ANÁLISIS POLÍTICO Y SOCIAL, MANEJO DE CRISIS, MARKETING, COMUNICACIÓN Y ALTA DIRECCIÓN

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lunes, 17 de mayo de 2010

FRASEOLOGÍA DE POLÍTICOS EN MÉXICO


FRASEOLOGÍA DE POLÍTICOS MEXICANOS
¿Redentores, gurús o demagogos?
Por Baltasar Hernández Gómez


Frases de Felipe Calderón Hinojosa (Presidente de los Estados Unidos Mexicanos):

“La primera felicitación es para los ciudadanos, mexicanos y mexicanas, que han votado por la paz y no por la violencia.”

Esta frase fue enunciada por Felipe Calderón en 2006 cuando recibió la constancia de mayoría del IFE, convirtiéndose en saludo inicial para desviar la atención pública ante el cúmulo de críticas sobre la legitimidad de su triunfo electoral. Dicha invocación fue carta de presentación para insertar a la masa en la creencia de que su llegada a la presidencia de la República fue producto de la voluntad popular para transitar por los caminos de la seguridad. Detrás del significante se escondió subliminalmente la intencionalidad para que el PRD y el PRI fueran percibidos como partidos malditos, es decir, los “monstruos” provocadores del caos.

El presidente Calderón Hinojosa quiso hacer creer que su mandato provenía de una magna convención imaginaria de mexicanas y mexicanos que decidieron sufragar por la continuidad blanquiazul y las buenas costumbres. Con este enunciado admitió que fue la mejor opción para el país y que su banda tricolor tendría que ser homenajeada como un fetiche religioso colocado junto a un santo de iglesia al cual debe venerarse porque tiene el poder de la salvación de los “pecados gubernamentales” (los mucho que dejó su antecesor Vicente Fox y los ex-presidentes del PRI).

Esta línea contiene una declaratoria de victoria, que trata de decir a los más de cien millones de habitantes del país que deben estar felices porque obtuvo la mayoría suficiente para estar al frente del gobierno federal. La significación de sus palabras admitió que su llegada al Palacio Nacional traería paz, tranquilidad y prosperidad, sin embargo, a tres años de administración ¿Todavía tiene los arrestos suficientes para solicitar más felicitaciones? ¿Y la paz? ¿Y la no violencia?......Sólo hay que preguntar a las veintitrés mil familias que tienen finados y a la sociedad en general sobre la sensación de terror prevaleciente por la denominada guerra antinarco y los estragos de la crisis. El presidente está metido en la defensa a ultranza de su estrategia fallida, argumentando que la guerra antinarco está siendo ganada, pero que esto no se refleja en la percepción de la gente.

“Si bien hay bajas, le estamos metiendo muchos goles a la criminalidad, le hemos pegado fuerte y lo seguiremos haciendo.”

México no es solamente territorio Telcel -si es que creemos a pie y puntillas los spots publicitarios de la mayor empresa de telefonía móvil, propiedad del hombre más rico del mundo, Carlos Slim-, sino un enorme estadio de fútbol donde los políticos y gobernantes son jugadores de élite que meten goles a los demoniacos rivales del equipo narco. El mensaje trae consigo la lección maquiaveliana de “el fin justifica, a toda costa, los medios” y que lo importante son las cifras colocadas en el tablero mediático, el cual sólo muestra los goles anotados sin que haya un alto para la reflexión sobre las decenas de miles de muertes que hay en el medio tiempo del sexenio.

Si hay bajas, ¡Qué más da!, ya que en la mente de los usufructuarios del poder público persiste la idea de estar metiendo una goliza sin el menor asomo para conocer qué es lo que sienten las tribunas públicas, compuestas por personas de carne y hueso que no gozan de privilegios ni protección, sino por el contrario, están paradas en el graderío donde zumban las balas, granadas, olor a sangre, desgracias por pobreza, violaciones a derechos civiles, desinformación y dolor, un inmenso dolor que lesiona la integridad material y espiritual de millones de mexicanos.

A los ojos de los administradores de la Federación se está dando una goliza ¡qué digo! una golpiza al crimen organizado, cuando en realidad sólo hay detenciones de capos que hacen aparecer como enemigos públicos de alta peligrosidad, decomisos de drogas, dinero y propiedades. Los supuestos goles son más bien autogoles, en virtud de que las estructuras financieras, logísticas y de vinculación del narcotráfico están intactas y creciendo. La presumible paliza podría ser vista como la declaración de una víctima de pelea callejera, postrada en la sala de terapia intensiva, regodeándose porque su contrincante se encuentra en la cama contigua sufriendo los mismos dolores terminales.

“Hoy más que nunca la tarea de todos debe de ser acción, acción constante, enérgica, valerosa, contundente y debe ser nacional, una acción que, precisamente, defienda, preserve, ponga a salvo a la Nación entera.”

¿Acción sin estrategia? ¿Desde cuando la posmodernidad patriótica, comandada por “próceres tecnócratas e insensibles” debe sumirse en una acción sin rumbo y sin planes de desarrollo sustentable, para solucionar la corrupción, miseria, desempleo e incertidumbre? El ideario político-filosófico del presidente de la República, las clases hegemónicas nacionales y extranjeras y su equipo de colaboradores requiere de la acción por la acción misma, del beneficio de ventas y concesiones para la IP, de la espectacularidad de operativos policiacos y militares, de recepciones de mandatarios mundiales, de viajes y de una lista de resultados macroscópicos que no se ven ni se reflejan en el seno de las familias. Lo cierto es que existe un México plagado de mortandad y pauperización de los niveles de bienestar.

Acción, más acción y mucha más acción, pero ¿Para qué?.....Si todo se reduce al objetivo de disminuir paulatinamente los efectos del crimen organizado, salir de la crisis y aumentar raquíticamente los empleos. Las acciones para salir del sexenio, así como las buenas intenciones no bastan para detener la caída estrepitosa de la economía ni para devolver la confianza en los destinos del país.

La frase es digna de ser rescatada por el club de admiradores de Cantinflas, pues contiene treinta cuatro palabras, pero carece de significancia: la oración estipula acción, constancia, contundencia, energía, valor, nación, defensa, seguridad y la concepción de un todo; lo cual desemboca en el callejón de la nada, o sea, un bla-bla-bla interminable.

“Sabemos que son bienaventurados los limpios de corazón, bienaventurados los pacíficos, bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, bienaventurados los que por causa de lo alto son insultados y se diga toda clase de calumnias en su contra, porque su recompensa será grande.”

Ante el dolor por la muerte de su amigo y en ese entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, el presidente Calderón Hinojosa se convirtió en arzobispo primado del catolicismo mexicano, parafraseando el sermón de la Montaña atribuido a Jesús Cristo. En las instalaciones del campo militar Marte de la ciudad de México, Distrito Federal, el mandatario asumió las bienaventuranzas como táctica comunicacional que puso a su gobierno en el rol de víctima por la incomprensión de las sociedades civil y política.

Las banderas religiosas al vuelo. Las balas y granadas surcando los cuatro puntos cardinales. La economía sosteniendo un modelo de acumulación de capital donde quienes poseen tendrán más y los que no, tendrán cada vez menos. La aseveración cristiana connota una justificación a la labor del gobierno y sus operadores, pues las políticas gubernamentales no se perciben por ningún lado, mucho menos en lo que concierne a los rubros de bienestar y seguridad. La recompensa a los funcionarios y políticos justos, calumniados y limpios de corazón será mayúscula ¿Y los ciudadanos comunes y corrientes qué van a obtener? Seguramente más discursos cortoplacistas, programas sociales paliativos, acciones de violencia que refuercen imágenes de muertes, secuestros y pobreza.

Frases de Zeferino Torreblanca Galindo (Gobernador del estado de Guerrero):

“Este gobierno no va a acabar el enorme rezago de Guerrero, ni lo ofrecí ni lo prometí, les dije que iba a ser difícil gobernar, el tránsito ha sido lento”.

Ahora resulta que el gobernador de Guerrero no ofreció ni prometió resolver los problemas sociales, políticos y económicos de la entidad. Los guerrerenses que votaron por él se equivocaron, pues creyeron que su campaña iba a recomponer su modo de vida, sin embargo, todo se redujo a una plataforma discursiva parapetada en el concepto cambio como abstracción de alternancia. La insistencia por diferenciarse de los gobiernos priistas que le precedieron no fue para inaugurar un régimen democrático, transparente y participativo, que buscara el desarrollo armónico en lo social y económico, sino para encumbrar un nuevo estilo personal de administración con una visión pro-empresarial. ¿Si es tan difícil gobernar, para qué se introdujo en la política? ¿Es mártir o ciudadano ejemplar que tiró a la vera del camino su pasado para servir sin reservas a todas y todos los guerrerenses? ¿O un hombre solitario que requiere de hiperactividad para seguir viviendo?

Lo único cierto en esta vorágine de palabras es que nadie fue engañado en despoblado, porque sólo hubiera bastado voltear a los orígenes del gobernador Torreblanca Galindo, para descubrir que nació en el seno de una familia de comerciantes, creció apreciando el lado mercantil de las cosas y se desarrolló como experto en contabilidad y administración empresarial ¿Qué perspectiva puede entonces tener como hombre metido en asuntos públicos? Los resultados alcanzados en el trienio 1999-2002 en Acapulco y los cinco años que lleva en Casa Guerrero lo dicen todo: automatización en materia de recaudación de impuestos, compra de predios para edificar carreteras en puntos de interés en la Costa Grande y otras regiones del estado, así como oficinas de gobierno en la principal arteria vial de Acapulco.

Muchos críticos se rompen las vestiduras y expelen bilis al observar que el mandatario guerrerense se ha conducido con posturas que muestran un perfil autoritario, cuando esto no es nada peculiar en su desenvolvimiento, pues siempre ha sido él y sólo él; su equipo cercanísimo que lo ha cubierto con efectividad administrativa y mutismo; su selectividad en medios de comunicación para transmitir spots y noticias que le favorecen, así como su táctica para entablar relaciones y concertacesiones políticas, para afianzar canonjías.

Zeferino Torreblanca nunca se promovió como demócrata ni luchador social, sino como un empresario emanado de la sociedad civil organizada, convertido por sus apologistas en político de altura, para darle orden a las finanzas públicas. A partir de esta condición su proselitismo tuvo la intención de hablar de cambio, pero sólo para dejar las cosas un poco mejor que antes. No más. La frase deja patente que él es un agente agilizador del “tránsito lento”, a fin de “crear las condiciones”, para que, -algún día- los innumerables rezagos del estado se amainen y no se acabe de despertar el tigre sureño. Ya vendrán otros sexenios para efectuar diagnósticos, planificaciones y echar a andar programas de corte socializante que ayuden a obtener mejores videos y fotografías para los políticos y sus partidos, que cada día más, basan su fuerza en el cuadrante mediático.

“No todo está hecho ni todo está resuelto. Los errores son mi responsabilidad, pero muchos errores no fueron de mala fe”.

Esto es una verdadera “perla” que desaforadamente trata de decir algo así como: cúlpenme de todo lo malo que ha ocurrido en el sexenio, porque saldré limpio, debido a que los equívocos no fueron originados por mala fe.: más vale ser idiota e ineficaz de buena fe, que inteligente y eficiente de mala fe. ¿Y los millones de guerrerenses que mueren por la miseria galopante ante una carencia de políticas públicas sustentables en materia de alimentación, salud, vivienda, educación, infraestructura y proyectos productivos? ¿Y los muertos por la inseguridad pública y la falta de investigaciones? ¿Y los perjudicados por omisiones administrativas y de procuración de justicia? ¿Y el reordenamiento del transporte público?

El pronunciamiento se parece mucho a los arrepentimientos tardíos de la jerarquía católica, que pide perdón por las arbitrariedades de sacerdotes pederastas, pero no acepta responsabilidades civiles por los abusos físicos, psicológicos y morales a niños y adolescentes. Está bien que Zeferino Torreblanca admita errores, pero esto no sirve de nada, ya que se quiere poner los errores en el escenario de lo moral ¿Por qué no tomarle la palabra y dar inicio a un juicio político si es que se encontraran fallas, contubernios o hechos ilícitos en su gubernatura? Como seguramente esto no será posible, el reconocimiento de equivocaciones se remite al plano íntimo, es decir, a la admisión de responsabilidades que quedarán en el cofre de los recuerdos, porque todo lo malo fue producto de la inocente buena fe.

"Ni quiero ni puedo ni tengo que combatir al narcotráfico".

No hay deseo ni querencia. Tampoco puede hacerlo y mucho menos tiene que realizarlo. Si la Ley dictamina que las actividades relacionadas con el narcotráfico pertenecen al ámbito federal, pues efectivamente el gobernador de Guerrero no puede combatir este cáncer social. Sin embargo, su dicho es como tirar la toalla en el primer round sin haber dado siquiera un golpe.

Jurídicamente no tiene facultades ni los recursos suficientes para combatir al crimen organizado, pero eso de anteponer el “ni quiero” descubre su parálisis ante un fenómeno que lesiona a la sociedad que lo situó al frente del poder Ejecutivo. Es así que la línea expresada por Torreblanca Galindo deja ver una torpeza del tamaño del planeta Júpiter, que le impide adoptar una postura digna como representante social.

Como botón muestra diré que en la primera balacera contra militares en las inmediaciones de la gasolinera intermedia que está en el medio del trayecto al balneario de Pie de la Cuesta, en el mes de abril pasado, la secretaría de seguridad pública estatal mandó masivamente mensajes de texto a teléfonos móviles, informando a los automovilistas que no se acercaran a esa zona porque había un problema de congestionamiento vial, escondiendo que se trataba de un hecho criminal. El texto encubría el motivo real de la petición oficial, pero a los hacedores se les escapó la palabra ¡Aléjense!, lo cual echó por la borda su propósito de desviar la atención ciudadana. Ni para engañar sirven, dijeron muchas voces.

Cuando no se habla con veracidad hasta en los pequeños mensajes hay discordancias que ponen al descubierto falsedades. Efectivamente, el gobernador no ha querido, no ha podido ni puede hacer algo contra la inseguridad: el caso de Rogaciano Alba Álvarez es una cereza en el pastel regional, ya que mientras se señalaban los vínculos del “ganadero” guerrerense con el hampa, el gobierno del estado no hizo ni siquiera un amago para coadyuvar con las instituciones de procuración de justicia y de defensa nacional. El ex líder de Petatlán tuvo el tiempo y la movilidad suficiente para desaparecer y refugiarse en Jalisco, para luego ser atrapado por la PGR y enviado a una cárcel de máxima seguridad.

Frases de Manuel Añorve Baños (Presidente municipal de Acapulco):

“Acapulco te quiero de diez”.

Para los residentes y visitantes al puerto de Acapulco la frase resulta una mentira, pues sólo basta pararse en el mercado central, colonias populares y zona rural para cerciorarse de la podredumbre en infraestructura de saneamiento básico, servicios y atención. Calles parchadas, luminarias descompuestas, carencia de agua, drenaje deslizándose a las playas, semáforos programados para funcionar a medias en determinadas horas del día, con el objeto de que decenas de elementos de tránsito de reciente ingreso hagan las veces de contenedores del tráfico citadino, así como elementos de la secretaría de protección y vialidad “asaltando” con permiso de sus superiores, es la atmósfera citadina que observan acapulqueños y visitantes.
¿Acapulco de diez?

Lo único que se ha sentido en los dieciséis meses de gestión de la presente administración es una constante campaña proselitista para ensalzar la figura del presidente municipal, que busca obtener la candidatura del PRI a la gubernatura del estado. Inserciones pagadas, fotografías de eventos populistas, saludos por doquier y movilización de grupos de choque, como el caso de un plantón opositor al “puente bicentenario de la avenida Cuauhtémoc” donde miembros del partido Convergencia, comerciantes y uno que otro ciudadano de a pie fueron amedrentados por transportistas convocados por sabe qué institución o personaje del Ayuntamiento.

Mientras persista contaminación en la bahía de Acapulco, pésima recolección de basura, hundimientos de la carpeta asfáltica, corrupción en las oficinas de trámites, uso indebido de recursos para promoción personal, subordinación inducida de regidores, reparto de prerrogativas a grupos adherentes a un solo partido y servicios públicos deficientes, no puede hablarse de una calificación de diez. El diez lo obtiene un estudiante empeñado en aprender conocimientos y prácticas. Diez tiene un empleado público o privado al cumplir puntual y eficazmente sus labores. El diez es para los ciudadanos que desempeñan con calidad sus actividades cotidianas. La calificación diez sirve de parámetro para medir la eficiencia, el compromiso y los resultados de mujeres y hombres que aspiran a tener un hogar digno y una ciudad segura, sensible y en vías de desarrollo.

Por lo anterior, el diez no puede ser firma de reconocimiento para un gobierno y mucho menos grito de identificación de un político para inducir a favor la psique social, teniendo como meta la inclusión de su persona y equipo en próximos procesos electorales. Los ojos del actual presidente municipal no están en Acapulco, sino en Casa Guerrero, que es la residencia oficial de los gobernadores en la ciudad capital, Chilpancingo. A Añorve Baños no le basta la presidencia, porque ahora anhela el Ejecutivo estatal, bajo el argumento de convertir a Guerrero de diez y recuperar el “carro político completo” para el PRI.

Manuel Añorve se pasea por el municipio, acude a las pasarelas políticas estatales y nacionales, otorga entrevistas magnificando su imagen y da banderazos a obras y servicios sin contenidos sociales. El alcalde es un meritorio representante de la mercadotecnia, pues ha sabido venderse con propios y extraños, sin embargo, la efectividad en su persona y grupo no se derrama a favor de las causas más sentidas de los ciudadanos, que siguen sufriendo por problemas que, desde hace décadas, deberían haberse erradicado, tales como: insalubridad, inseguridad y toda clase de anarquía urbana, lo cual ha fomentado deplorables usos del suelo, asentamientos irregulares, transporte público desordenado, reavivamiento del comercio ambulante y carencia de servicios públicos de calidad.

“Yo soy un político atípico pues creo en Dios porque he entendido que con fortaleza espiritual puede uno gobernar con humildad e inteligencia todos los días, poniendo en manos de Dios mi gobierno para equivocarme lo menos posible. No hay nadie perfecto y yo tampoco lo soy, por eso pido a Dios todos los días por todos los Guerrerenses para que tengan salud y fortaleza espiritual que los ayude a salir adelante en los retos de su vida diario”.

Si Fox Quesada y ahora Calderón Hinojosa han recurrido al uso de mensajes cristianos ¿Por qué no habría de hacerlo el presidente de Acapulco? Todo parece indicar que gobernar es ahora una tarea espiritual fortalecida con oraciones y alabanzas para administrar con inteligencia, bondad y sin equivocaciones. Dios es invocado como aliado de los políticos modernos, que asumen una postura ideológica de centro, pero con conceptos que rayan en el más extremo conservadurismo religioso. Por lo mismo se encomiendan a la omnipotencia de “arriba”, porque “abajo” siempre hay imperfecciones.

El Dr. Añorve Baños pide por su gobierno, por la sociedad, por su partido político y por él mismo, a fin de que no solamente a los acapulqueños nos vaya bien, sino también a los guerrerenses. Si hay salud y fortaleza en el alma lo demás es lo de menos, porque esto hace olvidar los rezagos funestos en materia de trabajo, sueldos, prestaciones económicas, seguridad pública, servicios generales, etc.

"Ganamos Acapulco y ahora vamos por Guerrero, que no quede duda, porque la ciudadanía nos dio otra oportunidad y hay que demostrar trabajo y fortaleza política".

Acapulco es visto como trampolín de diez metros para lanzarse “a la grande”. Desde 1997, cuando recibió el interinato de la administración local, Añorve Baños anheló convertirse, con el paso del tiempo y la desmemoria colectiva, en presidente constitucional y en el transcurso de doce años su posicionamiento abarcó asesorías y la colocación de sus piezas en varias instancias nacionales, alcanzando su clímax cuando apareció en primera fila en la toma de posesión de Felipe Calderón. Hoy que alcanzó la alcaldía busca la gubernatura pésele a quien le pese.

La frase refiere ganar Acapulco y luego Guerrero, en clara mención a su partido y persona. No le cabe ningún tipo de duda acerca de que su reciente triunfo electoral es un presagio metafísico, que le asigna protagonismo vencedor para las causas priistas y sociales del municipio y también del estado. La demostración de trabajo la hace a través de la mediatización y la fortaleza la obtiene por la reorganización de los grupos duros de su partido y de los numerosos contingentes de perredistas, panistas y convergencistas saltimbanquis, que ahora están aquí y luego aparecen en otros sitios.

El vaticinio que contiene la frase es cuasi místico, pues hasta le da un carisma de “mesías”, que tuvo la oportunidad de llegar nuevamente a la presidencia municipal, para el bienestar y recuperación de la “joya de la corona” guerrerense, como se le nombra a Acapulco, para luego posicionarse en el estado. Como sea que fuere todavía faltan amarres, designaciones, golpes bajos, así como alabanzas y críticas ¿Se cumplirá el augurio? Lo único verídico es que en el aquelarre político que se vive a nivel local, regional y nacional todo puede suceder. B.H.G.

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1 comentarios:

A las 21 de mayo de 2010, 8:43 , Anonymous Rudy ha dicho...

Profe tiene usted toda la razón,creo que solamente nos en vuelven con sus discursos y palabras falsas, solo dicen lo que la gente quiere escuchar.
ya que calderon dio gracias a la gente por a verlo elegido y elegido la paz y creo que desde su llegada al poder no hemos tenido ni un año de tranquilidad. y lo de acapulco de 10 creo que ni el 6 alcanzamos, ya que su administracion esta mas enfocada a la gobernatura que en la presidencia. Profe que tenga un exelente día cuidese mucho.

 

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