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lunes, 27 de septiembre de 2010

PERVERSIDAD POLÍTICA DE MANUEL AÑORVE BAÑOS


LA PERVERSIDAD POLÍTICA DE MANUEL AÑORVE BAÑOS
¿Para qué competir por la gubernatura del estado de Guerrero en 2011?
Por Baltasar Hernández Gómez


Las proposiciones emitidas por el candidato del PRI a la gubernatura del estado de Guerrero, Manuel Añorve Baños, durante su anticipadísima campaña electoral, están plagadas de sentencias condenatorias a todo lo que no sea tricolor o proveniente de las facciones más añejas de la política regional. Él y sus “estrategas” apuestan al olvido de compromisos sociales y la denostación de los opositores, en específico de su antiguo impulsor y aliado, Ángel Aguirre Rivero que, al no encontrar cabida en la estructura supuestamente renovada del partido que está recuperando cargos de elección desde 2006, prefirió liderar una coalición conformada por el PRD, Convergencia y PT. Los mensajes comunicacionales transmitidos desde el mes de agosto del año en curso muestran una severa preocupación por la salida del exsenador y exgobernador, toda vez que cambió los ejes del escenario de triunfo estatal, el cual pronosticaba una elección sin disputa, debido al debilitamiento del PRD (organismo que desde 1999 ha tenido la supremacía en municipios, congreso y la gubernatura).

A continuación enlisto cuatro postulados que a mi juicio sintetizan la columna vertebral proselitista de Añorve Baños:

1.- Nada ni nadie tiene la capacidad para detener la fuerza avasalladora del PRI remasterizado.

2.- Él representa la democracia, avance y desarrollo armónico de la entidad.

3.- Los opositores -principalmente Ángel Aguirre- son malignos, egoístas y proclives a las bajas pasiones, pues añoran privilegios y riquezas del ayer que ya se les fue.

4.- Dios es el motor de su lucha para instaurar el bien en Guerrero. Se considera arcángel de luz que pelea contra el ángel caído del reino institucionalizado.

El PRI y su estandarte acapulqueño creen que las ganancias obtenidas en otras coordenadas geopolíticas son reproducibles en automático, sin embargo, en Guerrero las condiciones políticas no son las mismas que en el centro, sureste y norte de México y mucho menos el tipo de experiencias que guardan los sureños después de haber vivido decenios de autoritarismo, muerte y pobreza extrema hasta llegar a la más cruda ceguera y sordera del gobernador Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, quien supuestamente es perredista y progresista, pero que durante su mandato operó programas que ni la misma derecha hubiera imaginado poner en marcha, privilegiando la administración y las negociaciones en petit comité para obtener ganancias en adquisiciones, plazas administrativas y docentes, pero principalmente en obras urbanas y carreteras.

Como al actual jefe del Ejecutivo estatal se le vincula con los clanes encabezados por Figueroa Alcocer, Juárez Cisneros, Manuel Añorve Baños y hasta el mismo PAN, al electorado se le abrió la alternativa de sufragar por alguien que en su trayectoria política conformó grupos de apoyo en las siete regiones del estado y no por otros favorecidos por éste u otro partido satelital. Atrás del candidato priista hay una cauda de preguntas no contestadas y agravios sin resolver y por tal motivo la creencia de que Guerrero es “pan comido” para el PRI por el efecto dominó derivado de victorias obtenidas en otras entidades y el “carisma prefabricado” de Añorve Baños, es una declaración falaz, que solamente puede ser sustentada con lemas cargados de emotividad enajenante y ataque a los contrarios.

Las cartas credenciales de Manuel Añorve son eminentemente burocráticas y tenebrosas, confeccionadas con cargos obtenidos por favores y recomendaciones de políticos en el estado de México, Distrito Federal y Guerrero. Su trayectoria ha sido una continua carambola de tres bandas donde su protagonismo es lo más reluciente [basta recordar su intromisión a forciori en la toma de posesión de Felipe Calderón Hinojosa, cuando se apersonó en primera fila, en medio de empellones, codazos, vallas e insultos]. Hace poco más de un año y medio alcanzó la presidencia de Acapulco y desde ahí se limitó a fabricar una plataforma proselitista sin sentarse a gobernar. El municipio no fue el objetivo, toda vez que fue el peldaño que tenía que pisar para buscar los aposentos de Casa Guerrero.

Durante su corta estadía en la administración local se inventó giras de trabajo, aumentando el culto a su figura; gastó recursos públicos para fortalecer su posicionamiento político; manejó convenientemente a los medios de comunicación y negoció su candidatura para contender por el gobierno de Guerrero. En pocas palabras: él es el elemento principal de una táctica mediática que combina la imagen de hombre activo y ocupado, la cual es acompañada con un tono de voz casi parecido al de un pastor de iglesia protestante. Como aderezo tiene la presencia de su esposa, Julieta Fernández, que reúne todas las características de mujer con perfil caritativo y que ahora muchos aseguran posee dotes de “chamana-sanadora” al poner sus manos en las personas que la saludan. Si a esto le sumamos que lo sigue una cauda de funcionarios que no son más que amigos, socios, aliados, familiares e imposiciones políticas, el círculo se cierra dejando un hedor de inmundicia a su paso.

El resultado de su gestión no se queda en el espacio subjetivo de apreciaciones negativas, que obliga a pensar que su gobierno fue totalmente ineficaz, sino que remite a hechos tangibles, tales como: cientos de colonias sin agua, baches al mayoreo, desatención del sector turístico, contaminación por desechos sólidos y líquidos en calles, ríos y la bahía de Santa Lucía; obras de relumbrón sin impacto social, inseguridad, despotismo administrativo, extracción del erario municipal y corrupción en oficinas, entre otras docenas de servicios que están sin atender.

Los postulados esgrimidos desde su toma de posesión como presidente de Acapulco y luego como abanderado priista a la gubernatura, chocan con la realidad concreta, pues su perfil está compuesto por un juego perverso de palabras y gestos “esperanzadores”, que no tienen sostén cuando se confrontan en la cotidianeidad del municipio más importante del estado. Luego entonces, ¿Por qué hace uso de la religión en su actuación política? Para introducir a la ciudadanía -que vive en crisis profunda desde hace dos años- en una catarsis donde él se quiere erigir como vía de escape. Se presenta con su cónyuge como pareja mesiánica que rescatará al estado de la ignorancia y la miseria, mientras en las giras se deja acompañar de personas non gratas enquistadas en la praxis política retorcida que apuesta a la desmemoria y la inmovilización por terror.

¿Por qué él es el bueno y los demás malos? Porque con esto quiere ocultar la mezquindad de su aspiración a la gubernatura. Recuérdese que cuando llegó como presidente sustituto en 1997 [apoyado por el entonces gobernador Ángel Aguirre, después de la salida de Rubén Figueroa Alcocer por el caso de Aguas Blancas], cuando Juan Salgado Tenorio dejó abruptamente el cargo por su deplorable actuación ante el huracán Pauline, se limitó a gastar los presupuestos nacionales destinados a solucionar los problemas generados por este fenómeno meteorológico, muchos de los cuales continúan in crescendo. Añorve Baños trata de ser vendido como producto aséptico que evitará el regreso de los malos (¿¿¿???). Vociferando tal axioma está escondiendo las ansias de adjudicarse, junto con su grupo de cortesanos, de gran parte de las cuotas de poder en Guerrero, reasignando jugosas tajadas a sus promotores, quienes tienen el control de los hilos que mueven las marionetas.

Viendo con rayos X los postulados de Añorve Baños se percibe engaño, pues Acapulco significó un trampolín para la preparación de estrategias de reposicionamiento priista a nivel regional. El rostro benévolo que dejó ver, los contenedores de agua repartidos en colonias populares, las despensas y los sermones cristianizantes fueron simple y sencillamente una obra teatral. Sin embargo, las ineptitudes de su labor desenmascararon este tinglado y la sociedad se autovacunó: las actuales circunstancias pusieron en su dimensión exacta el estado de cosas latentes en Acapulco y la entidad, y pusieron a flor de piel las mentiras de sus frases cimentadas al amparo de su enfermedad psicológica de poder y las pretensiones de su grupo compacto para llegar -pésele a quien le pese- al máximo cargo político en Guerrero.

Basta recordar que su perversidad, disfrazada de audacia, ha llegado a los extremos de pactar con enemigos y hacerlos “amigos o cómplices”, como es el caso de su actual apego, por razones todavía desconocidas, con el actual gobernador Torreblanca Galindo, después de que tuvieron un terrible desaguisado donde hubo ataques verbales y zarandeos en un sitio público de Acapulco. Su política de pelea/reconciliación también rindió frutos con los exgobernadores Juárez Cisneros y Figueroa Alcocer quienes ahora parecen perdonar que trabajara en sentido contrario al PRI en las elecciones estatales de 1999. El colmo es que a su protector, Aguirre Rivero, lo traicionó y en estos instantes pretende exterminarlo, pese a los convenios políticos acordados en tiempos de bonanza. En la percepción ciudadana quedó grabada la idea de que el apodado “muñeco diabólico” representa deslealtad, soberbia, demagogia y hambre de influencia, ya que sólo persigue la conquista del sensus y no el razonamiento de los votantes para fines personales y de su camarilla.

¿Quién logrará el mayor número de sufragios? Aquel que otorgue certidumbre, proyectos sustentables y por lo menos una porción de honestidad, responsabilidad y compromiso para incrementar la calidad de vida de los guerrerenses, principalmente en los municipios más atrasados. En el proceso electoral que se desarrolla en la entidad existen sólo dos sopas: Ángel Aguirre y Manuel Añorve, en virtud de que el candidato del PAN [Marcos Efrén Parra Gómez, quien ha sido movido de un cargo federal a otros por su militancia e institucionalidad al blanquiazul y bajo perfil] no tiene nada que ofrecer, ni siquiera un partido que le reúna cinco mil votos efectivos. Los otros institutos políticos danzarán al compás del candidato más fuerte, de manera formal o fáctica……en forma abierta u oculta. B.H.G.

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