ANÁLISIS POLÍTICO Y SOCIAL, MANEJO DE CRISIS, MARKETING, COMUNICACIÓN Y ALTA DIRECCIÓN

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lunes, 24 de mayo de 2010

VERDADES MEXICANAS Mayo 2010


ESTAMPAS MEXICANAS
Flashes para apreciar la realidad política en México
Por Baltasar Hernández Gómez


Diego, pero no el del Tepeyac.

Asumo a plenitud la idea central de que la vida es el capital humano más preciado y por ello el tratamiento del caso Diego Fernández de Cevallos no tiene que ver con la morbosidad para hacer predicciones sobre su integridad física. Su persona, pues, no está en discusión. Ojalá que reaparezca pronto para regocijo de sus seres queridos, pero también para que sea catalizador de una revisión a fondo del modelo político mexicano, que ha impuesto una serie de cánones y canonjías dispares que sólo benefician a quienes están en la cúspide la pirámide del poder y lesiona a millones de ciudadanos.

Su desaparición (que se interpreta como una privación de la libertad o de la vida, según sea el emisor del mensaje) destapó el desagüe que expide un tufo a autoritarismo y secrecía, debido a la ejecución de prácticas ignominiosas que sirven para apuntalar “el modo de vida a la mexicana”. No se trata solamente de una evaporación inexplicable, como señaló el presidente Felipe Calderón en Estado Unidos, sino de un hecho que está impactando negativamente en el plano nacional e internacional, debido a los misterios del levante del controvertido abogado y político panista, que fue planificado con un cálculo matemático preciso.

No cabe duda alguna que Fernández de Cevallos es un personaje sumamente conocido, pero no por ello un mexicano V.I.P. (que por sus siglas en inglés significa gente muy importante), para generar una mega movilización de instituciones públicas y privadas para ubicarlo en un remolino de búsqueda desesperada. Hasta el momento todo se centra en la confusión, sigilo, desinformación e incapacidad técnica, ya que hay ocultamiento en la praxis investigativa para resolver su caso desde una perspectiva familiar, que no oficial. Sólo existe acumulación de sospechas que apuntan multidireccionalmente a la familia Fernández, clientes y enemigos por sus litigios, narcotráfico, guerrilla, panismo, disgustos económicos y hasta al círculo cercano del presidente de la República.

Mientras persista poca claridad en las indagatorias, camuflajes de las procuradurías, desinformación a propósito de algunos medios de comunicación, principalmente de la empresa Televisa y medios del estado de Querétaro, el proceso de reaparición de Fernández de Cevallos está concentrado en hacer creer que puede ocurrir un milagro, como el suscitado en el cerro del Tepeyac hace ciento setenta y nueve año, de acuerdo a la visión católica. El viernes veintiuno de mayo apareció una fotografía del rostro del “Jefe Diego” que hace inferir un secuestro, pero más allá de la imagen y texto no existen más datos institucionales que corroboren versiones de que aún está vivo.

El proyectil de los “francotiradores” pegó justo en el centro del panel sociopolítico: el levantón o como se quiera denominar a la desaparición de Fernández de Cevallos no fue producto del azar, toda vez que fue perpetrado horas antes de que el mandatario nacional viajara a Europa y Estados Unidos, lo cual magnificó la impresión de que México es un país ingobernable e inseguro para vivir e invertir, que se está fragmentando sin posibilidades de una recomposición equilibrada y duradera.

Desde el lugar donde se encuentre, Diego Fernández ha recibido señales concretas del mandatario federal: 1) Que sus familiares y aliados están al pendiente y preocupados por su persona; 2) Qué el gobierno abandona su potestad de investigar para no entorpecer las negociaciones que presumiblemente está llevando a cabo su primogénito; 3) Que el Estado y sus aparatos gubernamentales no saben quiénes son los responsables de su desaparición; 4) Que habrá apoyo para pagar el rescate, y 4) Que en el PAN deben terminarse las pugnas por puestos y prebendas en la administración pública y los poderes legislativo y judicial.

Calderón en la tierra de Obama.

El presidente Felipe Calderón recibió a manos llenas los honores correspondientes a su investidura. Barack Obama lo colmó de protocolos, abrazos, sonrisas y muestras de afecto como cuando es recibido un héroe de guerra. Sin embargo, más allá de los rituales diplomáticos y los signos comunicacionales que desean recalcar que el gobierno de los Estados Unidos respeta y quiere a su homólogo, la visita de Estado traerá facturas muy costosas por la cascada de recursos públicos pagados a líderes de opinión, cabilderos y reporteros.

El manejo discursivo y de imagen del mandatario nacional enfundado en smoking y su esposa recibiendo atenciones de la señora Michel, traen consigo un mal sabor de boca para los millones de espectadores que se quedaron de este lado del río Bravo. La escenografía montada estuvo llena de flashes y pronunciamientos a favor del presidente mexicano, quien estuvo rodeado de congresistas, empresarios, artistas y miembros del gabinete demócrata. En México sólo vimos un caudal de fotografías del Benjamín que regresa al cuartel general para recibir más instrucciones.

Con respecto a los cambios en política migratoria, coordinación integral en el combate contra el narcotráfico y venta de armamento no sucederán grandes cosas, toda vez que la polarización en el congreso estadounidense no permite que Obama tenga maniobrabilidad para la aprobación de iniciativas domésticas e internacionales. El gobierno de EUA galardonó, aplaudió y hasta apapachó a Calderón Hinojosa, pero no más. En contrasentido, las formalidades pusieron al descubierto que mientras el presidente de México viaja por el mundo, su país sufre la embestida de la miseria material y humana que ha acarreado la crisis endémica recrudecida en los últimos años, así como el azote de mafias reorganizadas y con la capacidad para desestabilizar a los diferentes órdenes de gobierno.

No omito señalar que Felipe Calderón fue al congreso estadounidense para solicitar enérgicamente que dejen de elaborar o permitir leyes discriminatorias, que cese la construcción de barreras limítrofes y que se detenga la venta de armas de asalto a los narcotraficantes. Las sonrisas hicieron su aparición en los círculos políticos de ambas fronteras, pero…..¿Qué pasaría si Obama llegara a México y se expresara en el mismo tono? Mínimamente algunos niños héroes posmodernos se aventarían del World Trade Center y de los recintos legislativos de San Lázaro y Xicoténcatl, para exigir la salida inmediata del presidente de EUA por entrometerse en los asuntos nacionales. No es lo mismo que lo mesmo. El paseo al vecino país fue un show business sin sentido práctico.

Televisa al descubierto (por ella misma).

El consorcio comunicacional más poderoso en México y casi puedo aseverar que de latinoamérica descubrió sus vísceras al anunciar un blindaje informativo sobre el caso Diego Fernández de Cevallos: el argumento para tomar dicha determinación fue que es más importante la integridad del connotado profesionista del derecho. En otras palabras, Televisa nos refriega en la cara que por encima de la realidad se encuentra posicionada la amistad y contubernio con los centros del poder político y económico. ¿Y la integridad y respeto para las miles de familias que han perdido a sus seres queridos y que son abordados infamemente por los reporteros y camarógrafos en velatorios, cementerios o lugares donde se cometieron los crímenes? ¿Dónde ha estado la consideración hacia soldados, marinos y policías que fueron abatidos por el crimen organizado y puestos en vitrina transparente en noticieros como si se trataran de productos comerciales ya caducados?

El anuncio de Joaquín López Dóriga no atrajo un alud de simpatías hacia la empresa que pertenece a un reducido número de familias beneficiadas por el presidencialismo mexicano, entre ellas Azcárraga, O´Farril y Slim, sino por el contrario, hizo que cayera una avalancha de críticas que ponen al descubierto la carencia de códigos éticos fundados en la razón y la verdad dentro de la comunicación. Para este consorcio primero es lo primero: el interés del poder económico y político no quiere que se ventilen sucesos que perjudiquen la imagen del Estado y las clases dominantes, menos aún cuando el emblema formal de la República estuvo viajando por España y Estados Unidos.

Entre líneas Televisa está diciendo: ¡Ya aparecerá Diego….vivo o muerto, pero volverá! La empresa azul y naranja estableció que deben dejarse en paz a las instituciones, no obstante que la opinión pública se sumerge en el tobogán de las sospechas de todos contra todos, como ha sucedido con Paulette y otros muchos casos presentados con bombo y platillos en los medios electrónicos e impresos. B.H.G.

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