ANÁLISIS POLÍTICO Y SOCIAL, MANEJO DE CRISIS, MARKETING, COMUNICACIÓN Y ALTA DIRECCIÓN

Este es un espacio para conceptualizar, analizar, efectuar crítica y proponer estudios sobre política aplicada, marketing, comunicación, educación, métodos aplicados, alta dirección y proyectos sustentables. Contacto:baltasarhernandezgomez1@hotmail.com, baltasarhg@gmail.com

domingo, 29 de noviembre de 2009

2012, APOCALIPSIS ANTICIPADO.


VISIONES CATASTROFISTAS SOBRE 2012
Por Baltasar Hernández Gómez


Moldeadas por la espectacularidad del cine norteamericano las profecías mayas sobre el fin del mundo en el año 2012 se presentan como una serie de cataclismos insorteables. La idea que quiere imponer la cultura de masas dominante es antihumana, selectiva y carente de solidaridad. Dicho vaticinio es lanzado como una potencial amenaza, la cual es una remasterización de los augurios pregonados por los Testigos de Jehová, que por muchos años intentaron que millones de personas vivieran atemorizadas por la cercanía del nuevo milenio.

Hace nueve años, cuando se anunciaron las primeras campanadas del año 2000, nada pasó. Al comprobar que los jinetes del apocalipsis no exterminaron la Tierra, recuperamos el juicio de que la vida se acaba hasta que se acaba. Sin embargo, hoy vuelve a tejerse una psicosis para infundir miedos que distraigan al imaginario colectivo de su realidad concreta.

Es una verdad irrefutable que la ineficacia e irresponsabilidad en el manejo de las industrias capitalistas han ido sumiendo lo terrenal en un pozo sin fondo, donde lo único que se observa es muerte al mayoreo. Sin embargo, la visión hollywoodense de los pronósticos mayas pretende exportar las preocupaciones específicas sobre la pobreza material y moral de la humanidad, derivadas de la crisis endémica del sistema, al olvido. La cultura dominante, como elemento inherente al aparato ideológico, engendrado para perpetuar el estado de desigualdad y explotación en la consciencia y conducta de la sociedad civil, está obligando a niños, jóvenes y adultos a repensar el futuro inmediato como una catástrofe sin remedio.

Qué triste es la proyección sobre nosotros mismos que nos están legando, pues ya no hay edenes ni tierras prometidas, sino un infierno infestado por robots asesinos, epidemias desenfrenadas, rebatinga por el agua y la comida, dolor, muerte y desolación. La intención es reforzar la dominación, ya que si la Tierra se va a acabar dentro de tres años, pues qué más da hacer que proliferen las compras compulsivas, buscar refugios en las iglesias gnósticas existentes para purgar culpas añejas y no hacer planes de transformación social, para erradicar los yugos de regímenes políticos que asfixian a las mayorías desposeídas de medios de producción y educación.

Las conjeturas sobre el 2012 están haciendo volar la imaginería a un destino final plagado de terror. La intención de inocular esta visión apocalíptica es que la población mundial no viva de la mejor manera posible, pues lo más conveniente es que esté ocupada en la inminente calamidad, olvidándose de todo lo demás.

En la película 2012 (protagonizada por Danny Glover, John Cusak, dirigida por Roland Emmerich y realizada por Sony Pictures, 2008))no sólo se muestran efectos especiales sobre la destrucción del planeta azul, sino también las entrañas del poder económico y político de las naciones: líderes políticos y magnates financieros de los países altamente desarrollados son los únicos que se salvarán al abordar las naves ultramodernas que soportarán la inundación provocada por el derretimiento de los casquetes polares y los terremotos que moverán las placas continentales. La película deja ver crudamente que los miles de millones de seres humanos que habitan la Tierra tendrán que perecer ignorando lo que está pasando a su alrededor, debido a la carencia de información, pero sobre todo a la nulidad resolutiva de sus Estados nacionales.

Las modernas réplicas del arca de Noé son incubadoras de los especímenes que tendrán la oportunidad de repoblar al planeta, teniendo como elemento selectivo la cuestión económica (los que pudieron pagar mil millones de euros por un gabinete, o bien, ser parte de la élite política y científica). Estados Unidos de América, Rusia, Francia, Italia, Alemania, Japón, China y Reino Unido, desde esta perspectiva clasista, son los únicos herederos de la humanidad. Los líderes de estas potencias decidieron reunir obras de arte, avances tecnológicos, libros y seres vivos para sembrar las nuevas semillas de la vida después del desbarajuste global.

Los espectadores del filme se concentran en los destrozos presentados a todo color en cinemascope y sonido dolby estéreo, pero muy pocos se percatan de que el guión tiene un matiz de impunidad, soberbia, inequidad y antidemocracia (contrario a lo que pregonan los discursos de los países avanzados, ONU y demás organismos que aparentemente trabajan por la paz y el desarrollo armónico de la Tierra). La película 2012 deja ver que los que tienen más saliva comerán el platillo de la sobrevivencia y los demás sucumbirán ante la fuerza de terremotos y tsunamis. En la trama no hay asomo de razonamientos críticos sobre el calentamiento de la atmósfera, provocado por las industrias; la contaminación por desechos no degradables; las secuelas nucleares de bombas y experimentos biotecnológicos, entre otros graves problemas que ha enfrentado el mundo posmoderno.

Lo que se visualiza en la película es una sucesión de acontecimientos para salvar lo poco que se pueda salvar después del holocausto masivo. El apocalipsis profetizado por los mayas resulta ser información clasificada, es decir, top secret en el lenguaje militar y de inteligencia norteamericano, que no debió filtrarse por ningún motivo, a fin de no provocar anarquías incontrolables. Faltando una hora para la hecatombe, la moral de un hombre (tuvo que ser precisamente la del presidente de los Estados Unidos en la película) fue la que finalmente produjo que se diera a conocer la noticia a un mundo que, para ese instante, estaba padeciendo la megadestrucción.

El filme y su moralina entrelíneas penetra en las nuevas generaciones: si ya es inminente el caos y la muerte de miles de millones de personas, pues no queda otro remedio que seleccionar lo más granado de la raza humana, animales, plantas, objetos de arte y otros menesteres para continuar con la vida. En una clase con alumnos de universidad, muchos coincidieron que la decisión cupular de los ochos países más poderosos del mundo fue correcta. Sin embargo, mi concepción crítica me persigue siempre y no puedo sucumbir ante el razonamiento que estipula “de lo perdido, lo que aparezca”.

Saltando los cientos de sonidos e imágenes espectaculares, el guión rescata el dogma hitleriano de escoger lo mejor del género humano para repoblar el mundo y fincar un imperio de mil años de superioridad. Parece que los hacedores de la película nos están repitiendo que si la naturaleza nos quiere extinguir es mejor preparar una élite que sobreviva y olvidarse de los años donde el Hombre acabó con su entorno ecológico, donde la injusticia fue el pan de cada día y la desigualdad dejó millones de muertos por enfermedad y hambre.

¡Ah qué sabroso modo de pensar! ¡Borrón y cuenta nueva! ¡Perdón por el daño infringido y que les vaya bien! ¡En la otra vida nos emparejamos! Durante el siglo XX nos vimos inmersos en concepciones espeluznantes del mundo futuro: algunas veces con cara de Armagedón y otras con colmillos de Chupacabras. Los ahora adultos fuimos impactados por una serie de desahucios que presentaban el mañana rodeado de máquinas inteligentes e infernales que controlan las funciones vitales de la sociedad, poniendo un panorama dantesco, lleno de mutantes que se comen a los seres humanos. Hay que recordar que el actor y director Mel Gibson se dio a conocer en los albores de la década de los ochenta con la saga “Mad Max”, donde se planteaba que los sobrevivientes de la catástrofe nuclear eran humanos despiadados que mataban por un mendrugo de pan, un chorro de agua o un galón de gasolina, para sobrevivir de la escasez.

En la primera década del siglo XXI, 2012 se ostenta como la fecha trágica para la humanidad, que embelesada por los avances tecnológicos no ha tenido tiempo para la recuperación de la sensibilidad y la espiritualidad. Roland Emmerich, quien tiene experiencia en dirigir este tipo de enfoques, ya que en su filmografía están películas como Stargate, Independence day, The day after tomorrow, entre otras del mismo corte ruinoso, repite el sonsonete de la cultura dominante que sumerge en el conformismo a los más de seis mil millones de habitantes del globo terráqueo, que temerosos, pero incrédulos, ya no se espantan tanto como hace unas décadas, por ser testigos diarios de crueles matanzas causadas por las mafias.

Si el holocausto del 2012 fuera cierto entonces nos quedarían 3 años para resolver los problemas pendientes en el plano social y personal. Muchos se refugiarán en filosofías eclécticas, otros en el consumismo hedonista para vivir lo mejor posible el resto de vida que falta y los más en “dejar hacer, dejar pasar” porque nada de lo que se haga o llegue hacer servirá para absolutamente nada. Así las cosas: si vamos a morir con calor y frío extremo, dependiendo la latitud donde se esté, ahogados o descuartizados en una falla geológica, pues ¡Que viva el ahora sin esencia!

Lo único verídico es que vamos a tener que enfrentar lo que falta del 2009 y años subsecuentes y qué mejor opción que actuar con responsabilidad, honestidad y compromiso para lograr que ahora sí el mundo sea la utopía igualitaria planteada por pensadores universales que desearon una humanidad construyendo algo similar al paraíso augurado en textos sagrados. Nada desaparece porque todo es energía que se transforma…….hacia esa transformación han ido los que se nos adelantaron y hacia allá vamos los de ahora y los que vengan detrás de nosotros. B.H.G.

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domingo, 22 de noviembre de 2009

VALEMADRISMO EN MÉXICO


VALEMADRISMO POLÍTICO EN MÉXICO
Por Baltasar Hernández Gómez


La clase política en México ejercita su dominación tomando para sí el axioma ¡Me vale madre!, pues su permanencia hegemónica no tiene conexión orgánica con la sociedad. Los hombres y mujeres que ocupan cargos de elección popular o administrativos carecen de la representatividad democrática del voto y por lo mismo no tienen que rendirle cuentas a la población, sino únicamente a las instituciones de poder que los han engendrado y protegido.

La democracia procedimental impuesta por el Estado ha impedido que la democracia horizontal surja a través del pensamiento y acción igualitaria, consciente y comprometida de las clases sociales: en su lugar se posiciona la creencia, bien arraigada, de enfrentar la inmediatez cotidiana pensando en la sobrevivencia y el individualismo.

La élite que usufructúa el poder político en México se arropa en el “valemadrismo”, pues esto le significa un manto de impunidad. Este fenómeno tan arraigado en las esferas dominantes (políticos, partidos, empresarios, fuerzas armadas y aparatos ideológicos) se ha inculcado como algo natural hacia la base societal, toda vez que quiere hacerse pasar la impericia e improvisación gubernamental como una constante que deben soportar los ciudadanos: el valemadrismo es aparejado al símbolo idiosincrático del machismo, ese que está superpuesto con hierro en la mayoría de los hombres y al que se venera en una especie de suerte que establece la máxima la vida no vale nada. Y si no vale nada, luego entonces vale poco y mucho a la vez, pero a la cual hay que desdeñar porque hay otra vida más allá.

El “valemadrismo” -sin lugar a dudas- es demostración de debilidad, ilegitimidad y escasez de obligaciones materiales y morales con la sociedad por parte de quienes se autoerigieron como big brothers del sistema de vida: si las cosas no salen bien no es culpa de los gobernantes, legisladores, políticos o clase empresarial, sino resultado de las circunstancias, de las perversas intenciones de fuerzas oscuras internas y externas, de la mala suerte, de la falta de sacrificio general o simplemente porque así lo quiere alguien allá arriba o allá abajo.

Las consignas ¡Me importa madre! ¡Vale pa´pura madre! ¡Está a toda madre! y ¡Qué poca madre! no provienen de ningún bagaje filosófico, sino de una condición indolente creada y recreada por el sistema cultural dominante para seguir alimentando la apatía social. El “valemadrismo” no es una actitud exclusiva de los neoaztecas, porque en muchos países latinos se utilizan pensamientos y formas de ser y estar que sintetizan un estado de indiferencia similar. Sin embargo, en México dicha peculiaridad toca fibras muy hondas, que rayan en lo infrahumano, en virtud que amparada por un régimen presidencialista -que disfraza una dictadura imperfecta (Vargas Llosa dixit)- los futuros nacionales son construidos, destruidos y vueltos a erigir cada seis años. Este milagro de la política mexicana provee de coyunturas a la élite, para que haga y deshaga a su antojo.

Para gobernantes y políticos los mexicanos son ratones de laboratorio, que aguantan cualquier tipo de experimento social, económico y cultural. En esta visión, a los ratones no hay que ofrecerles ningún ápice de respeto o explicaciones. ¿Por qué habrían de hacerlo? La verdad es que sus cargos públicos no sobrevienen de un proceso democrático legítimo. En este sentido el alto abstencionismo es muestra de la apatía y rabia no expresada de millones de mexicanos que se han cerciorado, a través de los años, que los partidos y gobiernos son corporaciones demagógicas que sólo persiguen intereses grupales, familiares y económicos, los cuales son reacondicionados a las proyecciones a corto y largo plazo del Estado.

Cuando el 40% de la población ya votó y el 60% no, se cierra el círculo legal de las elecciones y punto: los de adelante corren mucho y los de atrás se quedarán, dice una estrofa de la conocida canción popular “A la víbora de la mar”. Sin decirlo explícitamente hay una sentencia de las instituciones: los que sufragaron padecerán las consecuencias de su aventura electoral y los que no asistieron a las urnas tendrán que aguantarse

La expresión “me vale madre” se produce y reproduce permanentemente en los mensajes de los gobiernos en turno, sean estos panistas, perredistas o priistas, pues de manera obvia o implícita hay una falsedad para hacer creer que las medidas de control social, político y económico deben hacerse a forciori por el bien de la República y sus ciudadanos. Si hay que incrementar los impuestos, pues ¡Vale madre! y a modificar la Ley de Ingresos; si hay que detener mediáticamente o a golpes las demostraciones opositoras a una medida estatal, pues también ¡Vale madre! y a sacar las tanquetas, toletes y mangueras con chorros de agua a presión; si la población no entiende que debe sacrificarse para que las cosas sigan estando igual en las altas esferas del poder, pues ¡Vale madre! y que vivan los aumentos de precios, la falta de apoyo crediticio y la carencia de trabajo.

Lo cierto es que estamos en medio de un aquelarre de cínicos y cínicas que ahora son diputados y luego senadores; que ahora son empleados y luego secretarios del gabinete o embajadores; que ahora son choferes o guaruras y luego asesores; que ahora son esposas de presidentes y luego precandidatas a gobernadoras. La desfachatez no tiene medida y encuentra siempre caldo de cultivo, debido a la inmensa desolación de sabernos y sentirnos engañados y no poder hacer nada.

Con casi el 60% de la población en situación de pobreza y extrema pobreza, que está ocupada en llevar alimentos a sus casas y no perder sus empleos o subempleos, no hay tiempo para la protesta organizada ni mucho menos para aniquilar al “valemadrismo” que, de manera creciente, gasta cantidades extraordinarias de dinero, recursos técnicos, materiales y humanos en guerras perdidas.

En los últimos 4 años las supuestas estrategias gubernamentales son elucubraciones del Ejecutivo para alcanzar un grado de legitimidad que le permita afianzar control durante su estadía en el poder. La lucha contra el narcotráfico, programas antipobreza, cruzadas por la educación con calidad, acciones para la salud popular, proyectos productivos a las pequeñas y medianas empresas, entre otras muchas políticas sexenales, no han tenido siquiera cobertura regional ni la continuidad suficiente para paliar aunque sea un poco los estragos de la crisis económica.

Si el Ejército y las policías en los tres niveles de gobierno se aprovechan de la guerra contra el narcotráfico para irrumpir arbitrariamente en propiedad privada, deteniendo a diestra y siniestra con exceso de violencia o matando, con o sin motivos, pues ¡Vale madre!, ya que para eso están los desmentidos y el manejo mediático de los hechos. Si los legisladores aprietan la soga de donde cuelgan millones de mexicanos, adicionando peso mortal por el aumento de impuestos, aprobando al mismo tiempo aumentos en la miscelánea de egresos 2010 de las dependencias del Estado, pues igualmente ¡Vale madre!

Si la sociedad civil rechaza las formas y contenidos de las acciones emprendidas por gobernantes, que sólo buscan permanencia cómoda por medio del entretejido de concertacesiones y desconocimiento de las voces críticas, pues ¡Vale madre! La orgía de la desvergüenza amplía su territorio temporal y espacial, disgregándose en cada rincón del país. Muchas personas acostumbradas a sentir el “valemadrismo” estarán confortables al simular que no oyen, ni ven ni dicen nada. Otros esconderán su cabeza como avestruz, pero lo más triste es que los muy pocos que tienen en sus manos los hilos del teatro llamado México, seguirán perfeccionando sus técnicas de control, para que haya ciertas adecuaciones sin perturbar la esencia de dominación política y social.

Si miles y miles de indígenas en Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Chihuahua se mueren de hambre, enfermedad o frío, pues ¡Vale madre! Si en los meses invernales se recrudece la influenza AH1N1 y hay una alta tasa de mortandad, ¡Vale madre! Si los índices del empleo no crecen, qué importa, pues para eso existe la economía informal ambulatoria y nuevamente…… ¡Vale madre!! En fin, si México se va al carajo ¡Vale madre!, porque ya habrá nuevas elecciones y porque estarán en guardia preventiva las fuerzas armadas, para resguardar las instituciones del Estado y sus funcionarios. ¡Vale madre si las medidas impulsadas por los poderosos afectan a las mayorías!, toda vez que seguirán contando con los medios masivos de comunicación, para moldear consciencias enajenadas.

¡Vale madre! el aquí y ahora, porque para eso hay escuelas que reformulan los modos de percibir y soportar las cosas, así como iglesias que recalcan -una y otra vez- que es mejor voltear hacia el cielo y no ser penetrados por lo “terrenal”, que sólo busca la carne y no el espíritu.

El rey del “valemadrismo” mexicano tiene una banda presidencial tricolor que le cruza el pecho y es acompañado por un séquito de panistas furibundos; por funcionarios bravucones que golpean a todo lo que parezca contrario a sus propósitos; por políticos y legisladores verdes, rojos, amarillos y naranjas que, en aras de lograr prebendas personales o grupales, ceden facultades para sumir en la ignominia al país. El rey valemadrista cuenta además con consejeros extranjeros que le van indicando cómo, dónde, cuánto y cuándo ejercer el poder de los pocos sobre los muchos. Tiene además un abundante elenco de bufones colocados en asociaciones civiles y empresariales que al obtener canonjías aplauden, patalean, hacen reír o llorar al auditorio, de acuerdo a un guión predeterminado.

El rey y los reyecitos (mandatarios estatales y municipales), así como los principitos legislativos y judiciales aprovechan cualquier hendidura para ratificar su “valemadrismo”: un ejemplo concreto es el aprovechamiento de la figura del payaso Juanito, para desviar la atención social y advertir sobre la peligrosidad de politiquillos que no están en el cuadrante sacrosanto o “nice” del PAN. Este personaje originario de Iztapalapa, D.F. es la caricatura de ellos mismos, los cuales no tienen empacho alguno en pagarse excesivos sueldos, viáticos, pasajes, préstamos a fondo perdido, contratos de servicios o adquisiciones, etc.; que no se miden cuando solicitan el sacrificio popular mientras se pasean en el extranjero o a bordo de camionetas de lujo blindadas y con una comitiva de ayudantes, guardaespaldas, acompañantes femeninas. Ninguno de estos valemadristas oficiales tiene empacho en posicionar a sus esposas, hijos(as), hermanos(as) o cuñadas(os) en cargos legislativos o promoverlos(as) como precandidatas(os) para ocupar una gubernatura (como es el caso de la cónyuge del presidente Calderón Hinojosa, que ya es promovida para buscar el poder Ejecutivo en Michoacán).

Finalmente ya encarrilado en estas lides del “valemadrismo”, mucho me complacería que vieran, discutieran, aplaudieran o criticaran este trabajo, pero pensándolo mejor……… ¡Vale madre si lo hacen o no! Entienda quien pueda y si no, pues no. B.H.G.

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lunes, 16 de noviembre de 2009

BUROCRACIA Y PODER POLÍTICO EN MÉXICO


BUROCRACIA Y PODER: México siglo XXI
Por Baltasar Hernández Gómez


El poder del Estado.
Desde la formación de los Estados nacionales la burocracia -como aparato administrativo/operativo para la concreción de sus estrategias e intereses- se ha convertido en sector de poder que introduce a los actores sociales y económicos en un modelo de sujeción, en tanto se erige como filtro para el tratamiento y solución de problemas políticos, laborales, productivos y de servicios. De acuerdo al científico social Max Weber, el corpus burocrático tiende a fortalecerse, debido a que la clase dominante depende de él para ejecutar las acciones para materializar la estructura económica y supraestructura ideológica, así como el sistema de vida general.

Es por esto que dicho conjunto orgánico de empleados y funcionarios de todos los niveles atraen para sí el proceso de dominación a partir de su especialización técnica, sustituyendo los títulos nobiliarios que se respetaban por ascendencia en las formaciones precapitalistas por la razón y empiria de la eficacia. Dicha situación los hace creer y ser, en mucho de los casos, elementos indispensables para que la dinámica política siga desarrollándose en tiempo y forma.

Con diferentes grados de aplicabilidad, las áreas burocráticas se sostienen por la discrecionalidad en la puesta en marcha de planes y procesos, con lo cual fin forman cotos de poder a través de la secrecía y el exclusivismo en tareas estatales. Lo mismo sucede con los partidos políticos, ya que su “separación” con respecto a lo social les permite tener una coraza impenetrable, que le suministra vigorización y presencia (legal y financieramente hablando). Cuando en el México moderno se institucionalizó el poder (1929), surgió un partido hegemónico de Estado, acompañado de un circuito burocrático que dio cabida a las familias triunfantes de la guerra revolucionaria (1910-1917), integrando a la clase media ubicada en zonas urbanas, clases bajas que emigraban del campo para obtener movilidad social, así como profesionistas y técnicos. Durante este periodo se eliminó el poder de las armas, poniéndose en su lugar el imperio de rituales procedimentales y la lealtad hacia el nuevo tlatoani, personificado en el Presidente de la República.

La burocracia comenzó a ser la columna vertebral del posicionamiento del Estado en todos y cada uno de las unidades de poder federal, regional y municipal, unificándose los criterios de inserción-selección para la constitución de un grupo experto en quehaceres administrativos, sociales, políticos y económicos, el cual se diseminó en las instituciones gubernamentales. Su organización prohijó el crecimiento de las serpientes de la medusa, lo que derivó en la consolidación de un nuevo “ejército” de mujeres y hombres cuya principal función era (y sigue siendo) trabajar diariamente para la sustentación/ justificación del Estado. Institucionalizadas las fuerzas armadas y las facciones políticas, la burocracia mexicana se levantó como un Leviatán remasterizado que concentró la ejecución de los programas a corto, mediano y largo plazo del sistema capitalista y la fortaleza del presidencialismo.

Con este señorío la burocracia fue levantando vallas de filtración, para que las labores del gobierno, de la iniciativa privada, las relaciones internacionales y la gobernabilidad tuvieran que pasar forzosamente por sus manos. Luego entonces, los secretarios de Estado se metamorfosearon en cardenales; los subsecretarios en obispos; mandos medios en sacerdotes y los empleados operativos en presbíteros, por medio de los cuales se realiza la liturgia del poder, para seguir controlando las bases económicas, políticas y sociales de la Nación. Aunque pareciera que el cuerpo administrativo del Estado está disgregado no es así, toda vez que en México, la burocracia funciona bajo la égida del Ejecutivo en turno, las pretensiones empresariales en lo interno y externo, los arreglos corporativos y las urgencias cortoplacistas de los empleados que pone el Ejecutivo.

Las nuevas élites burocráticas.
Desde la década de los años cuarenta del siglo XX se dio por terminada la supremacía de los generales herederos de la Revolución en la presidencia de la República, generando con ello que los cargos burocráticos fueran ocupados por profesionistas provenientes de universidades públicas (UNAM e IPN) con formación tradicionalista, a fin de que entendieran y aplicaran los preceptos del proteccionismo de Estado (aunque fuera solamente en el tintero de los proyectos). Esta situación prevaleció -con altibajos- hasta principios de la década de los ochenta, pues la incorporación de México en el conservadurismo neoliberal y los estragos de la crisis de la deuda externa, modificaron radicalmente el sistema político y por consiguiente la estructura burocrática.

El nuevo paradigma no se sustentó en paternalismos o en estabilidad política para el bienestar, sino en la promoción de una economía de mercado fiero, desregulación para fomento de inversiones, venta de paraestatales, apertura comercial desigual, disminución del gasto público y, por ende, recorte de la burocracia y el gasto público en términos materiales y técnicos. Este viraje trajo consigo una élite burocrática compuesta por técnicos especializados en economía, finanzas, relaciones internacionales, legislación comercial, etc., los cuales además de cursar estudios en instituciones privadas de corte reaccionario, son entrenados en escuelas de Europa y EUA para hacerse especialistas en cuestiones monetaristas, administración de recursos, informática y redes sociales internacionales.

Tales circunstancias modificaron al sistema político mexicano, pues la sucesión de presidentes tecnócratas cambiaron el rumbo del país: Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo (PRI) y desde el año 2000 Vicente Fox y Felipe Calderón (PAN) demostraron ser excepcionales operadores de los cánones globalizadores, exterminando la burocracia sindicalizada o fundamentada en contubernios puramente políticos. Paradójicamente la nueva filosofía de los detentadores del poder se defienden bajo los preceptos de la eficiencia y eficacia administrativa, que sirven para cerrar el paso a los vaivenes políticos, que provocaron -supuestamente-la debacle financiera en los denominados “años perdidos de los ochenta y noventa”. El Estado, su gobierno, así como los planes y programas derivados no fueron trazados para alcanzar desarrollo armónico de todas las clases sociales, sino para encontrar las mejores vías para instrumentar leyes del mercado neoliberal en lo doméstico.

La nueva élite desplazó a profesionales del Derecho, entre otros con diferentes disciplinas de las ciencias sociales, así como a camarillas políticas provenientes de relaciones partidistas o sanguíneas, para dar paso a técnicos en economía, administración y finanzas, que cerraron el círculo de acceso en dependencias claves para el futuro nacional, tales como: Programación y Presupuesto, Hacienda y Crédito Público, Energía y Comercio. Lo que a simple vista puede resultar “positivo” por el supuesto grado de especialización, democratización con base en el conocimiento y experiencia, reducción de excesos políticos en la administración pública, no lo es, en virtud de que la nueva burocracia está supeditada a:

1) La omnipotencia del Ejecutivo federal.

2) Las exigencias de países altamente desarrollados.

3) Las instituciones bancarias-bursátiles internacionales y,

4) Al proyecto aséptico de un México que cumple cabalmente las tareas recomendadas por las naciones poderosas.

Los nuevos “mandarines” de la burocracia están adiestrados en la lógica mercantilista-monetarista de las universidades donde el gran capitalismo educa a los cuadros administrativos de países periféricos, despojándolos de todo sentido humano-social y, por consiguiente, de fundamentos teóricos y prácticos para el control político sin menoscabo del establishment.

Este cambio de forma trajo consigo una transformación de fondo: hoy en día ningún funcionario en los tres niveles de gobierno piensan, actúan y programan con base en el interés general, sino bajo las perspectivas globalizadoras. Para los estudiosos de la ciencia política resulta sumamente grave la situación de que el mensaje del Estado no tenga ya un ápice de sociabilidad, es decir, la categoría sociedad no importa, porque lo único trascendental es cumplir y hacer cumplir las leyes del mercado internacional, para evitar catástrofes financieras insalvables o de difícil manejo.

Los planes del Estado, los discursos de los presidentes de 25 años a la fecha y sus colaboradores, sostienen que México es una enorme compañía a la que deben hacérsele modificaciones constantes para que sea cada vez más productiva y sustentable (en términos estrictamente económico-administrativos), lo que deja afuera cualquier tipo de aspiración social de crecimiento sostenido en la igualdad legal-laboral y bienestar común.

Da lo mismo escuchar la voz y el semblante del secretario de Hacienda y Crédito Público que el del Trabajo, Educación o Gobernación, pues sus enunciados convergen en la sanitización de la burocracia que los ha cobijado, la solvencia económica reduciendo programas y actividades sociales y la meta para alcanzar la aprobación de los centros del poder mundial. Los mensajes audio-visuales parecen estar cortados con la misma tijera, pues la voz, conceptos, gestos, ademanes y procedimientos de aplicación están inscritos en la indiferencia hacia las causas sociales. Cada vez más la cadencia gubernamental pone en altorrelieve el cinismo de hacer las cosas bajo el mandato de requerimientos globalizadores y no con la representatividad que dio el voto mayoritario a quien los llamó a colaborar. Las elecciones son entonces una forma esterilizada que legitima a la nueva estructura burocrática. La élite no le debe nada al pueblo, sino a quien la introduce en la esfera exclusiva de la toma de decisiones.

La actual burocracia está escudada en la desfachatez de esgrimir sistemáticamente la cantaleta “lo hacemos obligados por el devenir inmediato”, “es doloroso, pero necesario”,; “no hay otra vía para salir de la crisis”, y “todos deben sacrificarse por el bien del país” (aunque la burocracia ha crecido en 300% desde la llegada de Vicente Fox y Felipe Calderón). Enfundados en trajes oscuros, rodeados de guardaespaldas, inmersos en escenarios preparados para decir lo que desean sin responder preguntas, pagados como si fueran gerentes generales de un corporativo internacional altamente rentable, cuidados con canonjías extremas, que son la envidia de un mandatario de país desarrollado, jeque o dictador; los burócratas responden a las exigencias de sus amos internos (el presidente, partidos y empresarios) y de los ritmos de la economía externa, pero nunca a las necesidades sociales.

Al final de cuentas si se equivocan aguantan para sí el regaño -en corto- del Ejecutivo en turno, pero al mismo tiempo gozan de la protección que otorga ser parte de la camarilla del poder. No importa si las decisiones fueron impropias, si matan a miles de niños, jóvenes o adultos en la serranía, zonas suburbanas o urbanas marginadas con programas deficientes y que además no llegan, ya que el escudo de la impunidad los sigue en camionetas blindadas, cambios de cargos menos visibles o el ostracismo de salir por renuncia voluntaria “por así convenir a sus intereses”. Que mueran los que tengan que morir; que sufran los que no tuvieron cabida en los planes miopes para que presumiblemente se reduzca 0.0001% la pobreza; que lloren los niños sin comida, educación, piso firme en sus casas o que están subempleados o dedicados a forciori a llevar a cabo actividades de prostitución y explotación.

Los detentadores reales del poder en México parecen estar pensando en sus adentros que mientras más personas de la tercera edad fallezcan, adultos sin empleo asesinen involuntariamente a sus familiares por no llevar dinero a sus casas, se maten a niños por la ignorancia y el olvido a las que son sometidos, habrá más mazorcas para quienes permanezcan vivos en calidad de autómatas.

A manera de conclusión.
Bajo la consigna personal de pensar global y actuar local, no puedo darme el lujo de obviar la referencia al estado de Guerrero, pues en esta entidad, que ha sido objeto de la ineficacia modernizante del gobernador Zeferino Torreblanca, la burocracia no solamente permanece igual que en los tiempos del partido hegemónico (PRI) integrada por empleados, políticos y recomendados, sino también por nuevos funcionarios cobijados bajo el manto de la amistad, compadrazgo, favores carnales, corrupción tecnificada en contratos, mantenimiento y adquisiciones.

La cereza que corona la comunicación cínica de los empleados de lujo que componen al gabinete zeferinista la dio hace unos días el secretario de Educación, José Luis González de la Vega Otero, quien al responder a periodistas sobre el déficit de 1,400 millones de pesos en dicho sector (cantidad similar al presupuesto anual del municipio más importante de la entidad: Acapulco), afirmó que la gravedad del asunto sólo puede remediarse con la muerte de los administrativos y profesores que tienen plazas fuera del techo presupuestal (evitó decir que estos cargos fueron otorgados como favores o vendidos por los testaferros del gobernador René Juárez).

González de la Vega descubrió nuevamente su incompetencia al igual que lo hace su patrón, dejando “a la buena de Dios” el desmedido desfalco en la SEG, que dicho sea de paso es impagable. Para él lo único cierto es que la sociedad debe esperar la defunción de los maestros que están ocupando puestos indebidos en escuelas, supervisiones u oficinas repletas de comisionados. Ya entrados en ideas maniqueas: ¿Por qué no acelerar el paso y meter en el estadio Azteca a todos los profesores y administrativos de la SEG que están provocando este enorme déficit, para que reciban radiaciones de plutonio, lo cual los exterminaría en cuestión de segundos y así resolver -de una vez por todas- los problemas financieros de Guerrero. En otros foros podrían aventarse bombas nucleares para aniquilar indígenas, opositores al proyecto La Parota, políticos no afines y desempleados, con la finalidad de tener un Guerrero limpio, a la altura de las aspiraciones del gobernador Z.

En este mismo orden de ideas, Zeferino Torreblanca, gobernante 1/3 panista, 1/3 priista y 1/3 grupoacaista (como fundador de la organización Grupo ACA), señaló el pasado 6 de noviembre que la violencia y la inseguridad en el estado son elementos permanentes con los que el país y el estado deben coexistir. Bajo este tipo de supuestos el gobierno no debe hacer nada a fondo porque es preferible dejar que los vaivenes se compongan o cambien de ritmo por obra y gracia del azar, o bien, por el designio de una divinidad. El otrora miembro de la I.P., que luego se convirtió en burócrata público piensa que los pobres seguirán siéndolo, los ignorantes igualmente, y que las circunstancias actuales del narco, injusticia y antidemocracia son situaciones imperecederas.

Perdido en inauguraciones de bajo nivel técnico-material (como por ejemplo “El III “Festival de La Nao” que fue similar a un montaje de escuelas secundarias del sector 08); secuestrado por guardaespaldas y camionetas blindadas; observando la entidad desde helicópteros que deberían brindar sus servicios en la Secretaría de Salud y así ayudar a los habitantes de La Montaña, el Rey Sol sureño no ve ni oye más allá de lo que dicen sus amigos de la adolescencia y adultez, convertidos en funcionarios de angora. Los demás somos lo de menos, pues a lo sumo nos lanzará un “me vale madre” como cuando se refirió a la crítica de legisladores del partido político al que supuestamente pertenece o está adherido con chicle (en específico se refirió a las declaraciones hechas por actual senador del PRD, Carlos Navarrete) por tener en las dependencias del estado a conocidas y conocidos priistas, que mucho tienen que explicar a la ciudadanía por actos pasados y presentes.

Si me preguntan propuestas para mejorar el estado de cosas en Guerrero, sólo diré que cada quien saque conclusiones, aplique criterios y actúe congruentemente con base en los juicios y sentimientos que se originan por el contacto real con el mundo de la vida. B.H.G.
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Para mayor profundización sobre burocracia y élites, aconsejo remitirse a la siguiente bibliografía base:

Weber, Max. ¿Qué es la burocracia?, Editorial Taurus, Argentina, 1997.
Mosca, Gaetano. La clase política, Editorial FCE, México, 2001.
Ai Camp, Roderic. Las élites del poder en México, Editorial Siglo XXI, México, 2000.
Ai Camp, Roderic. Reclutamiento político en México, Siglo XXI, México, 2002.
Rodríguez Zúñiga, Luis. Élites y democracia, Editorial FCE, México, 2004.
Lasch, Christopher. La rebelión de las élites y traición a la democracia, Editorial Paidós, España, 1996.
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lunes, 9 de noviembre de 2009

RECLUTAMIENTO DE LAS MAFIAS MEXICANAS


EL RECLUTAMIENTO DE LAS MAFIAS MEXICANAS
Por Baltasar Hernández Gómez

Mafia y Estado.

El dato en sí mismo es espeluznante: más de 573 servidores públicos de los tres niveles de gobierno han sido detenidos durante la primera mitad del actual sexenio. Dicha cifra es subproducto de la denominada guerra contra el crimen organizado, que ha puesto de cabeza al establishment mexicano, en virtud de la colaboración directa de mujeres y hombres que ocupan cargos con las mafias del país. Los cárteles de Tijuana, Juárez, Michoacán, Sinaloa y Golfo son los que han cooptado al mayor número de mandos medios y ejecutivos del gobierno para llevar a cabo estrategias de consolidación y ampliación territorial. La cantidad de adherentes descubiertos no es invento de analistas o comunicadores, sino una información proporcionada por la PGR, lo cual es punta del iceberg de la intrincada red de contubernios para la protección de actividades ilícitas, a lo largo y ancho de la geografía nacional.

La mayoría de los casos presentados tienen vinculación con dependencias de seguridad e inteligencia, pero esto no obsta para que existan muchísimos más en ámbitos sociales y políticos. Nadie tiene plena seguridad para afirmar que las mafias penetraron solamente en los círculos de las fuerzas armadas, SSPF, PGR, Interpol, Gobernación, Cisen, policías estatales o municipales, pues sus largos tentáculos dominan un espectro multifórmico, que lo mismo pueden captar intelectuales, empresarios, periodistas, artistas, que políticos, legisladores o empleados adscritos a desarrollo urbano, social, obras públicas, contraloría, ministerios públicos, entre otras dependencias.

En su más reciente entrega discográfica el grupo “Los Tigres del Norte” hace una parodia sobre la situación prevaleciente en el país, a través de la producción audio-musical titulada “La Granja”, mediante la cual exhiben componendas entre autoridades y miembros de los cárteles, teniendo en medio a la sociedad. El terror a que las masas tengan una referencia directa a estas tramas de complicidad ha hecho que el aparato burocrático del Estado aplique censura, tomando prestada la voz de inversionistas del mundo del espectáculo, que contrataron al grupo y que no están permitiendo la presentación de dicha trova norteña. No es lo mismo hablar en corto a que la vox populi entone una canción a los cuatro vientos, poniendo en la cima de la corrupción y el descaro la labor de los gobiernos que soltaron a “la perra”, para que cometa -a diestra y siniestra-las peores transgresiones a la paz de México. Lo único verídico es que el grupo va a vender más boletos y discos compactos y la gente tarareará esta canción.

La guerra fallida.
Para muchos especialistas en narcotráfico el tamaño y frecuencia de las detenciones, redadas, decomisos y enfrentamientos no son iguales para las distintas mafias, por lo que hay sospechas de que en distintos estratos gubernamentales existe asistencia franca al cártel de Sinaloa, situación que es exteriorizada por los clanes rivales, a través de anuncios en carreteras, puentes peatonales, bardas y ejecutados. Los mensajes denuncian el favoritismo gubernamental que brinda protección al cártel de Joaquín Guzmán Loera y aliados. Sólo basta asomarse a las estadísticas anti-narco: los operativos contra los cárteles de Tijuana, el Golfo y “la familia michoacana” causan muchos arrestos y decomisos (oficialmente ha habido 50 mil detenciones de personas relacionadas con el “Narco”), mientras que las acciones emprendidas contra el de Sinaloa rara vez son exitosas, de acuerdo a información proporcionada por el agente especial de la AFI, Oscar Granados.

En este aquelarre colaboracionista la figura del titular de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, emerge como presumible hacedor de confabulaciones y proteccionismo, ya sea por aceptación-negociación, presión u omisión, lo que hace suponer infiltraciones en todas las esferas del quehacer público, donde lo mismo puede intervenir un secretario, director de área, presidente municipal o legislador, que un agente policiaco de crucero.

A pesar de la enorme lista de imputaciones, el presidente Felipe Calderón ha defendido a capa y espada a esta pieza clave del gabinete de seguridad y la guerra continua sin saldos positivos para su gobierno y mucho menos para el país, pues los gastos en equipo, armas, municiones, aparatos de comunicación, vehículos, informantes, etc. son más grandes que lo obtenido en el aseguramiento de propiedades, vehículos, drogas, dinero y mercancía ilegal. Con base al estudio realizado a policías estatales y municipales, más de la mitad (28 mil elementos) no son aptos para desempeñar sus funciones, sin embargo, este análisis no ha sido aplicado para agentes federales o miembros del Ejército y la Marina, dejando en el imaginario colectivo una serie de suspicacias difíciles de explicar.

Tan grande es el terror societal predominante que los ciudadanos ya no saben si recurrir a la policía, hacerse de la vista gorda o tomar un papel más activo para no verse involucrados en escenarios donde esté en peligro su integridad física y/o patrimonial. Por más operativos transmitidos por los medios de comunicación, los mexicanos desconfían de sus autoridades, que están absortas en propagar la detención diaria de capos de todos los calibres, pero que en nada redunda en su bienestar y tranquilidad inmediata.

La guerra parece estar perdida para el presidente Calderón Hinojosa, pues en lugar de tener la certeza de ir por la senda del crecimiento y la estabilidad sólo se perciben efectos funestos: intranquilidad extrema, asesinatos cada vez más infrahumanos, gasto oneroso en la táctica anti-narco y la tangibilidad de no sentir a México como nuestro. Se aprecia un maremágnum de recursos materiales, humanos, financieros y técnicos destinados a las tareas de la seguridad pública, mientras que en educación, salud, vivienda y programas productivos sólo hay presupuestos reducidos y cada vez más a la baja.

La crisis económica se convierte también en moral, aumentando la desazón y poniendo en estado alterado a millones de mexicanos que todavía no deciden si es mejor continuar apoyando la guerra calderonista o de plano dejar a “las leyes del mercado” las actividades que controla el crimen organizado. El recuento de los daños es nocivo para todos, quedando la sensación de que habrá un recrudecimiento de la inseguridad.

El despliegue de personal gubernamental es enorme, toda vez que se destinan, de manera permanente a más de 60 mil efectivos para las tareas de combate al narcotráfico, situación que distrae capacidad de maniobra para otros menesteres, así como un cúmulo de dinero y esfuerzos. Si tal condición se incluyera en una matriz costo/beneficio esta labor sería catalogada como no sustentable y, por tanto, inviable. Del otro lado, las mafias cuentan con una amplia y muy variada capacidad de reclutamiento, ya sea por transacción económica, poder y prestigio, o bien, presión e intimidación.

Desde el año 2000 el crimen organizado ha perfeccionado sus estructuras organizacionales y productivas, tácticas logísticas y manejo financiero por lo que se dieron a la tarea de incrementar el número de contactos y colaboradores, para facilitar la eficacia de sus operaciones. Los sueldos y canonjías que otorga el “narco” a su personal es un atractivo irresistible para militares de tropa, oficiales, policías, burócratas, políticos, diputados, senadores, jueces, diplomáticos y miembros del gabinete, que piensan que la transmisión de información, facilitamiento de rutas, agilización de procedimientos, permisos, tráfico de influencias, desvío de operativos es un trabajo complementario que les reditúa dividendos extras.

El reclutamiento de las mafias.
Desde generales de división, oficiales y jefes militares o policiacos hasta agentes del orden municipal, estudiantes, empleados, civiles (niños, jóvenes, mujeres, indígenas) etc. quedan atrapados en la telaraña de las mafias y son piezas que –entretejidas- acrecientan su penetración en la vida económica, social y política. El crimen organizado no es una reunión improvisada de familias o bandas, sino empresas perfectamente constituidas, que tienen como misión la ganancia en todos los movimientos lícitos e ilícitos donde haya oportunidades de enriquecimiento. Así pues las ejecuciones, venta de estupefacientes y mercancía pirata es la punta de una madeja tan abultada que toca asignaturas bursátiles-bancarias, comerciales, de inteligencia o seguridad nacional. Los asesinatos no son cuestiones personales, sino una demostración de fuerza, que avisa a los enemigos que no se deben introducir a territorios ocupados.

La advertencia del asesor de la ONU, Edgardo Buscaglia, es clara: “el poderío de las mafias en México puede hacer que el control social del Estado se pierda en el corto plazo corto”, ya que se está enfrentando a grupos bien organizados que se atrincheran bajo plataformas empresariales, políticas, administrativas y de beneficencia pública, las cuales no son auditadas o intervenidas. Los disfraces del “Narco” son empresas, instituciones públicas y privadas, así como mujeres y hombres que aparecen no sólo en las páginas policiacas o de la revista Alarma, sino en publicaciones del jet set y gente famosa. Los actuales capos y personal intermedio no son los mismos que quedaron retratados en los relatos de Al Capone, Salvador “Lucky” Luciano, Joseph Bonano o Vito Corleone en la obra El Padrino de Mario Puzo, pues su fisonomía, filosofía y técnicas han cambiado 180 grados: muchos son egresados de universidades famosas en EUA y Europa, visten elegantemente, socializan con la “high society” y ven a la mafia como un corporativo al que hay que hacerlo crecer.

Atrás de muchos negocios mercantiles, bursátiles, industriales y de servicios están empresarios, funcionarios, presidentes municipales, gobernadores y policías que colaboran con las mafias. Es fácil pensar u oír “ése es narco, capo o jefe de jefes” porque el inventario oficial visible de cabecillas es una pantalla distractora que esconde a los verdaderos consejos directivos de las mafias. La verdad es que las organizaciones delictuosas están apostándole a la desintegración política, pues mientras más dividido y debilitado esté el Estado mexicano, a través de la captura de unidades de poderes municipales, estatales y federales, mayor será su capacidad financiera, política y de contacto social. Si esto sucediera estaríamos hablando de un Estado fallido, lo que provocaría el colapso de la gobernabilidad.

El canto de las sirenas es sumamente atractivo para cualquier miembro de la sociedad civil o política, porque el dinero, prestigio y poder de intimidación representan los códigos de acceso para el disfrute de una vida cómoda que, de otro modo, sería imposible tener. Las deserciones y contubernios en las fuerzas armadas, policías ministeriales, agentes de la PGR, burócratas y funcionarios son pruebas fehacientes de que el “Narco” funciona y funciona bien, sobre todo en tiempos de cólera y crisis. Si por una prenda de ropa o comida los pederastas atrapan en sus garras a cientos de niños y jóvenes, por un fajo de dinero los narcos hacen lo mismo con cualquier persona que tenga necesidad de sobrevivir o vivir mejor. Así de cruda esta la realidad.

La otra mafia: los aparatos político-administrativos del Estado.
Oímos hablar de las mafias del narcotráfico, tirando al olvido que las formas organizacionales de estas corporaciones delictivas funcionan también en los tres poderes de la Unión. La selección y reclutamiento de los cuadros directivos, administrativos y operativos se lleva a cabo por cercanía familiar, amistad, intermediación-recomendación, comunión de intereses, arreglos económicos, pertenencia a partidos u organizaciones políticas, complicidades, entre otras variables; lo cual hace que predomine la discrecionalidad y el silencio.

Las vísceras del Estado mexicano están compuestas por órganos cuasi herméticos que subsisten gracias a las componendas y concertacesiones de jefes y subalternos.
Las mafias concentradas en la partidocracia, organigramas gubernamentales, poderes Legislativo y Judicial y cofradías institucionales como son las fuerzas del orden público y militares esconden un tejido de confabulaciones donde el objetivo es acumular controles políticos, recursos financieros y manejo social. El motor que sostiene su funcionamiento es la aplicación de procedimientos turbios para aprobar créditos, trámites administrativos, repartición de plazas, selección de candidatos a cargos de elección popular, permisos para enriquecimientos inexplicables y concesiones, es decir, toma cuerpo la máxima liberal “dejar hacer, dejar pasar”.

Que los aparatos del Estado se sitúen fuera de la ley les confiere similitud con la mafia organizada, pues ambas trabajan metaconstitucionalmente, sin embargo, la cosa nostra perteneciente al Estado aparece hipócritamente con la botarga del nacionalismo, la democracia y el bienestar general, y la otra mafia se deja ver y sentir abiertamente con la ambición de enriquecimiento y afianzamiento.

En la conformación piramidal de la administración y la política, los cargos son rangos: el presidente, senadores, diputados, magistrados y jueces…..los dones, capos o padrinos; secretarios y subsecretarios….los sottocapos o consiglieres; los directores y subdirectores…………..los caporegime; mandos medios……. los capodecime; administrativos y operativos………….los soldados y asociados. Mientras que las mafias realizan actividades que van contra la salud pública por la venta y consumo de drogas y generan muertes violentas, la otra mafia oficial mata lentamente a miles de pobres, extremos pobres, campesinos, indígenas, desempleados y subempleados con las políticas y leyes que aprueba, con el fin de preservar la legalidad del poder y los intereses de la clase dominante. Ambas tienen coincidencias, pero una, la más estigmatizada, no esconde sus pretensiones y la otra sí con la careta falsa de trabajar por todos y para todos.

A manera de conclusión.
Las perspectivas sobre este fenómeno son muchas, pero intentaré sintetizar las más recurrentes:

1.- Visión Catastrófica: nada se puede hacer para solucionar el poder de las mafias y su alianza con el Estado, por lo que es mejor resguardarse en los hogares y elevar plegarias a alguna divinidad, para no ser tocados por los rayos y centellas que se deprenden de la guerra inocua contra el “Narco”.

2.- Visión Apocalíptica: terminar aceptando la predominancia de las mafias, tratando que los familiares y amistades sean lo menos penetrados posible por las drogas, venganzas y balas.

3.- Visión Ladina: colaborar a discreción para allegarse de recursos y protecciones que desvíen el peligro que implica no tener pertenencia a clanes.

4.- Visión Política: construir pactos políticos entre partidos, legisladores, presidentes municipales, gobernadores y Ejecutivo federal, con el propósito de que se generen legislaciones y programas que auspicien investigaciones patrimoniales que descubran las redes de complicidad entre empresarios, políticos y narcotraficantes, a efecto de castigar ejemplarmente a todos los transgresores, porque sólo así se destruirá el lado oscuro y se develarán más conspiraciones que escapan al imaginario promedio, si es que el Estado y sus integrantes lo quieren.

Sea como fuere……………..Aspirar a utopías es el primer paso. B.H.G.

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lunes, 2 de noviembre de 2009

GOBIERNO CALDERONISTA REPROBADO EN GESTIÓN PÚBLICA


EL GOBIERNO MEXICANO REPROBADO EN GESTIÓN PÚBLICA.
Por Baltasar Hernández Gómez.


Haciendo uso del talante sarcástico que caracteriza a los mexicanos inconformes de la cultura de simulación impuesta por muchos años de regímenes priístas y ahora panistas, construiré un modelo demostrativo sobre la función pública desarrollada por el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, con la finalidad de evidenciar algunas coordenadas de actuación de las dependencias federales y los hombres y mujeres que las dirigen. Los resultados obtenidos en materia económica, política y social, mensajes comunicacionales y procedimientos emitidos a la mitad del sexenio muestran que la argamasa unificadora de las oficinas gubernamentales está compuesta por la inconsistencia, irresponsabilidad y falta de compromiso con el país.

El presidente de la República.

Felipe Calderón Hinojosa (FCH) es un abogado tecnócrata, educado en el dogma sinarquista y conservador de su familia, contactos, y relaciones con el PAN, que ha puesto su esfuerzo en demostrar a la clase política de derecha, empresarios nacionales y extranjeros, así como iglesia católica, que las funciones del Estado mexicano y sus aparatos burocrático-ideológico-represivo no tienen como meta el “bienestar general”. Por el contrario, el objetivo de su actuación se centra en privilegiar los intereses de los detentadores del poder político y económico, a efecto de afianzar su hegemonía por encima de la sociedad civil. Cuando su nuevo vocero panista, César Nava Vázquez (CNV), anunció el miércoles 21 de octubre que el PRI y otros partidos no permitieron un paquete ad hoc a las pretensiones del Ejecutivo y del ala más institucionalizada del partido en el poder, descubrió -sin empacho alguno- que la línea directriz de (FCH) tiene el propósito de disminuir grados de pobreza, pero no abatirla a su mínima expresión o de plano suprimirla. El recién nombrado presidente del partido blanquiazul (CNV) dijo tajantemente que la Ley de Ingresos propuesta por el primer mandatario tiene como única pretensión el reforzamiento de la estrategia “antipobreza” del actual sexenio; es decir, reconocimiento de la pobreza, ataque a la pobreza, pero nada sobre cómo y cuándo erradicarla.

La marioneta y su titiritero revelan en sus mensajes el auténtico perfil del segundo gobierno denominado de transición democrática, pues solamente se aprecian ajustes a los cánones capitalistas internacionales, fortificación de los aparatos represivos, contención de las turbulencias que pudieran provocar estallidos sociales y la continuidad de programas paliativos dirigidos a mitigar la miseria de las clases más depauperadas de la Nación. El presidente de México (FCH) sería entonces un deficiente seleccionador de personal en cualquiera de las corporaciones privadas que lo apoyaron durante su campaña presidencial, y luego entonces, candidato idóneo a ser despedido por ineficaz. En este sentido él y sus colaboradores, es decir, “los hombres y mujeres del presidente” (parafraseando el título de una película norteamericana que trató el asunto Watergate durante el periodo de Richard Nixon), han puesto en marcha planes que contradicen al propio sistema capitalista, navegando contracorriente con respecto a las expectativas internacionales que establecen, entre otras cosas, no aumentar impuestos ni desalentar inversiones directas en tiempos de crisis.

La elaboración de sus discursos rescatan lo más granado del proselitismo institucional foxista, el cual estuvo empeñado en hacer pasar la labor de gobierno como una permanente lluvia propagandística. El Ejecutivo en turno repite hasta la saciedad que la crisis será superable en el corto plazo y que lo único que deben hacer los mexicanos es aguantar más un poco más. Tan absorto está en las tareas inmediatistas de su administración que no se percata que su paquete fiscal desmiente la preocupación por las clases bajas y medias que tanto presume en sus spots, pues lo que le interesa es captar recursos frescos por medio de la recaudación de impuestos, a costa de millones de pobres y paradójicamente del sector empresarial, que hasta hace poco lo alababa en foros nacionales e internacionales. En este tenor de incongruencias subrayaré que la cuarta actividad económica, el Turismo, fue relegada a rango de subsecretaría, hecho que confirma la falta de visión para atraer beneficios al país sin golpear a la sociedad. Así de mal están el presidente y su pool de asesores. Ni hablar.

Lo único rescatable, desde el punto de vista de marketing e imagen pública para (FCH), es que lo hacen aparecer como hombre “bonachón” y declamador, ya que en medio de la crisis sanitaria provocada por la influenza AH1N1, recitó un poema de José Martí como pauta para inyectar ánimo y esperanza al teleauditorio. No obstante de este aparente semblante se esconde la miserable condición de un estadista al que no le importa aporrear a la mayoría de la población. Otras veces luce un semblante adusto cuando anuncia los alcances del combate al narcotráfico y otras serio -pero condescendiente- como cuando aplaudió de pie al senador priista, Manlio Fabio Beltrones, después de que pronunció un discurso por la unidad política de los partidos y el gobierno antes de que el Senado concediera postmortem la medalla “Belisario Domínguez” al exsecretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena.

Por otro lado, la vorágine privatizadora de contratos en lo que se refiere a obras y servicios de las empresas paraestatales está creciendo en forma desorbitada, lo que hace más ricos a los ricos, permitiendo al mismo tiempo el adelgazamiento de la estructura del Estado. En este sentido, el presidente (FCH) está aprobado con mención honorífica, pues ha profundizado la labor que se efectuó en los últimos 4 sexenios: desembarazarse de todo lo que “huela” a público, en aras de liberalizar la economía.

Pese a que en su aparición pública más reciente fustigó a los empresarios que eluden el pago real de impuestos con un “discurso fuerte” que más que acusación formal, sonó a petición. Casi “por favor” les pidió que depositen sus obligaciones fiscales sin evadir contribuciones por las actividades altruistas que realizan año con año. Muchos dirán que de algo a nada es mejor esta postura, sin embargo, el objetivo de su levantada de voz sirve para desviar atención sobre la aprobación en cierne de la Ley de Ingresos 2010.

El secretario de Hacienda y Crédito Público.

Agustín Carstens Carstens (ACC) economista entrenado en el ITAM y escuelas norteamericanas escogió muy bien su profesión, toda vez que si hubiera optado por ser médico habría reprobado desde los primeros semestres de la carrera. Hace un año, ante los primeros embates de la crisis globalizada, diagnosticó resfriado a la economía, a pesar de que México estaba empezando a sentir la debacle del sistema capitalista mundial. El secretario de Hacienda (ACC) repetía a los cuatro vientos que las finanzas nacionales estaban fuertes y que por ello sólo iba a sentirse un catarrito. El obeso funcionario no sólo determinó la enfermedad en forma equivocada, sino que formuló una pésima receta: en lugar de poner de pie al enfermo lo postró en la sala de terapia intensiva de un hospital de Seguro Popular en zona marginada.

Para el mes de junio de 2009, ante una sociedad casi en estado de coma, tuvo que reconocer que los mexicanos no estaban enfrentando una gripe, sino una pulmonía marca “llorarás” y que debían incrementarse las tasas impositivas para recuperar recursos, aún a costa de la producción, falta de inversiones, despidos masivos y baja en el consumo interno. Y uno tras otro los errores: su imagen de “cándido gordo” se contrapone con la transmisión de mensajes institucionales carentes de sensibilidad, ya que con su tono de voz, palabras ambiguas plagadas de tecnicismos, así como la pose cínica con la que defiende el apuntalamiento del gobierno a expensas de la contracción social, sólo despierta incertidumbre, desconfianza y temor.

En lugar de defender a capa y espada la espiral de equivocaciones económicas debería recetar un tratamiento que ponga como tema central la drástica reducción de las partidas especiales para la Presidencia de la República, gastos de representación, teléfonos, guaruras, asistentes personales, viáticos, sobresueldos, prestaciones, etc.; disminuir la abultada estructura de funcionarios públicos en los tres niveles de gobierno, así como los ingresos, prestaciones y excesos de diputados, senadores, jueces y magistrados. No obstante el panorama desolador que hace imaginar una inmensa área de urgencias, la prescripción estipuló únicamente una larga lista de placebos para que se levanten millones de enfermos como zombis bajo luna llena. Hace unos días se puso en contra de premios Nobel de economía (algunos fueron sus mentores académicos), afirmando que no saben nada de la situación prevaleciente en el país y por eso no hay otra alternativa más que aplicar el paquete fiscal que diseñó Calderón´s Company y la partidocracia.

El secretario de Gobernación.

Fernando Gómez Mont, (FGM) abogado adscrito al círculo cercano de Diego Fernández de Ceballos (DFC) y a las familias Calderón y Zavala, llegó a la titularidad de la secretaría de Gobernación a consecuencia de la muerte de Juan Camilo Mouriño y por la imposibilidad del presidente (FCH) de nombrar al llamado “Jefe Diego” por su estigma político. Ha sido defensor de empresarios ligados a delitos fiscales y problemas inmobiliarios. Por si alguno le queda duda sobre la proximidad con el poder político del actual “ministro del Interior mexicano”, debo recordar que (FGM) fue abogado de Raúl Salinas de Gortari. Su liga con (DFC) y (FCH) le viene por la contigüidad de las familias que controlan al panismo, compartimiento de asuntos jurídicos, desde su posición de asociado en el despacho Zinzer, así como trabajo conjunto en legislaturas pasadas.

A un año de laborar en las oficinas de Bucareli, su papel ha sido ineficaz -por decir lo menos-, en virtud de que se ha convertido en el ariete exterminador de (FCH), lanzándose a propagar discursos con alta carga simbólica de agresividad, que van desde amenazas a los narcotraficantes de “La Familia michoacana” hasta el rompimiento con el corporativismo. No puede pedírsele más, pues es un abogado con perfil bravucón que destaca por su elocuencia para enjuiciar a quienes considera enemigos. Con tales características reúne los elementos necesarios que requiere el Ejecutivo, para contener a partidos, legisladores, movimientos sociales, etc. De tal suerte forma parte del “gabinete duro”, integrado por Javier Lozano Alarcón, Agustín Carstens Carstens, Genaro García Luna y de los líderes del Consejo Político del PAN.

En la actual circunstancia política la secretaría de Gobernación no representa ni el 10% de lo que constituía para los regímenes priistas y por eso es preferible darle un hálito de fuerza política a través de la figura de un “gordito pendenciero”, que ponga sal y pimienta a los pasteles que saca del horno a cada momento la presidencia de la República. (FGM) se ha dedicado a pregonar que México está en calma, pese a la ola violenta de asesinatos y asaltos, que ya suman en este año casi diez mil ejecutados; revelar parte de la estructura del Cisen, defender la intervención de las fuerzas armadas en asuntos sociales, pero sobre todo a exaltar las acciones de su jefe. Sobre gobernabilidad muy poco, toda vez que no ha tenido un trabajo de contacto y operatividad fina con el Poder Legislativo, empresarios, asociaciones diversas, corporaciones laborales, partidos políticos y mucho menos en lo que respecta a la conectividad funcional entre la burocracia Estatal y la sociedad civil.

El secretario del Trabajo.

Javier Lozano Alarcón (JLA) es otro funcionario con formación de abogado, que edificó un mini emporio a su paso por la secretaría de Comunicaciones y Transportes, el cual todavía controla a distancia, a través de los abogados Rafael Ojeda y Vega, abocados al igual que su hermano Gerardo, con todo lo relacionado a telecomunicaciones, especialmente en materia de concursos, asesorías y contratos. Muchos analistas afirman que este personaje de cuarenta y siete años de edad es el nuevo Joseph Marie Córdoba Montoya (quien fue el asesor principal y súper secretario de Estado en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari), debido al el poder que reúne en varias dependencias federales y la preferencia que le confiere (FCH).

Ha sido catalogado como experto en maniobrar los trabajos sucios del gobierno calderonista, de haber liquidado a una empresa pública y disuelto ilegalmente un contrato colectivo de trabajo. En su cara, el diputado Porfirio Muñoz Ledo le aseguró que es el brazo armado de la privatización y el continuador del difunto exsecretario de gobernación Juan Camilo Mouriño, pero en versión fascista. La actuación de (JLA) significa la cara legaloide de la represión económica estipulada en el paquete fiscal 2010, que sirve de cuña para una futura represión social y política. Lo que se aprecia en el plano material es que hay ochocientos mil puestos de trabajo perdidos en 2009, empresas de bienes y servicios que cierran diariamente y una política “de garrote”, apoyada por los aparatos represivos y burocráticos del Estado y los medios de comunicación.

Durante su comparecencia en la Cámara de Diputados demostró que existe un entrenamiento sistematizado de los funcionarios de primer nivel, para afrontar la crítica, por medio de poses que lo mismo ignoran o hacen caso omiso a las argumentaciones de partidos políticos, expertos, sindicalistas, que de la sociedad en general. Una vez que llegó al Palacio de San Lázaro su semblante fue similar al de la estatuilla de monos chinos que “no ven, no hablan ni oyen”. La deficiente y constreñida información, el desprecio a los opositores, la postura de apuntar, pero no responder; la insolencia para argumentar sin bases los verdaderos intereses del Estado, son elementos que se repiten como paradigma gubernamental para dizque soportar los vaivenes de la crisis social, política y económica. (JLA) es, sin lugar a dudas, un máster en la desfachatez de estar cometiendo crímenes sociales, demostrando entereza casi estoica, la cual es sólo una máscara que esconde la irresponsabilidad gubernamental, la impunidad y el silencio de pasar por encima de la población.

La secretaria de Relaciones Exteriores.

Patricia Espinosa Cantellano (PEC) es una diplomática de carrera con 25 años de servicio, que tiene la tarea de presentar una nueva imagen y presencia del gobierno mexicano en materia de relaciones exteriores, teniendo como objetivo desarrollar cierto activismo de liderazgo del presidente (FCH). Sin embargo, aunque se deja ver un estilo más propositivo no ha podido transformar los errores cometidos desde hace 9años, que colocan a México como una entidad promedio en el concierto internacionalista. Sin hegemonía en el continente americano las recientes administraciones panistas no logran siquiera oponerse a las incursiones de Estados Unidos de América en territorio nacional, ni mucho menos las desigualdades operativas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. A nivel latinoamericano, la nación ha perdido fuerza, pues Lula Da Silva y Hugo Chávez tienen la suficiente representación para levantarse como voces que direccionan foros sociales, políticos, financieros y ecológicos.

La titular de la SRE (PEC) exhibe un bajo perfil, acorde con las directrices del presidente (FCH) de lucir ponencias que refrendan la neutralidad y respeto a las decisiones autónomas de los diferentes Estados nacionales, pero que no alcanzan a definir líneas de acción para cambiar rumbos con respecto a las decisiones de los países altamente desarrollados. Mientras que en la práctica la administración calderonista suprime garantías individuales, la funcionaria federal exige respeto a la democracia en Honduras, permitiendo al unísono abusos en la franja fronteriza que divide a México de Guatemala y omitiendo las violaciones cometidas por los norteamericanos en su barda divisoria. Incluso los legisladores mexicanos han mostrado su preocupación porque no ha dado a conocer pormenores del Plan Mérida, el cual implica una intromisión del gobierno americano, ya que existe la clara pretensión de enclavar agentes de inteligencia, justicia y seguridad en tareas de vigilancia y detención.

(PEC) funge como la dama que reproduce el esquema de (FCH) para meter la labor internacionalista en el “costal de la lucha contra el narcotráfico”, a efecto de que dicha estrategia sea considerada como máximo baluarte de la política interna y foránea. En su más reciente visita a Guatemala, el presidente de la República insistió que es imprescindible combatir a las mafias para salir de la crisis y el atraso, lo cual ratifica que la guerra contra el crimen organizado es la maniobra más importante de su administración. La canciller está evidentemente atada de manos, ya que no puede evidenciar una postura firme ante los embates de países poderosos, como fue el caso de discriminación y retención de compatriotas en China con motivo de los brotes de influenza AH1N1.

Paradójicamente, derivado de este evento, el coloso asiático fue quien produjo la primera vacuna contra la pandemia, la cual será vendida incluso a México. Claro está que recibieron gratuitamente los conejillos de India, reteniéndolos y analizándolos para alcanzar dicha primicia sanitaria. Pobre el rol de (PEC), pues tiene que ser la embajadora que muestre posturas abiertas y liberales, mientras que en lo doméstico hay un conservadurismo antidemocrático bastante profuso.

Sobre otros funcionarios del gabinete calderonista.

Para hablar de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública; Arturo Chávez Chávez, titular de la PGR; Alonso Lujambio Irazábal, secretario de Educación Pública; Ernesto Cordero Arroyo, secretario de Desarrollo Social y Gerardo Ruiz Mateos, titular de Economía, realizaré una próxima entrega…

En el estado de Guerrero.

Zeferino Torreblanca Galindo (ZTG) es antes que gobernante un hombre adoctrinado en escuelas con tendencias de derecha, que terminó plegándose al estereotipo incongruente de la política pragmática que mezcla posturas de centro-centro y centro-izquierda, el cual hizo que alcanzara sus dos puestos político-administrativo más importantes: la presidencia municipal de Acapulco (1999-2002) y la gubernatura de Guerrero (2005-2011). A partir de esta descripción no se puede esperar mucho de él, pues su perfil fue fabricado con base en el marketing electoral e institucional, que le funcionó para promover su gestión pública en el puerto de Acapulco, situación que lo propulsó tres años después a ocupar las instalaciones de Casa Guerrero. Sin embargo, a cuatro años de ejercer el mandato no logra captar ni retener la empatía y apoyo social en las siete regiones de la entidad.

El gabinete guerrerense está integrado mayoritariamente por mujeres y hombres cuyos méritos están basados en la amistad y complicidad juvenil y adulta con el actual Rey Sol sureño; desde el compartimiento de terapia anti-adictiva; adherencia al grupo ACA, asociación civil opositora al priismo hegemónico de la región, o bien, haber sido recomendados por el exgobernador René Juárez Cisneros. Ninguna de estas variables ha traído resultados positivos para el estado, bueno, ni siquiera medianamente perceptibles que arranquen opiniones favorables. Con una lógica de poder obsesiva-compulsiva el actual gobernador remarca que sus funcionarios él los puso y por eso los resguarda a pesar de haber cometido y seguir haciéndolo decenas de errores en su quehacer administrativo.

En cuatro años de gobierno (ZTG) los mueve de puesto, intentando protegerlos y a otros convertirlos en legisladores o presidentes municipales, para posteriormente volver a instalarlos, cuando no cuaja su proyecto político, bajo la táctica de operar conspiraciones palaciegas al interior de las dependencias (como los casos ocurridos en las secretarías de Gobierno cuando Armando Chavarría Barrera estaba a la cabeza y de Salud con Luis Barrera Ríos, entre otras dependencias). A su amiga Gloria María Sierra López la colocó primero en la secretaría de Desarrollo Social, para luego impulsarla como candidata a presidenta municipal de Acapulco y posteriormente a diputada federal. Como no obtuvo ningún triunfo la ocultó un tiempo y ahora volvió a llamarla para que ocupe una plaza de cuasi primer nivel en Salud, bajo la dirección temporal del promotor de acosos laborales y sexuales, Rubén Padilla Fierro, en medio de una tormenta de corrupción, tráfico de influencias y favores carnales.

Ni hablar de su flamante secretario de Educación, José Luis González de la Vega, amigo personal y miembro de una familia muy unida a la suya, que no ha realizado absolutamente nada en educación, sino solamente apegarse al SNTE, tratar de aplicar el Acuerdo para la Calidad Educativa sin éxito y solicitar más recursos para pagar la extendida nómina docente y administrativa de la entidad. Sobre las graves irregularidades producidas en la pasada administración en materia de recursos financieros, créditos Cebe, aviadores y venta de plazas………….nada.

En el caso del titular de Economía, Jorge Peña Soberanis, heredero de un consorcio mueblero y amigo de familias acomodadas, se regodea al ostentar logros personales de empresarios locales, presentándolos como proyectos financiados y apoyados por su dependencia. Sobre préstamos productivos sólo se conocen cientos de historias donde el común denominador es que no hubo formal autorización de créditos, pero que sí aparecen como otorgados y pagados en las listas oficiales que sirven para la comprobación de logros oficiales. En Acapulco y otras ciudades donde su negocio está establecido, las remodelaciones y ampliaciones están a mil por hora.

Podría seguir enumerando a otros funcionarios de oropel que componen al gabinete zeferinista, pero sólo remataré con el caso del exsecretario de Desarrollo Rural, Armando Ríos Pitter, que fue apoyado para andar paseándose por las zonas rurales y urbanas del estado y después catapultado como candidato a diputado federal por la región de la Costa Grande. Hoy es el único recomendado de (ZTG) que obtuvo un puesto de elección popular federal y se maneja como posible “delfín” para sucederlo (siempre y cuando llegue a una negociación con el perredismo guerrerense, lo cual puede ser factible, en virtud de los cambios producidos por el asesinato de Armando Chavarría Barrera; la debilidad del PRD; los acercamientos con el PRI, así como la falta de cuadros competitivos en el PAN, Convergencia y PT).

La evaluación del gobernador y su equipo de trabajo es negativa, a pesar de los intentos por comunicar obras y programas que sólo se aprecian en informes impresos, spots en medios electrónicos, conferencias de prensa y foros, así como en los datos que se introducen a la internet. Lo único comprobable (que obviamente no admite el gobernador ni su gabinete) es que la población no ve, ni siente y mucho menos aprecia el concepto cambio y sus implicaciones concretas. Ni modo, así están las cosas en blanco y negro. B.H.G.

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