de vida digno para los mexicanos de todas las edades. Así pues, México no es un solo país, sino muchos Méxicos donde unos nacen en fraccionamientos de lujo, otros en zonas de clase media, pero la mayoría en abismos de marginación insalvables, lo cual muestra un crecimiento exponencial. ¿Cómo es posible que a 200 años los detentadores del poder y la sociedad no hayamos sido capaces de haber creado un sistema de vida universal, que privilegie que sus infantes, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad vivan sin tener que dedicarse al subempleo o empujados a efectuar actividades relacionadas con el crimen organizado, sin educación ni cultura?

La felicidad que da conmemorar un aniversario personal o familiar es cambiada por una celebración que huele y sabe a ansias de legitimación y desviación de la atención hacia los asuntos prioritarios. No hay emociones nacionalistas, sino una distracción de los eventos importantes que están aquejando con demasiada violencia económica, física y mediática a los mexicanos. Carlos Fuentes dice que él no participará en este jolgorio de luces de bengala, porque no hay celebración de nada concreto, refiriéndose a que el bicentenario y centenario es un juego pirotécnico que no toca, ni siquiera por asomo, los problemas morales, sociales, económicas, políticas e intelectuales. Festejar es gozar con la carne y espíritu, algo parecido al carnaval para recrear fechas imborrables y eventos que dejaron huella. El bicentenario de la independencia y centenario de la revolución no llegó ni a remedo de juerga, mucho menos trascendió a conmemoración (traer a la memoria algo importante, bello o inolvidable).

México al igual que Venezuela, Argentina, Colombia y Chile por citar sólo algunos países latinoamericanos, “llegamos tarde a la fiesta”, pues ésta fue comenzada por aciones que con su constitución lograron alcanzar fases de desarrollo consolidado para sus habitantes, con base en la hegemonía económica de explotación y belicismo. Cuando a mi mente llegan ráfagas imaginativas del grito de Miguel Hidalgo llamando a la insurrección de criollos, mestizos y castas bajas de la Nueva España o de la toma de la del Distrito Federal por Emiliano Zapata y Francisco Villa en la primera década del siglo XX, pareciera que los nubarrones de la realidad se disiparan un poco, hinchándome de orgullo por el esfuerzo y lucha de hombres y mujeres motivados con pasión, para edificar mejores mañanas. Sin embargo, estas mismas imágenes se convierten en fragmentos disímbolos y sin sentido cuando recuerdo que las dos fuerzas agraristas más importantes del movimiento revolucionario de 1910-1917 no supieron, pudieron o entendieron que no tan sólo debieron sentarse en la silla presidencial del Palacio Nacional, sino tomar el poder, para erradicar la escalada de intereses políticos y económicos que ocultaban los proyectos de Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y Calles, que luego concentraron para sí el Estado mexicano.

El estandarte independentista, los sentimientos de la Nación, la Constitución de Apatzingán, la bandera trigarante, la Reforma liberal, el juarismo, los progresos porfiristas, la Constitución de 1917, los sueños de grandeza de las instituciones mexicanas, el modelo de desarrollo basado en proteccionismos y petróleo, el sistema político, la creencia de que el liberalismo salinista era la incorporación al primer mundo y la supuesta idea de cambio en la figura de Fox Quesada y Calderón Hinojosa han sido flashes catárticos que llenaron años, es decir, vidas enteras sin resultados que puedan percibirse tangiblemente en generaciones enteras. Como muestra del abandono hacia la formación de un verdadero proyecto de nación puedo citar las fortunas del propietario de Telmex, grupo Carso, Sanborn´s, Telcel, entre otras decenas de negocios multimillonarios; así como empresarios del estado de Nuevo León, Puebla y estado de México, que podrían fácilmente comprar México y parte de Estados Unidos y Centroamérica, se vuelven ciegos ante la proliferación y hecatombe de la gente más pobre de los más pobres, queriéndolos ubicar en segundos pisos o en sótano, para que nadie los vea y se pueda compadecer de sus paupérrimas existencias. Así de grave está la situación imperante actualmente y por eso ahora viven en Europa, Canadá o Estados Unidos.

Lo que permanece son los iconos tricolores, las banderolas, las leyes escritas y encuadernadas, los restos de próceres en urnas de lujo, custodiados y exhibidos para el encantamiento enajenado de niños y jóvenes y muchos adultos penetrados por la terrible fuerza de los medios de comunicación e instituciones educativas al servicio del Estado mexicano y su clase dominante. No obstante el desenfado para anunciar actos alusivos a los festejos nacionalistas y gastar a diestra y siniestra miles de millones de pesos, los monumentos, puentes, avenidas, actos masivos culturales, museos itinerantes y proyecciones multimedia no terminan de ver completadas, se visualizan a medias o simplemente se realizan con una calidad logística y escenográfica digna de una escuela de primaria rural (no por el desempeño o ganas de sus integrantes, sino porque sus programas son hechos con escasísimos presupuestos).

No es que quiera evitar que a los sujetos sociales pertenecientes a un territorio, que tienen que regirse por leyes compartidas e identificadas por sus símbolos se les extermine el placer de festejar y ver la vida con cierto grado de optimismo, pues esto es parte intrínseca de la idiosincrasia latina y muy en lo particular del mexicano, como lo retrató con excelsitud Octavio Paz en su obra El laberinto de la soledad; porque lo que estoy proponiendo es hacer un alto para la reflexión y ver el horizonte desde un plano alejado de la bazofia que inunda nuestras vidas por el consumismo mercantilista más atroz impulsado a favor de las cosas intrascendentes, olvidándonos de los asuntos importantes, como es la construcción de un país, estado, municipio, colonia, barrio, cuadra, calle y casa, que en verdad sea hábitat de bienestar y crecimiento duradero por los cuatro costados. Bastaría saber y sentir que en doscientos años de historia las generaciones hubiéramos crecido libres de autoritarismos, sanos por comer tres veces al día sin alimentos chatarra, educados en un sistema gratuito y de calidad desde el nivel preescolar hasta universidad, un sistema democrático exento de abusos y componendas partidocráticas, con viviendas dignas y gobiernos eficaces.

Por eso es lamentable el rol que juega el actual gobierno federal que, por esquivar críticas y proposiciones constructivas sobre el bicentenario y centenario, optó por la más absoluta superficialidad, que invita al despilfarro y al mismo tiempo al repudio. Al final queda una sensación de improvisación en torno a algo que se tiene que celebrar a costa de lo que sea. El papel del presidente es criticable, ya que le apostó a la ausencia y a lo mal hecho, con despliegues excesivos en los medios de comunicación y al mensaje barato que no es analítico, sino de seguimiento robótico por parte de las masas que, ante la falta de rumbo, lo único que le queda es transitar por el viejo camino de “pan y circo”, desgraciadamente. La fiesta fue, al final de cuentas, para todos los que apreciamos el “grito del 15 de septiembre a las once de la noche”, un festejo del presidente, colaboradores y familiares que deambularon y se asombraron por las toneladas de pólvora que se aventaron al cielo del D.F. y los despliegues tecnológicos de compañías de medios audiovisuales mexicanas y extranjeras.

El bicentenario y centenario fue y sigue siendo un programa de ausencia política y desmemoria histórica, pues trivializa lo que se conmemora, poniendo imágenes, textos, films y hasta canciones que fomentan la alienación y lo que el “destapado” Ricky Martin dijo al ritmo de pop-rock…… “la vida loca”. Más allá de elucubraciones, fantasías o malas voluntades que se piensen sobre los festejos 2010, lo cierto es que la realidad impera sobre cualquiera de los discursos demagógicos que desean inyectar un nacionalismo al puro estilo del nazismo hitleriano de hace poco más de siete décadas, que insiste que ante la crisis moral, social y económica persistente en el país, es mejor anidar un sentimiento de pertenencia a un club de buenos ciudadanos no pensantes, que solamente se den a la tarea de adorar la bandera, la constitución empastada en piel y letras doradas y al régimen político modificado por un proceso de alternancia que apareció en el año 2000 y ahora prosigue como moda en un intercambio casi infinito de colores, ideologías, intereses y reacomodos partidistas.

Cuando la bandera tenga los colores verde, blanco y rojo acompañados por un águila real devorando una serpiente, posada en un nopal no importado de China y que sea colocada en foros internacionales como emblema de un México independiente, que esté al tú por tú con los denominado países avanzados, luego entonces la mexicaneidad podrá surgir como verdadero baluarte de autonomía. Hasta ese día habrá un festejo en todo lo alto. Claro está que esto no llegará fortuitamente, sino -sí sólo sí- hay un concurso y participación comprometida, responsable y permanente de todos, en cada una de las áreas y tareas que desempeñamos, pues por estar en la espera pasiva, hemos permitido que otros, unos pocos, controlen no sólo el concepto de nación que tenemos, sino de las realizaciones sociales, políticas, económicas y sociales que se han vivido hasta nuestra contemporaneidad…………………….

Hasta aquí dejo mi exposición, a fin de que podamos abrir canales de debate analítico. Gracias por su presencia, atención, pero sobre todo gracias por su paciencia. B.H.G.

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lunes, 13 de septiembre de 2010

ACAPULCO 2010 EN BANCARROTA



ACAPULCO EN BANCARROTA

Septiembre de 2010

Por Baltasar Hernández Gómez


Cualquier institución o persona física puede enfrentar la bancarrota cuando su estructura sufre impactos negativos por insolvencias jurídicas, administrativas, operativas o financieras que ponen en riesgo su funcionamiento. En 2010 Acapulco vive en quiebra, debido al pésimo desempeño de administraciones que, sin visión de futuro, pero sí con muchas ansias de poder político y económico, empeñaron la infraestructura y desarrollo del municipio catalogado como el más importante del estado de Guerrero por el nivel de ingresos que percibe anualmente. Hoy estamos al borde de la ignominia, pues el procedimiento democrático que estipula que el gobierno local debe ser renovado cada trienio, en cumplimiento de las normas y calendarios establecidos por los organismos electorales, estimula sólo permutas en cargos, géneros, promesas y estafetas partidistas, privilegiando el cortoplacismo e interés de grupo para operar proyectos con miras a conseguir mejores estadios en la intrincada red del sistema político.

En el periodo comprendido de 1999 a 2008 el Ayuntamiento de Acapulco fue encabezado por afiliados y miembros inscritos al Partido de la Revolución Democrática [PRD], que dieron prioridad al discurso y la acción de corte tribal (de 1999 a 2002 rodeándose de amistades pro-empresariales y los otros de 2002 a 2008 aceptando líderes sociales de ambulantes y precaristas, por citar sólo algunos), activando una política pragmática que ponderó el juego de posicionamiento en el organograma municipal. Muchos perredistas de nuevo cuño estuvieron por mucho tiempo en partidos de centro y derecha, principalmente en el Partido Revolucionario Institucional [PRI], pero al no encontrar apoyos se pusieron al servicio de los gobernantes negro-amarelo, a partir del año 2000.

El recuento de los daños provocados por las alcaldías priistas en más de siete décadas y los estragos creados en tan sólo un decenio de perredismo sometieron al municipio a un estado de emergencia. Aún cuando los errores a propósito o por omisiones pudieron ser solventados a través de reconversiones integrales (saneamiento financiero, austeridad, control de los recursos generales y principalmente el aspecto humano, deteniendo contrataciones o basificaciones), sin embargo esto prosiguió y la espiral de fracasos tocó fondo. Acapulco nunca recibió el tratamiento adecuado para alcanzar niveles aceptables de bienestar y operatividad, sino nada más paliativos que incrementaron el trastorno de Parkinson que padece en la actualidad.

En el año 2008 resurgió la figura de Manuel Añorve Baños (priista que creció bajo la protección e impulso del priismo y en específico de Ángel Aguirre Rivero) queriendo investirse del “nuevo guerrero del PRI”, a fin de de contribuir a la recuperación de la supremacía en esta región del estado, tal y como lo ha estado haciendo su partido en otras entidades federativas y el Congreso de la Unión, desde 2006. De cabo a rabo, la campaña “añorvista” usó y abusó de la propaganda audiovisual y de contacto directo, basándose en el enaltecimiento de quiméricos valores altruistas y espirituales con los que él y su esposa se acercan a la masa; en la distribución de agua potable en las colonias populares y la etiqueta de supuesta humildad y capacidad para solucionar los problemas más importantes de Acapulco.

Con el lema “Acapulco de 10” quiso darse “borrón y cuenta nueva”, así sin más, sin embargo, el día de las votaciones el abstencionismo imperó por el desencanto político hacia el subsistema electoral, PRD y otros partidos satelitales y, luego entonces, Añorve Baños se colocó la vestimenta del Cid Campeador, exhibiendo un fastuoso regreso con el emblema tricolor como estandarte victorioso a la tierra prometida de las que fueron sacadas “las fuerzas del bien” diez años atrás. Ya siendo gobierno en 2009, él, sus colaboradores de siempre, que con servilismo cumplen sus ordenamientos y caprichos, quisieron injertar la idea de que el añorvismo es la panacea para Acapulco y Guerrero. A lo largo del año y medio que estuvo al frente del gobierno municipal, Manuel Añorve puso al descubierto que lo que menos le interesaba era implementar medidas suficientes para colocar a Acapulco en el camino del desarrollo sustentable.

Resulta visible que Añorve Baños se dedicó a fomentar culto a su personalidad, utilizando con exageración el presupuesto público para exponerse como producto político vendible, a través de entrevistas arregladas para su lucimiento, spots comerciales, fotografías, espectaculares, giras de trabajo y boletines de prensa en los medios masivos de comunicación. Su rostro regordete y la conducta cuasi religiosa de su señora esposa fueron expuestos como elementos de cohesión, aderezando su táctica populista con un trabajo superfluo de remozamiento en lugares de gran afluencia de personas, con la intención de hacer creer que su gestión era de diez.

No obstante el derrame de dinero, el marketing añorvista no fue suficiente para ganarse el apoyo social, pues se generaron efectos contrarios, ya que la percepción generalizada hacia su labor es que se incrementó la corrupción, proliferó la obra pública deficiente, nepotismo, despotismo y menosprecio hacia las verdaderas causas sociales. Esto ha producido que exista un endeudamiento de 700 millones de pesos, lo cual está obligando al despido forzado a miles de trabajadores colocados por el presidente municipal anterior y por esta administración, así como la contratación de empréstitos para pagar aguinaldos, prestaciones y proveedores. Claro está, que en su defensa se echa la culpa a las pasadas administraciones, pero en la cotidianeidad se observa cada vez menos presencia para realizar obras.

La dotación de servicios públicos es deplorable: 1) El agua potable, que fue uno de los puntos centrales de su campaña todavía no llega a la mayoría de las colonias de Acapulco, lo que provoca disgustos en ciudadanos e iniciativa privada, que tienen que desembolsar cantidades elevadas de dinero para la adquisición de contenedores móviles del vital líquido, a fin de solventar las necesidades en el hogar, hoteles, restaurantes y negocios mercantiles diversos; 2) La obra pública de reparación y remodelación de avenidas es un completo desastre, pues el bacheo es de ínfima calidad: lo único que resalta es la construcción [mal planificada y no consensuada] del denominado puente elevado, que presumiblemente desahogará el tránsito en un tramo de 150 metros lineales en la segunda arteria vial del puerto (avenida Cuauhtémoc); 3) El grosor de las nóminas de personal se incrementó en 29%, lo cual abultó la nómina del Ayuntamiento, provocando un desfogue de recursos que bien podrían haberse direccionado hacia servicios de alumbrado, recolección de desechos sólidos y líquidos, agua y alcantarillado, luminarias y equipamiento urbano y rural, entre otras urgencias que exige la ciudadanía.

Manuel Añorve Baños dejó la presidencia y a todo Acapulco en bancarrota -desde finales del mes de agosto del presente año- y asumió la candidatura del PRI a la gubernatura del estado. Entró a la campaña herido de muerte, pero él y sus seguidores no lo piensan así y mucho menos lo aceptan…..sin embargo…..Guerrero lo sabe. Sus defensores estaban seguros que la ola electoral exitosa del PRI a nivel nacional impregnaría por sí sola la candidatura, pero no contaban con el rompimiento de Ángel Aguirre Rivero y su inclusión como representante de la coalición PRD, Convergencia, PT y casi por seguro Panal y PAN (sea por la vía oficial o de facto). En el inconsciente colectivizado los acapulqueños sienten que han sido tratados como resortes para que el “Chucky” (mote que se le puso a Manuel Añorve desde hace años) brinque a la gubernatura. Por esto, desde hace tres días y después de un mes de permiso, el territorio municipal está en manos de José Luis Ávila Sánchez, quien llegó al Ayuntamiento como regidor, para luego pedir licencia a un cabildo subordinado y ponerse a la cabeza de la secretaría de Finanzas. Ahora, con el aval de los diputados locales, ocupa el rol de “guardaespaldas” como presidente sustituto.

Mientras le cuidan las espaldas, Manuel Añorve Baños está jugando a conquistar el poder Ejecutivo estatal y Acapulco es apretado en un nudo de complicaciones: inundaciones, cráteres en las calles, desabasto de agua potable, aguas residuales sin tratar, recolección de desechos deficiente, abultamiento de personal de confianza y basificado sin sustento, así como inseguridad pública y nula protección civil.

¿Qué sucederá cuando regrese a la presidencia derrotado? ¿Se le creerán sus discursos cuando se ha comportado como un filibustero de la política? ¿Podrá entablar una relación sana con el próximo gobernador, tal y como lo hiciera -por vías todavía inexplicables para el entendimiento mundano- con Zeferino Torreblanca Galindo? ¿Podrá seguir gobernando con un equipo que desde ahora anda desperdigado, trabajando en dos o más bandos con lealtades muy frágiles? ¿Sabrá gobernar con funcionarios cuya soberbia ya no les cabe en el pecho, como por ejemplo José Luis Ávila Sánchez, que se puso la etiqueta de “presidente” con singular alegría y que le será muy difícil volver al redil de la obediencia cortesana?

Muchas personas ven por adelantado el retorno cabizbajo de Añorve Baños. Sus obsesiones se volcarán en miedos, en una sed imparable de enriquecimiento personal y en el blindaje excesivo para no caer en auditorías o juicios políticos. Volverá para desquitarse de sus “paisanos”, enrolar con más ahínco a mujeres guapas y aliados en la administración municipal, actuar como presbítero sanador para arrimarse un poco de legitimidad social, esa que está perdiendo por sus ansias desaforadas de poder. Allá sus colaboradores, esposa, hijos, amistades y familiares, pero ¿Qué culpabilidad tienen los acapulqueños para seguir padeciendo el “síndrome del simulador” que destroza el tejido ciudadano a mil por hora?

Setecientos millones de pesos de deuda más lo que se acumule, es la realidad con la que vive Acapulco y que seguramente será redimensionada con préstamos bancarios o devoluciones de partidas para los próximos años, lo cual postrará a sus habitantes en una situación de colapso. B.H.G.

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martes, 7 de septiembre de 2010

LA IMPORTANCIA DEL LIDERAZGO


LA IMPORTANCIA DEL LIDERAZGO
(Primer acercamiento)
Por Baltasar Hernández Gómez


El análisis, tratamiento y aplicación del LIDERAZGO es relativamente contemporáneo y por lo mismo no es una cuestión finiquitada, toda vez que su tratamiento ha sido explotado muy en particular por la administración y en disciplinas científicas sociales y políticas, sin llegar a conclusiones definitivas como ocurre en las ciencias exactas. Así pues, el LIDERAZGO no puede ser concebido y mucho menos ejecutado a través de dogmas, sino con la estructuración de modelos confiables para llevarlo a la praxis con una visión interdisciplinaria.

En principio de cuentas el LIDERAZGO es como la belleza: “Es difícil definirla, pero fácil de reconocerla cuando se percibe”. En la actualidad surgen voces que se quejan de “falta de LIDERAZGO”, específicamente en los ámbitos empresariales y político/administrativos. Es por ello que conformar(se) LÍDER no es un asunto de atributos innatos o extraordinarios, sino de preparación continua, a fin de que exista comunicación integral y congruente: la coherencia entre SER y DEBER SER. En primera instancia el LIDERAZGO se construye tomando en consideración los siguientes factores:

1.- Total reconocimiento de fortalezas y debilidades, para convertir amenazas en oportunidades.

2.- Potenciación de capacidades y competencias corporativas e individuales, a efecto de reducir al mínimo los errores.

3.- Adquisición de un conjunto de conocimientos y técnicas para comunicar con precisión y saber escuchar.

4.- Ajuste preciso a protocolos sociales e innovando acciones de empatía y desarrollo.

5.- Acumulación significativa de capital cultural, que lo sitúe en el lugar exacto donde las situaciones sociales lo requieran.

6.- Desterrar excesos personales que pongan en riesgo el trabajo de equipo y la convivencia social.

El proceso para alcanzar LIDERAZGO es muy similar a ir adquiriendo madurez e integridad como ser humano, ya que la vida misma y el círculo profesional-laboral son productos de una evolución que se va edificando con el paso del tiempo y experiencias. No todas las personas serán LÍDERES bajo los cánones del “éxito material”, pero sí muchos sujetos sociales están en posibilidad real para la adquisición de habilidades y destrezas que impulsen aptitudes directrices, actitudes decididas, posturas compensadas, que den como resultado acciones eficaces en las áreas donde se encuentren posicionados.

El LÍDER es una persona de conocimiento, experimentada, segura, motivada, capaz de comunicarse correctamente, que influya “en directo” y “a distancia” en los demás. El LIDERAZGO no tiene que ver con posiciones jerárquicas preestablecidas (sólo en casos de estructura organizacional sumamente vertical), sino del nivel de impacto positivo y certidumbre que despliega en su ambiente. Una característica básica de LÍDER es la habilidad para ganar, mantener y acrecentar la dirección en un equipo, desarrollando los aspectos que enumero a continuación:

A.- La construcción de una base sinérgica para que cada miembro del equipo actúe y aporte lo mejor de sí mismo, coadyuvando a que los objetivos planteados se alcancen con precisión.

B.- El establecimiento de una visión amplia, que no esté concentrada en el corto plazo, sino que proyecte a futuro para la planificación, organización, ejecución y evaluación de los programas y acciones que desee la organización. Esto produce una mejor toma de decisiones para continuar por el camino de la eficacia, o bien, tenga opciones para transformarse y seguir avante. Ello dota de oportunidades para la solución de disfuncionalidades mediatas y se está un paso adelante de aliados o competidores, según sea el caso.

C.- La permanencia de un alto sentido de pertenencia y seguridad, con el propósito de conseguir la misión, visión y metas de la organización, es decir: “Todos somos uno y uno somos todos”. Con lo anterior se está logrando que las personas estén plenamente identificadas con los objetivos generales, haciéndolos parte orgánica de la corporación, lo que es aliciente para el trabajo con entrega.

CH.- Ser prototipo de conocimiento, experiencia, congruencia, responsabilidad, tenacidad, entrega y compromiso.

Luego entonces, el LIDERAZGO no es importante por ser un atributo personal, sino porque en una organización lo nodal es que se posean capacidades para conceptualizar, dirigir, controlar y supervisar las tareas grupales, a fin de que se alcance un grado máximo de eficiencia y eficacia.

Una organización puede tener una planeación adecuada y una estructuración definida en lo operativo, pero no por ello sobrevivirá si no cuenta con un LIDERAZGO apropiado. Por el contrario, muchas organizaciones con una falta de planeación integral y hasta deficiencias técnicas en la organización y control han sobrevivido en virtud de que mantiene un LIDERAZGO dinámico.

La tipología del LÍDER depende de muchos aspectos y circunstancias, las cuales pueden variar y derivar de cualidades personales, culturales, académicas o experiencias vividas, entre otros factores, lo que determina distintos perfiles, como son:

De corte autoritario.- Es aquel que impone su actitud aprovechándose de la posición de mando que posee por jerarquización o herencia sin importar consecuencias. Éste tipo de LIDERAZGO moldea trabajos a forciori, que si bien pueden ser útiles en tiempos de situacionalidad crítica, no es correcto para la preservación y crecimiento de una corporación.

De corte conciliador.- Es aquel que procura por todos los medios posibles llegar a acuerdos con sus seguidores, a efecto de alcanzar metas consensuadas, evitando repercusiones negativas a posteriori. Sin embargo, este perfil no es adecuado al ciento por ciento, debido a que se crea un “círculo vicioso” que produce retrasos en la toma de decisiones y operación de programas y actividades definidas.

De corte circunstancial.- Es aquel que se adopta en casos extremos o temporales para resolver una situación de emergencia. Este perfil produce a la larga confusión, en virtud de que se puede formular en forma innata o fortuita. No se pueden ejercer “muchos” LIDERAZGOS, ya que hay distracciones en el proceso y un aumento de mandos disímbolos.

De corte carismático.- Es aquel que posee cualidades personales, que son aprovechadas para conducir satisfactoriamente a sus seguidores. Sin embargo, esto es impredecible, porque depende de la admiración o afectos de quienes participan, resultando una fórmula variable. En este tipo de LIDERAZGO –en muchas de las ocasiones- las decisiones no resultan las más adecuadas, sin embargo, hay que aprovecharlas en situaciones de innovación o confusión por el ambiente tenso o novedoso del caso que se trate.

De corte funcional.- Es aquel que siempre busca que sus estrategias y técnicas sean efectivas. Éste es productivo y eficaz, pero muchas de las veces adolece de cualidades personales (voz de mando, carisma, etc.). Por sus conocimientos y experiencias es aceptado por el equipo, pero sin crear vínculos permanentes de seguimiento perdurables y con sentido de lealtad. A este tipo de LIDERAZGO se le considera “técnico”. Este perfil es uno de los mejores, porque constantemente debe probar su rol directivo para lograr atención y ratificación de su posición. B.H.G.

NOTA IMPORTANTE: Extracto del Curso de Alta Dirección diseñado e impartido por el autor desde 2008.

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