ANÁLISIS POLÍTICO Y SOCIAL, MANEJO DE CRISIS, MARKETING, COMUNICACIÓN Y ALTA DIRECCIÓN

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sábado, 31 de enero de 2009

ENSEÑANZAS DE MAQUIAVELO EN "EL PADRINO"


LAS ENSEÑANZAS DE MAQUIAVELO EN EL PADRINO.
Comparativo entre el libro de Nicolás Maquiavelo y la obra de Mario Puzo.
Por Baltasar Hernández Gómez.


La aparición del libro El Príncipe de Nicolás Maquiavelo es el punto de partida de la política como ciencia. Una ciencia que luego de cientos de años ha encontrado su filosofía, metodología y marcos conceptuales para el estudio y tratamiento de fenómenos trascendentales para las sociedades modernas: las relaciones de Poder-Dominación-Estado. La determinación integral de la política no va a transitar por la vía puramente científica, sino que también tiende a convertirse en arte y técnica para la obtención, operación, preservación y aumento del Poder, sea éste para individuos o grupos bien estructurados.

En su parte aplicada, la política es convertida en un conjunto de técnicas para potenciar fortalezas y así acceder a la esfera de dominación y control. La fascinación que provoca el término Poder envuelve a la psique y actividades de la gran mayoría de personas, sobre todo cuando la ideología del sistema de vida hegemónico coloca al individualismo y la competitividad por encima de principios y valores humanistas.

Al conseguirse Poder, en cualquiera de los ámbitos de vida, la “intangibilidad” de su definición se vuelve algo concreto en las formas de comportamiento (social, cultural, política y económica). Poder es una palabra tan seductora, que viene explícita tanto en la obra política de Maquiavelo como la novela de Mario Puzo y su representación magistral en el film de Francis Ford Coppola.

El Padrino en su acepción literaria y fílmica reproduce estrategias y tácticas de El Príncipe. Los diálogos y escenarios y actos que se muestran de la familia Corleone tienen ángulos convergentes con el escrito del siglo XVI, toda vez que:

A.- Para que Vito Corleone se posicionara en el Poder tuvo que adueñarse de los controles políticos, sociales y económicos del barrio italiano de Nueva York, a través del asesinato de Don Fanucci, quien tenía las actividades ilícitas de dicho entorno con un estilo muy personal de activar el terror entre los vecinos.

Parafraseando a Maquiavelo, el inmigrante siciliano tuvo que usurpar un espacio de Poder cometiendo todos los actos de crueldad que creyera convenientes para sus fines -en una sola exhibición-, a fin de no desgastar mayores esfuerzos y recursos al tener que repetir una y otra vez una acción de control. Así lo hizo Don Corleone: usó la crueldad en una sola ocasión, pero en forma contundente y espectacular. Esto logró que afianzara su Poder y viviera seguro, pues había logrado infundir temor y respeto.

B.- Al conquistar un nuevo “principado” la forma más recomendada por Maquiavelo es la utilización de fuerzas y armas propias, debiendo dejar como última opción el uso de grupos mercenarios. Al asesinar al viejo capo Fanucci se posicionó como nuevo jefe sin tener disputa de nadie. Si hubiera ordenado a sus compañeros pandilleros matar a esta figura, lo más probable es que hubiera desatado una revuelta de sucesión, derivándose en más muertes y pérdidas.

C.- Pasado este episodio, Don Corleone no tuvo mucha dificultad para establecerse como el personaje de Poder central, ya que el “territorio” ganado estaba ávido de cambios, pues había estado sometido a procedimientos de terror y coerción que ya le eran insoportables. Como nuevo “Príncipe” Don Corleone empleó nuevas tácticas para mantener y aumentar su Poder (que no provinieran de la extorsión o cobro de cuotas por protección), por medio de un sistema de “favores” y pago de sumas de dinero a aliados, socios menores y funcionarios gubernamentales.

La violencia aplicada fue selectiva, en virtud que la crueldad referida en las enseñanzas maquiavélicas sólo iba a ocuparse cuando en verdad fuera necesario, es decir, como último recurso. La violencia no era un fin, sino un medio para alcanzar Poder, riqueza y status.

CH.- No todo lo que hace El Padrino coincide con las enseñanzas de Maquiavelo, sobre todo en lo que referente al respeto incondicional a la palabra empeñada. El florentino del siglo XVI estipuló que si todos los hombres fueran íntegros, el principio de engaño no sería necesario para quebrantar las promesas otorgadas.
Don Corleone defendía como valor inamovible la palabra ofrecida, vista como pacto de caballeros. Esto le retribuyó respeto, sometimiento y ganancias.

A diferencia de Maquiavelo que establecía que los hombres son perversos y mentirosos, por lo que no podía sostenerse largamente ninguna promesa. Sin embargo, para la ambientación de la trama de El Padrino esta característica le resultó ventajosa, en virtud de consiguió los fines que se requerían en una etapa temprana y media de su “imperio criminal”.

La máxima de Maquiavelo parece recobrar su real dimensión cuando al final de su mandato, Don Corleone ya no tuvo respeto, fortaleza y confianza de los clanes rivales. El relevo generacional de Michael -su hijo- vino a dar contundencia al principio maquiavélico que nos referimos, pues una de las primeras acciones que ejecutó fue “darles duro y con todo a los traidores y a todo aquel que se pusiera en medio del camino”. Al unísono se agenció de una táctica personal de disimulo, que le proporcionó la virtud de ocultar intenciones en su toma de decisiones y actos a desarrollar.

D.- En la fase de consolidación Don Vito Corleone adoptó la estrategia de rodearse de un equipo humano leal y emplear recursos propios, lo cual está apegado a la recomendación de Maquiavelo cuando escribió que siempre es mejor la autonomía en el uso de la fuerza.

E.- La familia de Don Corleone es símil a los principados hereditarios, ya que la tradición de la mafia proveniente de Sicilia estipula que el traspaso del mando se daba al hijo primogénito (el rescate de las estructuras patriarcales romanas). En ese sentido, el cúmulo de virtudes políticas del sucesor natural no resulta -en la mayoría de los casos- tan desarrollado como otros que tienen que emplearse a fondo para conquistar un dominio.

Para el hijo mayor de El Padrino, Sony, no significaba mucho esfuerzo ocupar el lugar de Don, pues sólo se limitaba a acatar las órdenes del jefe y al final le heredaría el control. Él se limitó a cultivar el uso y abuso de la fuerza, así como la transmisión de mensajes directos de ataque contra todo lo que fuera contrario al mandato de su padre.

En el caso de Michael Corleone (hijo varón más joven), que ni siquiera estaba contemplado a ocupar un cargo dentro de la organización familiar, tuvo que lidiar con el enojo, desobediencia y problemas generados por la muerte de El Padrino, sobre todo porque esto se dio en momentos en que la mafia estadounidense se recomponía al igual que el sistema capitalista a nivel mundial.

F.- Con la muerte de Vito Corleone, la titularidad recayó en Michael, pues el hermano mayor fue acribillado en una emboscada de las familias rivales de Nueva York. El siguiente en la “línea del trono” seguía Fredo, que era el hermano de en medio y un personaje tímido y sin carácter para llevar las riendas de la empresa familiar, que empezaba a erigirse como emporio económico diversificado .

El nuevo Padrino prosiguió con la aplicación de enseñanzas maquiavélicas, como por ejemplo: nunca dejar que haya caos por evitar la guerra frente a la inevitabilidad de la circunstancia, ya que finalmente esta especie de pausa no detiene la conflagración, únicamente se le aplaza. En el caso del hermano mayor su temperamento iracundo e irracional produjo el desencadenamiento de vendettas entre los clanes mafiosos, la unión para arrebatar el poderío Corleone y al final su propia muerte. Mivhael no iba a permitirse el lujo de seguir por esta ruta. Él iba a ser simple y sencillamente impecable e implacable en todos sus actos.

G.- Michael Corleone como nuevo “soberano” puso en marcha una estrategia para ser verdaderamente temido por sus decisiones. En este aspecto la consigna de Maquiavelo “Más vale ser temido y cruel, que no clemente y amado” fue ajustada al ciento por ciento, toda vez que el nuevo Don procuró siempre las medidas radicales ante los conflictos que pudieran terminar en desequilibrio, pérdida de Poder y finanzas.

Pareciera que estoy retratando a un déspota autoritario, pero no. El uso de la crueldad no es motivado por arrebatos coléricos, sino que son actuaciones completamente deliberadas y con arreglo a fines. Michael Corleone nunca demostró ser impulsivo como su hermano mayor Sony, pero sí calculador, tajante y cruel en el momento en que se necesitara.

Se aleja de Don Vito cuando fija su postura frente a los traidores: no hay perdón contra ellos. El cobro de la traición o amenaza al Poder de la familia no era visceral o producto de la coyuntura, sino que era planificado hasta en los más finos detalles y ejecutad con todos los recursos de violencia disponibles, para dejar ejemplo a los rivales.

H.- Michael Corleone aplicaba también la enseñanza de Nicolás Maquiavelo de tener al lado a personas leales y eficientes, que no se sintieran con los fueros suficientes para después pelearle el Poder. Él concentraba las decisiones, pidiendo consejo a un reducido grupo de personas dignas de su confianza. Entre ellos a su hermano de crianza Tom Hagen, a quien escuchaba por ser el consejero de la familia, pero no nunca lo introdujo en el desarrollo de acciones de Poder.

El papel de consejero era muy apreciado por Michael Corleone, ya que era una especie de alter ego, que no tenía fuerza por sí mismo ni posibilidades de disputarle siquiera una porción de Poder. En este tenor, el nuevo Padrino supo dividir el trabajo de sus subalternos, a tal grado de que unos eran consejeros, especialistas en alguna rama del negocio y otros cobradores, asesinos o enlaces.

Conclusión.

En la lógica inflexible que determina puntos de intersección entre uno o más objetos a analizar por alguna ciencia o disciplina social, la mixtura entre El Príncipe y El Padrino pareciera no tener pies ni cabeza. Sin embargo, las dos obras tratan un común denominador: el Poder y por esto mismo son dignas de comparar. Las estrategias, tácticas, consejos en forma de diálogo cinematográfico o literario pueden ser empleadas no sólo en el ámbito de lo político, sino también en otras y muy diversas actividades de la vida social y productiva, y en este caso preciso las prácticas ilícitas.

Muchas, muchísimas personas tienen o tratan de tener su coto de Poder y por eso el tema Poder de ambas obras se hace atractivo. Avizorar, obtener, desarrollar, mantener y acrecentar Poder es parte intrínseca de las relaciones sociales (casa, escuela, amistades, trabajo, partidos políticos, instituciones del Estado, etc.) y por eso adentrarse aunque sea en la periferia de este fenómeno produce curiosidad, codicia y preocupación.

Mi pretensión fue comparar acciones similares y no dictaminar criterios valorativos. Finalizo este trabajo afirmando que el deseo de Poder es más fuerte que cualquier otro sentimiento humano (amor, justicia, equilibrio, paz y felicidad), ya que existe la creencia de que al tenerlo “lo demás bien por añadidura”. B.H.G.

Bibliografía.

Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe, Editorial Caballito, México, 1997.

Puzo, Mario. El Padrino, Editorial Planeta, España, 2002.

Latorre, J.M. “El Padrino II”, revista La dolce vita, Barcelona España, número 20, 1996.

Películas de El Padrino I, II y III, dirigidas por Francis Ford Coppola, Paramount Estudios, EUA, 1972, 1974 y 1991.

Memba, José Luis, “¿Por qué nos gusta tanto El Padrino?”, Revista de internet Mundo, España, 2002.

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jueves, 29 de enero de 2009

EL PADRINO ¿MAFIA O CORPORACIÓN TRANSNACIONAL?


¿MAFIA O CORPORATIVO EMPRESARIAL?: OTRA PERSPECTIVA DE EL PADRINO.
Por Baltasar Hernández Gómez


En mi ensayo anterior toqué algunas líneas de los diálogos de la película El Padrino desde una visión política, para resaltar la relación intrínseca del jefe de la mafia neoyorkina, con el poder político y económico de Estados Unidos y otros países.

Ahora cambio el vector de análisis, a fin de intentar el tratamiento de esta película, a partir de un enfoque de dirección/gerencia corporativa, pues la familia de Vito Corleone (que va más allá de los lazos sanguíneos) actuó mediante las estrategias que debe emplear un líder. Rebasando los cánones conceptuales que envuelven a la ciencia administrativa, los estilos directivos de Don Corleone y su hijo Michael no fueron puramente violentos -como fueron una constante en las pandillas sicilianas-, ya que incorporaron principios gerenciales.

Mucho del éxito de la película, desde lo cuantitativo (millonarios recursos por recaudación de taquillas) y cualitativo (como obra de arte cinematográfico y literario) se debió a que el guión basado en el libro de Mario Puzo no es simplemente crónica violenta de las vivencias de la familia Corleone, sino que rebasa la historia mafiosa para convertirse en una alegoría del capitalismo. Este film estampa el manejo corporativo de la Cosa Nostra, pues el modo de vida económico/ político capitalista estimula la aparición de actividades ilícitas.

La mafia es, al final de cuentas, hija bastarda del sistema capitalista, concebida desde sus albores en Sicilia y perfeccionada a su llegada a América. El rol del jefe del clan Corleone fue dirigir y tomar decisiones que garantizaran la permanencia y crecimiento de los negocios. Vito Corleone sin concientizarlo al principio de su elevación como líder de un pequeño grupo de delincuentes, se metamorfoseó en un gerente de la actividad criminal, que luego transformaría en emporio diversificado en ramas económicas: aceite de olivo, contrabando de licor, protección a establecimientos, empresas constructoras, control de sindicatos, juegos de azar, etc.

No había otra forma de empezar a ser un “hombre de respeto” en medio de la depresión económica de los Estados Unidos, en la década de los años treinta del siglo pasado. Su organización surcó el bajo mundo para ganarse un lugar en un país extraño. Por lo mismo tuvo que readecuar su marco conceptual y operativo traído de Sicilia, sincretizando experiencias teniendo el carácter de conquista (El Príncipe de Nicolás Maquiavelo), actos de fuerza de la Camorra, pero también incorporando las reglas del mercado capitalista.

Don Corleone es director/gerente de una organización familiar bajo un organigrama vertical y ortodoxo, basado en la lealtad a toda prueba. Sabía que su corporativo no era la única empresa y por eso fomentó la integración de otros negocios familiares de Nueva York e importantes ciudades de Estados Unidos, para que formaran un consejo directivo de “notables”, que se constituyó en filtro y distribuidor de cuotas de poder. A partir de ello se convirtió en el “jefe de jefes” de la gran familia mafiosa, gracias a la visión para crear un gran consorcio empresarial, que se repartió geopolíticamente los territorios de oportunidades para amasar fortunas.

El personaje representado por Marlon Brando aprovechó la dinámica de caos derivada por la crisis financiera de 1929 y asumió que el corporativo familiar iba a crecer en la medida en que se corrieran riesgos mayúsculos. Como si fuera un egresado de Chicago, Harvard o Yale, observó que a mayor riesgo en un ámbito no explorado de expansión de negocios, mayor sería su ganancia. La cualidad innata de ver oportunidades se convirtió en una capacidad especializada para estudiar estratégicamente el entorno económico y político.

Su desarrollo personal se vertió en la faceta de gerente corporativo de la mafia, pasando de un asaltante de casas habitación, benefactor de sus vecinos, a nuevo capo del barrio italiano de Nueva York, después de que asesinó al gangster que asolaba a pequeños comerciantes y habitantes de esta colonia de inmigrantes. Cuando se situó como jefe local empezó a diferenciar actividades, a través de la legalización de ingresos con su importadora de aceite de olivo y productos ultramarinos. En simultaneidad construyó una red operativa con otros líderes mafiosos, contactó políticos, jueces, empresarios y personalidades sociales connotadas, para que su imagen y la de sus negocios adquiriesen “respeto”.

No obstante el gran avance y poder conseguido por Vito Corleone, el clima imperante durante la etapa de la segunda guerra mundial, no garantizaba la continuidad de la corporación sin violencia. En lo interno sus adheridos eran a lo sumo excelentes capataces, ejecutores y asesinos leales, pero nada más. Corleone intuyó que debía focalizar su empresa en una dirección de especialización en las áreas que controlaba (abogados, economistas, administradores, expertos en logística, etc.).

Si a esto le aunamos que su núcleo dinástico estaba compuesto por jóvenes americanizados (el hijo mayor ignorante y furibundo; el hijo de en medio retraído y pusilánime; el hijo más joven educadamente occidentalizado y patriota; y la hija preocupada en hacer familia como lo establecía el “american way of life”); era lógico que su mayor preocupación fuera cómo y cuándo hacer una sucesión de poder sin contratiempos, muertes y pérdidas financieras.

Al llegar a su fin la segunda guerra mundial, el ambiente sociopolítico y económico cambió y en el escenario de los negocios de la familia Corleone. Hubo estancamiento porque los intereses de las familias rivales ya no estaban empáticas con las normas de respeto de los mercados, que había fijado Vito Corleone y los miembros del consejo de mafiosos.

El fantasma que recorría el ámbito ilícito era la droga, elemento que perturbó al jefe del clan, pero que era necesario tenerla en cuenta para evitar confrontaciones y pérdidas en los negocios. Esta nueva mercancía de consumo vino adquirir especial relevancia, toda vez que las ganancias que producía eran exorbitantemente mayores que cualquiera de las actividades empresariales realizadas con anterioridad.

Las otras “corporaciones” supieron que para acumular un mayor número de capital debían producir, comercializar y distribuir droga, aún con la oposición o soslayo de El Padrino. Con esta lógica Don Corleone se convirtió en el jefe a vencer, y de paso, motivo suficiente para apoderarse de su empresa. Así entonces fue baleado y casi muerto. Después sufrió la pérdida física de su hijo mayor en una emboscada y tuvo que otorgar el poder al hijo menor. En esta vorágine de situaciones Don Corleone se debilitó físicamente, pero sobre todo en su interioridad, porque se le escapó la oportunidad de “legalizar” su corporación.

Cuando Michael Corleone asumió el poder, el ambiente empresarial de la familia y sus adherentes iba a la baja: persecución del gobierno, bajas ventas por exceso de muertes violentas, pérdida de recursos por protección, desorganización en los cuadros directivos, cero crecimiento y expansión de los negocios y falta de planificación estratégica para continuar con saldos positivos. En este clímax Corleone hijo se convirtió en el centro de las decisiones.

Como no era conocido no tenía el “respeto” de las familias rivales y la empresa Corleone tuvo que navegar con cautela, en una especie de repliegue y conservación de fuerzas para mejores tiempos. El negocio no aumentó, sino más bien se estancó con la posibilidad latente de llegar a la bancarrota, lo que pudo convertirse, en su sentido más crudo, en muerte.

Pese a que Michael Corleone tuvo que refugiarse en Sicilia después de haber asesinado al rival que originó la inestabilidad entre el consejo de mafiosos y los negocios particulares de la familia, así como al jefe policiaco de Nueva York; el nuevo Don tenía una visión más objetiva, que no toleraba la subjetividad del amor, honorabilidad y hasta compasión, pues todo lo concebía como acierto-error; pérdida-beneficio, y recompensa-castigo.

El nuevo capo di tutti capi no tuvo un marco conceptual y táctico repleto de referentes de nobleza o respeto a valores subjetivos, como lo desplegaba su padre; sino por el contrario cambió el eje de rotación de sus decisiones, pues su meta iba a ser la conformación de una megaempresa fundada en la eficiencia, organización y jerarquía para obtener máximas ganancias. Lo único que conservó como legado inamovible fue la idea de “legalizar” la empresa, pesara a quien le pesara.

Michael Corleone concentró las decisiones estratégicas, dejando la operación a expertos profesionales en cada área de negocios. Identificó que el negocio no era una cuestión familiar o de percepción personal, sino que debía basarse en las leyes del mercado.

En el instante en que decidió trasladar la matriz empresarial al oeste americano, sin dejar de controlar el consejo de mafiosos del centro y norte de Estados Unidos, el Michael Corleone apostó a la expansión global de su emporio. Las Vegas representó la oportunidad de construir un negocio altamente rentable, que combinaba la libertad de apostar grandes cantidades de dinero con droga y prostitución. Todo esto dentro del marco legal permitido por las leyes del estado de Nevada y otros estados de la unión americana. Nuevo negocio con riesgos reducidos y altísimas ganancias.

Ahora sí el jefe de la mafia se convirtió en un gerente del oligopolio llamado juego, así como de las ramas de la construcción, venta de inmuebles y contactos con el comercio mundial, que tocó a las finanzas e intereses del Estado Vaticano (lo cual se observa en El Padrino III). Michael Corleone desarrolló sobre la marcha el perfil de un gerente, toda vez que se desenvolvió con las características de un estratega, que no actúa en la inmediatez, sino que prevé y se adelanta a las circunstancias del mercado.

Asimismo, empleó las habilidades del directivo exitoso: la técnica (el manejo administrativo-contable, uso eficaz de la tecnología, organización jerárquica, destreza analítica y delegación óptima de funciones); así como el control personal que se tradujo en relaciones públicas, autocontrol y manejo psicológico para tratar los negocios, empleados y el entorno.

El nuevo gerente de los Corleone destrozó los paradigmas de desempeño creados por su padre, pero con el nuevo perfil consiguió ser más temido que amado; logrando empatías por su conducta organizacional jerárquica, pero por encima de todo porque elevó las ganancias de la empresa.B.H.G

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jueves, 22 de enero de 2009

TÁCTICAS DE PODER: ser hegemónico sin morir en el intento.

SINOPSIS AMPLIADA
LIBRO: TÁCTICAS DE PODER
Autor Baltasar Hernández Gómez

Este texto es un esfuerzo de síntesis para rescatar la praxis de las enseñanzas del padre de la ciencia política, Nicolás Maquivavelo, así como la tradición de pensamiento estratégico de oriente, tal como lo exponen Tsun Su y Lao Tse, entre otros. Hoy en día algunos escritores sistémicos, como es el caso de Robert Greene, han compilado preceptos que hablan sobre el aspecto actitudinal de hacer y comportarse en la esfera de lo político, pero en forma compleja, que muchas veces, satura al lector de anécdotas o ejemplificaciones.

TÁCTICAS DE PODER es un escrito que concentra las fases estratégicas que debe tener una mujer u hombre por controlar su contexto social, dando especial énfasis al conjunto de procedimientos prácticos, para que las personas adopten posiciones reales de poder en las relaciones sociales, políticas y económicas.

TÁCTICAS DE PODER es un libro guía para que las personas se desenvuelvan vigorosamente en su contexto social, cualesquiera que sea su actividad específica, a través de la maximización de su capacidad de liderazgo, planeación y ejecución de estrategias.

Resulta una verdad indiscutible que en cada actividad que se realiza está presente el fenómeno PODER y por esto es primordial conceptualizar una estrategia para la optimización en la toma de decisiones. Todos irremediablemente formamos parte del fenómeno PODER: un gran número de personas actúan empíricamente, obteniendo resultados inconsistentes; otros asumen el rol, pero carecen de modelos para mantener una posición de dominio en forma sustentable.

El concepto PODER se ha convertido en un asunto trascendental para la consecución de todas las actividades sociales, ya que tiene que ver con las aspiraciones tangibles e intangibles del género humano. Quien no tiene PODER o por lo menos un segmento de mando, para direccionar, hacerse escuchar y seguir, se siente inútil. Para muchas personas no tener PODER resulta intolerable, toda vez que los hace sentir desprotegidos para continuar con su modo de vida.

Aspirar a tener PODER implica el compromiso interno de controlar conscientemente el entorno de vida, sin que haya reminiscencia de culpabilidad, ya que el proceso de dominación no se implanta tomando en consideración valores axiológicos. El hombre y la mujer que entra al espectro de PODER no puede pensar en parámetros morales, porque esto lo nulifica. La separación de “lo bueno y lo malo” tiene que ver con una cuestión estrictamente dirigida a intereses.

No puede haber actuaciones, bajo supuestos de buena voluntad o fe (si un familiar o aliado trata siempre de defenderlo, pero sus actos conducen al fracaso será preciso neutralizarlo a como dé lugar, sin pensar en los lazos sanguíneos o de afinidad que existan). Aprender a conducirse con PODER demanda la adopción y adaptación de un conjunto de normas, según sea la circunstancia que se enfrente. A continuación detallo las más importantes características para afrontar situaciones de PODER:
Eliminar los referentes de bondad y maldad.
Erradicar actuaciones pasionales (enojo, prejuicio, amistad, enemistad).
Incorporar el pensamiento “nada es personal”.
Ser objetivo para la determinación de alternativas de ataque y respuesta.
Estar siempre en estado de alerta.
Diagnosticar el curso de los acontecimientos prevalecientes.
Estudiar al adversario y su entorno de desenvolvimiento.
Tener una visión ampliada de las cosas.
Ajustar las tácticas a los acontecimientos que se presenten.
Adoptar tácticas de mimetización y sincretismo.
Ser capaces de mostrar y ocultar a voluntad.

Muchas personas encuentran imposible participar del PODER, anteponiendo la falacia “eso a mí no me importa porque yo no estoy en la política”. Reconocer que todos formamos parte de este fenómeno sociopolítico es atreverse a participar de manera proactiva y no pasiva en su entorno existencial. La vida no se vive con suerte o pensando que el destino coloca a cada quien con su cada cual. Muy por el contrario, el devenir se construye paso a paso con la firmeza de saber dónde se está situado.

Mi opinión es que nadie puede vivir sin una postura digna ante la vida. Nadie puede llegar a ser sin saber qué quiere, cómo lo quiere y cuándo activar las potencialidades humanas y profesionales que posee. Se debe dejar de ser simples receptores y convertirse en hombres y mujeres íntegramente realizados, con pleno conocimiento de las causas, límites y perspectivas, teniendo control de todos los actos que se efectúan.

La mayoría de las personas que desarrollan sus capacidades profesionales en organismos públicos y privados basan su desempeño en esquemas de subordinación lineal, dejando a un lado su potencial profesional y humano, toda vez que se someten a los estándares estructurales para la resolución de la problemática que enfrentan. Ignorar que se está en el “juego” del poder puede ocasionar más pérdidas que ganancias en su vida. B.H.G.

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