ANÁLISIS POLÍTICO Y SOCIAL, MANEJO DE CRISIS, MARKETING, COMUNICACIÓN Y ALTA DIRECCIÓN

Este es un espacio para conceptualizar, analizar, efectuar crítica y proponer estudios sobre política aplicada, marketing, comunicación, educación, métodos aplicados, alta dirección y proyectos sustentables. Contacto:baltasarhernandezgomez1@hotmail.com, baltasarhg@gmail.com

lunes, 22 de marzo de 2010

VIVIR COMO ETERNOS CANDIDATOS: Los políticos y gobernantes en México.


VIVIR EN CAMPAÑA: los gobernantes, eternos candidatos.
15 de marzo de 2010.
Por Baltasar Hernández Gómez.


El voto de la ciudadanía importa para el conteo formal de la democracia procedimental, porque en el “mundo de la vida real” los candidatos encumbrados en los poderes Legislativo y Ejecutivo, obteniendo el número suficiente de sufragios, se olvidan de plataformas programáticas e ideológicas, así como de sus promesas de campaña. Entronizados en sus curules camarales y sillones administrativos se enfocan en readecuar presupuestos, programas exitosos del pasado inmediato y se atienen a poner en marcha acciones que los mantengan en las preferencias sociales, en una espiral de sucesivas contiendas políticas.

La partidocracia ha impuesto una dinámica vertical por medio de la cual regidores, diputados, senadores, presidentes municipales, gobernadores y presidentes de la nación deben lo que son a las élites de sus institutos políticos propulsores. La sociedad es vista en abstracto, es decir, como una masa receptora de mensajes políticos, consumidora de marketing electoral y gubernamental, que sólo es utilizable para generar votos en los tiempos y espacios que se requieren para renovar el halo democrático. Por tanto, los triunfadores de las contiendas electorales no tienen ligas orgánicas con los ciudadanos y por eso hacen acto de presencia la irresponsabilidad, desatención y cinismo, para seguir operando como si estuvieran en eterna campaña proselitista.

Hoy en día los políticos se presentan como productos que deben ser comprados por un auditorio regional y nacional que, envuelto en la persuasión subliminal de refrescar las esperanzas republicanas hacia el sistema político, tiene que avalar los resultados cada vez más pírricos de las elecciones organizadas por un IFE cada vez más penetrado por los intereses partidistas y del Estado. Las contiendas son un embudo por donde tienen que pasar los objetivos y alcances de partidos, grupos de presión, líderes y candidatos, que deben estructurarse en forma recurrente cada tres y seis años, o sea, vivir en una permanente lucha política donde la población mayor de dieciocho años está envuelta en dimes y diretes, acusaciones, amagos de equidad, pactos que atentan contra la dignidad mexicana y ofertas que debieron haberse concretado hace ya muchísimos años. Por eso resulta evidente que en la lógica del Poder no bastan doscientos años de independencia o cien años de revolución para haber alcanzado autonomía, desarrollo armónico y paz social.

Tanto los que pugnan por conservar el control partidista de las elecciones como los que empujan para “ciudadanizarlas” están concentrados en la conservación del Poder político. Los gobernadores, envueltos en la filosofía de LO VENDIBLE de los medios masivos de comunicación, luchan por llenar todo espacio disponible en horas de elevado rating en televisión, radio y las mejores páginas de diarios y revistas. Lo que importa no son los hechos tangibles en sus demarcaciones sociopolíticas, sino la percepción de las cosas. Por esto construyen imagen, imagen y más imagen a través de spots y mensajes coloreados de bondad, sacrificio, entrega y obras de relumbrón, a fin de que se conozca -por ellos mismos y con la intersección de los canales comunicativos de gran audiencia- su figura física y supuestas realizaciones de bienestar común.

Los políticos adoptan posturas mesiánicas y si es posible se hacen acompañar de rostros y cuerpos conocidos en el show business, para impactar a la masa. Lo que se está observando a nivel nacional es una cauda de recursos monetarios para implantar el marketing político como el todo: pintan paredes, edificios, lugares de uso común y oficinas con los colores representativos a su planilla, partido o fórmula; adaptan discursos revolucionarios, religiosos y de superación personal; se visten impecablemente; ensalzan virtudes y minimizan pasados turbulentos, y aún más, se alían con enemigos políticos y dan la espalda a sus asociados. Todo es válido desde esta óptica utilitarista de la política, que incluso introducen a esposas, hijos y parientes para dar la impresión de ser promotores de familias felices y valores universales.

A nivel macro.-
El presidente de la República viste con atuendos que traen los colores del PAN, asume pensamientos cristianos, se pone la careta de humildad al reconocer errores y pedir perdón por fallas involuntarias de él y sus colaboradores; se pasea en las entidades donde habrá elecciones; se toma la foto con personajes estereotipados de sectores vulnerables; se apersona en los sitios donde hubo siniestros naturales y provocados por el olvido gubernamental; se blinda para seguir hablando de la “guerra santa” contra el crimen organizado, y se hace acompañar de personalidades de la farándula, de la intelectualidad y del deporte; dignatarios extranjeros, así como de su cónyuge. Ha hecho hasta lo inimaginable para recoger el mayor número de simpatías, que por cierto está en su etapa más crítica desde el año 2006, de acuerdo a la última encuesta publicada por Berumen y asociados.

El titular del Poder Ejecutivo vive en campaña con su partido y entonces se da a la tarea de mover a dirigencias panistas, negocia en lo subterráneo directa e indirectamente por medio de sus secretarios de Estado, pues no sólo el de Gobernación sale a la palestra, sino que ahora los encargados de Trabajo, Educación, Fuerzas Armadas y Salud, por citar a los más visibles, hablan de política. Los spots y giras son elevadas al rango de “pan nuestro de cada día”, con el propósito de que los mexicanos no caigan en la amnesia temporal por no identificar quién es el comandante en jefe de los destinos del país.

Aún cuando el mandatario mexicano sabe que su campaña terminó en 2006 continúa desenvolviéndose como si ésta no hubiera concluido, asegurando el control del PAN, elaborando alianzas coyunturales con sus adversarios ideológicos, golpeando a los críticos, negociando sus iniciativas de ley, reformas gubernamentales (que no de Estado), candidaturas y hasta el posicionamiento de futuras plazas de gobierno y legislativas para familiares y amigos. Vicente Fox hizo lo mismo, pero con la diferencia que el proselitismo se enfocó en él y su esposa sin dejar amarres como lo han hecho los demás presidentes. En este sentido cabe reflexionar la siguiente pregunta: ¿Estamos tan miopes o ciegos para no poder divisar que en los gobiernos panistas, Congreso de la Unión, gubernaturas, presidencias municipales y hasta embajadas hay testaferros de Carlos Salinas de Gortari, que controlan la columna vertebral de la política a nivel nacional? Mientras se nos abren las pupilas, las apariciones del ex-presidente Salinas, Fox Quesada y otros emisarios de menor envergadura seguirán dándose en foros y entrevistas “banqueteras”, lo cual será disimulado como actos sociales y/o académicos.

En las entidades.-
La mayoría de los Ejecutivos estatales han estado actuando en sus zonas de influencia con la autorización de los jerarcas partidistas, pero también existen otros que transitan por “la libre”, es decir, guardan cierta distancia de sus institutos políticos para instaurar hegemonía regional. La efigie del cacique no murió en el año 2000, sino que tomó para sí perfiles más suaves, que no por eso menos verticales y monopólicos. Los gobernadores son antes que nada impulsores de grupos dentro de sus partidos y también fuera de ellos: encajan sucesores, apoyan con dinero, visitan sus plazas con el desparpajo de ser tótems en el corto y largo plazo.

Desde hace año y medio aparecen en los medios de comunicación como redentores de causas nobles, defensores de principios libertarios, gestores y hacedores de obras y servicios de aparador, pero no más. Quieren asegurar permanencia en sus confines de dominio, allanando el camino para su grupo, con la pretensión de obtener legislaturas locales, nacionales y colocar alfiles en todas las posiciones de Poder que sean posibles.

El adagio “Ya llegué al máximo puesto político al que se puede aspirar” no aplica para los políticos posmodernos, ya que -como diría el extinto presentador de artistas en Televisa, Raúl Velasco- “aún hay más”. Como esta táctica ha funcionado por tener el control de los recursos generales en sus entidades y con ello poseer fueros y puestos claves, pues la siguen operando, porque “sí funciona y funciona bien”. El saltimbanquismo se apoderó de la denominada clase política mexicana, que ahora salta de una presidencia municipal a la gubernatura de diputado local a diputado federal; de diputado federal a senador; de gobernador a secretario de Estado, embajador o senador; de regidor a presidente municipal; de presidente de la República a director de fundación altruista a nivel internacional o asesor general en alguna de las empresas trasnacionales que favoreció durante su mandato.

Todo resulta válido para no quedar fuera del sistema y en las entidades federativas los gobernadores tratan de asegurar estancias sin auditorías, teniendo en mente procesos secuenciales de reelección, movimientos ascendentes en la pirámide del poder, así como movimientos en el ajedrez político que coloquen a sus adeptos en lugares que les garanticen preponderancia. La crisis actual y la llamada “endémica”, la falta de recursos por la austeridad republicana y el corto tiempo que tienen como gobernantes es la tela para confeccionar cortinas de humo para que la sociedad no se subleve, critique o se vaya por el abstencionismo o confrontación directa.

En los municipios.-
En la misma condición se encuentran los presidentes municipales: ganando las elecciones constitucionales se vuelven perpetuos candidatos, pues lo que menos interesa es otorgar obras y servicios a la población, sino la reivindicación para alcanzar más y mejores puestos. Las campañas no terminan con la recepción de la constancia de mayoría otorgada por las autoridades electorales, pues continúan desarrollándose como aspirantes de causas más elevadas, al igual que sus subalternos. En la actualidad la política está convertida en estación de paso, donde se instauran trampolines móviles para lanzar clavadistas a cuanto cargo público se pueda.

Mientras esto pasa en la cotidianeidad siguen las mismas deficiencias en calles, alumbrado, policías, obras de para la fotografía, nula promoción de la cultura y el deporte, contaminación, cero inversión en infraestructura urbana y rural, falta de agua potable y alcantarillado, recolección de desechos, trámites que incentivan actos de corrupción y camarillas que se apoderan del organigrama municipal. Los presidentes llegan a sus “palacios municipales” teniendo en la mira mayores distinciones y por eso no asisten a audiencias abiertas; no firman convenios ni acuerdos de desarrollo; no proyectan a sus comunidades en los renglones económicos, turísticos o de servicios y sí por el contrario dejan a la vera del camino las necesidades de su sociedad.

Los presidentes municipales están abocados a la promoción de su absolutismo localista, a salir en con personajes que avalen sus gestiones, a coptar a los medios masivos de comunicación para que no haya discordancias que empañen sus cometidos. Todo es representación simbólica amañada: trazo, color, voz y sondeos pagados con el erario público. ¿Abstenerse, adecuarse, integrarse, separarse en actitud ermitaña, ser contestatario en los medios, trabajar en lo subterráneo de la casa, escuela o trabajo, o simplemente convertirse en revolucionario? ¿Cuál es la opción que debemos asumir? Cada quien que decida…..B.H.G.

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lunes, 8 de marzo de 2010

LA TÁCTICA POLÍTICA DE PEDIR PERDÓN DEL PRESIDENTE MEXICANO FELIPE CALDERÓN


PEDIR PERDÓN
Una más de las tácticas políticas del presidente Felipe Calderón a la mitad del sexenio.
Marzo de2010.
Por Baltasar Hernández Gómez.


El gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (FCH) está desdibujado por la falta de una estrategia consolidada que afiance el equilibrio político y económico del país. Ante un sentimiento generalizado de ingobernabilidad, la figura del presidente de la República se engancha a una táctica, que denominaré OPERACIÓN PEDIR PERDÓN, pues los asesores de imagen han logrado que éste salga a pedir disculpas mediáticas y en giras de trabajo por equívocos propios y de sus colaboradores. Hay una tendencia pragmática de que es preferible solicitar perdón que recomponer la esencia del ejercicio del Poder. Si para ello tiene que salir a cuadro demandando desahogo, pues mucho mejor, pues en esta lógica lo que se requiere es captar legitimidad y apoyo social a costa de lo que sea.

No obstante que la crisis económica no tiene una paternidad doméstica, la otra de corte sociopolítico sí, ya que es originada por la indefinición para operar la fuerza del Estado democrático, que está supuestamente basada en el concepto de cambio, a efecto de lograr la reestructuración y modificación de las fallas del sistema, así como la detención de la caída hacia la zona de violencia, podredumbre, inactividad, pero sobre todo reactividad. Las instituciones gubernamentales funcionan como organismos administrativos que se limitan a “apagar siniestros”, en virtud de que no existe una idea de cómo concretar programas sustentables en el corto y mediano plazo.

A pesar de que la firma Mitofsky, dirigida por Roy Campos, sostiene que la popularidad de FCH está reposicionándose a favor, la empresa Berumen y asociados mostró resultados distintos: la calificación obtenida por la actual función pública registró una baja considerable, pasando de 7 (siete) a 6.1 (seis punto uno), o sea, FCH está apenas aprobando. La percepción social sobre el mandatario también se desplomó trece puntos porcentuales, es decir, de 54% (cincuenta y cuatro por ciento) cayó al 41% (cuarenta y uno por ciento).

¿Qué connotación tienen los datos arrojados en este sondeo? Si nos remitimos a las explicaciones oficialistas la negatividad de la imagen del presidente la explicación se fundamenta en los estragos de la crisis y la incomprensión popular hacia las drásticas medidas adoptadas en los rubros económicos y de seguridad pública. Lo cierto es que a veces las cifras reflejan lo que ocurre y en este tópico tienen que ver con la ineptitud para materializar tareas gubernamentales. La opinión adversa a FCH no se puede disfrazar con spots ni con discursos plagados de frases coloquiales y rostros abatidos, ya que en la cotidianeidad existe una total desesperanza.

El presidente hace uso de códigos simbólicos que remiten a la humildad y sencillez, lo cual es traducido en una campaña intermitente de PEDIR PERDÓN a los diferentes sectores sociales. La supuesta invulnerabilidad de la economía mexicana aducida desde el año 2008 y hasta principios de 2009, que fue exhibida en marquesina multicolor por el entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, tuvo que ser justificada como error de apreciación por el inquilino de Los Pinos, quien salió al quite pidiendo mayor solidaridad para las finanzas nacionales ante el embate de los reacomodos del modelo de acumulación capitalista.

Las apariciones mediáticas para explicar los avatares nacionales han sido simplemente disculpas que tratan de paliar los pésimos manejos macrofinancieros. Esto también tuvo su razón de ser porque sirvió como preámbulo para la justificación del paquete fiscal 2010. PEDIR PERDÓN y CONCERTACESIONAR son las llaves comunicacionales del gobierno mexicano que está intentando con todo penetrar en los hogares rurales y urbanos a través de los mass media.

Con esta táctica se pretende cautivar el sensus de los mexicanos, a fin de recobrar niveles de sustentación social aceptables por medio del lanzamiento de mensajes aderezados de códigos lingüísticos, kinésicos y proxémicos, a fin de inundar la mente de las audiencias bajo la creencia de que FCH es un servidor preocupado, atento, solucionador y sensible, pero aún más que recula para mejorar. Sin embargo, la realidad es una sola y no hay visos de ningún tipo de recuperación por más palabras de aliento que se derramen en periódicos, revistas, radio, televisión e internet. ¿Pedir disculpas por la propagación del virus AH1N1 resolvió los contagios, defunciones y deficiencias del sistema de salud? ¿Solicitar perdones por el aumento de la violencia en el territorio nacional ha detenido la escalada de asesinatos? ¿Ponerse en expiación ha devuelto la confianza y la tranquilidad de los mexicanos?

Hay una regla no escrita donde el rol del político neo-populista es “hacerla de bueno”, mientras que sus subalternos deben comportarse como “los malos de la película”. FCH utiliza la faceta de presidente compungido, acompañado por su señora esposa, quien lo auxilia con una postura muy parecida a la de las monjas que acarrean los enseres parroquiales en las homilías dominicales. Sus secretarios han asumido la postura que les compete: gesticulaciones, frases y movimientos duros ante cualquier voz o acción disidente. Si en Japón FCH dijo que los jóvenes masacrados en ciudad Juárez eran pandilleros, cuando regresó tuvo que comerse su dicho y PEDIR PERDÓN a los deudos, porque la verdad era que los muchachos asesinados fueron estudiantes y deportistas. Esta táctica que ahora es ultra-visible ya se venía fijando desde el segundo año de gobierno, toda vez que en 2007, FCH pidió disculpas a pensionados y jubilados del ISSSTE por estar desatendidos en el rubro de vivienda y prestaciones, entre otros muchos actos que ya destapaban este perfil político-comunicacional.

Hasta hace poco más de un año el primer mandatario se ufanaba de contar con una policía debidamente preparada y pertrechada, actualizada, honesta y con espíritu de servicio, pero a la vuelta de la esquina requirió descargos por los casos de corrupción y contubernio con las mafias, notificando la desaparición de la AFI y reacomodos operativos en la secretaría de Seguridad Federal, claro está, sin detenerse a evaluar el desempeño del ingeniero mecánico, transformado en especialista de inteligencia, Genaro García Luna.

A pesar de que la ley de ingresos del año en curso se encaja como daga en los abdómenes de millones de mexicanos, el presidente FCH PIDIÓ PERDÓN porque las medidas tributarias y alzas en precios de bienes y servicios eran (y siguen siéndolo) dolorosas, pero necesarias para la tesorería del país. En el caso del desbordamiento del canal de aguas residuales que provocó la inundación del Valle de Chalco, ofreció disculpas por medio de José Luis Luege Tamargo, director general de Conagua y luego anunció el redoble de esfuerzos para dotar de obras hidráulicas al D.F. y estado de México, con la finalidad de evitar pérdidas humanas y materiales en el futuro. Basta recordar que en la tragedia de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, hubo caras largas, cabizbajeos, discursos de “solidaridad” y promesas de cambios de fondo ante el inmenso dolor de los padres de familia y la indignación de la población, pero no hubo más: 49 familias perdieron a sus hijos, otras más sufren con la discapacidad parcial o total de sus menores sobrevivientes, el IMSS y sus funcionarios no han sido sujetos de responsabilidades, las investigaciones siguen paralizadas, la guardería está en pie y los dueños y protectores de subrogaciones andan paseándose impunes. Ojalá que la resolución de la Suprema Corte de Justicia (1 de marzo de 2010) se retome para dar ejemplar castigo a los culpables.

Un evento reciente que sintetiza la tesis de este artículo es lo que ocurrió en el estado de Yucatán, pues el presidente FCH pidió al auditorio panista de Mérida que no abucheara a la gobernadora de extracción priista, Ivonne Ortega Pacheco (como ocurrió en una función de box), porque si oía una mala expresión o veía un comportamiento insano se retiraría del lugar. Lo que no se observó fue que la mandataria estatal llegó con retardo a la gira, debido a que no fue informada por la oficina de la presidencia o el Estado Mayor. Así pues, lo que resulta eficaz es sistemáticamente repetido y a los ojos de los analistas y asesores presidenciales la dinámica PEDIR PERDÓN tiene que funcionar porque no hay más de dónde cortar.

Sin embargo, esta suposición choca de frente con el muro de la incredulidad y el hartazgo ciudadano, que siente nefastas y provocadoras las imágenes y las voces institucionalizadas que por un lado dicen estar con las mayorías, pero por el otro se pasean alrededor del mundo con comitivas que serían la envidia de Luis XIV, el famoso rey sol francés. El evento más evidente que puede ser botón muestra en esto que consigno fue la realización de la Cumbre de jefes de Estado de América Latina y el Caribe en la Riviera Maya, la cual estuvo colmada de aposentos lujosos, comidas espectaculares, ropa folklórica de lino, seda y encajes, souvenirs, despilfarro logístico, sol, playa, arena y todo tipo de comodidades. En el olvido quedó la baja de los niveles de vida, las vendettas y el desconcierto de ver que cada día hay decenas de actos de barbarie e impunidad.

El presidente de México está supuestamente resguardado bajo la consigna “Es mejor PEDIR PERDÓN, que pedir permiso”, misma que seguirá poniéndose en marcha en los dos años, ocho meses y días que le faltan para entregar la banda tricolor. Me imagino el relevo sexenal en San Lázaro con un coro integrado por los nietos de los hermanos Zavala (grupo vocal preferido en los festivales OTI de la década de los años setenta) entonando una de las canciones más exitosas de Juan Gabriel, que dice así: “Adiós, mi amor, hoy con esta canción que escribí para ti, mi amor, he venido a pedirte que perdones por favor, por amor, mi error…………..yo te seguiré amando, adiós…”. B.H.G.

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lunes, 1 de marzo de 2010

EL CASO DE LAS RECIENTES ALIANZAS POLÍTICAS EN MÉXICO.


LAS ALIANZAS POLÍTICAS
Los casos del PRD, PAN y el Dalai-Lama
Por Baltasar Hernández Gómez.


México 2010.

Antes de introducirme al tema de las alianzas políticas en México es preciso delimitar lo que es un partido político y el fenómeno “coalición” que -en momentos muy específicos de contiendas electorales- se presenta como un convenio coyuntural. En primer lugar los partidos políticos surgieron como organismos sociales particularizados, es decir, partes que concentran aspiraciones, objetivos e intereses de una clase social. Luego entonces el cometido fundamental es alcanzar el poder para materializar sus principios y metas, a efecto de ubicar en el tope del sistema la preponderancia del sector al que pertenecen.

Hoy en día la mayoría de los partidos políticos fungen como franquiciatarios que no buscan la consecución de una ideología y la conquista de derechos sociales, sino que están circunscritos a la órbita del Estado y sus élites hegemónicas. Es así que en los últimos cincuenta años ha habido una proliferación de partidos con perfiles disímbolos que van desde los ecologistas, reformistas, “convergencistas”, educativistas hasta los de tinte religioso, que no cuajan proyectos sustentables para ser ubicados en una posición real de poder político. Muchos partidos se sostienen en el espectro mínimo de conservar prerrogativas financieras, curules y una interlocución con el poder mismo, pero nada más…………hasta que pierdan el registro condicionado o se integran a otro partido mayor.

No es de extrañar que en las contiendas electorales no existan diferenciaciones entre partidos de izquierda, derecha, centro o radicales, pues sus componentes humanos, estatutarios y preceptivos emigran indiscriminadamente de un bando al otro, de un hombre a otro, de un puesto representativo o administrativo a otro. Los actuales partidos políticos tienen como finalidad la llegada a algún sitio de autoridad, o sea, la ocupación de plazas en legislaturas y entidades gubernamentales. Por lo regular no cuentan con planteamientos firmes y durables para la toma del poder, pues unos y otros se constituyen, revitalizan, reculan, fragmentan, alían o desaparecen para readecuarse a las circunstancias que les permitan seguir en las entrañas del Estado.

En 2010 la configuración de alianzas en México se quiere presentar como modelo de “civilidad política” y pretende ser una medida cortoplacista para neutralizar al PRI. En las elecciones estatales del presente año el PAN, de corte “conservador”, que desde hace diez años ocupa la formalidad del gobierno de la República, irá en alianza con el PRD, que es catalogado como partido “progresista” o de centro-izquierda, teniendo como fundamento principal “Impedir que el PRI gane”. Las coaliciones partidistas propuestas asemejan los pactos fallidos de servir a Dios y al diablo al mismo tiempo con tal de allegarse cargos de elección popular en una infame concertacesión donde lo que menos vale es la ciudadanía y mucho menos la congruencia de pensamiento y actuación política.

Los promotores de las alianzas sostienen el argumento que es preferible violar las coherencias políticas con tal de que el PRI no llegue a gubernaturas, alcaldías, regidurías, diputaciones locales y a la presidencia de la República en 2012. No obstante que esta justificación podría sonar lógica, en realidad esconde la imposibilidad de formar sólidas estrategias que fortalezcan el contacto con la base social. ¿Cómo es posible que el partido que está opuesto a los planes de derecha se alíe con éste? ¿Cómo es posible que hace escasos tres años el PRD enfiló sus baterías de guerra política para deslegitimar al presidente panista y hoy su dirigencia se confabule con éste? ¿Acaso no avizora el partido negro-amarelo que la alianza en el corto plazo es la lápida que sepultará su concepto de diferenciación con respecto a los otros partidos, como ha sido el denominado “proyecto de nación” para el presente año, 2012 y subsecuentes?

Lo primordial para ambos partidos es incrementar la captación de votos, asegurar presupuestos y consolidar camarillas regionales y nacionales para que no se pierdan canonjías cupulares. En las prisas por amarrar treguas y movimientos electorales se dejan a la vera del camino importantísimas consideraciones de mediano y largo plazo: la idea de cambio que se impulsó en el año 2000 (que no fue manufacturada por Fox ni el panismo, sino por la base societal no organizada) se fragmentará porque habría una especie de alternancia encubierta. En lo subterráneo se fragua un compartimiento, o sea, que en algunas ocasiones habrá partidos que apliquen métodos para hacer “tamales de chile” para luego defender la hechura de “tamales de dulce o manteca”.

La magnitud de las alianzas no solamente toca superficialidades electorales, sino la esencia misma de las futuras actuaciones partidistas. Lo preocupante es que México estará viviendo una hibridez donde hoy es el Perrepan y mañana Prian u otras docenas de combinaciones frankesteinianas entre partidos grandes y satelitales.

Y como todo se mueve en el péndulo de la conveniencia política, los “líderes” partidistas cambian caretas a su antojo: las alianzas son importantes por la urgencia de no dejar pasar al PRI en los próximos procesos, pero contradictoriamente Jesús Ortega Martínez fustiga al secretario de Gobernación (que recientemente renunció al PAN) por negociar en “lo oscurito” las reformas fiscales y otras de carácter electoral con el PRI. César Nava, presidente del PAN, por su parte, ha dicho que las alianzas con el centro-izquierdismo son necesarias y hasta indispensables para frenar el empuje tricolor, sin embargo, ordena “la cargada” contra legislaciones perredistas recientemente aprobadas en el Distrito Federal. Así están las cosas en este aquelarre político donde lo que menos interesa es la coherencia y la defensa de los derechos sociales, económicos y políticos de los ciudadanos que han confiado sus sufragios a determinadas “proposiciones” de hacer gobierno.

Jesús Ortega ha declarado que Fernando Gómez Mont es un cínico al concertar sigilosamente con el PRI medidas gubernamentales, pero lo que no le resulta cínico es la táctica parecida al juego de “damas chinas” que hace su grupo al ligarse con el partido de los dos últimos presidentes de México, aún cuando han sido -supuestamente- los enemigos públicos de la democracia y el cambio. Pese a los dimes y diretes, las uniones electorales parecen navegar con viento en popa, a pesar de que hay voces discordantes que consideran a las alianzas como el más vil de los oportunismos políticos.

Si bien es cierto que hay una vuelta al escándalo político por la visible falta de vergüenza en la concreción de coaliciones, no debería haber extrañeza por estas “suciedades”, toda vez que en los últimos veintidós años el PRD se ha comportado como un recipiente de prófugos y piratas del sistema, que pululan en las hélices del poder: el subsistema político ha funcionado como tribuna de la utilidad y los partidos como agencias de colocaciones. A la partidocracia consolidada por los vaivenes e impericias del poder Ejecutivo le interesa ganar curules y asientos en los tres poderes de la Unión y por lo mismo no contempla la producción de plataformas estables de identificación y consecución de intereses sociales para beneficiar a sus afiliados -por lo menos-. Si las dirigencias partidistas, cargos de representación popular y plazas en las administraciones de los tres órdenes de gobierno se obtienen discrecionalmente, los políticos piensan -pero sobre todo sienten- que no le deben absolutamente nada a los votantes, ya sea que hayan votado por su opción o no, porque de cualquier manera legitiman al sistema en lo global.

El Dalai-Lama.

Las alianzas no solamente se hacen en los entornos políticos, económicos y sociales, sino también en el revoltijo de lo material y lo espiritual con arreglo afines. La entrevista que sostuvo el llamado “líder espiritual” del budismo en el Tíbet con el presidente de los Estados Unidos de América no se explica como una visita de cortesía, sino como un acercamiento que puede proyectar una política internacional de carambola de dos bandas: 1) Hacer que el Dalai-Lama sea reconocido regional y mundialmente como el líder social del Tíbet, lo cual coadyuvaría para ejercer presión política contra el Estado chino, y 2) Promover un alza en la imagen y presencia de Barack Obama al interior de su país y en los foros internacionalistas.

Con tal de adquirir mayores rangos de operatividad los dos personajes (uno en el plano político y otro en el espiritual, según) desarrollan protocolos mediáticos. El senecto budista no tuvo empacho en alabar los principios y el modo de vida capitalista de Estados Unidos, derramando tersuras a sus políticas “democráticas, libertarias y de movilidad económica”. En su afán de ser aceptado como el único interlocutor para la autonomía del Tíbet, al Dalai-Lama se le olvidó que las “bondades norteamericanas” están soportadas en la industria de la guerra, que produce miles de muertes en todo el mundo; en la explotación de trabajadores; en la contaminación por la producción en masa y en el consumismo que destierra cualquier asomo de espiritualidad.

En el caso del primer presidente negro en Estados Unidos (hago referencia a esto no por racismo o discriminación, sino para dejar patentizado que no importa la raza de los gobernantes, porque a los Estados Nacionales y sus clases dominantes no les importan estas “menudencias” de raza o religión, mientras se cumplan los planes de dominación social) su interlocución se deriva por la pretensión de recuperar el liderazgo perdido y abrir posibilidades de intervención o negociación diplomática a favor de sus intereses geopolíticos en Asia. Si con esta convención informal con el Dalai-Lama viola compromisos pactados con las autoridades chinas no importa, ya que habrá otros canales oficiales e informales para aclarar el punto. Lo trascendental es asumir autoridad, aún a costa -insisto otra vez- de las virtudes políticas y los verdaderos intereses sociales.

Los perredistas, panistas, convergencistas, petistas y panalistas, así como otras especies del zoológico político mexicano deberían aprender enseñanzas budistas, salutaciones con las manos replegadas al pecho y la comunicación fluida del Dalai-Lama, a fin de adicionar elementos melodramáticos y de simbolismo espiritual a sus convenios tras bambalinas. Por su parte, el “líder” espiritual del Tíbet debería aprovechar su estancia en el hemisferio americano para incorporar en su equipo a algunos políticos mexicanos, con la finalidad de que aprenda a efectuar mejores reuniones encubiertas que le sumen voluntades y acuerdos para sus planes de regreso al Himalaya.

En este remolino los perredistas levantan la mano al igual que petistas y convergencistas para demostrar a todo México que las alianzas son indispensables, delimitando que siguen siendo de izquierda, democráticos y liberales. Los panistas están hechos un embrollo: el Comité Nacional del PAN sigue al presidente Calderón en un vacilante mensaje que no reconoce las “cochinadas” de las alianzas con sus “enemigos políticos”, arguyendo que éstas se han hecho en algunos estados sin el aval central. A distancias cada vez más cortas se oyen murmullos, protestas, bloqueos y movilizaciones de sectores cada vez más numerosos de la sociedad civil, mientras que los detentadores del poder sólo alcanzan a musitar……..“Dalay, dalay, dalay” (nombre de un producto tranquilizante que supuestamente reduce el estrés y el insomnio, que es anunciado en los medios de comunicación mexicanos por un modelo masculino rapado y con vestimenta de monje tibetano). Así las cosas. B.H.G.

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