ANÁLISIS POLÍTICO Y SOCIAL, MANEJO DE CRISIS, MARKETING, COMUNICACIÓN Y ALTA DIRECCIÓN

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miércoles, 27 de enero de 2010

NO SER BLANCO FÁCIL EN POLÍTICA


NO SER BLANCO FÁCIL
Por Baltasar Hernández Gómez

** Extracto de mi libro Tácticas de Poder. Cómo ser hegemónico sin morir en el intento. Editorial Pretextos, México, 2009, pp 117.**


El ser humano es un animal de hábitos, que va creando y recreando sus necesidades a partir de rituales que le permitan tener control de la cotidianeidad. Así pues construye rutinas que van desde levantarse de la cama, arreglarse, preparar comidas, saludar a familiares y vecinos, tomar rutas al trabajo, tener arreglado su escritorio; hasta el modo de convivir con amigos, coexistir con enemigos y enfrentar situaciones caóticas.

El zon politikon de la polis griega se convierte en un zon hábitat, que para vivir con comodidad deja una estela predecible de actos. Cuando las personas se constituyen en blancos fáciles, las personas que lo rodean tienen la sensación de tener el control.

Ω Ser parte del juego del PODER implica asumir una táctica de impredecibilidad, que refunde a sus adversarios a una zona desconocida, porque al ignorar sus métodos entran en un ambiente de inseguridad. No ser blanco fácil es una forma de imponer temor, que le permite variar patrones de conducta.

Si usted se envuelve en un aura de misterio no pasará como una persona detestable, sino atractiva, pero sobre todo peligrosa para quienes quieran dominarlo. Ser una persona cambiante es tener PODER para modificar a voluntad los procedimientos para alcanzar un fin. El factor sorpresa juega un papel importante en la sumatoria de puntos a favor, toda vez que al ser un ser mutante en sus formas de comportamiento atrae el interés de los demás, convirtiéndose en un enigma, lo cual exaspera a los contrarios, poniéndolos en una posición exasperante.

Cuando sólo deja ver algunas cualidades, métodos de ataque y capacidades de dirección, pero no el mapa completo, hace que en su contrincante se generen dudas sobre el próximo paso. Cuestionados por su conducta no delineada, perderán mucho tiempo en encontrar explicaciones sobre sus comportamientos. Si por el contrario usted está cayendo en esta posición frente a su adversario, lance preguntas directas sobre los por qué de sus actos, recuperando la compostura racional, a fin de evitar estados de shock y subjetividades. Ser impredecible no significa abandonar la estrategia ni la disciplina, que es virtud de la gente de PODER, sino que es una táctica para desbalancear a los rivales.

Aplique esta técnica: varíe la agenda de trabajo a horarios y sitios más convenientes para usted. Cambie sus rutas de traslado a los lugares que más frecuente. Cuando se esté hablando sobre asunto específico, saque a colación noticias del día o cosas triviales, que desconcierten a quien tiene enfrente. Levántese de su asiento cuando todos piensen que es preciso determinar una solución inmediata. Pida anuencia para levantarse a tomar un refrigerio. Discúlpese para tomar o realizar una llamada telefónica. Planifique que personas de su equipo constantemente le pase tarjetas informativas, aunque éstas no contengan datos importantes. Cambie constantemente sus actitudes, gestos y formas de vestir. Cuando el momento lo requiera hable con fluidez y cambie el ritmo de la charla. Decida conversar por tiempos en forma coloquial y técnicas.

No ser blanco fácil es actuar en su justo medio, ya que se corre el riesgo de que al tratar de ser impredecible, las personas piensen que hay enfermedades de tipo psicológico, lo cual resta PODER. En ocasiones ser predecible puede indicar todo lo contrario: cuando queramos concluir un trato es preferible dar al adversario la pauta para que él mismo finalice la reunión, con el simple gesto de ver el reloj, en señal de preocupación, o bien, de asentir que tome la iniciativa para proponer una solución inmediata. Cuando aplicamos la antítesis puede resultar tan eficaz como parecer inexpugnable. Todo con prudencia, nada con exceso.

En este sentido es trascendental la adopción de mecanismos que le permitan tener movimiento, como si fuera un péndulo, pero girado en infinidad de ejes. No estar estático es una forma de adaptación al medio, lo cual le producirá ventajas al momento de ratificar o rectificar una acción de PODER. No ser blanco fácil es adentrarse a la sincronía: usted, su estrategia, la estrategia del otro y la coyuntura. Los cambios que haga sobre la marcha más las tácticas de ocultamiento le dotarán de un sigilo altamente peligroso.

Ω Sea audaz y en momentos precisos muévase con cierta “timidez”; ataque con rapidez y fiereza, pero dé la impresión de estar esperando una acción más potente; rodee a su oponente, dándole salidas momentáneas para que respire y, ofrezca varios frentes para que su adversario lo persiga en una posición de división de atenciones. Esto requiere una dosis de creatividad y metamorfosis, para eludir ataques y llevar al enemigo a un sitio de control absoluto.

Si usted actúa sin emociones, bajo la etiqueta de impenetrable, con actitudes cambiantes y tácticas de persuasión, su adversario perecerá tratando de encontrar explicaciones o desentrañando posibles respuestas para dar solución a un conflicto. No ser blanco fácil es construir nuevas reglas que le sean vitales para conseguir y mantener PODER. Muchas veces es preferible dejarse llevar por la forma particular de apreciar el entorno, que en los cientos de consejos de su círculo cercano. Recuerde que estará usted frente a otro igual, peor o mejor que usted.

Ω No ser blanco fácil necesita de la disimulación de intenciones y debilidades, pues al evidenciar fisuras en nuestro comportamiento, se entra a un campo de batalla oscuro donde el único que tiene binoculares de visión nocturna es el adversario. Tenga su entorno ordenado. No demuestre nerviosismo en rostro, manos y posturas visibles. No desvíe la mirada cuando se habla. No pierda compostura con sus accesorios (bolígrafo, cuaderno, computadora, lentes, corbata, cuello de la camisa, reloj, etc. No haga gestos que pronostiquen insatisfacción o gusto por estar llevando las cosas a feliz término.

Sitúese en una posición más allá del entorno donde se desenvuelve, es decir, su mirada debe ser periférica aún cuando esté observando a su oponente a la cara. Si percibe que su estrategia lleva ventaja no lo demuestre, sino que prosiga con el ritmo de su discurso o presentación de argumentos. Cuando el adversario dé la salida que usted necesita, brinde la oportunidad que sea el mismo quien crea que lo está llevando por su planeación. No exagere al sentirse seguro, ya que es como presumir de adquisiciones nuevas y caras a los familiares o amigos que acaban de perder el trabajo o una inversión, que los tiene en ruina.

Es preciso readecuarse constantemente, aplicando el ataque directo o indirecto para desviar atención hacia su persona: cuando usted conozca una debilidad mental, física o profesional de su adversario es preciso hacérselo sentir, a fin de que se envuelva en el temor a ser descubierto públicamente. Su contrincante estará ensimismado en resolver quién de su familia, amigos o equipo cercano lo desenmascaró. Haga hincapié de que usted conoce más de lo que él supone, haciéndole ver que tiene una red de información muy fuerte, que ha penetrado en sus murallas.

Ω No ser blanco fácil precisa de adentrarnos en los flancos débiles del enemigo: un amigo olvidado, un jefe que tiene datos sobre actos indebidos, una amante abandonada, una esposa insatisfecha y hasta un colaborador que siente que no es tomado en cuenta. Saber qué hace; qué, cuándo y cómo come; cuáles son sus hobbies el mecánico que repara su auto; el estilista, son armas que en el momento indicado le darán un sello de superioridad frente a su adversario.

En un escenario de PODER “normal” la gente se desenvuelve con cierto grado de apertura. Nadie piensa que es lo suficientemente transparente para dejar ver sus emociones e intenciones. La mayoría de las personas creen engañar a los demás, pero lo único que hacen es subrayar sus fallas. Los hombres y mujeres no dejan de actuar –hasta cierta medida- como infantes, pues descubren sus opiniones, alegrías, agravios y contratiempos a la menor oportunidad.

Quienes nos rodean se abren de par en par tratando de presumir logros, ganar adeptos o amigos, sentirse acompañados, adquirir superioridad y elevar su autoestima. Por ello es importante que usted sepa escuchar y detenga sus impulsos de decir o hacer. Esta es una clave para no ser blanco fácil de nadie: no puede ser sincero con todas las personas y menos con sus adversarios, ya que es mejor disimular sus intenciones y ajustarse al medio donde va a desarrollar su estrategia.

Anteponer un asunto, objeto u opinión como centro de la atención del oponente le dará la fortaleza suficiente de desviar su prioridad. Si hace evidente un interés todo mundo creerá que hacia allá encamina sus baterías. Cuando se den cuenta que esto era una distracción usted estará años luz adelantado en sus propósitos. Otro caso es aceptar en primer bote las sugerencias que le presenten, pues así su contrincante creerá que está en su misma frecuencia y descuidará otras coordenadas de ataque.

No ser blanco fácil enfatiza la defensa de lo indefendible, es decir, para que su enemigo no sepa sus verdaderas intenciones debe hacer suyo argumentos que maneje sin compartir. Sacar en el discurso elementos de ejemplaridad (moralidad, principios filosóficos, educativos, etc.) le permitirá reforzar una imagen de confiabilidad en su adversario. Las personas actúan muchas ocasiones a la inversa de la lógica, por ejemplo: cuando un sujeto no cuenta con suficientes recursos ostenta riqueza (auto financiado, casa de lujo rentada, joyas, ropa de marca, etc.). Cuando tiene capital se muestra sencillo para no ser llamativo. Esto sintetiza a la perfección la táctica de no ser blanco fácil.

En verdad que el león no es como lo pintan, pero tampoco lo es el ratón que pone en estado de pánico al elefante o la rana arcoiris del Amazonas que oculta en su pequeñez el veneno más mortal de todo el reino animal. No ser un blanco fácil es abrevar fluctuaciones constantes e impredecibles, que sean distractores eficaces para ocultar intenciones finales.

Ω Debe tomarse en cuenta que no ser blanco fácil es guardarse cosas ante las amistades, porque los lazos sentimentales son variables. Esto no quiere decir que no seamos amigos de los amigos, sino que en situaciones de PODER los amigos pueden ser lastres que incomodan. Una amistad se basa en la apreciación subjetiva de los años compartidos, de rasgos amorosos y de aceptar al otro tal cual es. Lo anterior, esconde emociones como la envidia, menosprecio y miedo a ser criticado. Por lo mismo, es necesario actuar pensando en cuáles son las mejores alternativas para desarrollar una estrategia de PODER con las personas capaces de cumplir los objetivos.

En una relación profesional la amistad es dejada de lado, para dar paso a la eficiencia, ya que no es compatible la irracionalidad del cariño con la lógica de conseguir a como dé lugar una meta. En su práctica deberá trabajar con personas dedicadas a emplearse por razones prácticas (dinero, ascendencia social, etc.), que tengan un compromiso real para llegar a resultados. No ser blanco fácil amerita emplear fuerzas que podrían ser catalogadas enemigas, ya que éstas tratarán de apegarse a su guión de PODER para no pasar desapercibidas y ganarse un lugar en su círculo, a través de la eficacia de su labor. B.H.G.

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