HACER POLÍTICA EN LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE GUERRERO, MÉXICO
HACER POLÍTICA EN LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE GUERRERO
Por Baltasar Hernández Gómez
Después de más de cuarenta y cinco años de fungir como universidad identificada como bastión de movilidad social, la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) ha querido ser convertida en una plataforma de grupos políticos que la hacen ver como el tesoro de Moctezuma, debido a sus recursos y a la oportunidad que representa tener millares de alumnos y profesores en las 7 regiones del estado Guerrero. En lugar de haberla conformado como organismo de excelencia académica, espacio de conocimiento para la transformación, investigación y concientización social, que impulse dignas condiciones materiales para la entidad, la UAG es un feudo compuesto por clanes que se pelean posiciones de poder.
Más allá de los dobles discursos donde se pretenden empatar los principios progresistas con el devenir de las Unidades Académicas, lo cierto es que en la UAG conviven simbióticamente el trapecismo de muchos profesores por alcanzar mejores plazas para ellos y sus allegados, la voracidad para allegarse recursos monetarios y favores personales por la venta de calificaciones y la visión de penetrar en alguna esfera de decisión a través del manejo de contingentes estudiantiles y el acercamiento discrecional con los detentadores de cargos públicos.
Muchos hacen como que hacen para agenciarse de mayores canonjías, explotando los recovecos de la actualización y superación de membrete, pero escondiendo sus pretensiones económicas para conseguir becas vitalicias, horas de descarga y asignaturas rentables para aleccionar y obtener hegemonía que los sitúe en algún sitio contiguo a las autoridades. Hay un pensamiento que recorre los pasillos de escuelas y oficinas de la UAG: “Sostente, no te mueras, negocia y terminarás los estudios y a lo mejor un puesto administrativo o docente”.
No obstante que desde finales de la década de los años noventa del siglo XX y en lo que va de la actual centuria han habido avances en certificación, convenios, planeación académica y evaluación, que colocaron a varias Unidades Académicas en niveles de calidad, los esfuerzos no alcanzan para fomentar un estado de cosas que dignifique por completo el quehacer universitario, pues teniendo la responsabilidad y ocasión para ser una institución del saber, para hacer y revolucionar, la Universidad Autónoma de Guerrero es aún presa de filibusteros disfrazados de próceres sociales que intentan por la vía de la concertacesión y el chantaje un porcentaje importante de los dineros de los guerrerenses. El pillaje se ha vuelto la constante por medio de la cual los que nunca tuvieron ahora derrochan recursos a expensas de familias y jóvenes que intentan salir de su realidad impuesta a través de una carrera profesional.
Uno de los métodos más socorridos por los algunos connotados “uageros” es la simulación de contar con suficientes cartas credenciales y fuerza política para adquirir presencia, cotos de poder y relaciones interinstitucionales perdurables que le den sostén a sus perspectivas de vida. Lo mismo se venden como catedráticos de altura que como productos útiles para políticos de todos los partidos que aspiran a tener el apoyo de la universidad, como si esto se tradujera en miles de sufragios para la conquista de un cargo de elección popular o voluntades para afianzar gobernabilidad.
La UAG esta permeada por seres oscuros amparados por títulos de diversas procedencias, por mensajes socialistoides que usan a los alumnos para sus perversiones políticas, económicas y sexuales, por la apetencia de colocar a amigos y familiares en plazas sindicalizadas, así como también por la búsqueda -a toda costa- de prestigio. Uno de los casos más típicos de desempeño político-administrativo-docente es el de Rogelio Ortega Martínez, quien ha recorrido los espacios de la UAG para obtener beneficios. Este funcionario universitario aprovecha cualquier circunstancia para cobijarse y hacer creer que es reconocido intelectual y que además cuenta con un bagaje para mover la balanza de fuerzas al interior de la UAG. Algunas personas han comprado este boleto y creen ver en él un capital importante para penetrar la intrincada red universitaria.
Rogelio Ortega hace política desde su mini búnker para ofrecer una figura que aparentemente cambia sin cambiar nada. Durante mucho tiempo ha simulado estar en la pelea por la rectoría, pero no para ganarla, sino para alcanzar prerrogativas. Así pues, obtuvo la categoría máxima en el tabulador oficial para docentes, la construcción de su micro imperio en el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados (IIEPA), la Subsecretaría de Educación Media Superior y Superior en el primer año del mandato del gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, pero sobre todo, el halo prefabricado de pensador orgánico que puede pronosticar los escenarios sociales en Guerrero, lo cual intercambia por favores personales.
Siempre y cuando se le siga comprando dicha imagen estará dispuesto a metamorfosearse en cabeza de hidra, para presumiblemente contener aspiraciones de grupos opositores a la línea del poder instaurado, ya sea en cualquier partido político, organización social o en la “clase política” que siente la urgencia de controlar la UAG o por lo menos no despertarla para que se convierta en un elemento discordante que altere el establishment regional. ¡Si la culpa no es del indígena, sino de quien lo hace compadre! Sólo hay que preguntar a los alumnos del IIEPA para conocer cómo son los métodos para operar su clientelismo, así como las rutas que sigue para salir a la luz pública como cabeza de grupo de opinión, análisis y acción de masas.
Hago relucir la táctica de Ortega Martínez por la sucesión anticipada en la rectoría de la UAG, que es el plazo exacto donde él y otros “prohombres” resguardados en organizaciones de corte social tratan de imponer sus ritmos para asegurar más y mejores posiciones administrativas, docentes y políticas. Lo veremos arengando por la excelencia, el rescate académico y los valores democráticos, para situarse en la marquesina y no ser tocado. No ganará la rectoría, pero si obtendrá el blindaje suficiente para seguir gobernando el IIEPA, colocar a seguidores en la estructura de la UAG, utilizar a funcionarios para instalar asesorías y continuar un rato más sintiéndose heredero no autorizado del que fuera fundador, líder moral y distinguido catedrático-investigador de la máxima casa de estudios guerrerense, Rosalío Wences Reza…….. Hacer política en la UAG de esta forma no tiene precio. B.H.G.
Etiquetas: IIEPA, política en la UAG, rectoría UAG, Rogelio Ortega Martínez, Rosalío Wences, UAG, Universidad Autónoma de Guerrero
1 comentarios:
APUNTES DE UN VIEJO LEPERO
Arrizón, doctor fraude
Ascencio Villegas se ha derrumbado por la falta congruencia en su discurso y por haber mentido sobre su supuesta calidad de desempeño académico. Hoy se sabe, que su doctorado lo cursó en situaciones tan extrañas que ha sido propuesto para grabar un programa de ?Aunque usted no lo crea!
Pedro Vidal Tello Almaguer, es un maestro del Centro de Investigación y Posgrado en Estudios Socioterritoriales de la Universidad Autónoma de Guerrero (CIPES-UAG), y en uno de sus ratos libre su puso a trabajar un análisis del supuesto desempeño académico del Centro de Investigaciones Tropicales (CIET), una institución que ayudó a fundar de manera extraña Ascencio Villegas. Entre lo que halló este investigador destaca que en los anuarios 2001-2002, 2003-2004, 2004-2005 del CIET, no hay registrada la existencia de personal académico, y se supone que en el 2002 egresó como doctor Vilegas Arrizón. Esta información sugiere dos cosas: una que hubo profundas inconsistencias en esa institución y la otra, a un fraude académico que podría haber cometido el candidato del rector.
Sucede que Villegas Arrizón funda el CIET en 1999 pero el Anuario Estadístico 1999-2000, registra cero doctores y demás personal para echar andar ese centro de investigación. La pregunta es ¿cómo entonces le hizo para fundarlo, si no tenía personal?
No obstante y pese a esta inexistencia de personal académico en el CIET, el candidato que se dice de la academia, cursó y egresó de un doctorado ahí mismo en el año 2002, y luego, un año después aparece como director. Esta información detallada y oficial la puedes hallar en la página web del CIET-UAG (http://ciet.uaguerrero.net/). Pero además, fue tan irregular el doctorado de Arrizón que los sinodales que evaluaron su tesis que, se supone fue sobre epidemiología, fueron Rosalío Wences, un sociólogo y Laura Sanpedro, una entomóloga.
Aparte de siete pobres artículos publicados en algunas revistas medicas de poca monta, Arrizón no tiene ningún libro publicado, ni siquiera un folleto sobre la salud reproductiva en Guerrero. La verdad es que comparando su trayectoria con la de investigadores adscritos al SIN, Arrizón es un párvulo, incluso su protector y jefe de campaña Arturo Contreras tiene más currículum que él.
Lástima de candidato, porque resultó ser un fraude y esta es la calidad académica que pregona.
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