UNA VUELTA A LA TEORÍA DE ESCENARIOS PROSPECTIVOS
UNA VUELTA A LA TEORÍA DE ESCENARIOS PROSPECTIVOS
ELECCIONES EN MÉXICO 2009 y 2012
Por Baltasar Hernández Gómez
Marco conceptual de los escenarios prospectivos.
Para apreciar el presente y hacer una visualización prospectiva de la política es necesario que haya técnicas y métodos aplicados y no elucubraciones de quienes se erigen como “entes políticos profesionales y especializados”. Una cosa es vivir de la experiencia personal, partidista o desarrollo institucional y otra tener los elementos cientistas para elaborar análisis que rebasen la coyuntura y el horizonte cotidiano basado en la ocurrencia, conspiración o complotismo.
Una forma de trascender este posicionamiento erróneo es minimizar el sentimiento de inseguridad sobre el futuro, a través de escenarios prospectivos que contengan rigurosidad en la captación y sistematización de datos, análisis y propuestas sustentadas en la racionalidad, para construir imágenes de la realidad sociopolítica, a efecto de alcanzar futuros más deseables, pero sobre todo sustentables.
El análisis prospectivo debe primeramente alertar sobre la trascendencia de impulsar una necesidad de futuro en estrategas, dirigentes, partidos políticos, organizaciones sociales y empresariales y gobiernos, con el propósito de avizorar “lo que vendrá”. La prospectiva es un cúmulo de ideas propositivas sobre el futuro de una persona, institución o país, que conllevan estrategias y sus respectivas tácticas para encontrar soluciones en el presente. Esto auxilia a prevenir situaciones catastróficas en el devenir social, en un espacio y tiempo determinado.
Por lo mismo, la prospectiva apoyada en escenarios ayuda a tener un conocimiento de lo que ocurre en una situación dada y proyectar condiciones diferentes, con base en la serie de constantes y variables que estén insertos en un ambiente “X”. Para esto se demanda un diseño de acciones que generen condiciones que pongan en la mesa lo qué queremos obtener, pronosticar o transformar. Tener conocimiento sobre el futuro -con mayor o menor previsión- permite tener una mejor toma de decisiones para aceptar, afrontar o reconvenir el hoy-ahora, lo cual trae consigo el establecimiento de ambientes alternativos, que tendrán que basarse en la intención de intervención, para dirigir fines, o bien, estar preparado a enfrentar un fenómeno específico con ánimo de permanencia y continuidad.
Hablar de escenarios prospectivos indudablemente nos remite a identificar los factores prioritarios que inciden en un ámbito de estudio y acción, a fin de que se configuren situaciones hipotéticas, con el propósito de que si bien los futuros no se pueden pronosticar, sí están por suceder o sucediendo. La prospectiva no es oráculo o predicción metafísica para determinar lo que viene, sino preparación de lo que puede construirse para moldear mejores posiciones.
En el terreno de la política, las crisis son inevitables y por tanto deben ser vistas como oportunidades para su reducción o desaparición. Esto da certeza a pensar que es mejor adelantarse a los problemas, tratando de abarcar futuros inminentes. Los escenarios prospectivos permiten tener un estimativo de los futuros más probables (sean estos positivos-a favor, neutros o negativos-en contra). Para alcanzar un grado de confiabilidad en este tipo de estudios teóricos-prácticos es imprescindible tener método para abordar el futuro, destacándose lo elaborados por medio de la teoría de los escenarios, análisis estructurales y morfológicos.
Para efectos de este ensayo me centraré en el método de escenarios prospectivos, que reúne lo siguiente: el involucramiento del futuro como causa última del presente, lo que da acceso a escenarios previsibles a través del presente. Así pues, se facilita el involucramiento y acción de los actores en su ambiente.
Los escenarios son imágenes de futuro, que dan por asentada la descripción de lo que pasaría si llegase a ocurrir, introduciendo precisiones previas que ocurrieron, ocurren y pueden ser en el tiempo que se ha determinado. Para que el diseño de escenarios prospectivos sea sólido debe contener: 1) Coherencia, es decir, todo lo que contenga tiene que estar armado. Cabe destacar que la argumentación debe estar ensamblada de manera objetiva; 2) Pertinencia, o sea, que lo analizado tiene que estar centrado en lo que es, tanto lo inmediato anterior y el presente, sin detenerse a profundizar en elementos colaterales, y 3) Verosimilitud: asumir la prospección como algo creíble y fundamentado.
Los escenarios son descripciones de situaciones futuras, por lo que los métodos y procedimientos deben buscar siempre la factibilidad. Los diseños más recurrentes son: Exploratorios: a partir de las tendencias del pasado y del presente. Normativos: a partir de diferentes imágenes del futuro, pudiendo conformarse en deseables e indeseables. Las hipótesis para realizar estos escenarios prospectivos deben contar con la delimitación del sistema y su entorno, señalando sus variables esenciales, teniendo a su vez análisis del pasado reciente y de las estrategias puestas en práctica hasta el momento.
Como se aprecia, la configuración de la prospectiva política no se posa en la invención de imágenes panorámicas por ocurrencias, sino en el diseño de futuro(s), partiendo de información, causas y efectos probables, actores e intereses que intervienen en un fenómeno. El estratega-hacedor tiene la responsabilidad de ANTICIPARSE, aplicando el marco conceptual y teórico para fragmentar el acontecimiento, avizorando salidas alternas a futuro. Asimismo, debe ACTUAR con método para poner en práctica sus ideas bajo condiciones manejables, que no enturbien la realidad presente y mucho menos incidan en el futuro previsible, y APROPIARSE que es la intervención comprometida de lo propuesto por parte de los actores interesados.
Un caso práctico: elecciones 2009 y 2012 en México.
ESCENARIO PROSPECTIVO:
PRI será fuerza legislativa mayor que el PAN y el PRD en franca pérdida.
PRI.- Después de las elecciones federales 2006 este partido se posicionó como la tercera fuerza. Los resultados que obtuvo fueron: 5 millones 400 mil votos menos que su contrincante más cercano (Andrés Manuel López Obrador) y 5 millones 700 mil sufragios menos que el candidato ganador (Felipe Calderón Hinojosa. En cuanto a diputados sólo alcanzó 121 escaños (39 menos que el PRD y 139 abajo del partido gobernante. Para senadores obtuvo 39 lugares (en combinación con partidos aliados 3 arriba del PRD, pero 13 abajo del PAN).
En paralelo, el PRI está gobernando en 18 entidades federativas (56.25%) y en 1,077 de 2,438 municipios (44.17%). Es además mayoría en 18 de los 32 Congresos locales, encabezando la administración pública en 18 de las 32 capitales (56.2%). Asimismo, recuperó el 18% de votos provenientes de las elecciones locales efectuadas en 2007 y 2008, que equivale a un poco más de 1 millón de sufragios.
Escenario previsible (¿Para quién?
Si la curva electoral se mantiene el PRI tiene amplias posibilidades de colocarse como partido dominante en la Cámara de diputados en 2009 y años posteriores. En esta perspectiva tendrá amplio margen de maniobra para ser un contrapeso a la gestión de la presidencia de la República, que como sabemos está comandada por Felipe Calderón Hinojosa (PAN).
Dicha posición le permitirá ser un fiel de la balanza en la discusión, análisis y aprobación de iniciativas de Ley enviadas por el Poder Ejecutivo y los otros partidos políticos. Aunado a esto, la cobertura nacional y los recursos disponibles darán mayor empuje a que se expanda la labor de campo, es decir, que mantenga un contacto directo con las bases de apoyo que, en muchos estados, es lo que le ha concedido apoyos sociales que anteriormente le habían sido negados.
El triunfo electoral puede otorgarle un mejor abanico de presencia e impacto en los sectores fieles y ampliar su empatía con grupos sociales que volcaron su sufragio al PAN o PRD, ya sea por “castigo” o porque les interesó experimentar con otro partido.
Prospectivamente, este crecimiento le da oportunidad de posicionar a un candidato que reúna los elementos políticos, programáticos y hasta mercadológicos para ganar la presidencia de la República. Claro, para lograrlo deberá implantar una estrategia de homogeneización entre todos los actores nacionales y regionales (militantes/adherentes), con el propósito de proseguir con su imagen de unidad, gestión de calidad y estar diferenciado del PAN en cuanto a obtención de resultados efectivos que brinden beneficios sociales directos.
En este tenor deberá también desmarcarse y criticar la política contestataria/opositora del PRD, a fin de que sea visto como un partido propositivo y de oposición al estado de cosas prevaleciente en las administraciones federales panistas, que por dos sexenios han estado en el poder, resaltando los magros resultados en materia social y económica. Los efectos de la crisis, desplantes de ex –funcionarios, inseguridad pública no controlada, desempleo, entre otros factores, le dotarán de elementos políticos para alcanzar más apoyos.
Escenario desfavorable ¿Para quién?
Si el PRI no tiene la suficiente fortaleza para unificar criterios estratégicos y operativos sólo podrá acceder a posicionarse como segunda fuerza, aprovechando la coyuntura de descrédito del PRD y la falta de consolidación del PAN en sus delegaciones estatales.
El mapeo geopolítico se centrará en las entidades donde el PAN cuenta con militancia “asegurada” como Guanajuato, Aguascalientes, Morelos, Jalisco, Querétaro, Tlaxcala y Baja California, con el fin de no permitir mayores cuotas de votos. Al mismo tiempo, en los 25 estados restantes deberá apuntalar sus plataformas regionales y hacer frente a los opositores del PRD, para obtener el mayor número de sufragios, que se traduzca en posiciones institucionales de gobierno, apropiándose de la simpatía ciudadana que no ha visto cristalizadas sus aspiraciones.
A estas alturas sólo podría haber catástrofe si los candidatos del PAN o PRD (con el auxilio del centro) tienen las capacidades suficientes para destronar la ola tricolor que ha expandido campañas de cercanía con la gente a través de dotar con servicios públicos. Esto es aprovechar la falta de operatividad del PAN en estados y municipios y las permanentes desavenencias entre perredistas.
PAN.- No obstante de la desaguisada toma de posesión del presidente Felipe Calderón Hinojosa, el uno de diciembre de 2006, donde diputados de su partido y del PRD se enfrascaron en una pelea verbal y física, lo cierto es que el PAN logró -por segunda ocasión consecutiva- adjudicarse por la vía de las elecciones, el Poder Ejecutivo. La legalidad que confiere el subsistema electoral mexicano le dio por un margen de trescientos mil votos (15 millones de sufragios de Calderón Hinojosa contra 14.7 millones de López Obrador), la certeza de ocupar la primer magistratura.
Si a esto le sumamos que hay supremacía en la Cámara de diputados, una cantidad considerable de senadores y que con apoyo de otros actores nacionales puede adquirir las gubernaturas en juego para este año y 2011, como son: Hidalgo, Veracruz, Nayarit, Sonora, Coahuila, Jalisco, Guerrero, Chihuahua, Nuevo León, Durango, Aguascalientes y Colima; el PAN tiene probabilidades de ampliar sus enclaves regionales, que le permitan tener un espacio para el aseguramiento del Poder Ejecutivo dentro de 3 años.
La figura del presidente Felipe Calderón es pieza clave para apuntalar al panismo en las preferencias electorales, sobre todo si ofrece resultados sensibles para contrarrestar os embates de la crisis económica global, inseguridad pública, lucha antinarcóticos y programas sociales que otorguen un aliciente a la situación existente en las familias más depauperadas.
Escenario previsible (¿Para quién?
El imperativo es frenar al PRI, que desde hace 2 años emplea una estrategia de crítico moderado a las políticas del gobierno federal panista, en virtud de que la fijación del marketing y la labor de zapa en las circunscripciones estatales y municipales le han otorgado nueva fuerza electoral y de penetración. Se debe detener que la población en edad de votar (ahora y para el 2012) tenga fijación de los cuestionamientos ¿Habrá valido la pena cambiar al PRI por el PAN? ¿Dónde está la transición y el crecimiento tan anunciado por el PAN y sus presidentes?
En el caso del PRD no hay mucho que abordar, toda vez que las diferencias intergrupales y la escasa concreción de su proyecto político son suficientes para que la ciudadanía tenga una opinión contraria a sus propuestas. La imagen de Andrés Manuel López Obrador Cierto ha ido en caída libre, ya que se ha posicionado la idea de ser beligerante, radical y distorsionador. A lo largo de 3 años de la actual administración nacional ningún otro personaje ha acumulado más descalificaciones y abandonos que él.
Muchos sectores de las clases baja y media lo han dejado solo y al PRD, debido a la necedad de explotar la legitimidad de su “triunfo” y la ilegitimidad del PAN, pero sobre todo por la serie de movilizaciones que desquiciaron actividades económicas y cotidianas de cientos de miles de mexicanos. Hoy, la figura del denominado “pejelagarto” se presta a la burla y a pensar en el político violento.
Luego entonces, el presidente Calderón Hinojosa y su partido tendrán que apretar ciertos mecanismos para preservar en el imaginario ciudadano que la opción perredista no es viable, aún cuando fuera distinto el próximo candidato negro-amarelo, pues estaría en este misma dinámica de “tribu” radical, o bien, perteneciente al ala de Cuauhtémoc Cárdenas, Jesús Ortega u otro.
Simultáneamente debe explotar al máximo toda oportunidad (positiva, negativa o de emergencia) para fortalecer su imagen de marketing institucional y electoral, que lo aparte del cuadrante “regreso del PRI”, advirtiendo de manera frontal o velada que no se puede regresar al esquema priísta, que representa, corrupción, atraso, componendas, pobreza y autoritarismo.
Si el PAN no fortaleciera su contacto directo con las bases sociales y le apostara al presidente de la República y personajes que se van formando para la candidatura 2012, podría perder superioridad numérica en el Congreso de la Unión y hasta gubernaturas y ayuntamientos, pero no el Poder Ejecutivo. Hasta ahora, la negociación soterrada con líderes legislativos, gobernadores y presidentes municipales le ha dado un papel preponderante al partido blanquiazul y a Calderón Hinojosa y estoy seguro que éste puede ser un mecanismo de equilibrio de poder, aún con los bemoles de no contar íntegramente con los controles en el Poder Legislativo de la Nación.
El neocaudillismo panista, el manejo masivo y sistemático del marketing político y gubernamental, así como las acciones tendientes a impulsar políticas sociales paliativas, que redundan en “mejoramientos” coyunturales en muchos sectores sociales, dan el punto extra para impedir el resurgimiento del PRI y la recuperación, en su caso, del PRD. La crisis no es un elemento puramente negativo, ya que puesto en un molde político distinto es oportunidad para seguir por el camino del trabajo, la inversión y no como lo han hecho creer, de la contracción y la austeridad típica de gobiernos federales anteriores.
Escenario desfavorable ¿Para quién?
Tirar la apuesta al poderío del presidente Calderón Hinojosa y al impacto del marketing puede resultar contraproducente, porque entonces le daría cabida a que el PRI posicionara favorablemente a un personaje que inspire una reacción empática, que diera al traste con lo ganado en 9 años de gobierno panista. La inmovilización o poco desarrollo de un trabajo con las bases son puntos positivos para sus rivales, principalmente para el PRI, ya que con la fuerza de gobernadores y presidentes municipales tricolores se puede incidir en amplios sectores sociales.
Si el priísmo recurre a lanzar con todo a Enrique Peña Nieto, por citar al político que reúne muchas características para arrancar simpatías y apoyos en la carrera presidencial 2012, el panismo estaría en una situación de empate técnico, sino que en desventaja, ya que el actual gobernador del estado de México ha pulido una imagen de político joven, eficaz, comunicativo y que cuenta con el sustento de amplios sectores priístas, sociales, políticos, empresariales, del medio artístico y de los medios de comunicación, como Televisa, primordialmente. Si cae en este túnel se vería forzado a reconocer la vuelta del PRI en el sistema político mexicano, perdiendo no sólo gubernaturas y ayuntamientos, sino la propia presidencia de la República.
PRD.- Hay que recordar que el PRD nació hace 20 años como una fuerza política aglutinadora de corrientes democráticas que no tenían cabida al interior del PRI y la unión de sectores de izquierda, socialistas y progresistas de otros partidos que estaban comprimidos a los últimos lugares, dentro del espectro electoral oficial a finales de la década de los ochenta. De esto se desprende un perfil protagónico, contestatario y sujeto a procedimientos de jerarquización y “disciplina” hacia las cúpulas.
El PRD ha sido una organización política estacionada en una plataforma caudillista, de estatutos y plataformas ideológicas abarcativas de un abanico de buenas intenciones (que no de utopías), que privilegió la fuerza de los grupos dominantes y el papel cuasi mesiánico de sus personajes más visibles. La figura es esencia y así pasaron muchos años bajo la égida de Cuauhtémoc Cárdenas, lo cual desembocó en culto a la personalidad, cayendo finalmente en el fenómeno lópezobradorista.
En el aquelarre de posicionamiento de cargos de elección popular, las llamadas tribus se han repartido el pastel geopolítico, sintiéndose herederos de una historia de lucha de clases, ejemplo para los desposeídos, pero que al final sometieron a la dirigencia del PRD a la batalla de cuotas políticas, de género y de superioridad económica o relaciones con el poder.
Así pues, en 2006 el candidato Andrés Manuel López Obrador levantó una cresta de popularidad que lo puso, en términos reales, en las puertas de la presidencia de la República, obteniendo catorce millones 700 mil votos (2% por debajo de la votación nacional obtenida por el candidato ganador, Felipe Calderón Hinojosa). Sin embargo, el renombre adquirido se fue disipando por constantes errores de estrategia poselectoral, que son difíciles de contabilizar a ciencia cierta, sobre todo en esta época de turbulencia económica y social.
En la más reciente encuesta de Gallup International y Cedatos, el presidente Calderón Hinojosa tiene un rango de popularidad casi del 60%, cifra óptima si se consideran los movimientos provocados por el contexto económico global, que ha constreñido las finanzas y la gestión gubernamental. Este porcentaje demuestra persistencia de la imagen del Ejecutivo nacional y de su partido, lo cual arrincona la pretensión del PRD para expandir su estrategia basada en la figura de un individuo.
La impopularidad de López Obrador, las rupturas entre los grupos dirigentes a nivel nacional y regional y el desenmascaramiento de modelos de selección amañada de candidatos a cargos de elección popular y carencia de cuadros políticos han sometido al perredismo a un callejón sin salida en el corto plazo. En el proceso electoral 2009 es casi improbable que obtenga un número de curules que lo haga una fuerza política de envergadura. En estas condiciones veo muy complicado que el PRD acuda a la contienda del 2012 con actitud triunfadora ni mucho menos.
Escenario previsible (¿Para quién?
Reproducir paradigmas que han dado resultados a favor no es someterse al imperio del adversario, por lo mismo, el PRD debe considerar la apropiación del esquema de unidad (que efectivamente le está dando resultados al PRI), más allá del plano meramente discursivo y convenir que antes que ocupar puestos públicos, es prioritario replantear el proyecto constitutivo y los alcances de su permanencia en el escenario político nacional.
Las divergencias pragmáticas y tácticas deben ser superadas para posicionar en el auditorio nacional la idea de un partido activo que difiere del PAN y el PRD, en virtud de que tiene un proyecto de país incluyente, democrático y progresista. Tiene que hacer surgir una espiral de seguimiento popular, que lo coloque como un partido unificado en principios y metas, que esté al lado de las causas de la población más necesitada, pero sin descuidar los sectores medios e inversionistas. Si esto se sigue así tendrá posibilidades de construir una base militante y simpatizante fuerte que le dé votos.
Ahora bien, en el pedestal más apegado a los ciudadanos debe incentivarse un papel proactivo y de gestoría que aliente a la recuperación de los ciudadanos inconformes por el paso de legisladores, gobernadores y presidentes municipales que no cumplieron con las expectativas generadas. El trabajo de campo, o como se dice en México, de talacha, tiene que ser soporte para aumentar el prisma de cobertura a favor de su imagen/presencia y la de sus candidatos. Sólo de esta forma estará preparando un espacio realista para colocar candidatos identificados con la gente y en especial a nivel nacional con un personaje que quite el estigma de pendenciero, caótico y poco preparado para la investidura presidencial.
No se descarta la reconversión de López Obrador, que trate de capitalizar el apoyo que todavía guarda en sectores sociales del centro-sur del país, adoptando un perfil propositivo, crítico y con propuestas sustentables para llegar al sensus y racionalidad de un gran número de mexicanos. En esta vertiente el partido del sol azteca puede llegar al acuerdo de propulsar a un(a) candidato(a) que tenga un capital político ganado en funciones públicas, para darle el plus que necesita para situarse en un lugar preponderante. Ahí están figuras como Amalia García, Lázaro Cárdenas Batel y hasta Rosario Robles, sin dejar de considerar a algún gobernador proveniente o adherido a sus filas.
Al unísono, tiene que dejar de experimentar la democratización al seno de su estructura, ya que los intentos de selección por votaciones o por encuesta le han producido rupturas internas y la imagen de un partido caníbal y oportunista. Las decisiones para elegir candidatos deben ser consideradas como bastión para su permanencia en mediano y largo plazo y no sólo para ganar posiciones de corto plazo.
Escenario desfavorable ¿Para quién?
Si el PRD no reconsidera cambios de fondo en su organización estará condenado a padecer más desprestigio e ir desapareciendo de la escena política nacional hasta un punto de quiebra. La pésima elección de candidatos que han ocupado sitios legislativos y en la administración pública, además de la nula formación de cuadros políticos ha sumido a este partido en el descrédito y cero crecimiento.
En las elecciones 2009 que se avecinan es muy probable que obtengan una mínima cuota de diputados federales, debido al cúmulo de los males internos proyectados y por carencia de políticos comprometidos y con la sapiencia para hacer buen desempeño público. La mira debe estar en 2012, haciendo prevalecer fortaleza, unidad y con los arrestos necesarios para concursar por el voto ciudadano en los cuatro puntos cardinales de la geografía mexicana.
Si el PRD opta por repetir su esquema actual no podrá competir ni siquiera dignamente, dejando espacio para que haya una desbandada mayúscula, alianzas a forciori con otros partidos o la creación de uno nuevo, que más temprano que tarde lo van a hacer desaparecer. B.H.G. bbhdezgomez@hotmail.com; baltasarhg@gmail.com y www.baltasarhernandezgomez.blogspot.com
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Información y bibliografía consultada por el autor:
1 Datos del Instituto Federal Electoral (I.F.E.) sobre las elecciones 2006 y 2008.
2 Información de las empresas de análisis y encuestas Cedatos y Gallup International www.cedatos.com.ec .
3 Información de posicionamientos políticos y resultados electorales en México 2006, 2007 y 2008 en los periódicos Reforma, Universal, La Jornada y Excélsior.
4 Samuel P. Huntington. El orden político en las sociedades en cambio, Editorial Paidós, España, 1995.
5 Francis Fukuyama. El fin de la historia y el último hombre, Editorial Planeta, España, 1992.
6 Alvin Toffler. El cambio del poder, Editorial Plaza & Janés, España, 1990.
Etiquetas: ESCENARIOS PROSPECTIVOS SISTEMA POLÍTICO MEXICANO 2009 Y 2012, PROSPECCIONES POLÍTICAS EN MÉXICO 2009 Y 2012, TEORÍA DE ESCENARIOS ELECTORALES EN MÉXICO 2009 Y 2012
2 comentarios:
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