ANÁLISIS POLÍTICO Y SOCIAL, MANEJO DE CRISIS, MARKETING, COMUNICACIÓN Y ALTA DIRECCIÓN

Este es un espacio para conceptualizar, analizar, efectuar crítica y proponer estudios sobre política aplicada, marketing, comunicación, educación, métodos aplicados, alta dirección y proyectos sustentables. Contacto:baltasarhernandezgomez1@hotmail.com, baltasarhg@gmail.com

viernes, 27 de febrero de 2009

¿TEXTO U OBRA LITERARIA?


¿ TEXTO U OBRA LITERARIA ?
Por Baltasar Hernández Gómez


Cuando alguien experimenta el inmenso gozo de escribir y luego tiene la valentía de someterlo al examen público tiene que identificar claramente que sus pensamientos, investigaciones y sentimientos se convierten en una estructura organizada de conceptos, que van a dar forma a un texto. Hablar de obra literaria no implica tan sólo la hechura del texto, sino la interrelación del mensaje que desea transmitirse y la interpretación que hay del mismo por parte de quien lo lee.

El texto es el elemento que vincula al autor con el producto que está elaborándose (o como bien se dice “cocinándose”), mientras que el sentido literario de la obra sólo aparece cuando participa el lector. Esto es un proceso de dos vías: el texto se convierte en lectura significativa, estética y lúdica cuando hay encuentro entre lo que se pretende comunicar y lo que es interpretado y sentido.

Algunos puritanos han declarado que la obra literaria (que como vimos deja de ser simplemente texto) se circunscribe a la lectura directa. En otras palabras establecen que no debe intentarse ir más allá de lo que las palabras señalan. Piensan que la interpretación deforma la codificación del autor, alterando la intencionalidad del texto. Sin embargo, debe quedar bien claro que ninguna obra es realizada para que el autor se comunique a sí mismo, sino para que invada la interioridad de los lectores que escogen tenerla.

Por tanto, hay que dar al texto y su implicación literaria una dimensión menos reduccionista, a fin de que sean las palabras del autor quienes se pongan en contacto con los lectores. La obra del autor no solamente refleja su universo, sino también pretende proyectar el mundo exterior de los otros y sus múltiples implicaciones. Las líneas textuales se metamorfosean en pensamientos activos, pues no pasan delante de los ojos de los lectores como si fueran una película, sino que transitan dinámicamente en una visión universal de los hechos que se piensan, pero sobre todo que se viven. Los conceptos del autor son factores que decodifican otros elementos emotivos y/o racionales en el lector, permitiendo tener un enlace con sus propias experiencias.

La persona que lee se enfrenta a la obra en una posición proactiva y no pasiva, pues opina, critica, reafirma o simplemente se deleita. La interconexión entre lo que dice el escritor y lo que está pensando y sintiendo el lector es la prueba fehaciente de que el texto ha dejado de ser un manojo de palabras construidas en forma lógica e interesante, para dar paso a un espacio donde ambos se reinterpretan, de acuerdo a “lo que se quiso decir y a lo que verdaderamente se apropia”.

De tal modo que “lo leído” adquiere un significado distinto o enriquecido para el lector, pues éste puede volver a conceptualizar su existencia al adherirse a la obra. La lectura es un proceso que recrea el pasado y la inmediatez, proyectando expectativas a futuro. Es por esto que el texto convertido en obra literaria es transformado y puesto en práctica mediante el acto de leer.

Cuando un autor logra sintetizar y recrear una vivencia, convirtiéndola en una obra significativa (sea cual fuere la tipología del escrito) puede apreciar una respuesta de los lectores. El clímax está en que los que se apropian del mensaje exhiben plena empatía con lo planteado. Muchas personas al leer exteriorizan asombro, porque piensan que “ellos mismos pudieron haber escrito dichas frases”.

Ocurre igual con aquella gente que, al escuchar una canción, opinan que la letra acompañada de música relata algo similar a su propia experiencia de vida. Todas las expresiones artísticas tienen como meta llegar a esta zona de identificación: la pintura que desborde sentimientos; la escultura que capte asombro; la danza que estimule sensaciones, etc. Y es en este punto cuando el escritor puede ufanarse de que fue interpretado en su justa medida, toda vez que logró equiparar sus mensajes al denominador común de los sentidos de quienes lo leen.

No hay autor sin lector, porque la obra puede perdurar impresa o digitalizada por siglos, pero si no es leída carecerá de validez, haciéndola desaparecer en el vacío.B.H.G.

Referencias:

Umberto Eco. Obra abierta, editorial Seix Barral, España, 1975.

Wolfgang Iser. The act of Reading, editorial Universidad de John Hopkins, Baltimore, Estados Unidos, 1978.

Jorge Rufinelli. Comprensión de la lectura, editorial Trillas, México, 1989.

Etiquetas: , , ,

martes, 24 de febrero de 2009

INSEGURIDAD PÚBLICA: UN PROBLEMA DE POLÍTICA


INSEGURIDAD PÚBLICA: UN PROBLEMA DE POLÍTICA.
Esbozo analítico sobre el caso Acapulco, Gro. México

Por Baltasar Hernández Gómez

Distintas encuestas hechas desde el año 2000 han dado como resultado que la preocupación por la inseguridad en el continente Americano, solo es equiparable a la preocupación existente por las variables económicas que están presagiando crisis severa desde principios del nuevo milenio. Esta opinión trasciende clases sociales y niveles educativos, es decir, existen y persisten en todos los sectores sociales. Hay la percepción de que el problema de inseguridad por el incremento de la criminalidad no solamente no se detiene, sino que es imparable. En el fondo de las cosas hay una falta desconfianza y apoyo a las respuestas institucionales, que se visualizan como acciones de reacción y no de prevención o combate con base en programas estructurados.

Es así que la seguridad pública y la criminalidad se han convertido en temas centrales para la atención pública en México. En América Latina, la seguridad pública también se ha vuelto un tema prioritario, debido al incremento de la criminalidad. Durante la década de los noventa, los crímenes han ido al alza, yendo desde los delitos de robo a personas, casa habitación, empresas, asaltos bancarios, robo de autos hasta llegar a las nuevas conductas ilícitas como secuestros express, narcotráfico (menudeo y a gran escala), robos a cajeros automáticos, entre otros.

Son varios los factores que han provocado este incremento de la inseguridad, no sólo en nuestro país, sino también en América Latina, destacándose lo siguiente: a) El deterioro de las condiciones de vida, específicamente la creciente desigualdad entre los sectores con un nivel económico elevado, clases medias y las clases más depauperadas por los efectos de la globalización neoliberal; b) El término de los conflictos armados en la región, que dejaron patrones culturales tolerantes a la violencia, así como la disponibilidad de armas y una población “flotante” sin otro oficio que la guerra misma; c) Modelos conductuales de consumo de alcohol y drogas, relacionados sobre todo con la comisión de delitos violentos.

Por tanto, la garantía para mantener el control civil del aparato de seguridad y alejarlo de las prácticas autoritarias y arbitrarias del pasado se volvieron metas inmediatas de los gobiernos democráticos emergentes, durante los últimos 20 años (una de las condiciones prevalecientes del modelo neoliberal, que establece equilibrio social para la inversión) . Un ejemplo de ello es el cambio de nomenclatura para denominar al problema de inseguridad, ya que actualmente en muchos países latinoamericanos se habla de seguridad ciudadana en vez de seguridad pública. Esto evidencia la “democratización” de este concepto y la expectativa para activar una mayor participación social en la formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas en este rubro.

ESTADO DE COSAS PREVALECIENTE A NIVEL NACIONAL.-

La seguridad pública es un derecho que debe garantizar el Estado Mexicano, a fin de proteger a la sociedad en su conjunto – en forma igualitaria- y siendo coherente con la Constitución. La seguridad permite desarrollar todas y cada una de las actividades sociales, políticas y productivas de la sociedad, con la meta de hacer sustentable el bienestar social.

Sin lugar a dudas uno de los problemas sociales más trascendentales que vive México es el incremento del crimen, representado éste como la comisión de un delito grave, que atenta contra los individuos y la Nación. Este fenómeno, que no sólo lesiona el patrimonio y la integridad física de las personas, sino que también conlleva un deterioro del estado de derecho, desalienta la participación social ampliada, así como el desarrollo económico, disminuyendo con ello el potencial de crecimiento económico del país.

El Estado Mexicano tiene como una de sus funciones primordiales controlar –en equilibrio- las realizaciones de todos las personas que habitan en su territorio y por ello es prioritario que combata eficazmente a la delincuencia, con el propósito de mantener un ambiente institucional-social-político-económico que haga prevalecer la convivencia armónica, para el pleno avance del quehacer nacional.

Es un hecho innegable que en los últimos años ha habido un crecimiento de la criminalidad, que resulta alarmante, ya que esto impide el desarrollo sostenido de las actividades sociales. Lo anterior genera además de incertidumbre, intranquilidad y desconfianza social hacia las instituciones, una mayor desigualdad y pobreza.

En México, el control de las instituciones responsables de seguridad pública, si bien ha sido un tema de discusión, no ha sido definida orgánicamente eficiente, pues se han intentado innumerables corporaciones, pero sin resultados contundentes. Aún cuando desde el año 2000 empezó la alternancia, las inercias de 70 años de régimen cuasi-unipartidista ha impedido mayores y mejores avances. Sin embargo, a partir de 1996 la seguridad pública comenzó a llamar la atención y ser un elemento de primer orden para la opinión pública, en virtud del incremento percibido en crímenes del fuero común y federal, que tocaban las esferas personales de vecinos, compañeros de trabajo, familiares, en una forma por demás generalizada en diferentes regiones del país.

En el Distrito Federal, por ejemplo, el promedio diario de delitos del fuero común denunciados ante el Ministerio Público local, aumentó de 366 en 1993 a 679 en 1996, y a 700 en 1997.

Ante la presión pública organizada en comités vecinales, quejas y la intervención de los medios de comunicación, el gobierno federal y los otros órdenes regionales y locales empezaron a aplicar (en una especie de modelo acierto-error) estrategias: desde el aumento en las penas para algunos delitos, creación de cuerpos especializados de prevención, ejecución e inteligencia hasta la participación de las fuerzas armadas en tareas de entrenamiento , vigilancia y control de los delitos. Aún con estos esfuerzos es evidente que falta mucho por hacer, ya que en México el debate sobre la seguridad pública se encuentra en fase inicial. Las corporaciones policiales mexicanas siguen siendo instituciones que no gozan de la confianza pública ni tampoco de la debida preparación, evaluación, ni mucho menos debidamente equipadas.

El deterioro de la percepción de la opinión pública no es gratuito ni inventado, pues los resultados han sido exiguos, inconsistentes y, en la mayoría de los casos limitados. Esto se puede observar en las encuestas sobre valores de los mexicanos, en las cuales las policías siguen siendo instituciones que no son dignas de la confianza ciudadana. Esta desconfianza afecta en forma directa el trabajo de la policía pues si no existe este valor, tampoco hay respeto ni cooperación. Ello produce además un bajo nivel de denuncia de delitos, lo cual deriva en inconsistencias extremas que hacen difícil dimensionar el problema.

Se calcula que solamente se denuncian 2 de cada 10 delitos cometidos, razón por la cual se vive una situación de extrema impunidad. Es así que las consecuencias de la inseguridad van más allá de la erosión del estado de derecho, ya que también acarrean pérdidas económicas y sociales. Según el Instituto Ciudadano para Estudios sobre la Inseguridad, la pérdida promedio por víctima en 2001 fue de $13,245.00. Si se multiplicara esta cifra por las victimas probables se tendría un aproximado de 49 mil millones de pesos.

Otro tipo de costos económicos que atrae la inseguridad, por ejemplo, varían desde el gasto de las personas para protegerse, que van desde un bastón para su auto, o un sistema de seguridad personal o de su hogar.

Entre los estragos económicos visibles, pero sobre todo sensibles se incluyen horas hombre por el estrés o recuperación de una víctima después de haber sufrido un delito, así como el tiempo que se invierte en denunciar y ratificar una denuncia, pero por encima de esto se encuentra el impacto negativo de inseguridad permanente.

Asimismo, existe un costo por introducir medidas preventivas dentro de las rutinas diarias de cada ciudadano (por ejemplo elegir vías congestionadas, pero seguras), también por las actividades que se dejan de realizar por el temor de ser víctima de un delito por el clima generalizado de inseguridad.

La seguridad también conlleva problemas de salud, sobre todo cuando se trata de delitos violentos, pues el resultado incluye lesiones y, en el último de los casos defunciones. Si bien en México se informa oficialmente de un decremento en la tasa global de homicidios, esto es cuestionable y heterogéneo por la composición regional. Existen algunas zonas geográficas del país –aquellas donde prevalecen los problemas de narcotráfico- donde se presentan índices escandalosos de incremento de homicidios.

Sirva este ensayo para exponer que el incremento de la criminalidad en México representa un reto para las instituciones públicas del Estado Mexicano en sus diferentes órdenes de gobierno (municipal, estatal y federal), por lo que se hace imprescindible tratar el problema como un asunto político, sin que ello represente solamente a la esfera de los poderes republicanos, en tanto estructura de poder, sino más allá, es decir, en el núcleo mismo de la sociedad, toda vez que concierne al bienestar integral de todas y todos los mexicanos.

Las características específicas para afrontar el estado de cosas sobre el incremento de la inseguridad pública deben moldear un tratamiento concepto, a fin de que el gobierno local intervenga en forma frontal, considerando lo que a continuación detallo:

•Intención y voluntad para cambiar la estructura, procedimientos y reglamentos inherentes a los cuerpos de seguridad.

•Establecer una planificación estratégica para diagnosticar y atacar el problema, que conlleve a ejecutar programas específicos con amplio espectro de cambio, que sean percibido y sentido por la sociedad en su conjunto.

•Intervención coordinada con las instancias gubernamentales de los otros dos niveles, a efecto de recomponer normatividades, programas sociales, escolares y de asignatura, para que exista una cultura participativa de la sociedad con las autoridades, tanto en el ámbito legislativo, académico yde acción permanente.

•Modificar los modelos para allegarse recursos de todo tipo, que tenga como prioridad la modernización y fortaleza de la seguridad pública en el municipio.

RAZONES PARA EL DISEÑO DE POLÍTICAS PÚBLICAS CONTRA LA INSEGURIDAD.-

La Carta Magna mexicana reconoce la importancia de la seguridad pública, estableciendo como una obligación ineludible para el Estado -en su artículo 21- la protección efectiva de todos los mexicanos. Dicho tratamiento en la práctica social deriva en beneficios maximizados, sobre todo por la eficacia para mantener en niveles aceptables y funcionales el bienestar integral.

Establecer un sistema de seguridad eficiente no sólo provee beneficios a las personas, empresas privadas y a la organicidad de las instituciones generales, como sería una adecuada protección a la integridad física, bienes e inversiones, sino también hace prevalecer el estado de Derecho, lo cual se traduce en alicientes sociales, propiciando un ambiente apto para el crecimiento material (tangible en la economía) y humano (intangible como la cultura, tranquilidad en la convivencia, deporte y crecimiento interno). Ambos se concretan en equilibrio, certidumbre, favoreciendo el desarrollo nacional.

Si esto no se logra existe el efecto contrario, es decir, cuando existe un ambiente de inseguridad hay generación de disfuncionalidades que se traducen en costos sociales, verbigracia “facturas”, que reducen la efectividad de las políticas públicas y la certidumbre ciudadana en ella misma y sus instituciones republicanas.

En este sentido, la inseguridad traducida en el alza del crimen conlleva a la inoperancia del estado de Derecho, lo que trae consigo consecuencias alarmantes en el plano social (la falta de certeza de personas y familias para la consecución de sus tareas cotidianas), pero también costos económicos(inversiones, fuentes de trabajo, pérdidas patrimoniales), que inhiben la generación de riqueza.

Es por ello que el Estado mexicano y sus aparatos de gobierno -en sus tres órdenes jurisdiccionales- debe otorgar un sistema de seguridad pública que ofrezca protección y acceso expedito a la justicia. Aún más cuando la criminalidad en México presenta un franco crecimiento durante los últimos años. El aumento de la delincuencia en el país ha sido de tal magnitud que ha provocado un excesivo sentimiento de inseguridad entre la población, particularmente en el Distrito Federal, Guadalajara, Culiacán, Ciudad Juárez, Tijuana, Acapulco, Monterrey, entre otras más.

Para puntualizar la importancia del alza de la criminalidad, en el año 2000 se identificaron cinco presuntos delincuentes del fuero común por cada uno del ámbito federal. Cabe resaltar que, en México no existe información histórica a nivel nacional sobre el número de denuncias. Los datos que se disponen son del número de presuntos delincuentes registrados en los juzgados de primera instancia por fuero (común y federal). Dada esta limitante utilizaré la información concerniente al número de presuntos delincuentes como una variable aproximada del problema.

Los datos a los que me referiré se centran a las cifras oficiales del año 2000, mediante las cuales se registraron un total de 183,977 presuntos delincuentes. El 84.5 por ciento de ellos (155,479) correspondientes al fuero común y el restante 15.5por ciento (28,498) al fuero federal. En términos de su crecimiento, el número total de presuntos delincuentes en México se incrementó casi en 142 por ciento, en el periodo comprendido de 20 años, o sea, de la década de los ochenta al año 2000, siendo el del fuero común de 123 por ciento.

En lo que respecta al robo, éste es el delito más frecuente, crimen por el cual 34.2 por ciento de los presuntos delincuentes del fuero común fueron consignados en el año 2000. En el delito de robo se considera el robo de vehículos, a transeúntes, comercios, transporte y casa habitación. Después del robo, le siguió el delito por lesiones, con 22.8 por ciento de los presuntos delincuentes durante el mismo año. La alta proporción de presuntos delincuentes por lesiones revela que el crimen se acompaña por un importante grado de agresión, lo que sin duda está contribuyendo a que se generalice un sentimiento de inseguridad nacional.

Los presuntos delincuentes del fuero federal son aquellos que cometieron delitos en materia de narcóticos, los previstos en las leyes de armas de fuego, población, vías de comunicación, equilibrio ecológico y falsificación de documentos, entre otros. El 80 por ciento de ellos fueron consignados por los primeros tipos de delitos.

Por lo que respecta al crimen violento, los presuntos delincuentes por homicidio representaron 4.2 por ciento del total, predominando el homicidio con arma de fuego, instrumentos punzocortantes y explosivos. De hecho, los dos primeros tipos de homicidio representan 80 por ciento del total de homicidios intencionales.

En mayo del 2002, el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, realizó la primera encuesta nacional sobre Inseguridad Pública en las entidades federativas, y el levantamiento de la misma estuvo a cargo de las empresas encuestadoras Bimsa, Berumen y Asociados, Consulta Mitofsky, entre otras más.

Se trata del primer diagnóstico sobre el problema de la inseguridad, con información confiable acerca de su cuantificación fáctica y su percepción social, y sus resultados forman parte del estudio que entregó el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, A.C. a la Oficina de la Presidencia para la Innovación Gubernamental de la Presidencia de la República.

Según refiere el ICESI, el trabajo se realizó del 2 al 24 de marzo del 2002, tomando en cuenta delitos ocurridos entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del 2001, para lo cual fueron encuestados 35 mil hogares. El estudio, con una confiabilidad de 95%, arrojó, entre otros, los siguientes resultados: 4.2 millones de mexicanos fueron víctimas de la delincuencia, y los daños y las pérdidas materiales ascendieron a 49 mil millones de pesos, equivalentes al 0.85% del Producto Interno Bruto. El 92% de los delitos fue robo, y en el 44% de los casos concurrieron la violencia y armas de fuego.

El 66% de las víctimas no denunciaron el ilícito porque les parece “que sería una pérdida de tiempo y que los trámites son largos y difíciles”. Además, ante el aumento de la criminalidad, el 23% de la población abandonó el hábito de salir de noche. En el Distrito Federal, la cifra alcanzó al 39% de los hogares; en Baja California y Morelos, al 21%; en el Estado de México, al 20%, y en el estado de Chihuahua, al 16%.

Por cada cien mil habitantes, se cometieron en promedio 4 mil 412 delitos a nivel nacional en ese mismo año. Pero sólo en el Distrito Federal la cifra fue 17 mil 718 delitos por cada cien mil habitantes, seguido de Morelos, con 5 mil 573; de Baja California, con 5 mil 531; de Chihuahua, con 4 mil 979 y del Estado de México, con 4 mil 778 delitos.

Del total de las víctimas de la delincuencia, sólo el 34% reportó el delito ante algún tipo de autoridad, y en las pocas actas levantadas ante el Ministerio Público se encontró que en el 45% de los casos “no pasó nada”, que en el 23% no procedieron las denuncias, que el 17% de éstas se encontraban en trámite y que sólo en un 11% de los casos fue consignado el delincuente.

De acuerdo con la encuesta, el 47% de los mexicanos se sienten inseguros, y en cuanto a la modificación de hábitos por esa causa, el 44% de la gente no porta en la calle dinero en efectivo, el 37% no usa joyas y el 27% no visita amigos y parientes que viven lejos.

En su segunda encuesta nacional, realizada entre enero y junio del 2002, el ICESI encuestó 35 mil 174 hogares del país entre el 9 y el 30 de agosto del 2002, y llegó a la conclusión de que en el 9% de los hogares mexicanos al menos una persona fue víctima de un delito. Sólo 17 personas de cada cien lo denunciaron ante el Ministerio Público.

Uno de cada dos delitos se cometió con violencia y con arma de fuego. Tres de cada cinco ilícitos fueron cometidos por más de un delincuente y una de cada ocho víctimas conocía a sus agresores. La población percibe, según el estudio, que los delitos que tuvieron mayor aumento son los relacionados con el narcotráfico, especialmente la venta de drogas al menudeo, el asalto en la vía pública, el robo de vehículos y el robo o asalto a casas-habitación.

Referente a la confianza que inspiran a los ciudadanos las instituciones, el ICESI señala que las policías preventivas tienen una confianza de 5.3 por ciento, los policías judiciales o ministeriales 4.9 por ciento y el ministerio público 5 por ciento. Se percibe una confianza mayor en las corporaciones federales que en las locales, lo que podía deberse a que las policías federales tienen mejor capacitación.

Dichas estadísticas comprueban fehacientemente que el estado de cosas prevaleciente en materia de inseguridad no puede dejarse como está, toda vez que si continúa así habría una clara descomposición del tejido social, político y económico del entorno. Es por ello que las derivaciones problemáticas del asunto deben ser tratadas con un sistema bien delineado de conductas orientadas a fortalecer la seguridad pública, con plena disposición de los actores gubernamentales y de la sociedad civil.

La falta de apoyo permanente y planificado de los cuerpos de seguridad, la desorganización, las ocurrencias reactivas que produce el problema de criminalidad, los cambios de estafeta en los mandos jerárquicos, la crisis económica y la falta de voluntad decidida para enfrentar el estado de cosas indeseable en este rubro han contribuido a que “todo parezca que cambie, para que nada cambie”, al más puro estilo del gatopardismo, maximizando riesgos y deteniendo la intervención oportuna de las instituciones del Estado y su aparato gubernamental.

Por lo mismo la conducta a seguir por las instancias correspondientes para atacar el problema y sus consecuencias indeseables están o deben estar centradas en: compenetración del gobierno con la sociedad civil no organizada, asociaciones, partidos, sindicatos, instituciones educativas, pero sobre todo con

El conjunto de la psique orientada a la niñez y juventud. De tal manera que haya una coordinación consensuada entre gobierno-instituciones civiles- militares-empresarios-turistas-estudiantes-amas de casa-trabajadores y organizaciones políticas, a fin de que los cambios propuestos sean una constante para aplicar, supervisar y evaluar en un proceso de mejora continua.

DIMENSIONES DE LA INSEGURIDAD PÚBLICA EN ACAPULCO.-

Derivado del estado de cosas prevaleciente a nivel nacional, los ayuntamientos guerrerenses están forzados a regular el orden público, el tránsito vehicular y peatonal, así como prevenir los delitos del fuero común, vigilar y garantizar el cumplimiento de las leyes federales, estatales y los reglamentos vigentes en la materia dentro del municipio. Asimismo, con base en el último párrafo de la fracción III del artículo 115 Constitucional, los municipios, previo acuerdo del Cabildo podrán coordinarse para la prestación eficaz de dicho servicio, situación que se ajusta por lo expuesto en el artículo 21 de la Constitución.

El objetivo central de los 81 ayuntamientos del estado, pero primordialmente el de Acapulco, es devolver a la sociedad la idea precisa de seguridad y justicia; la confianza de las familias guerrerenses en el presente y su futuro; y a cada ciudadano la certidumbre de que su autoridad local avanzará en la protección de su persona, de su patrimonio, así como en la plena observancia de sus derechos humanos, una tarea central de los ayuntamientos guerrerenses que debe prevalecer.

Desde el inicio de la administración porteña de Félix Salgado Macedonio (2005-2008) la ola de inseguridad rebasó cualquier tipo de expectativas: decapitados en la colonia Garita; en las escalinatas del propio Ayuntamiento (lo que orilló a dicho presidente municipal a desaparecer del escenario público y refugiarse en su domicilio particular por varios días, en compañía de sus más cercanos colaboradores); reportes de exceso policial contra residentes y turistas; robos a casa habitación, así como asaltos en transporte público y en lugares de concentración.

Los resultados saltan a la vista: desconfianza en su máxima expresión hacia los cuerpos policiales; nula credibilidad en las autoridades encargadas de la procuración de justicia; incertidumbre en el tránsito peatonal y vehicular; violaciones a los derechos humanos en retenes civiles: mayor número de personas con armamento no autorizado; escaso margen de maniobra para implantar un programa integral y coordinado de las instituciones de seguridad; división ciudadana en la convivencia vecinal-laboral, y una baja de captación de turismo nacional e internacional, que es la principal fuente de ingresos económicos del municipio y de la entidad.

ESTADO DE COSAS INDESEABLES QUE TRAE CONSIGO LA INSEGURIDAD.-

DESDE LA ÓPTICA SOCIAL:

La sociedad de Acapulco ha forjado un punto de vista negativo hacia las autoridades locales y también hacia ella misma, debido al incremento de la inseguridad por la carencia de programas estructurados de participación, prevención y procuración de justicia, pero también por la nula respuesta de corresponsabilidad y organización ciudadana.

Desde este enfoque los cuerpos policiacos interactuantes en el municipio no están preparados, entrenados para brindar un servicio digno y oportuno a la ciudadanía. Carecen de educación escolarizada a nivel medio superior y superior, actualización, armamento, vocación, pero por encima de esto, pesa la figura de corrupción protegida y alentada por los distintos estratos burocráticos.

Por otro lado, el propio clima de inseguridad ha desmovilizado a la sociedad acapulqueña, muestrea de ello han sido la nula participación en marchas y concentraciones por la paz, que fueron convocadas por empresarios, ONG, a nivel local y nacional. Esto ha motivado una apatía, lo cual es contradictorio con la percepción contraria a las autoridades policiales.

Esto también se convierte en corrupción ciudadana, alentando el mal servicio de los policías, lo cual se vierte en otras esferas administrativas, que hacen de la inseguridad de vida en un espacio que abarca hasta los más simples trámites de ventanilla.

Luego entonces, el problema de la inseguridad se vuelve indeseable desde cualquier punto de vista: lacera el patrimonio y la economía de las familias acapulqueñas; retarda el cumplimiento de actividades escolares, laborales y profesionales; crea confusión y temor a la autoridad municipal y sus cuerpos policiales; desacelera el desarrollo económico de la industria hotelera y gastronómica, lo que se vuelve un círculo de desempleo y mayor pobreza, recayendo en altos niveles de delincuencia; pérdida de la capacidad sensible de la sociedad, que está terminando de ver como “natural” los robos, asesinatos y todo tipo de crímenes; poca o nula participación ciudadana en el quehacer social y político-electoral, manifestándose, entre otras cosas en abstencionismo e irresponsabilidad para tratar los asuntos de la polis.

La sociedad civil tiene que participar activamente en este reglón, ya que la seguridad pública es: una acción colectiva en la que deben estar comprometidos todos los actores sociales y políticos; el combate a la inseguridad debe ser el resultado de un cambio de actitud , hábitos y pautas axiológicas.

DESDE LA ÓPTICA GUBERNAMENTAL.-

La inseguridad trae consigo lo siguiente:

A) Escaso cumplimiento de las tareas de bienestar social a través del otorgamiento de seguridad pública, para mantener la cohesión social.

B) Deterioro de la comunicación entre gobierno y sociedad.

C) Uso irracional de los recursos humanos, materiales, técnicos y financieros destinados al rubro de seguridad pública.

D) Clima de incertidumbre y desconfianza ciudadana hacia sus autoridades.

E) Proliferación de bandas criminales, que provocan más delincuencia, como por ejemplo robos, secuestros, venta de enervantes, uso de armas reglamentarias para las fuerzas armadas.

F) Problemas educativos y de deserción escolar de niños, jóvenes y adultos, lo cual incrementa ignorancia e irresponsabilidad social.

G) Abuso de elementos de seguridad pública al no existir controles de desempeño. Logística y armamento.

H) Alejamiento de la sociedad de las instancias preventivas y de procuración e impartición de justicia.

I) Maltrato y abuso hacia las personas que pueden ser consideradas vulnerables: niños, discapacitados, adultos mayores, indigentes, enfermos mentales, personas humildes, indígenas, incluyendo a los visitantes que por su idioma no pueden identificarse.

J) Baja de la percepción hacia los servidores públicos, lo que aleja la interacción entre gobernantes y gobernados.

K) Reproducción del estado de cosas negativo por la falta de una política pública de educación, culturización, señalización y capacitación, que termina por impedir cualquier tipo de mejorías. Esto se puede visualizar tanto en las esferas gubernamentales, policiales y ciudadanas.

L) Cesión de una buena parte del control social a organizaciones delincuenciales, que además de empobrecer lo material de las familias acapulqueñas, someten al imperio de la sinrazón y la droga a niños, jóvenes y adultos.

PUNTOS DE INTERVENCIÓN Y OPCIONES DE POLÍTICA.-

Primeramente, cabría preguntarse ¿Cuáles serian las estrategias fundamentales para que las acciones en materia de seguridad pública puedan tener éxito en el mediano y largo plazos? La respuesta sería: empezar a crear espacios de diálogo con información precisa, con poder resolutivo, de participación social y comunitaria, así como resolución expedita a los problemas, a efecto de que el diseño , instrumentación y evaluación de los programas sean producto del consenso y la confianza de todos los sectores ciudadanos y gubernamentales.

La formulación de una estrategia adecuada es seguramente una condición necesaria, pero no suficiente para que haya éxito y perdurabilidad. Esto requiere de la participación de la sociedad civil, pues ésta es protagonista, beneficiaria, evaluadora e inductora de los principales temas de la seguridad municipal y de las acciones tangibles para erradicar lo indeseable-disfuncional.

Esto supone partir de la premisa de que todos los ciudadanos estén plenamente convencidos de que las metas propuestas en el programa de seguridad son confiables, realizables y que se pueden verificar en el tiempo; así la participación social se entiende como el compromiso de todos los actores para que se pueden alcanzar los objetivos de contención y disminución de la inseguridad pública, así como de la observancia de la legalidad de los cuerpos policíacos, de mayor profesionalismo en su desempeño, en el respeto a los particulares estilos de vida de las personas y a sus derechos fundamentales .

Como políticas públicas, los programas de seguridad se comprenden como el conjunto de estrategias y líneas de acción para alcanzar la reducción de los índices delictivos, mediante la elaboración de diagnósticos rigurosos, planificación sistemática y evaluación correctiva como principios reguladores, en primer instancia.

El perfil que debe tener la policía municipal que la sociedad acapulqueña demanda debe apegarse invariablemente a los principios de legalidad, imparcialidad, profesionalismo, eficiencia, transparencia y honradez. Debe conducirse con apego del orden jurídico y respeto a los derechos humanos, prestando un servicio a las personas y protección de los bienes púbicos y privados. Debe abstenerse de infligir, tolerar o permitir actos de tortura aún cuándo se trate de una orden superior, denunciando a las instancias correspondientes.

Desempeñar su misión sin solicitar ni aceptar pagos o gratificaciones distintas a la prevista legalmente, velar por la vida e integridad física de las personas detenidas, en tanto se pone a disposición del ministerio público o de la autoridad competente. Participar en operativos de coordinación con otras corporaciones policiales, así como brindarles el apoyo como en su caso, que el derecho proceda obedecer las órdenes de superiores jerárquicos y cumplir con todas sus obligaciones siempre cuando sean conforme a derecho.

Para alcanzar el punto de eficiencia en este rubro se necesita de:

• Hacer re-funcionar la Academia de Policía, terminando de construir las instalaciones establecidas desde 2004 y operando con una planta profesional de cuadros académicos y operativos multidisciplinarios, bases físicas adecuadas, currícula, escolaridad, entrenamiento, misión, visión, valores, exámenes exhaustivos para determinar vocación y perfiles de los cuadros operativos y administrativos.

• Depurar la plantilla de policías, sobre todo los que por muchos años han permanecido como reincidentes en cuestiones de doping, excesos de autoridad, indisciplina, etc.

• Otorgar actualizaciones focalizadas para uso del armamento, en coordinación con las fuerzas armadas y otras corporaciones nacionales y foráneas especializadas, que mantengan vigente conocimientos, tácticas y condición física y mental.

• Modernizar los instrumentos internos de estadía, desempeño y acción por medio de códigos estrictos de conducta; premiar a los mejores elementos o castigar- erradicar a los malos. Para ello se necesita de una imagen de servicio y vocación (uniformes ad hoc, manejo correcto de protocolos, idiomas y trato social).

• Tener un armamento y equipo funcional y actual, debidamente administrado y con mantenimiento, erradicando la compra de estos por parte de los elementos policiales y también el mal uso de los mismos.

• Someter a concurso bien planificado las plazas, ascensos y movimientos de los cuerpos policiales sin excepción por recomendaciones o encargos.

• Incrementar los operativos de vigilancia en los centros de educación del municipio para detectar la venta de drogas, pandillerismo y otras formas de hechos delictivos, de acuerdo a la organización estructurada de mapas delincuenciales, cámaras de monitoreo, parque vehicular y zonas conflictivas.

Por otra parte se requiere de:

1) Una coordinación con las autoridades de Educación para implementar cursos sobre civismo, convivencia, respeto a los derechos humanos, responsabilidades y obligaciones, a fin de que niños y jóvenes comprendan la importancia de ser una ciudad, un estado y una nación segura con la participación responsable de todos. Para ello, planes curriculares, profesorado, alumnos y padres de familia deben tener una correlación orgánica.

2) Un acercamiento funcional y permanente entre las instancias de los tres niveles de gobierno para dotar de recursos, administrar y fiscalizar las políticas de seguridad, armamento, equipamiento, instrucción y desempeño policial.

3) Una campaña de educación y culturización a través de mensajes audiovisuales, señalizaciones y comités institucionales-ciudadanos para acrecentar el conocimiento y acción en las actividades de seguridad pública.

4) Una coordinación logística de los cuerpos policiales locales con el estado y la federación, evitando infiltraciones, fuga de información y escesos o divisionismos.

5) Constituir el Consejo de Colaboración Municipal de Seguridad Pública, involucrando a las universidades locales, organismos de participación ciudadana, empresarios, colegios de profesionistas, en particular los profesionales del Derecho y otras instituciones que de alguna manera participen o resulten afectadas con motivo del incremento de las diferentes conductas delictivas.

6) Crear grupos vecinales que cuenten con botón de alarma y línea telefónica directa con los cuerpos policiacos que se estimen pertinentes, de acuerdo, para fortalecer la vigilancia que garantice paz y tranquilidad en las colonias y barrios con altos índices de delincuencia.

7) Incorporar el criterio de arraigo y sectorización de los policías, para que los vecinos califiquen su desempeño, eficiencia y honestidad.

8) Revitalizar el Centro Inteligente de Vigilancia Avanzada con cámaras de monitoreo de vialidades y lugares públicos.

9) Dotar de servicios públicos de alumbrado en playas, calles, barrios y colonias que no tienen luminarias, lo cual evitará la cometida de delitos.

10) Hacer cumplir el Bando de Policía y Buen Gobierno municipal, a fin de que, por ejemplo, no se permitan los polarizados en el transporte público y privado, pues impiden la visualización de los viajeros.

11) Coordinación con las instancias públicas encargadas de políticas sociales, así como organismos empresariales, a efecto de promover cursos, talleres ocupacionales, deportivos y de capacitación, que eviten que un número importante de personas estén ociosas, sin oficio ni beneficio social. Con ello se incrementará la base de conocimiento, habilidades y destrezas, que pueden servir para ocuparse laboralmente de manera institucional o emprendedora.

Lo positivo de todo esto radica en que los costos son mínimos, entendiendo esto como una relación íntima, proactiva y de apoyo de todos los actores sociales, incluyendo al propio gobierno (en sus tres esferas de desempeño), es decir, las “facturas” contrarias se verían minimizadas, ya que la gran mayoría de los sectores sociales, políticos y productivos a nivel nacional, regional y municipal están conscientes y padecen de los estragos del problema de inseguridad pública.

Ninguna acción de intervención propuesta es excluyente o se dispara del concierto planificado para mejorar el estado de cosas indeseable, en virtud de que el proceso de “ingeniería política” constituye una sumatoria de voluntades, capacidades y recursos de todo tipo, que van en dirección del mejoramiento del estado prevaleciente en materia de criminalidad común y organizada.

Las opciones políticas determinadas están dirigidas a potenciar las fortalezas de las instituciones constituidas, insertando mejorías cualitativas y cuantitativas, para que se diezme sensiblemente lo indeseable, llegando al punto de hacer de las políticas programadas una constante y no variables trianuales o sexenales o lo peor, dependientes de la balanza en la correlación de fuerzas políticas y sus grupos de presión.

A MANERA DE CONCLUSIÓN.

La seguridad pública no es un asunto público que puede aplazarse más. De ella depende la prospectiva funcional de la sociedad mexicana en condiciones que pueda haber un desarrollo sustentable, en forma permanente y controlada, sobre todo en momentos que a nivel global se vive una crisis económica de gran envergadura.

Acapulco no es la excepción y por ello el diseño propuesto de las opciones de política para transformar lo indeseable del problema de inseguridad están fundadas en elementos viables para ir erradicando los daños directos y colaterales de lo indeseable, que al final de cuentas repercute negativamente en el interés público y, por ende, merma el beneficio general-social.

La meta de los puntos de intervención para mejorar el estado de cosas es llegar a visualizar y atacar los puntos disfuncionales que han incrementado la inseguridad pública, a fin de cambiar el ambiente prevaleciente de incertidumbre, apatía y desmoralización en Acapulco.

Los costos de estas mejoras en el ámbito de la seguridad pública municipal no son ficticios, pues el recurso etiquetado y la voluntad de cambio es lo que puede provocar la determinación de empezar a hacer bien las cosas, que por inercias han perdurado por años. Por tanto las opciones de política son viables y posibles de activar, sin que ello represente costos descomunales ni mucho menos heroicos.

Tal aseveración es una prospectiva que puede resultar en un mejoramiento sustancial del actual estado de cosas indeseable, con calidad y significancia no tan sólo para las instancias gubernamentales que las pondrán en marcha, sino principalmente para el beneficio de la sociedad, que verá y sentirá un mayor nivel de seguridad en su entorno de vida.B.H.G.

BIBLIOGRAFÍA

Fernando Bazúa, “Problemas públicos, problemas políticos y problemas de política”, ensayo para el Curso Comparando políticas públicas II, doctorado en ciencia política del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados de la UAG, noviembre 2008

Eugene Bardach, Los ocho pasos para el análisis de políticas públicas, CIDE, México.

Ann P. Bartel, An analysis of firm demand for protection against crime, NBER Working Paper Series, EUA, 1971.

BBVA Bancomer, Seguridad pública. Serie Propuestas No. 18.

Eduardo Lora, Patricia Cortés y Ana María Herrera, Obstacles to Business Development and the Size of Firms in Latin America, Banco Interamericano de Desarrollo, 2001.

François Bourguignon, Crime, Violance and Inequitable Development, The World Bank, 1999.

Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informatica, Anuario estadístico, 2000INEGI.

Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informatica, Cuadernos de estadísticas judiciales en materia penal, 2001". INEGI.

Naciones Unidas, Encuesta del crimen mundial, 1975-1997.
The World Bank, Crime and Violence as Development Issues in Latin America and the Caribbean, 1998.

The World Bank, Private Sector Survey, 1997.

Ritva Reinikka y Jakob Svensson, Confronting Competition Investment Response and Constraints in Uganda. The World Bank, 1998.

Datos proporcionados por ICESI, abril 2001 y 2002 en diferentes páginas especializadas de internet en materia de estadística de inseguridad y crimen. 2008.

Información periodística de la Jornada, enero-abril 2005, así como de los diarios de circulación estatal, tratando puntos concernientes a la inseguridad pública local y estatal. 2008.

Etiquetas: , , , , , ,

viernes, 20 de febrero de 2009

DEMOCRACIA Y POSMODERNIDAD


SER DEMOCRÁTICO EN LA MAR NEOLIBERAL
Por Baltasar Hernández Gómez.


Con el empuje del conservadurismo de Estados Unidos e Inglaterra, sobre todo, a partir de la década de la década de los años ochenta el neoliberalismo se convierte en el recubrimiento ideológico, social y político de la globalización capitalista. La democracia como única forma de organización política de la sociedad adquirió relevancia en tanto se volvió un horizonte político inalcanzable y sometido a la normatividad legal de los procedimientos verticales del Poder.

Sin embargo, dicha trascendencia no empató con una profundización conceptual sobre el proyecto nacional de cada país y mucho menos a nivel mundial. La terminología utilizada fue tomada de la competencia económica y de los cánones administrativos que sólo anteponen la eficiencia y la eficacia en los resultados. El concepto democracia no tuvo una carga social crítica y de participación ciudadana para moldear el ambiente social y tampoco en las formas para definir los rumbos económicos y políticos de las naciones. A la democracia se le perdió la brújula donde el “pueblo” era el soberano y se convirtió en un conjunto de técnicas para elegir a los elegidos en cada estructura de dominación.

El neoliberalismo fue presentado como la forma más acabada de la modernización democrática, entendida la libertad de los sujetos sociales como el espacio para desenvolverse en el .ámbito del trabajo y la competencia. Así pues, ha preponderado la visión mediante la cual la democracia es una vía de legitimización del status quo del Poder en el marco regulatorio de las prácticas del mercado globalizado.
Se hizo evidente que no se iba a buscar el camino de actuación ciudadana, sino un simple debate de perfectibilidad democrática, para hacer que el mayor número de personas voten en una armonía imperturbable que no genere disfuncionalidades al “todo” social y económico.

La capacidad de lucha fue trastocada por una nueva consciencia que busca el bienestar coyuntural, la enajenación, pero sobre todo el sometimiento a los parámetros electorales, durante el tiempo destinado por las clases dominantes para impulsar nuevos regímenes de gobierno. Es innegable asegurar que la lógica neoliberal concibe a la sociedad como un espacio donde debe haber neutralidad en las relaciones horizontales y verticales que se dan a nivel social, económico y político, donde lo más importante es sujetarse a la deliberación y negociación antes que caer en una espiral de decisiones que vengan de la base.

El poder de la crítica a lo establecido se ha convertido en sinónimo del pasado “revolucionario”, en palabra inconsecuente con el progreso de la humanidad. En el centro de lo real-concreto está la preservación del interés para ajustar continuamente la balanza del Poder y de la ganancia capitalista en su máxima expresión. El hecho de la política es recubierta por el fantasioso escenario de los medios de comunicación, aderezados con los mensajes de partidos políticos y los aparatos gubernamentales.

Lo que se observa es una depauperización de la calidad de vida de millones de personas en un mar de desigualdades e injusticias. Mientras más desarrollo tecnológico existe escasez, ignorancia, represión, pero sobre todo olvido. La concentración de la riqueza está posicionada en un reducidísimo grupo de capitalistas y la política acumulada en partidocracias, fuerza de los medios de comunicación y grupos élite. La política ha sido reducida, por un lado, a una descripción de los hechos públicos y por el otro ha sido desnudada de cualquier mediación humana participativa y reducida a una mediación perversa de la clase dominante, que busca la legitimación a toda costa con el menor riesgo de enfrentarse a una revuelta.

La mitificación ideológica de la democracia es recubierta ahora por el determinismo tecnológico, ambos tributarios de los grandes monopolios que se han apropiado de los medios de comunicación y la web, a través de todo el proceso de liberalización y privatización de los medios de comunicación que, producen y reproducen incesantemente una escala distorsionada de valores que modifican (o tratan de hacerlo permanentemente) la conciencia social y política de toda la humanidad, trátese de individuos en América, Asia o África, por ejemplo.

Luego entonces la actual democracia es reivindicada como el único sistema de vida posible, pese a las evidencias irrefutables de su perversión. La democracia neoliberal ha logrado enajenar la conciencia de la necesidad del cambio y la transformación sociopolítica, pese a la dramática y creciente situación de degradación de miles de millones de personas. Por tanto es vital evidenciar las mentiras de la democracia neoliberal y proponer una aproximación de pensamiento, pero sobre todo de acción para reconstruir la dimensión ética y los alcances de la democracia como proyecto político de las mayorías con una orientación transformadora.

En otras palabras, debemos entender y vivir con una democracia sustantiva, que ofrezca la participación ciudadana en la “cosa pública”, erigiendo un despliegue ético a través de prácticas sociales conscientes dirigidas a la defensa radical de todo aquello que permita el florecimiento de la vida humana. concebir y actuar en consecuencia, por medio de un conjunto de realizaciones "horizontales", es decir, de participación abierta y comprometida con las causas que nos hace comunes es la mejor manera de romper con los paradigmas verticales, que se derraman de arriba hacia abajo, tratando de imponer a toda costa cómo debemos ver, conceptualizar y vivir. La utopía consiste no en perseguir fantasmas o sueños, sino en edificar nuevos horizontes que vayan cimentando acciones locales, para luego adentrarnos al mundo global. B.H.G.

Etiquetas: , , , , ,

lunes, 16 de febrero de 2009

ESTRATEGIAS PARA SEGUIR GOBERNANDO EL ESTADO DE GUERRERO, MÉXICO


REFORMULARSE Y NO MORIR EN EL INTENTO
La estrategia política del gobernador de Guerrero a 2/3 de ejercicio de Poder.
Por Baltasar Hernández Gómez


La razón de ser de la praxis política moderna está fundamentada en cómo, cuándo y dónde se obtiene, mantiene, fortalece y aumenta el Poder. Estos factores son el verdadero motor que impulsa a partidos y políticos a desarrollar sus actividades. Pensar que dichos actores basan sus cometidos en la pureza democrática es algo así como padecer amnesia o no admitir la realidad, pues es innegable que los partidos, organizaciones corporativas y personas que acceden a la esfera de “lo político” tienen intereses y aspiraciones que van más allá de la búsqueda del bien común.

Lo que la mayoría de los ciudadanos visualizan de la práctica política son los lemas y propuestas epidérmicas de candidatos para agenciarse votos y así alcanzar un cargo de elección popular como llave maestra para ingresar a la exclusiva área de decisiones. Las banderas que despliegan están bordadas con los conceptos de igualdad, nacionalismo, libertad y mejoramiento, que como asépticos códigos de identificación social, esconden los fines de control y dominación inherentes a sus propósitos políticos.

Detrás de las aspiraciones sociales o humanistas que motivan a alguien a moverse en los sinuosos senderos de la política, como por ejemplo el mejoramiento de las condiciones de vida de sus congéneres, está el anhelo de alcanzar posiciones de Poder. Al fin y al cabo cuando alguien toca, aunque sea de refilón la superficie de “lo político”, es difícil que salga sin mancharse el plumaje y recobre su cualidad de ciudadano común y corriente.

El proyecto del gobernador del estado de Guerrero, Zeferino Torreblanca Galindo (2005-2011), aglutina fines que traspasan la simple conquista del poder público como reto para solucionar los problemas de la entidad. Desde esta óptica se puede asegurar que es un plan (sin inferir o calificar valoraciones de ningún tipo) para consolidar su influencia en el plano regional y nacional.

Es inminente que los guerrerenses vamos apreciar la estrategia de reposicionamiento de Torreblanca Galindo, que estará focalizada en abarcar un espectro preferencial ciudadano extendido en el último tercio de su mandato, más aún cuando el factor “cercanía social” ha sido dejado en zona de acotamiento. Si bien es cierto que la figura y nombre del gobernador no figurarán en spots audiovisuales, debido a las disposiciones electorales vigentes, sí habrá un manejo subliminal de actos y obras realizadas, tratando de equiparar y superar los modelos mercadológicos que están dando éxito al presidente de la República y a su homólogo del estado de México, Enrique Peña Nieto, por ejemplo.

La tesis aplicada ha girado en torno al saneamiento de los espacios administrativos y financieros; establecimiento de nuevos tipos de relaciones con partidos políticos y organizaciones sociales; presencia y obras en zonas marginadas del estado, foros nacionales, así como movimientos para “enderezar entuertos”, entre otras cuestiones. La imagen transmitida en los tres años y medio de gestión gubernamental no ha consolidado la figura de político en el cuadrante de sencillez, frescura, satisfacción por servir, concertador, abierto a las críticas (de aliados, adversarios, intelectuales, etc.), cumplidor de las promesas de campaña y cercano a la sociedad, lo cual produjo un alejamiento de la sociedad y el partido que lo propulsó (Partido de la Revolución Democrática).

El efecto positivo “Z” que construyó a su paso como alcalde del municipio de Acapulco se desinfló por recurrentes acusaciones de soberbia, nepotismo, amiguismo y actos de corrupción en las áreas de recursos humanos y materiales del gobierno estatal. No es que los sureños deseen repetir estilos arcaicos de hacer política, sustentados en demagogia, clientelismo o escenarios faraónicos, como se habían dado en el régimen cuasi-unipartidista del Partido Revolucionario Institucional, pero la sociedad está exigiendo lo que le corresponde y no existen las condiciones necesarias para concretarlo en un sexenio y menos con un estilo de gobernar inflexible y alejado de la gente…..”Será el sereno” como dice el adagio popular.

A lo mejor se ha pedido mucho a Zeferino Torreblanca Galindo, debido a que desde el inicio de su mandato ha tenido que lidiar no sólo con acontecimientos presupuestales negativos, presión de medios de comunicación, cauda inmensa de rezagos y reacomodos no previstos a nivel regional, nacional e internacional, sino también con complicaciones generadas por los intermitentes desaciertos de su círculo más cercano de colaboradores.

Gobernar no es cuestión fácil, pero tampoco es una misión imposible, si no ¿Para qué introducirse en el ámbito público? Indiscutiblemente la política no es únicamente ciencia, sino también arte y técnica que debe realizarse, contando con elementos personales y de equipo óptimos.

No se puede demandar un “paquete político-comunicacional” que contenga semblante, discurso y actuación empática cuando el gobernador de Guerrero ha acudido al coliseo social para defender lo propio, pero sobre todo lo ajeno. Como sea, las alarmas encendidas en esta etapa de gobierno están exigiendo cambios de forma y contenido. Dar por aceptado el axioma de que su cometido político concluye en la gubernatura es algo que además de ingenuo resulta ilusorio, toda vez que su experiencia exitosa durante los últimos años incubó -se reconozca o no- la aspiración de irrumpir en esferas políticas más elevadas. Es innegable que el lugar donde se encuentra lo consiguió por el voto y no como lo señalan teóricos de la conspiración o complotistas, que suponen arreglos élite con las cúpulas del PRI, PRD y PAN. Por tanto, el paso lógico que buscará dar es introducirse de lleno al ámbito nacional, teniendo como cimiente el bagaje de apoyo que lo ha llevado hasta la más alta posición política en Guerrero.

Si Zeferino Torreblanca Galindo aspira a alcanzar una posición en el cónclave cardenalicio del presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, tendrá que reforzar sus ejes de acción, tales como: presencia, contacto, credibilidad, posicionamiento, cumplimiento y entrelace, a través de una estrategia que lo aproxime positivamente con los sectores sociales y políticos, en sus diferentes estratos y turnos. En los escenarios prospectivos para ZTG se manejan varias posibilidades, que van desde una curul en el Senado hasta el intento por una candidatura a la presidencia de la República, pasando por un cargo de primera línea en el penúltimo año del mandato de Calderón Hinojosa. Como sea que fuere, si es que aspira a elevar su tótem o simplemente retirarse a la vida mundana, necesita tener presente que:

1.- Muchos guerrerenses sintieron la certidumbre que se acabarían rituales del pasado y que habría un ejercicio de sanción ejemplar contra funcionarios corruptos, pero nada. No es que haya un sentimiento de barbarie contra los regímenes del pasado, pero a casi cuatro años, no ha habido asomo de un proceso que sirva para demostrar el tamaño de la contundencia y voluntad del gobierno del cambio. ¿Será demasiado tarde? ¿Existieron o existen las pruebas suficientes y el ánimo para hacerlo?

2.- La imagen es la manifestación más próxima para la videns popular y por ello es urgente que se transmitan acciones que impacten a la mayoría de las clases sociales en las siete regiones del estado, a fin de alcanzar un firme posicionamiento como gobernante que “cumplió, cumple y seguirá cumpliendo”. Hasta ahora cada Secretaría muestra resultados por separado, sin hilo conductor y en diferentes momentos, lo que instala en el consciente colectivo una sensación fragmentada y de desconocimiento acerca de los alcances gubernamentales. No basta informar de lo que acontece, sino subsanar las disfuncionalidades. En este sentido no puede repetirse el esquema “gana todo, todos ponen, ellos pierden porque están en el error o porque no entienden los objetivos supremos”.

3.- Aunque haya dilación para efectuar cambios en los despachos, sea porque esto puede interpretarse como debilidad o personalísima forma de asumir el concepto de lealtad o transigir a pedimentos de opositores, la verdad es que es una prioridad llevarlos a cabo. No sólo es cuestión de nombres, sino de desempeños. Resulta inverosímil que se acepten, defiendan, obvien y hasta cubran impericias, en virtud de que esto le ha restado un importantísimo capital político y social al gobernador.

Mucho de lo que hemos visto se inscribe en una escena digna del surrealismo: equivocaciones en actuación, nula efectividad comunicativa, planteamientos inconsistentes, mal manejo de programas e ideas, supuestos apoyos para oponentes políticos desde la estructura institucional, pero sobre todo escasos hechos significativos para promover. Si no hay relevos mínimamente tiene que darse una capacitación/ entrenamiento homogeneizador que suba a todos en la barca de la eficiencia y eficacia, con el objeto de lograr contundencia, a fin de que en los próximos meses esto se traduzca en percepción democrática favorable, compenetración y retroalimentación.

4.- El PRD es el instituto político que puede ofrecer la mejor posibilidad para enfrentar los potenciales avatares en Guerrero, toda vez que ningún otro partido puede dar un nivel de sustentación para que se prosiga la labor de gobierno sin fisuras. Por ello, tienen que abrirse los cauces de diálogo y concertación con las fuerzas reales de este partido, así como en la composición estructural y operativa del nuevo Congreso estatal y Ayuntamientos. Esta táctica tiene que ejecutarse a pesar de que dicho partido se revuelve entre incongruencias, defecciones y perdones a quienes trabajaron en contra. Sería insólito que a estas alturas se recurra a alianzas con el presidente de la República, PAN y PRI para desarticular al PRD y/o al lópezobradorismo en la entidad, a fin de preservar el establishment.
Un corolario categórico en política es que no hay aliados o enemigos para siempre y por ello tendrá que desarrollar una operación análoga con Convergencia y la “chiquillería” partidista en el estado, además de hacer contacto con los gobernantes locales y legisladores del PRI, a efecto de asegurar equilibrios para no frenar el funcionamiento de la hacienda pública, programas sociales, obra pública y gobernabilidad. Si no lo hace el gobernador, lo hará Chavarría o algún otro político de la oposición.

5.- Como dice a cielo abierto un burócrata del sector educativo, que enfrentó un grave conflicto de legitimidad y control en el instituto de educación media superior Conalep, la consigna que se aplica a adversarios es: “cuando haya trabas debes dejar bien claro que no lo puedes resolver, porque primero lo tienes que ver, después transmitir y al último esperar línea”. Esto aparentemente otorga tiempo para desgastar, pero lo único que hace es poner al rojo vivo la coyuntura, ya que intenta dilatar ad infinitum el conflicto, esperando una salida a favor, ya sea por olvido o cansancio. Si tal filosofía o tratamiento estatal es cierto, luego entonces, podemos explicarnos por qué tantas complicaciones. ¿Para qué crear ciclones en un vaso de agua? ¿Para qué incrementar amenazas estando el suelo tan parejo? Hay que erradicar esta supuesta instrucción, que ha logrado aumentar la presión en distintos frentes de la administración pública.

6.- Si en verdad hay asesores que saben proyectar análisis de política comparada y atraerlos al escenario regional ¿Por qué no se ponen en práctica? La estrategia del Ejecutivo Federal para impulsar la Reforma Energética -que hace 7 meses lo puso en una situación de fragilidad extrema, ahora se reconvirtió en un espectacular triunfo político con injerencia económica global- debe ser tomada muy en cuenta para diseñar estrategias que den salida a facturas estatales pendientes en los temas de educación, gobernabilidad, política electoral, obra pública, procuración de justicia y seguridad………Continuará. B.H.G.

Etiquetas: , , , , , , , ,

miércoles, 11 de febrero de 2009

MARKETING ELECTORAL Y METAMORFOSIS DE CANDIDATOS


METAMORFOSIS DE CANDIDATOS EN MÉXICO
De héroes por la democracia a anónimos en fuga
Por Baltasar Hernández Gómez


Traspasando el umbral del análisis ideológico, de la composición política e intereses de clase y de la estructura orgánica de partidos, los candidatos a puestos de elección popular han estado ocupados en construir perfiles de acción y reacción, que los sitúe como productos políticos líderes en la cada vez más competida oferta electoral, con el objeto de ganar los sufragios suficientes para llegar a una curul Legislativa o silla del Poder Ejecutivo.

Hemos sido testigos de una encarnizada lucha por parte de los candidatos y sus equipos de campaña para ganar las preferencias de sectores sociales sin considerar un grado aceptable de consistencia política: la imagen es el todo –suponen que es una verdad a toda prueba- y por eso relegan la congruencia política, trayectoria social y experiencia de vida al último sitio en su escenario de proyección.

Los candidatos han basado su operatividad en la ejecución de tácticas políticas eminentemente pragmáticas, apostando a la desmemoria de largo plazo; a la novatez de los votantes entre 18 y 25 años y la explotación de la apreciación a corto plazo, pero sobre todo al impacto visual y auditivo en el mercado electoral. Es el marketing electoral la herramienta técnica que utiliza la política en la modernidad, a fin de imponer una visión aséptica de la cosa pública (de la res-pública como establecieron los romanos), tratando de convertir a los candidatos en prototipos vivientes de los estatutos, principios y fines de sus organizaciones propulsoras. La figura del candidato aparece como si fuera crisol del capital político de los partidos, pero deja en la periferia los elementos cualitativos que destaquen su posicionamiento con respecto a la competencia.

La estructura clásica de la denominada partidocracia se ha visto transformada en una élite tecnócrata, que trata de trocar al electorado en una masa más o menos uniforme que aprecie su realidad social de acuerdo a las pautas subliminales de los spots transmitidos vía electrónica o mecánica. Los partidos habían sido definidos por ser parte del conjunto social, es decir, su concepción tradicional era ser legítimos receptáculos de los intereses de clase diferenciada, pero ahora han sido rebasados por las leyes del mercado.

Los grupos hegemónicos dentro de cada organización están concentrados en impulsar la colocación de representantes en los tres Poderes de la Unión sin que les importe la colateralidad de sus acciones en beneficio social. El interés de la polis cede su lugar al formato costo-resultado, lo que se traduce en la máxima maquiavélica de que el fin admite y ejecuta cualquier medio para concretarse.

Haciendo un corte transversal en la historia política del México contemporáneo, desde 1988 se inaugura el marketing electoral como la forma más acabada para ofertar los intereses de los partidos políticos, pero no como emblema patriótico o seguimiento de las conquistas sociales ni mucho menos como legado de la idiosincrasia heredada por la raza de bronce, sino como engranaje para moldear las intenciones del voto. Hace 20 años los ejes de campaña cambiaron su rotación, trasladando los larguísimos recorridos en todas las entidades federativas a las pantallas, bocinas, papel y plástico utilizados por los medios de comunicación, para transmitir la realidad fragmentada. Luego entonces el sufragio ya no va a ser entendido como la cesión voluntaria de la soberanía particular y colectiva, sino como el pago que debe desembolsar la ciudadanía ante la oferta partidista.

Aunado a lo anterior encontramos que la cultura democrática impuesta por el órgano “ciudadanizado” IFE se ha sustentado en el paradigma procedimental, o sea, la democracia será apreciada por los sujetos sociales como la única esfera donde pueden activar su potestad política. El acto de votar se muta en baluarte de la participación política: el depósito de la boleta en la urna se asemeja a la decisión de comprar la mercadería exhibida en vitrinas comerciales. Al final sólo sobrevive el conformismo.

Esta concepción de democracia vertical inmoviliza la participación social, sometiendo a mujeres y hombres al papel de depositarios de preferencias, pero sin que haya asomo de conciencia para definir proyectos de país, estado o municipio. Se privilegia al homo videns sobre el homo sapiens y la democracia procedimental somete el imperio de la razón a las curvas cambiantes de la propaganda política. Ésta es desde hace varios años la constante nuestra de cada día, para supuestamente decidir el rumbo social presente y futuro.

Hemos sido espectadores atrapados en la trama de escoger los productos políticos que se nos presentan sin cuestionamiento alguno ¿Quiénes y por qué son elegidos? ¿Qué intereses ocultos persiguen y de qué grupos provienen? ¿Qué ha hecho y dónde han estado en la cotidianeidad social? ¿Cuáles son sus fundamentos ideológicos y resultados? ¿Cuáles son sus propuestas sustentables y los tiempos para su cumplimiento? Cada 3 ó 6 años los ciudadanos aprecian un paquete de candidatos remasterizados (viejos conocidos con lustrosas sonrisas recién estrenadas) o candidaturas tan novedosas que resultan insólitas y fuera de contexto.

Cuando los plazos constitucionales autorizan el despliegue de la maquinaria político-electoral salen a la luz pública personajes de todo tipo, que intentan captar la intención de voto a través del entrelace de mito-transformación-persuasión- insistencia. Durante la fase proselitista se enfundan en slogans llamativos, vestimentas apropiadas y rituales persuasivos para alcanzar la empatía social. Construyen filosofía al vuelo, que trata de justificar su proceder: “no concurso por poder ni por interés personal o grupal, sino porque el municipio, estado o país requiere del sacrificio materializado en mi ser para que todos estemos bien”.

Los candidatos se erigen en gladiadores de la democracia; próceres nacionalistas; defensores de la ecología; promotores de humanismo asistencialista; ciudadanos ocupados por la defensa de los derechos de personas de la tercera edad, niños, madres solteras e indígenas y, críticos acérrimos de errores en pasadas administraciones, que en muchas de las cuales fueron -en su momento- participantes o mínimamente agoreros de aprobación. Pareciera que todos compran sus armaduras del rey Arturo en la tienda de la demagogia, ocultando sus verdaderas inclinaciones psicológicas, económicas y políticas.

En los días que dura la campaña electoral los candidatos se convierten en verdaderos miembros de la liga de superhéroes, en socios de la cofradía de la decencia y las buenas costumbres. Todo lo humano de su vida familiar, laboral y social parece borrarse como si ser humano los convirtiera en personas non gratas. Se apodera un estadio parecido a la amnesia, que hace desconocer que ellos al igual que los demás son simples mortales.

En la pasarela política se metamorfosean en titanes capaces de despojarse de sus intereses económicos y sociales “porque la Patria así se los pide”. Muchos, por no decir todos, se yerguen como mesías a punto de cruzar la tierra prometida, enalteciendo a su máxima expresión la virtud de “dejar todo para buscar soluciones a la injusticia prevaleciente”. El gesto mundano es cambiado por fotografía retocada, repleta de códigos subliminales para arrancar del imaginario colectivo una aceptación a toda prueba.

En medio del sudor, empellones, peticiones a viva voz, reclamos, amenazas a su integridad, ataques opositores y la mirada de escrutinio de propios y extraños, los candidatos viven en una realidad prefabricada donde llegan a sentirse indispensables. En cierto momento algunos llegan a creerse -a pie puntillas- sus discursos y poses, interiorizando que su devenir es cuasi divino, si no ¿Quién dejaría sus empresas, familia y actividades cotidianas para embarcarse a una travesía impredecible? A lo mejor estoy exagerando en mi incredulidad, pero ¿Será verdad que todos los políticos son ungidos temporalmente por el mismo espíritu que envolvió a personajes como Buda, el Nazareno o Mahoma? Lo único cierto es que se empeñan en hacernos creer que “abandonaron lo material para seguir un apostolado supremo”.

En el subsistema electoral mexicano los candidatos ganadores tienen la oportunidad de que en su trienio o sexenio traduzcan las promesas en planes gubernamentales y de paso corroborar el “aura todopoderosa” ganada en las urnas, para enfrentar los retos en su localidad. La sociedad por su parte tiene la ocasión para comprobar si su decisión fue correcta, o bien, caer en decepción cuando descubren que el contenido del producto político que compró no fue como se lo presentaron en los promocionales.

Los candidatos perdedores, despojándose del diseño de imagen y dejando atrás sus discursos proféticos, vuelven sin más ni más a sus actividades diarias o de plano desaparecen de la escena pública. ¿Dónde quedaron los emotivos spots de arrancarse las vestiduras para hacer un México, un estado o municipio mejor? En esta visión de lo vencidos, la realidad sin maquillaje los orilla al ocultamiento temporal, a lamerse las heridas en la clandestinidad u ocupar -en el mejor de los casos- un cargo en la administración de quien fuera su enemigo en el coliseo electoral.

Aunque muchos no quieran admitirlo este fenómeno de metamorfosis ha provocado, entre otras causas, la abstención y la apreciación negativa de la práctica política. En el intangible del pensamiento social se fija la contradicción de que los candidatos que buscaron arrebatar su voto primero se presentaron como mártires de la democracia para luego esfumarse cual si fueran barcos atravesando el Triángulo de las Bermudas.

¿Dónde van a parar y qué hacen los políticos vencidos? ¿Por qué no continúan visitando y gestionando mejores condiciones de vida para la sociedad? La respuesta llega de nueva cuenta más temprano que tarde: se van de viaje, se refugian en sus oficinas o incluso a los 3 ó 6 años muchos de ellos reaparecen sin rubor alguno con nuevas palabras, ropas, gestos y rituales, queriendo avivar fuego en las cenizas dejadas a la vera del camino. Dónde están y qué están haciendo Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Diego Fernández de Ceballos y Roberto Madrazo Pintado, después desus incursiones en México. Dónde irán y que más realizarán Gloria María Sierra López, Luis Walton Aburto, Héctor Nájera Apátiga y demás políticos que anduvieron en campaña en la ciudad de Acapulco, Guerrero. Lo más seguro es que vuelvan a sus negocios, que disfruten del capital monetario obtenido, o bien, ocupen un puesto a nivel municipal, estatal o federal. Sin embargo, queda latente la amenaza de verlos con nuevos bríos en años venideros.

Mientras llegan a una decisión personal (porque en este dilema poco les interesa la colectividad), las decenas de miles de votos obtenidos quedan en espera, añorando que el ganador los voltee a ver y haga acciones que beneficien su entorno, si es que los perdona por haber apoyado al contrario. Miles y miles de sufragios quedarán a la deriva porque el rol de mesías adoptado en la contienda ya cumplió su cometido. A lo sumo invitarán a una marcha, encabezarán una concentración o pelearán mediática o jurídicamente para solicitar la nulidad de la elección. Después -inexorablemente- el silencio, las fotos en eventos altruistas y del jet set o simplemente el ostracismo y la autocensura. Es grande el amor, pero más grande el olvido………

La construcción de la democracia no es una obra fácil y mientras no haya verdadero compromiso social y coherencia estaremos confinados a repetir la espiral de engaño o suplantación de identidades. El trabajo político requiere de permanencia y responsabilidad y no del ir y venir de máscaras venecianas que ocultan mentiras cortesanas. Aunque parezca una cuestión intrascendente, el caso del “Dr. Simi” (el empresario farmacéutico Víctor González Torres) podría ser botón muestra de lo que debe seguir: jugó a la candidatura presidencial, fracasó, pero aún continúa con sus propósitos políticos y por eso no ceja de promover la imagen de facilitador de medicamentos baratos, despensas y hasta de orientador en programas televisivos de superación personal. Lo único comprobable en el universo político es que los aspirantes optan por refugiarse en fortalezas blindadas y desaparecer de las actividades sociales o de protesta donde por pundonor deberían estar en primera fila.

No es posible que sigamos viviendo la tragicómica puesta en escena de campañas electorales donde los protagonistas se visten de pueblo, reparten alimentos, camisetas, gorras y enseres domésticos. Se tienen que erradicar los actos donde los pretendientes reparten besos y arrumacos a granel a niños y ancianos, para luego en lo oscurito desinfectarse boca y manos con alcohol y, en casos extremos hasta vomitar los tacos aceptados a un ama de casa.

Hay que evitar seguir siendo testigos de actos mediáticos donde al apagarse las cámaras, al voltearse los reporteros, al desviar la mirada los observadores y simpatizantes, y cuando las manecillas de la agenda se detienen, no queda más que un enorme vacío y uno que otro miembro del equipo logístico destrabando lonas de apoyo y recogiendo la tramoya.B.H.G.

Etiquetas: , , , , ,

lunes, 9 de febrero de 2009

ANÁLISIS SOBRE EL ACUERDO PARA LA CALIDAD EDUCATIVA EN GUERRERO


ANÁLISIS SOBRE LA PUESTA EN MARCHA
DEL ACUERDO PARA LA CALIDAD EDUCATIVA
(El conflicto en el estado de Guerrero, México. nov.-dic. 2008)

Por: Baltasar Hernández Gómez


ENTRADA


Cuando se activan movimientos sociopolíticos, los líderes tienen un panorama completo de los alcances que se pretenden, pero no pasa lo mismo con la masa participante. El fenómeno de masas, como lo disecciona analíticamente el investigador Pablo González Casanova, establece para sí un núcleo directriz que persigue intereses concretos, determinando el método y procedimientos para alcanzar el fin. La masa secunda y da fuerza.

Los sujetos sociales adheridos a la masa se dejan llevar por la consigna, es decir, por la interpretación de quienes concentran los motivos de la causa. Las personas conocen, interiorizan y luchan teniendo datos subjetivos acerca de la afrenta o del satisfactor a obtener. En el caso del Acuerdo para la Calidad Educativa (ACE) el problema a nivel nacional y su reproducción en los estados no es cuestión de enfoques ni puede dictaminarse a priori si es la estrategia correcta para mejorar la educación en México. Tampoco se puede afirmar que va en sentido contrario. Suponer que el acuerdo es panacea general o afectación directa al magisterio sólo profundiza tensiones.

Primeramente debe conocerse para luego entrar a zona de debate.
De entrada el ACE ha creado un ambiente de pugna, toda vez que el hecho, aunque debiera ser eminentemente estructural-académica, se ha polarizado políticamente, delineándose dos bandos: en una esquina el gobierno federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y en la otra los profesores (institucionales y disidentes). Si esto hubiera ocurrido hace veinte años, las fuerzas democráticas y su modelo contestatario concentrarían la simpatía y participación de vastos contingentes sociales, ya que representaban la única alternativa para extirpar el autoritarismo que caracterizaba a los regímenes herederos de la revolución y posrevolución mexicanas Los profesores hubieran concentrado para sí el apoyo social, pues todo lo que accionaba el Estado mexicano era apreciado como amenaza a las causas justas.

Sin embargo, en los albores del siglo XXI la negativa magisterial a este acuerdo se encuentra entrampada entre la movilización endémica, descontento de grandes sectores sociales contra sus acciones, dubitación para la aplicación de instrumentos legales, pero sobre todo en el desconocimiento del documento base del ACE. ¿Cuántos profesores y ciudadanos conocen y han leído el acuerdo? ¿Quién ha informado puntualmente sobre sus objetivos, programas y alcances?

EL DETONANTE

El detonador del conflicto que vemos y sentimos un día sí y el otro también, que perturba la cotidianeidad de cientos de miles de ciudadanos en Guerrero es que el ACE fue pactado entre el SNTE y la Secretaría de Educación Pública (SEP). La demanda de calidad educativa se origina en una concertación entre el órgano cupular del sindicato más grande de América Latina y el Poder Ejecutivo, lo cual ha generado un disenso con los profesores agremiados y opositores a la dirigencia del gremio. Esto elimina del centro de atención lo que es importante: la calidad educativa debe ser un proyecto incluyente de factores sociales, económicos y culturales, a fin de que se construya articuladamente la participación de diferentes protagonistas (pedagogos, docentes alumnos, padres de familia, autoridades expertas en la materia, ONG´s, sociólogos, economistas, psicólogos, arquitectos, técnicos, entre otros muchos profesionistas).

La calidad educativa está intrínsecamente ligada a la disposición de todos los actores que intervienen en el proceso y por ello tiene que existir un estudio real, que permita ver la dimensión de las propuestas, así como los resultados a obtener y su operatividad, tanto en lo que corresponde al funcionamiento de las escuelas como de quienes en ellas laboran. Hasta el momento la crisis en este rubro se ha centrado en el nuevo criterio para reclutar y promover a profesores, mediante exámenes de oposición, lo cual está contrapunteado con el modelo de venta y/o herencia de las plazas.

Los cinco ejes del ACE giran en: torno a: a) Modernización de escuelas; b) Profesionalización de profesores y autoridades educativas; c) Bienestar y desarrollo integral de alumnos; ch) Formación para la vida y trabajo, y d) Evaluación continua. En estos puntos se abordan tópicos, tales como infraestructura y equipamiento, que de acuerdo al plan, en 2009 se rehabilitarán 27 mil planteles y habrá dotación de equipo a 14 mil más, así como el proporcionamiento de conectividad a tecnologías de la información a 155 mil aulas. Esta aproximación numérica ofrece la certeza de que la proposición teórica va a ser muy difícil de materializarse, en virtud de que las condiciones económicas (crisis mundial, precios del petróleo, cierre de empresas, recortes públicos, etc.) hacen casi imposible llevar a cabo dichas proyecciones cuantitativas, por no decir alegres.

Visto de manera periférica la ACE pretende esbozar la preocupación para la modernización y mejoramiento del sistema educativo mexicano, pero esta apreciación se estrella con la realidad: para que una reformulación educativa de tal envergadura tenga éxito se necesita un proyecto sustentable, tanto en lo académico, social, económico como político; en la actuación de las autoridades educativas consolidadas en un esquema de profesionalismo, así como un sistema de operación óptimo en las comunidades escolares.

El Acuerdo emerge con el signo de vulnerabilidad, ya que los dos principales actores que lo suscriben {Josefina Vázquez Mota (SEP) y Elba Esther Gordillo Morales SNTE} están inmersos en una trayectoria de desgaste y desprestigio. Son partícipes de “dejar hacer, dejar pasar” para que no se erijan cambios perdurables y se trastoquen componendas sindicales. Luego entonces, no hay reconocimiento de que lo ya existente es serio obstáculo para la congruencia y continuidad de planes efectivo para la calidad educativa en México.

Las líneas programáticas y los buenos deseos del ACE no son cuestiones para desechar por desechar, pues contienen factores vitales para reformular por mejor camino a la educación mexicana. No obstante “las buenas intenciones” se trata de un acto unilateral, aún cuando el discurso insiste que la educación es asunto de todos y para todos. SEP y SNTE unificaron esfuerzos y sacaron conclusiones ad hoc en foros patrocinados, sin embargo hay persistencia de que dicho documento fue elaborado entre cúpulas, una de las cuales (la sindical) ha fracturado, desactivado y coaccionado a los docentes. La otra (el gobierno) ha sido alcahuete del verticalismo y excesos del exlíder magisterial Carlos Jongitud Barrios y Elba Esther Gordillo Morales (recuérdese el paso por la SEP de González Avelar, Zedillo Ponce de León y la actitud del presidente Fox Quesada).

Las repercusiones del ACE atacan directamente el poder de negociación y resolución de la presidencia de la República, pero también de los gobernadores. ¿Cómo digieren los Ejecutivos estatales -al cuarto para las doce- una propuesta de tal magnitud cuando los metieron al circum circa romano, rodeados de fieras que impiden la aplicabilidad del acuerdo? La titular de la SEP, Josefina Vázquez Mota, lanzó la iniciativa, teniendo entre líneas el proverbio “Háganse bolas y resuélvanlo como puedan”. En el mundo real-concreto no ha existido apoyo y mucho menos una política de información y aterrizaje, que permita a las entidades federativas agendar tiempos y acciones para impulsar reuniones con los grupos de interés, secciones sindicales, entre otros actores.

El factor político convirtió el escenario en un espectáculo que no divierte, pero sí perjudica a amplios sectores sociales y económicos: la élite del SNTE vendió su capacidad organizativa a través del partido Nueva alianza y recapitalizó fuerzas. ¿Quién dijo que ya no se intercambian cuentas de vidrio por oro?

CALIDAD EDUCATIVA

Estoy convencido que nadie se opone a la inyección de recursos para la rehabilitación y equipamiento de las escuelas de nuestros hijos. Ningún profesor está en contra de que se brinden beneficios de salud, nutrición y egresión para sus alumnos.. Lo que mantiene en stand by el conflicto es el origen del acuerdo y lo relativo al ingreso, promoción y certificación de competencias. En la colectividad magisterial está posicionado el concepto de “burla” por no ser tomados en cuenta y que el acuerdo se haya dado con quien menos legitimidad tiene.

El problema es que ahora el ACE es un arma política, que no sólo apunta su cañón a Felipe Calderón Hinojosa, Josefina Vázquez Mota y Elba Esther Gordillo Morales, sino que lanza proyectiles a los gobiernos estatales y a la ciudadanía expectante. No se trata de avalar la legalidad y legitimidad del acuerdo o de los actores que en él participan, sino de impedir que esto se convierta en un cóctel molotov que paralice la vida de miles y miles de mexicanos.

Tampoco se trata de justificar -en aras de ratificar ideología progresista- el cierre de calles, suspensión de clases, toma de casetas, marchas interminables, abordaje de transporte público y retención de oficinas gubernamentales por parte de profesores, ya que esto además de que atenta contra la dinámica social, quebranta la posibilidad de soluciones sustentables. Hasta el momento persiste la creencia de que “conseguido algo, hay que ir por más y más”. La defensa magisterial callejera, caracterizada por el griterío, la amenaza a quienes no comparten su particular lucha, no traspasa los linderos de lo inmediato y no abarca la totalidad de los lineamientos del ACE, sino que va en proporción directa al terror de perder la canonjía de propiedad de las plazas (ganada por la complicidad entre autoridades educativas, sindicato y profesores), argumentando el “uso y costumbre”, para trasladar, permutar, adjudicar, heredar y vender sus encargos públicos.

¿Tendremos que aprender a vivir secuestrados por el ACE o por algún otro motivo magisterial que se geste en el futuro? ¿Tendremos que acostumbrarnos a convivir en simbiosis con la cultura de la marcha, la cooperación forzada a las causas de profesores, ejidatarios sin tierra, ambulante, precarista y líderes que quieren prerrogativas particulares? ¿Es posible que para no violentar las reglas no escritas de respeto democrático o rebajar el capital político de partidos y gobernantes, no se apliquen las normas constitucionales para la convivencia, tránsito y respeto a los derechos humanos de la gran mayoría?

Aplicar la ley sin distingos es catalogada como autoritarismo por los manifestantes, pero esto mismo significa un voto de aprobación de la sociedad afectada. En este sentido, el gobernador de Guerrero, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, debe diseñar una estrategia que apuntale gobernabilidad, teniendo presente que vale más el equilibrio de los intereses generales, que la supeditación a vaivenes sectorizados. Es preciso que esto no se entienda como una política de mano dura o insensible, sino se deje sentir como una constante política para arreglar los asuntos públicos sin afectar otros ámbitos de la vida social.

En la búsqueda de alternativas para rescatar efectividad en el tratamiento de este conflicto -que es endosado desde Los Pinos, las calles de Argentina y Belisario Domínguez en el D.F.- que conlleva un efecto “carambola de tres bandas” para los estados, se tienen que efectuar los siguientes pasos: 1) La SEG debe actuar en forma proactiva y no reactiva, informando de primera mano a mentores, alumnado, padres de familia, medios de comunicación y sociedad en general sobre lo que es verdaderamente el ACE y los puntos que exigen los profesores. La razón de las evidencias pondrá las cosas en su lugar: lo que es correcto en el justo medio y lo que no en la intransigencia. Hay que comunicar a través de trípticos, periódicos murales, juntas informativas, boletines de prensa, conferencias, foros con especialistas, padres de familia y spots en medios electrónicos.

Es impostergable que el secretario de Educación en Guerrero, José Luis De la Vega Otero, y el mismo gobernador salgan a la palestra, a efecto de no trasladar el problema vigente a un escenario indirecto donde sea tratado por funcionarios menores o terceras personas. 2) Planear y realizar -sin demoras a propósito- talleres, foros, mesas de debate con carácter analítico y resolutivo, para que se analice la viabilidad del ACE en Guerrero, lo cual va a servir para que, en su caso, se establezca un acuerdo fortalecido o nuevo, en las mejores condiciones para el rubro educativo y sus destinatarios. 3) Tener listo un diagnóstico preciso sobre el estado de cosas en el renglón educativo estatal, más allá de lo que establece la SEP, las estadísticas de la SEG y el magisterio institucional o disidente; con el objetivo de conocer prioridades y abordar factibilidades.

Está por demás subrayar que el ACE es un factor de gran importancia para el futuro de la educación, pero también lo es para el gobernador, ya que se pone a prueba su eficacia para cumplir una exigencia nacional; sus relaciones con el Ejecutivo federal, que obviamente impactarán la distribución de recursos para los próximos años; trato con la dirigencia del SNTE, y la estabilidad regional, porque este foco puede convertirse en acicate para amplificar otro tipo de fenómenos políticos (partidista, electoral y de gobernabilidad) y sociales (cuestiones indígenas, ejidatarios, UAG), pero sobre todo de percepción social sobre su habilidad gubernamental.

Es necesario dejar en claro que los mecanismos del sindicato en cuanto acceso y permanencia de sus afiliados deben cambiarse, porque esto no es conquista sindical fundamentada en la equidad o la justicia. Al mismo tiempo debe suprimirse la herencia y venta de plazas, pues el puesto público no es patrimonio, propiedad personal o sindical. Una salida legal, que dependerá del manejo presupuestal, es que este problema puede resolverse con la figura de la indemnización. Sobre la evaluación y la certificación del desempeño docente es preciso apuntar que si se instalan consejos imparciales, constituidos por especialistas en educación, habrá menos reticencia de profesores. Si ocurriera lo contrario los maestros estarían descubriéndose como opositores a la capacitación y actualización permanente.

Creo que la calidad educativa debe contemplar la evaluación del desempeño magisterial, ya que no es posible que el elemento humano que educa y forma a la niñez y juventud se mueva en una espiral de “autoanálisis”, desechando capacitación, actualización, pero sobre todo de mecanismos para detectar debilidades y oportunidades de mejoramiento. Los diagnósticos sobre una situación crítica, como lo es el rubro educativo nacional, van a arrojar alertas, poniendo puntos rojos en la actuación de profesores y gobierno, que herirán a los actores, pero esto es inevitable y necesario para encontrar soluciones. B.H.G.

Etiquetas: , , , , , , , ,

domingo, 8 de febrero de 2009

GLOSARIO DE TÉRMINOS POLÍTICOS


GLOSARIO DE TÉRMINOS POLÍTICOS
Por Baltasar Hernández Gómez


Hay algunos vocablos que por su definición específica en las ciencias sociales, y propiamente en la ciencia política, resultan difíciles de apropiar en un primer acercamiento. Por tal motivo, me permito definir los conceptos menos comunes, otorgando además una explicación ampliada con datos y ejemplos que auxilian a comprenderlos con mayor claridad.

Absolutismo

Absoluto proviene del vocablo latín absolutus que significa “lo perfecto”, “el todo”, “lo completado” y es el sistema de gobierno en la que el Poder estaba en manos de una sola persona: el rey. Éste era obedecido por todas las personas que habitaban su territorio. El régimen político absolutista tuvo auge durante el periodo comprendido del siglo XVI a la mitad del XIX.

El soberano era amo y señor de todas las actividades que se desarrollaban en su dominio sin tener que rendir cuentas a ninguna institución social o política y mucho menos a sus súbditos. Durante este periodo el rey dictaba, ejecutaba y administraba las leyes, de acurdo a los intereses de su posición y los de la nobleza.

La frase “El Estado soy yo” del monarca francés Luis XIV resume fielmente la excesiva concentración del Poder en manos de un solo hombre. Las normas políticas, sociales, económicas, la justicia, las creencias, los valores, la cultura y la estructura represiva eran dirigidas y vigiladas por el soberano absolutista.

Aparatos represivos

Éstos son las estructuras de dominación del Estado nacional a través del uso de la violencia, para asegurar las condiciones materiales de vida, que reproduzcan el Poder político, social y económico.

La sumisión de los gobernados requiere de normatividades y acciones que mantengan controlado el ambiente, con la finalidad de prever y resolver cualquier forma de protesta o lucha que ponga en peligro la continuidad de los intereses de la clase dominante. Para Althusser los aparatos represivos se encuentran en las instituciones como: ejército, policía, prisiones, grupos paramilitares, etc.

Arbitrio

Es la facultad que tienen los individuos sociales para adoptar una decisión o postura con respecto a otra acción. Puede ser tratada también como la autoridad que tienen las mujeres y hombres para apreciar las circunstancias de su entorno y luego dirigirse a la toma de decisiones.

Muchas veces es interpretada como la voluntad del género humano para actuar en determinada dirección sin que haya un uso racional del pensamiento. En términos de Poder el arbitrio se refiere a la capacidad del político o gobernante para decidir “X” ó “Y” mandato en relación con una estrategia de dominación. El soberano tenía para sí, licencia para realizar cualquier acto que crea conveniente para conservar o aumentar su Poder, sin requerir autorización moral o legal de nadie.

Arte

Es la manifestación humana que expresa una o varias interpretaciones del cosmos (mundo tangible e intangible) por medio de recursos visuales, sonoros o plásticos.
El arte es al mismo tiempo un conjunto de habilidades y capacidades para realizar alguna acción correctamente: el arte de hablar en público; el arte de escribir; el arte de administrar, etc.

En política el arte representa la destreza del líder o gobernante para reproducir las condiciones de dominación sin perder supremacía. La abstracción de El Príncipe contiene la definición de hombre con arte para los asuntos políticos.

El arte y la política comparten la necesidad de crear para persistir en el tiempo y el espacio. El arte no tiene un cuerpo normativo inflexible, sino que es regido por principios que se aplican en horizontes infinitos para llegar a la sensibilidad humana. La política es arte para la conducción social y utiliza como las demás, elementos científicos para su aplicación.

Bélico

Relativo a la guerra. Guerra es el conflicto más profundo entre la humanidad, sea ésta a nivel personal, grupal, nacional o internacional. Supone enfrentamiento organizado de cuerpos armados con el propósito de control total y en el peor de los casos la exterminación.

Para Sun Tzu la guerra es el mayor conflicto que puede atravesar el Estado y para otros estudiosos de la política es la continuación de la política a través de medios coercitivos. Para la ciencia política, la guerra es un instrumento para adquirir, conservar y ampliar Poder, territorio y recursos.

Debo señalar que el origen de bélico tiene una referencia directa con el arte de confrontar directamente. Es, por así decirlo, un adjetivo del término guerra. Lo bélico guarda relación con lo polémico, aunque la primera aseveración está descrita como tema de pelea, la segunda representa “guerra dialéctica”.

Ciencia política

Es el estudio racional y objetivo de una actividad social, que en el caso específico es la política y cuyo campo teórico-conceptual es analizar al Estado y el fenómeno Poder.

La ciencia política como disciplina nace en la segunda mitad del siglo XIX, y es un avance del desarrollo diversificado e interdisciplinario de las ciencias sociales. Ha tenido sus expresiones más relevantes e influyentes en el positivismo de Augusto Comte, en el materialismo dialéctico de Carlos Marx y en las escuelas sistémicas de Estados Unidos e Italia, entre otras.

La ciencia política moderna abarca desde los estudios sociales, políticos, económicos hasta lo concerniente a psicología de masas, lográndose salir de la matriz tradicional del derecho. Hace referencia a las tentativas analíticas del campo de la historia y la dominación, así como para acumular resultados empíricos, es decir, observables, comprobables y medibles, separándose con ello de la filosofía política pura, que es cierto grado especulativa, para conformar un análisis del deber ser, ser y actuar en consecuencia.

Su estudio está referido al Estado, Poder, dominación, autoridad, sistemas políticos, partidos políticos, estructuras sociales, administración y políticas públicas.

Compendio

Se dice del escrito que reúne todos los elementos esenciales para comprender un sujeto u objeto. Sus sinónimos más empleados son: extracto, recopilación, resumen, síntesis, obra, ejemplar, texto y libro.

Un compendio es también la reducción sintética de una obra mayor, que facilita la lectura e interpretación de los factores que intervienen en un fenómeno analizado (natural, social, político, económico, literario, etc.).

Concepción
Es la acción de concebir, que es una de las funciones primordiales del ser humano. Concebir es formar idea, que es lo mismo a conceptualizar la realidad. Es al mismo tiempo el comienzo para la experimentación de un pensamiento o sentimiento.

Cuando se conceptúa algo se da inicio a la abstracción de las cosas que se perciben con los sentidos, dándoles una definición, pero también una connotación. Luego entonces la realidad concebida no es sencillamente lo que observamos, sino que cobra significado en palabras, sonidos, interpretaciones, modelos valorativos, sensaciones, recuerdos y perspectivas.

Connotación

Proviene del verbo connotar, es decir, dar un significado más profundo a las cosas definidas. La connotación es una interpretación más explicativa, que implica valoración e interrelación con otros conocimientos y experiencias.

La política denota una definición de actividad social donde la ciudadanía se emplea en construir estados de vida más justos, equitativos y benéficos. Al mismo tiempo connota las relaciones entre gobernantes y gobernados, administración pública, Poder, relaciones de dominación, elecciones, regímenes políticos, gobierno, Estado, cargos de elección popular, etc.

Cosmovisión

Es la forma de ver e interpretar el universo espacial y temporal de las civilizaciones. Es el conjunto de valores, creencias y formas de actuar que están en el interior de los individuos en una cultura determinada. Provee de un tipo preciso para visualizar y vivir en el mundo existente.

La cosmovisión funciona de manera similar a los anteojos con los que se ven mejor las cosas. A través de ella el hombre da sentido a todo lo que lo rodea. Así entonces, en la historia de la humanidad cada civilización ha construido cosmovisiones diversas para dominar su entorno natural y social: la cosmovisión egipcia, maya, china, babilónica, azteca, mongola, romana, griega, entre otras que sería largo enumerar.

La luna para los aztecas tenía un significado divino y era representada por la liebre. Todavía hoy en día muchos mexicanos al ver el satélite terrestre observan con claridad el perfil de un conejo con orejas grandes. Pero esta forma de conceptuar la luna es diferente a las culturas europeas, que la identifican como diosa de la noche, llena de misticismo maligno, pues trae con su aparición a lobos, brujas, duende, hadas y hasta monstruos.

Coyuntura

Es el conjunto articulado de hechos y circunstancias que se presentan en un tiempo y espacio específico. Se refiere también a un momento favorable o no para llevar a cabo una acción.

Este término aplica a hechos no habituales aristas parecidas a ocasión que no es habitual, sino excepcionales: se presenta como efecto de factores no previstos o movimientos repentinos.

En el ámbito político una coyuntura se define como una manifestación de acciones que efectúan los diferentes grupos sociales o actores en una sociedad y tiempo diferenciados. Es movimiento de la correlación de fuerzas en un breve plazo, que se origina por un suceso a veces visualizado y otras no, que es desencadenante de contradicciones que permanecían ocultas en la membrana social.

La coyuntura tiene una permanencia variable, ya que algunas veces es de días, pero otras se extiende hasta meses o incluso de un año.

Decisión

Es la determinación para resolver un asunto. Se habla del carácter para solucionar conflictos que de otra manera serían crisis insalvables. La decisión es el momento final de un acto de autoridad por medio del cual un individuo detiene el proceso deliberativo y adopta por una opción que considera correcta para solucionar un asunto.

Es mandato o sentencia que deberá tomar un sujeto con Poder para remediar un conflicto que no puede ser resuelto con la participación heterogénea de un grupo de personas.

La decisión es la forma de actuación para maximizar el grado de eficacia de la respuesta. Hay aseveraciones que explican a la decisión como una reacción ante problemas reales o potenciales, es decir, la toma de decisión es reactiva y no activa en perspectiva.

Decodificar
Se define como proceso inverso a la codificación, por medio del cual un código comunicacional es descifrado para interpretar la información que contiene un mensaje.
Dicho en otras palabras, decodificar es la conversión de símbolos en datos objetivos y entendibles por los receptores.

La comunicación es un sistema estructurado para transmitir ideas, conocimientos y experiencias, teniendo una serie de elementos comunes para su entendimiento. Por lo mismo utiliza códigos para interrelacionar a los EMIREC (Emisores-Receptores).

Los códigos son un conjunto de signos gráficos, auditivos, sensitivos, etc., que tienen un significado común tanto para el que emite el mensaje como para quien lo recibe, permitiendo una interacción eficaz. Es por esto que decodificar implica la interpretación del mensaje enviado por parte del receptor.

Doctrina

Se entiende como un sistema de ideas, opiniones y teorías que es elaborado, sustentado y transmitido por una persona o institución para regular las actitudes, concepciones y actos de una generalidad.

Como conjunto de postulados de un sujeto o corporación no está libre de intereses, ya que tienen la pretensión de poseer la validez general, a través de estimular la transmisión de propuestas valorativas, religiosas, políticas, económicas y culturales, que siempre están armadas para conseguir fines de autoridad.

Existen doctrinas que regulan el pensamiento y desempeño religioso (doctrina católica, doctrina musulmana, doctrina budista, por ejemplo); otras que son políticas (doctrina Monroe, doctrina Truman, doctrina Nixon, doctrina bolivariana, doctrina Carranza, etc.); luego otras económicas (doctrina monetarista, doctrina de la máxima productividad, doctrina de calidad total, etc.).

Dominación

Proceso de sujeción y subordinación de una clase social sobre otra, la cual se ejerce colectivamente en el terreno objetivo de las estructuras económicas, sociales y políticas como en lo subjetivo. La dominación presupone relaciones de Poder y subordinación, de imposición de la voluntad del gobernante sobre los gobernados.

Se refiere a tener dominio de algo o alguien. La dominación es una relación funcional o simbiótica entre autoridad y obediencia. Si un político o gobernante domina a un conglomerado de personas es porque reúne las siguientes características: tiene autoridad económica; supremacía ideológica para conformar doctrinas de sumisión; aliados poderosos que auxilian para el control social; eficiencia en la administración de recursos; legitimidad social, carisma y la capacidad de accionar a los aparatos represivos.

La autoridad se ejerce con argumentos que se hacen pasar como válidos y legítimos para todos los dominados (sea por una ideología religiosa, marco jurídico bien diseñado, estatus social o uso de la violencia) y esto da como resultado la subordinación para que se cumplan los intereses del político o gobernante.

1 El presidente ordena a los ciudadanos que sometan a sus familias a vivir con austeridad.
2 El presidente les recalca la importancia de reducir consumos y ahorrar recursos porque la crisis impactará a la economía nacional en forma alarmante.
3 Los ciudadanos y sus familias aceptan y asumen los argumentos del presidente porque saben que sólo esta medida hará que se recupere la fortaleza financiera del país.
4 Los ciudadanos y sus familias empiezan a vivir en austeridad.

Como se observa la dominación del presidente tuvo como fin readecuar el comportamiento de la ciudadanía, logrando su cometido por la insistencia del bien mayor. Lo que está implícito en este mandato es que el presidente se reservará su derecho de aplicar una política salarial y de precios que reducirá el poder adquisitivo, que preparará a las fuerzas represivas a intervenir en casos de revueltas por hambre o desabasto y que el mensaje será sistemáticamente repetido a través de los medios de comunicación para que haya plena identificación con las medidas “anticrisis”.

Quien no acate la orden está condenado a sufrir con mayor severidad el embate de la crisis, y en el último de los casos convertirse en sujetos de sanciones legales y hasta corporales.

Eficacia

Es la capacidad para lograr resultados tal y como se planificaron. Alguien es eficaz cuando cumple sus expectativas en el tiempo y espacio estratégicamente delineados.
También se define por el grado de cumplimiento de los objetivos planteados, es decir, en qué medida la persona o institución está cumpliendo con las metas proyectadas, considerando los recursos y situaciones prevalecientes en el ambiente.

En suma cuenta: ser eficaz es hacer lo correcto. Un político o gobernante es eficaz en tanto mantiene y acrecienta su Poder de dominación, durante el periodo de su mandato, evitando disfuncionalidades que pongan en riesgo el desarrollo y estabilidad del “todo” social y sus propios recursos.

En política la eficacia toma el nombre de efectividad, la cual está determinada por la capacidad para satisfacer las demandas sociales. Sin embargo, la efectividad también se debe referir a la satisfacción de los intereses de dominación del líder y la clase hegemónica.

Un candidato a congresista, diputado o senador puede ser eficiente cuando tiene perfectamente organizado su equipo de campaña (él mismo es disciplinado, ordenado, puntual en sus citas, pulcro en su hablar y vestir, anota las demandas que recoge de la comunidad, etc.), pero esto no significa que sea eficaz.

Si el candidato no obtiene los votos suficientes el día de la elección la eficiencia de sus actos no sirvieron de nada para conseguir sus propósitos, luego entonces es ineficaz desde la visión política.

Si cumplió con todos los requerimientos de eficiencia durante la campaña y además operó con exactitud la captación de votos en las urnas electorales, obteniendo el cargo deseado se le puede etiquetar como un político eficiente y eficaz. Aunado a esto, si es capaz de satisfacer demandas sociales será al mismo tiempo un político efectivo.

Elucubrar

Significa entrar en un proceso de producción de pensamientos especulativos sin mucho fundamento. Para muchos divagar es creer estar entrando en profundidades cognitivas, pero que irremediablemente no los conduce a nada concreto.

Cuando un individuo piensa llegar a un cargo político importante, anhelando fama, prestigio y riquezas, pero se sienta a esperar la oportunidad encerrado en su casa u oficina, lo único que está haciendo es elucubrar intenciones que nunca podrá realizar.

Cuando un empresario cavila la posibilidad de hacerse millonario al poner a la venta un producto contra el cáncer, pero no cuenta con los recursos físicos, financieros, técnico-científicos para inventar una fórmula química ni tampoco cuenta con los canales de publicidad y distribución, bueno, ni siquiera el diseño del producto o el empaque; lo único que está logrando es anidar falsas expectativas, luego entonces elucubra.

Estado

Es el concepto central de la ciencia política que designa la forma de organización jurídica – política – económica - cultural de un territorio delimitado. El Estado fue teorizado por en su obra El Príncipe Maquiavelo y empieza a surgir como la figura de Poder principal de los países durante el siglo XVI.

Representa la formalización de una autoridad permanente y pública que adquiere dominación general un espacio territorial cerrado y a las personas que en él habitan.

El Estado tiene para sí la obediencia y, por ende, la dominación de un grupo de hombres sobre la generalidad. En palabras de Max Weber, es la organización que dentro de unas fronteras espaciales reclama y asume el monopolio de la violencia física legítima.

El Estado es al mismo tiempo una corporación política estable que agrupa una población en interacción social consensuada o por medio del uso de la violencia selectiva. Es una institución jerárquica fundada sobre un conjunto de leyes y aparatos administrativos, ideológicos y represivos que regulan el Poder y la dominación de una sociedad establecida.

En la apreciación social el Estado está “enfrentado” a la sociedad civil y es percibido sólo en sus instituciones ejecutoras, que son las instancias gubernamentales donde residen los Poderes públicos (funcionarios burocráticos, ejército, programas sociales y económicos, policía, entre otras personificaciones).
Aunque pareciera un intangible (porque no se aprecia materialmente) el Estado interviene en todas y cada una de las actividades que se desarrollan en una territorialidad.

Desde las políticas de nacimiento, que imponen regulación del registro civil, hasta las etapas formativas de niños, jóvenes y adultos a través de planes educativos. En todo está el Estado: en la manera de aceptar los sistemas laborales, salarios, valores sociales, apreciación de lo bueno y lo malo, modos de vida.

El Estado no es estrictamente el ente que no se ve ni tampoco se concreta en la esfera gubernamental. No es una sustancia o un ente externo a la sociedad, sino es un proceso que interrelaciona activamente a los sujetos sociales, en una dinámica de conflicto entre las clases sociales subordinadas al Poder de la clase dominante.

El Estado es entonces una forma específica de vinculación social construida artificialmente por los medios políticos que otorga la hegemonía de la clase dominante, con el fin de homogeneizar al conjunto de individuos estratificados desde el plano jurídico, cultural, ideológico y modo de vida.

Estrategia

Es el plan general que integra objetivos, metas y políticas de una organización, estableciendo los procedimientos y secuencias para accionar los programas que logren su realización.

El concepto de estrategia se debe al vocablo griego que tiene referencia con operativos de guerra, apenas hace muy pocos años el término ocupa un lugar preponderante en la administración, finanzas y otras ramas de las ciencias sociales (incluyendo la ciencia política).

Por estrategia entendemos la adaptación de los recursos y capacidades de una organización en un entorno variable, aprovechando las oportunidades, maximizando fortalezas y disminuyendo riesgos para la consecución de los objetivos y metas trazadas.

La estrategia se determina a partir de una caracterización preliminar de los elementos que están presentes en el establecimiento de objetivos y resultados a obtener. ¿¿Con qué se cuenta? ¿A qué se enfrenta? ¿Cómo es el adversario? ¿Bajo qué condiciones externas habrá interrelación? ¿A qué se pretende llegar?

La estrategia no se hace como algo natural, por eso el estratega debe relacionarse junto con su equipo con la totalidad de los factores predominantes en el ambiente, exigiéndose ser eficaz en el cumplimiento de los objetivos trazados. Hay que pensar racionalmente sin prejuicios o subjetivamente, sino por el contrario tiene que haber lógica y pensamiento a mediano y largo plazo, nunca con inmediatez desenfrenada.

Ética

Está definida como el conjunto de normas morales que rigen la conducta humana, lo que tiene que ver con los fundamentos de lo que se considera “bueno o malo” o moralmente procedente.

En las ciencias sociales se le considera como una rama de la filosofía, que tiene una función de carácter normativo y se ocupa de las normas y valores de las actitudes del hombre en sociedad.

El estudio de la ética se gestó desde la antigua Grecia y se refiere a “costumbre”. No obstante de lo añejo en el tratamiento de los principios éticos, las sociedades cambian y los valores de la conducta social también. Si éticamente era correcto tener esclavos para producir bienes de consumo e intercambio no significa que en nuestros días este valor tenga la misma connotación.

Lo mismo ocurre con la obra de Maquiavelo, ya que las lecciones de conducta política a El Príncipe no perseguían implantar nuevos parámetros de lo bueno o lo malo, sino de lo correcto e incorrecto para llegar a una posición de Poder.

Hasta el siglo XVI la retórica política estaba fundada en virtudes que debían cultivar los gobernantes. Maquiavelo rompió el esquema cuando separa la actividad política de cuestiones morales, religiosas y subjetivas. La “ética maquiaveliana” no habla de costumbres, sino de la efectividad para adquirir, mantener y aumentar Poder.

Hegemonía

Se refiere a la dirección política o dominación entre sujetos, grupos, clases sociales, pero principalmente entre Estados. Ésta no representa solamente el nivel superior del impacto ideológico y sus formas de control y dominio, sino que constituye un cuerpo integral de concepciones, prácticas y expectativas por medio de las cuales los ciudadanos legitiman su realidad y la hacen suya.

La hegemonía es posición de superioridad y pone las formas estructurales de la economía y su modo de conducta (qué comprar, qué hacer en el trabajo, etc.) como un sistema de valores “válidas y únicas”. Esta superioridad se vierte también en la supraestructura ideológica (qué y cómo pensar, qué creer, las maneras de apreciar el arte, cómo comportarnos con los demás, etc.).

Desde un sentido político y cultural, la hegemonía es dominante, pero de ningún modo es absoluto. En todo momento las formas de oposición o alternativa de la cultura y la política constituyen elementos significativos de la relación de fuerzas general de la sociedad, entendiendo lo alternativo u opuesto como formas que han tenido un efecto decisivo en el propio proceso hegemónico (que lo adecuan o transforman).

En el caso de un régimen político atípico o totalitario no hay partido hegemónico, sino único (Cuba por ejemplo), pero en otro de tipo democrático como en el caso de México, existen las condiciones para que un partido sea hegemónico y regule -entre otras cosas- la conformación de la burocracia, las normas electorales y la cultura política que entiende y actúa la mayoría de los ciudadanos.

Aunque en la economía adopta el nombre de empresa líder o monopolio, las organizaciones que tienen el mayor peso en el mercado y con competencias reducidas, pueden denominárseles hegemónicas (Microsoft ha sido una empresa de este tipo).

Liderazgo

Este término proviene del vocablo inglés lead, que significa guiar o dirigir. Se define como dirección, comando o conducción de un sujeto o grupo conformado sobre otros. En el ambiente político se refiere a la jefatura de un partido político, personaje o funcionario sobre una colectividad.

El liderazgo implica la capacidad para utilizar las diversas formas de Poder para influir en el comportamiento de un grupo (reducido o amplio), que está enfocado al logro de metas planificadas de antemano por el emisor de una orden que otros acatarán.

Los individuos otorgan o ceden sus decisiones a aquellos organismos o sujetos sociales que demuestran capacidades de alcanzar resultados para beneficio colectivo o hacer actividades que ellos mismo no podrían ni siquiera pensar. En otros casos, el liderazgo proviene de la organización jerárquica legitimada que ofrece un ascenso formal y legal a su fuerza.

Para la política el liderazgo es una posición de autoridad que influye en la conducta de los ciudadanos para conseguir un resultado estratégicamente delineado por el Estado, aparato gubernamental o grupos dominantes. Se refiere también como una aplicación del nivel hegemónico de un individuo, grupo o institución.

Moral

La palabra proviene de la acepción latina moralis, que significa costumbre y es la que regula el modo de ver, sentir y actuar de los individuos adheridos al tejido social.

Es por esto que dicho término representa el código de normas que sistematizan la acción individual y colectiva de los ciudadanos (a nivel territorial de un Estado y con una cosmovisión muchas veces general en el concierto intercultural). Con la moral se establecen los parámetros para que las personas asuman lo que es considerado bueno o malo, es decir, lo que se debe o no debe hacer.

Es el prisma de pensamiento y conducta con el cual los ciudadanos valoralizan los actos sociales. La moralidad entra en el estado interno que se refleja en lo externo a través de los comportamientos sociales y políticos que desarrollan las personas. Por tanto, los actos se inscriben en el renglón de lo consciente que en la mayoría de los casos es inducido por el conjunto de reglas propuestas por la “costumbre” e intereses de la clase dominante.

Paradigma

Es el conjunto de realizaciones técnico-científicas que son universalmente reconocidas como un modelo a seguir, que durante el tiempo en que demuestra ser eficaz, es utilizado para solucionar problemas del entorno.

El paradigma envuelve, delimita y controla todo lo que los sujetos sociales perciben de su realidad, definiendo los pensamientos y actos que deben llevar a cabo para desarrollar sus funciones y responsabilidades.

En el ámbito político la creación de paradigmas significa uno de las mejores estrategias para fundamentar lo que ven, piensan, sienten y actúan las clases dominadas. Un paradigma prevalece el tiempo que dura su eficacia para mantener y acrecentar la dominación.

Poder

Para muchos estudiosos de la ciencia política y el derecho este concepto es la médula del Estado. El fenómeno más aplicable que tiene es la dominación, que en su sentido etimológico significa el que ordena, manda, el que impone.

Se pone en funcionamiento en la toma de decisiones para regular a la sociedad en su conjunto, asegurando la ejecución de los ordenamientos por medio de la autoridad legítima y la supremacía de la fuerza pública.

Al tener Poder y operarlo en forma eficaz se amplía o restringe el campo conductual de los otros. La persona, grupo u organización que lo tiene determina la conducta de los demás. Está presente en todas las actividades sociales: familia, escuela, amistades, trabajo, religión, pero sobre todo radica en las instituciones de gobierno del Estado.

Éste se apoya en la fuerza y al mismo tiempo es resguardado por los aparatos ideológicos y puede permanecer sigilosamente para que no se generen disturbios por su presencia. De otra forma está legitimado por los mecanismos legales que le permiten aparecer como “autoridad”.

Praxis política

La praxis significa la relación entre la teoría y la práctica, es decir, del concepto con la realidad. Por consiguiente la praxis política, en cuanto ves una práctica que está encausada a fines, presupone dos dimensiones de la acción: conceptos que orientan y práctica que confirma y enriquece la teoría, en un círculo donde el eje es la búsqueda de acciones que superen un problema.

Los conceptos políticos tienen un carácter de proyecto-utopía, razón por la que la acción política también requiere de conceptualizaciones-propuesta. El imperativo de racionalizar para conocer, conocer para controlar y controlar para dominar, se ha constituido en la máxima de la política aplicada a la acción.

Si tomamos a Maquiavelo como representante de esta nueva filosofía teleológica (la cual considera al mundo como un sistema de interrelación entre medios y fines últimos), el centro dinámico de muchos politólogos se ha mudado a racionalizar lo político con el objetivo de transformarlo en una "ciencia" programable. Esta tendencia por racionalizar lo social para programar lo político, lejos de estar superada actualmente, se profundiza.

Dentro de la gama de posicionamientos existente, hay una postura que considera a lo político como un conjunto de estrategias y tácticas dirigida a fines programados.
Desde este punto de vista la racionalidad implícita en lo social conduce a un modelo de conducta que debe ajustar el hacer al ser. En tal caso no existe una auténtica autonomía de lo social y consecuentemente la praxis política se reduce a una ajustada y fiel aplicación técnica de las leyes naturales implícitas en el ser de lo social.

En el mundo de las determinaciones sociales no hay sujetos, sino actores ejecutantes o dominados. Es así como se ha reducido a la política al imperio de la técnica y la praxis al descubrimiento de normatividades para aplicar en lo concreto-realizable para llegar a un fin.

La política, más allá de sus múltiples y muy diversas definiciones, intenta establecer un proceso continuo entre las necesidades sentidas y los deseos anhelados. Esa continuidad no es algo naturalmente programable, sino de explicar la relación entre los sucesos y su contexto (hermenéutica).

Régimen político

Remite a las formas de organización y ejercicio del Poder, que permite relacionarlas o diferenciarlas por las reglas políticas impuestas (régimen parlamentario, presidencial, monárquico, dictatorial, entre otros). Se entiende como el conjunto de instituciones que regulan la lucha por el Poder y el ejercicio del Poder, así como de los valores, criterios y comportamientos para conceptualizar el modo de vida y la reproducción política.

De tal manera se garantiza la repetición constante de determinados comportamientos sociopolíticos y económicos, que dan orden al proceso de obtención y conservación de Poder.

Semiótica

La semiótica o semiología es la ciencia que trata los sistemas de comunicación en las sociedades. Para el científico lingüista Ferdinand de Saussure es la ciencia que estudia los signos.

Para quien se le considera el “padre” de esta disciplina, Charles Sanders Peirce, ésta se concibe como una teoría general de los signos y sus significados.
La semiótica extiende su ámbito de aplicación no sólo a los sistemas en los que los signos se organizan y dan significado, sino también a los distintos usos que hacemos de los signos. Planteado de esta forma se define como un vehículo para saber cómo nos comunicamos.

Así pues, tiene por objeto estudiar no solo qué son los signos, su naturaleza, clases y tipos, sino también la función del signo como propulsor de sentido y facilitador de relaciones comunicacionales, y por tanto, configurador de cultura.

Táctica

Es el conjunto de técnicas y procedimientos para conducir una ofensiva (acto o serie de actos planificados para obtener algo), combinando la utilización de los distintos medios disponibles. Tiene como finalidad alcanzar un resultado específico. La táctica es la parte ejecutiva de la estrategia.

Es el esquema activo que se emplea para concretar la estrategia. Por ejemplo en el plano gerencial, el presupuesto anual o el plan anual de Inversión es un elemento táctico dentro de una estrategia global a largo plazo.

La táctica selecciona los medios (y como dijo Maquiavelo “el fin”, que no es otra cosa más que la obtención de resultados estratégicos, se logrará sí sólo sí hay medios eficaces) que han de cumplir con los planes trazados. La estrategia es el qué, por qué, cuándo y dónde, mientras que la táctica es el cómo operativo.

Teoría

Es el conjunto de ideas, razonamientos, reglas, principios o conocimientos que forman la columna vertebral de una ciencia. Ésta trata de explicar un fenómeno que se presenta en el mundo.

Es definida como la construcción estructurada e interrelacionada de proposiciones que es capaz de explicar por qué y cómo ocurre un fenómeno de la realidad.

Se presenta como un pensamiento sistemático sobre los elementos que interactúan en un fenómeno natural, social, económico y político. ¿Para qué sirve la teoría? Aún cuando cada vez son menos las personas que cuestionan la validez o utilidad de la teoría (pues la ubican en el campo de la improductividad concreta del sistema de vida imperante, que considera a la teoría como algo mental y sin sustento).

No es que la teoría no tenga aplicación, sino que muchas veces es el hombre quien no encuentra los procedimientos para hacerlo, sea por ignorancia, desdén a la abstracción de lo concreto que produce nuevas y mejores ideas de los que se considera real-inmutable o porque todavía no cuenta con los instrumentos para hacer medibles los pensamientos teóricos.

Violencia

Se entiende como la intervención física de un individuo, grupo o institución contra otro del mismo género, con el propósito de ofender, detener o destruir. Ésta impide materialmente al otro realizar acciones y se dirige también hacia sus pertenencias materiales.

Existe la violencia como acto y la amenaza de violencia, estando esta última íntimamente relacionada con el ejercicio del poder. El acto de violencia revela el fracaso del Poder y de la amenaza de violencia, pues requiere pasar a una acción física para alcanzar un fin. El recurso de la violencia es un aspecto característico del poder político del Estado y sus aparatos de gobierno.

Hay una violencia directa que es visible, de la cual estamos acostumbrados en la práctica a reconocer como tal, y la violencia estructural o latente, que caracteriza una situación aparentemente no violenta, pero que está marcada por alguna clase de tensión estructural que fácilmente puede dar origen a la violencia manifiesta.

Cuando se habla del monopolio de la violencia legítima por parte del Estado, se entiende que existe un ordenamiento jurídico que determina y hace posibles las condiciones mediante las cuales los aparatos represivos harían uso de la violencia.
Para algunos estudiosos del fenómeno de la violencia existen otras funciones políticas para hacer uso de ella: 1) La destrucción del adversario político o la obstrucción para que actúe eficazmente; 2) La reducción de la resistencia o voluntad, pero sin llegar a aniquilar al oponente; 3) La representación simbólica que puede impulsar una fuerte identidad y cohesión de un grupo político; y 4) La desviación de las críticas que se dirigen a un líder político, grupo o institución, dirigiendo la atención hacia un “enemigo externo” sea éste real, inventado o potencial. B.H.G.

Etiquetas: , , ,